26 Ago

Concepto y caracteristicas del superrealismo literario


En la Época Contemporánea, la cultura occidental experimenta profundos cambios, que se expresan en un cuestionamiento del concepto positivista de la realidad.
Esta conducta trae como consecuencia una sustentación del conocimiento de sí mismo y del mundo en lo irracional e intuitivo.  Consecuentemente, el mundo representado en la obra literaria se interioriza, apareciendo en ella como caótico, paradójico y contradictorio. Dentro de esta nueva sensibilidad histórica, surge el Superrealismo, que nació como un movimiento de reacción frente a las formas realistas de considerar la realidad.  Esta tendencia, influida por las teorías de Segismund Freud y las doctrinas antropológicas, concibe la realidad no como algo objetivo y exterior al hombre, sino como algo que el hombre va creando de acuerdo a sus estados de conciencia.
Por eso es que toma los motivos o modelos del mundo interior.  Pretende expresar por medio del arte lo más escondido del alma humana. La realidad es vista como una manera particular de enfrentarse al mundo de las cosas, ya que ésta se asimila a un contenido de conciencia.  Esto trae como consecuencia que un mismo hecho puede originar realidades completamente divergentes, según el punto de vista asumido por el  hombre frente al mundo que lo rodea.  (Vid. Supra 13.1.).   Esto implica cambios  importantes en la forma literaria. Por eso, la literatura debe renovarse en lo concerniente a su función.  Ahora  ya no le interesa colaborar al conocimiento de la realidad histórico – social, para  edificar moralmente a los lectores, sino que le interesa crear otra realidad, lingüística, poética, imaginaria, ficticia, capaz de revelar dimensiones ontológicas esenciales.  Su aspiración, por tanto, es renovar integralmente al hombre, al ofrecerle una experiencia poética profunda. Para que la literatura cumpla con esta función es necesario que se constituya en lenguaje creador, con independencia de la mímesis realista. 
La realidad del mundo que nos presenta es completamente distinta a la de los autores del siglo XIX, ya que se trata de “reproducir el contenido de la conciencia de los personajes” (Auberbach, 1988: 504). El Superralismo marca la vigencia de un nuevo sistema literario, que en definitiva da nacimiento a la llamada novela contemporánea.  Por tanto, no se identifica con el movimiento artístico, político y social europeo, llamado Surrealismo (Fortini, 1962: 1 – 150). Según Cedomil Goic ( 1972: 177 – 182), este cambio de sistema literario, que afecta principalmente a la concepción de la literatura, el modo de representación de la realidad y la estructura de género, significa:
Primero, superación del naturalismo y, en cuanto éste actualiza las posibilidades de la novela moderna, significa superación del realismo, por cuanto implica el descubrimiento de nuevas modalidades de la existencia  humana.  En segundo término, el superrealismo significa un nuevo modo de representación de la realidad, ya que  se orienta hacia el “descubrimiento de nuevas esferas de la realidad.  Esta nueva realidad no tiene ya el carácter sistemático y causal que tiene el orden natural en la representación realista ni se extiende al conocimiento del mundo en sus manifestaciones externas y eminentemente sociales” (Goic, 1972: 178 – 179). En una tercera instancia, el superrealismo significa la autonomía de la obra literaria, que se define como un cosmo literario autónomo e independiente de la realidad. Finalmente, la “destrucción de la realidad del mundo y del lenguaje” de la novela tradicional, configura la cuarta instancia que define el concepto de superrealismo propuesto por Goic.  El superrealismo significa un cambio en la estructura en el género novelesco, que se opone a la novela moderna.  Fundándose en esta dicotomía, se puede explicar  el origen y la permanencia de la novela hispanoamericana contemporánea. Acorde con la nueva concepción de la literatura, los novelistas hispanoamericanos contemporáneos buscan revelar en su creación artística el ser auténtico del hombre hispanoamericano y su compleja realidad.  En esta dirección, entra como fecunda vertiente temática de la novela superrealista lo que se ha dado en llamar “corriente de la conciencia” (Humprey, 1969), expresada en formas técnicas como el monólogo interior, los frecuentes desplazamientos del foco narrativo, la pluralidad de conciencias y fragmentación del narrador. En esta búsqueda de superrealidades, de dimensiones desconocidas, el novelista intenta descubrir en la interioridad del hombre las leyes que ordenan y dan sentido a su vida.  En otras palabras, se trata de la búsqueda de un fundamento de la existencia individual, que puede ser el encuentro con el otro, la muerte, la oscuridad de la existencia, la expiración, la existencia maravillosa, la conciencia mítica, etc. El componente mítico, que juega un papel importante en la estructuración de la novela hispanoamericana contemporánea, constituye un estrato que cumple la función de dar sentido a la búsqueda de la identidad, tema muy socorrido en la Literatura hispanoamericana.


