03 Jun

La Narrativa Española en el Primer Tercio del Siglo XX

El final del siglo XIX está marcado por una crisis política, económica y moral que se agudiza con la pérdida de las últimas colonias españolas (el Desastre del 98). Ante este panorama, encontramos dos reacciones:

  • La evasión modernista (primeras novelas de Valle-Inclán).
  • El compromiso del 98, representado por Unamuno, Azorín y Baroja.

I. Los Temas de la Literatura del 98

Los intelectuales de la Generación del 98 se muestran muy críticos en su juventud, pero después sus planteamientos políticos revolucionarios evolucionan hacia posturas más filosóficas. La temática que abordan gira en torno al tema existencial y a la preocupación por España.

El tema existencial abarca la preocupación por el sentido de la vida, los conflictos psicológicos y los problemas de religiosidad. La falta de respuestas les lleva al pesimismo y a la frustración.

Por otro lado, los autores del 98 sienten una profunda preocupación por España que muestran desde planteamientos reformistas y patrióticos (Unamuno) o escépticos y pesimistas (Baroja), incluso desde percepciones más líricas (Azorín). De esta preocupación surgen subtemas:

  • En el Grupo del 98 hay una clara voluntad de descubrir la esencia de España a través de su paisaje, en especial el de Castilla.
  • La historia del hombre anónimo y la vida cotidiana, lo que Unamuno llamó “intrahistoria”.
  • Interés por la literatura anterior, rescatando a autores medievales y mostrando un interés especial por Cervantes y El Quijote.

II. Innovaciones en la Narrativa del 98

Los escritores del 98 cultivaron, sobre todo, el ensayo y la novela, aportando innovaciones en el estilo y en la forma de narrar.

En el lenguaje literario, se apuesta por la sobriedad y la claridad. Otra nota importante es el subjetivismo (que se ve reflejado en el paisaje). En cuanto a la narrativa, introdujeron en la novela y en el cuento los siguientes rasgos:

  • Pierde importancia el argumento a favor de una idea que se quiere transmitir. Las acciones y los personajes están subordinados a esa idea.
  • La novela se centra en el mundo interior del protagonista.
  • La narración prescinde de capítulos y de la linealidad de las novelas realistas del siglo XIX. Esta narrativa estará marcada por la fragmentación, la elipsis y los saltos temporales.
  • El narrador también tiende a diluirse, adquiriendo una gran importancia el diálogo.

III. Autores Destacados de la Narrativa del Primer Tercio del Siglo XX

A. Miguel de Unamuno

Cultivó todos los géneros literarios, y con mayor intensidad el ensayo y la novela. Defiende la novela como el medio para plantear problemas existenciales. El diálogo es fundamental en sus novelas y lo utiliza para reflexionar sobre los temas que le preocupan, tales como la existencia de Dios o la inmortalidad.

Entre sus obras más importantes, destacan Amor y pedagogía, Niebla, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir.

B. José Martínez Ruiz, ‘Azorín’

Cultivó el ensayo y la novela, y prácticamente borra las fronteras entre ambos géneros. Azorín resulta inconfundible por su peculiar estilo: el uso de la frase corta y la sintaxis simple, así como un léxico castizo.

Sus novelas en el primer tercio del siglo XX se pueden dividir en dos tipos:

  1. Aquellas en las que predominan los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje. El protagonista es Antonio Azorín (del cual tomará su seudónimo). A este grupo pertenecen La voluntad o Antonio Azorín.
  2. En otras, Azorín abandona los elementos autobiográficos, aunque continúa reflejando sus propias inquietudes a través de personajes míticos de nuestra literatura. Una muestra de ello son Doña Inés y Don Juan.

C. Pío Baroja

Cultiva de forma casi exclusiva la narrativa (novela y cuento). Defiende una novela abierta, “sobre la marcha”. La mayor parte de los personajes barojianos son seres inadaptados, que se oponen a la sociedad en la que viven, aunque, incapaces de llevar lejos su lucha, acaban frustrados.

Baroja presenta una extensísima producción agrupando sus novelas en nueve trilogías y una tetralogía. Entre ellas destacan Zalacaín el aventurero, La busca y El árbol de la ciencia.

D. Ramón María del Valle-Inclán

Fue uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX, pero también cuenta con una producción narrativa destacada que va del Modernismo al Esperpento.

Modernista es su ciclo de las Sonatas (Sonata de primavera, Sonata de estío, Sonata de otoño y Sonata de invierno), protagonizadas por el Marqués de Bradomín, una especie de Don Juan decadente que nos narra en primera persona sus aventuras amorosas en ambientes aristocráticos, exóticos y lejanos.

Su etapa esperpéntica —que inició en el teatro con Luces de bohemia— la lleva a la novela, especialmente en El ruedo ibérico, una trilogía que dejó incompleta y que constituye un retrato muy ácido de la época de Isabel II.

E. Concha Espina

Aunque los comienzos literarios de esta autora están relacionados con la poesía, destacó en narrativa. Sus obras se caracterizan por un gran rigor estético y entre ellas destacan La esfinge maragata o Altar mayor.

F. Felipe Trigo

Autor extremeño cercano a la Generación del 98, aunque escribió dentro de la estética naturalista, ya superada en esta época. Entre sus obras destacan El médico rural y Jarrapellejos, obras que denuncian la situación social que se vivía en este momento en Extremadura.

Deja un comentario