06 Mar

LA POESÍA DESDE EL MODERNISMO A LAS VANGUARDIAS:

Modernismo

La lírica de comienzos del siglo XX nace en el mismo clima de crisis y renovación que se produce en la novela. Crisis marcada por la actitud antiburguesa del escritor, el hastío existencial, y el deseo de evasión de una realidad insatisfactoria a través del arte (esteticismo y escapismo).

En este contexto nace un gran movimiento de renovación lírica panhispánica, que se basaría en la búsqueda de la belleza suprema a través de la máxima sensorialidad y un léxico exquisito: el Modernismo.

Rubén Darío (Nicaragua) es el gran iniciador de la lírica modernista, con obras de enorme influencia en la lírica posterior; entre las que impera mencionar a Azul y Prosas profanas, obras en las que **brillantemente** se reflejan las características del movimiento.

En España, el Modernismo tiene una orientación intimista y simbolista, cada vez más alejada de la sensorialidad y el exotismo característicos del Modernismo hispanoamericano. Dos fueron los grandes renovadores de la lírica española:

Antonio Machado: su trayectoria poética abarca desde una poesía de raíz simbolista centrada en la intimidad, que contempla como eje principal la soledad, la muerte y el paso del tiempo (Soledades); a una poesía de corte cívico y regeneracionista. Esta última supone, la salida del poeta al exterior para expresar su inconformismo con la realidad social teniendo como temas el paisaje castellano (Campos de Castilla). No desaparece en esta etapa la línea de poesía intimista, en los poemas dedicados a Leonor, uno de los grandes ciclos elegíacos de la poesía española.

Su última etapa se corresponde con una etapa de inquietud filosófica (Nuevas canciones) y de mayor compromiso cívico-político en los poemas de la Guerra Civil.

Juan Ramón Jiménez: El hilo conductor de su trayectoria poética es la búsqueda de la belleza, lo esencial o lo absoluto a través de la poesía, concebida ésta como un medio para combatir el paso del tiempo y dar sentido a la existencia.

En su evolución se distinguen tres grandes etapas:

a) Poesía posromántica y simbolista, con influencia de Bécquer, Rubén Darío y obras como Arias tristes.

b) Poesía pura o desnuda (Diario de un poeta recién casado), en la que lleva a cabo un proceso de depuración de la forma hacia la máxima sencillez, tomando a la poesía como vía de conocimiento de la esencia intemporal de la realidad.

c) En sus últimos años, a partir del exilio (1936), se centra en la figura del poeta como dios-creador que aporta plenitud y belleza al mundo (Animal de fondo).

Debemos citar a otros dos autores: Miguel de Unamuno y Manuel Machado.


Las vanguardias

En la primera mitad del siglo XX en la literatura aparecen las vanguardias históricas, un conjunto de movimientos artísticos y literarios que se desarrollan en Europa y América durante esta época. Constituyen la respuesta a la crisis espiritual de Occidente, manifestada en el descontento ante el presente y hacia todo el proceso histórico que ha conducido hasta él.

Características

Pese a la diversidad de rasgos en los distintos movimientos de vanguardia, podemos señalar algunos compartidos: primitivismo, antirrealismo, irracionalismo, vocación minoritaria y afán de experimentación, que se traduce en el empleo de técnicas rompedoras (como el caligrama, la poesía fonética o el collage).

Las vanguardias europeas

Destacan los siguientes movimientos:

— Futurismo: Liderado por el italiano Filippo Marinetti, se caracteriza por la exaltación de la velocidad, la técnica, el deporte o la fuerza. Se declara un movimiento antirromántico, militarista, patriótico, y rechaza radicalmente el arte del pasado. Admira el riesgo, la rebeldía, la violencia y la agresividad artística. Algunas frases de su manifiesto de 1909 (“Queremos glorificar la guerra, única higiene del mundo”) anuncian la deriva política del movimiento, que simpatizó con el fascismo en Italia y el comunismo en Rusia.

— Dadaísmo: Liderado por el francés Marcel Duchamp y Tristán Tzara, protesta contra el sistema de valores imperante y pretende demoler, por medio de la burla y la provocación, la cultura burguesa. Dadá fue el movimiento iniciador de actitud radical que tendría mayor desarrollo en el surrealismo.

— Surrealismo. Fundado por André Breton, se trata de un movimiento que pretende romper las ataduras del ser humano derivadas de la moral y la razón, frente a las que se reivindica la imaginación, los sueños, el azar o la escritura automática.

Este afán liberador conduce al artista a la rebelión contra la sociedad burguesa, la crítica de sus convencionalismos, leyes e instituciones, pero también a la desolación y la angustia. En su simbología destacan imágenes visionarias, irracionales, a veces violentas, que se acumulan y yuxtaponen.

En surrealismo dejó una huella profunda en la poesía de la generación del 27, con títulos fundamentales como: Poeta en Nueva York (F. García Lorca) o Sobre ángeles de Rafael Alberti. Y este movimiento también lo integraron artistas como el cineasta Buñuel o el pintor Salvador Dalí.

Las vanguardias en España. El Ultraísmo.

En España las vanguardias entraron de la mano de autores como Ramón Gómez de la Serna (que dio a conocer el Manifiesto Futurista en su revista Prometeo), y de poetas como Gerardo Diego y Juan Larrea, impulsores del movimiento Creacionista, iniciado por el poeta chileno Vicente Huidobro.


Ramón Gómez de la Serna es además el creador de las greguerías (enunciados breves que ponen en relación realidades no conectadas habitualmente). Sus elementos fundamentales son la metáfora y el humor, y tuvo enorme influencia en la concepción de la metafórica por los poetas del 27.

El Ultraísmo es el movimiento vanguardista específico de la poesía española. Sus rasgos son la influencia del futurismo, la importancia de la disposición visual de las palabras (caligramas) y el empleo de metáforas originales. Destacan entre sus cultivadores Guillermo de Torre o Rafael Cansinos Asséns. El Ultraísmo rechaza lo sentimental, lo lógico, lo mimético y reivindica el juego, la sorpresa y el humor.

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