De acuerdo a lo expresado anteriormente, podemos entender la realidad como una relación constante entre el mundo interior y el mundo exterior.  Esta relación en un plano artístico se revela en una forma más evidente; porque la obra de arte es una realidad resultante de la integración del mundo real con el mundo subjetivo del artista.  El mundo del escritor es la manera cómo éste “organiza lingüísticamente el mundo ‘real’ y el ‘personal’ ” (Ferrater, 1983: 16).  Por tanto, la realidad, a nivel del arte, no es un mero calco del mundo de las cosas que rodean al hombre, sino la forma estética cómo el artista se apropia de la realidad y la organiza artísticamente.
De este modo, los acontecimientos, los personajes y los espacios, si bien es cierto son extraídos del mundo histórico, en la obra literaria se estructuran de acuerdo a la intencionalidad artística y la configuración ficticia del mundo creado por el lenguaje literario.  De modo que si queremos comprender el mundo que se manifiesta en ella, primero debemos conocer su estructura e intuir su ser estético, sin necesidad de establecer un paralelo entre los elementos del mundo ficticio y la realidad “real”.

Tanto el mundo real como el personal sirven  de fundamento al artístico

Pero como el concepto de realidad va cambiando y, consecuentemente, la visión de mundo de cada escritor también cambia; porque en cada época cambia el conocimiento y las relaciones del hombre con el mundo que lo rodea.  Por tanto, la realidad está circunscrita al horizonte de la conciencia social en un momento histórico determinado.  Con palabras de Ortega y Gasset (1958: 142): “cada época trae consigo una interpretación radical del hombre”.
Este cuestionamiento del concepto positivista de la realidad, constituye una reacción frente a las formas racionalistas de considerar la realidad y corresponde  a un proceso histórico en que la cultura occidental experimenta profundos cambios.  Por tanto, la consideración de la realidad como única, deja paso a una noción radicalmente opuesta de la realidad.  Existen tantas realidades como perspectivas se asuman para mirar un objeto.  De modo que un mismo acontecimiento puede dar origen a realidades completamente diferentes, dependiendo de la perspectiva que se tome.

Para explicar esta idea, Ortega y Gasset acuña el concepto de “perspectivismo”

Según el autor, la perspectiva es el orden y la forma que toma la realidad para el que la contempla.
El perspectivismo adquiere una gran importancia en la literatura y en particular en la novela contemporánea, especialmente en lo que concierne a la disposición narrativa, que se manifiesta a través de la multiplicidad de puntos de vista referidos a una misma realidad. 


En consecuencia, existe un descrédito de la imagen naturalista de la realidad, cuyas causas tienen su origen en los siguientes hechos: El descrédito de la imagen naturalista de la realidad obedece, en primer lugar, al hecho de que el hombre empieza a desconfiar en el poder de la razón.  Las experiencias vividas por el hombre occidental en las primeras décadas del siglo del XX, como asimismo los adelantos científicos y el  avance tecnológico, demuestran que la razón no es el único camino del hombre hacia el conocimiento de sí mismo y de su mundo.

2

Las nuevas experiencias del hombre del siglo XX acrecienta aún más el descrédito del poder de la razón.

3

La realidad no es algo objetivo y exterior que el hombre hereda, sino algo que va creando de acuerdo a sus estados de conciencia.  Por tanto, la realidad depende de la perspectiva con que el hombre se enfrenta al mundo.
En síntesis, el descrédito de lo real como algo exterior al ser humano y la afirmación de que la realidad no es más que contenidos de conciencia que el hombre proyecta, determina la aparición de una nueva temática en la literatura como el arte en general:

La existencia personal

En esta dirección, entra como fecunda vertiente temática de la novela superrealista lo que se ha dado en llamar “corriente de la conciencia” (Humprey, 1969), expresada en formas técnicas como el monólogo interior, los frecuentes desplazamientos del foco narrativo, la pluralidad de conciencias y fragmentación del narrador. En esta búsqueda de superrealidades, de dimensiones desconocidas, el novelista intenta descubrir en la interioridad del hombre las leyes que ordenan y dan sentido a su vida.  En otras palabras, se trata de la búsqueda de un fundamento de la existencia individual, que puede ser el encuentro con el otro, la muerte, la oscuridad de la existencia, la expiración, la existencia maravillosa, la conciencia mítica, etc. El componente mítico, que juega un papel importante en la estructuración de la novela hispanoamericana contemporánea, constituye un estrato que cumple la función de dar sentido a la búsqueda de la identidad, tema muy socorrido en la Literatura hispanoamericana.

Deja un comentario