16 Feb

CONTEXTO E IDEAS PRINCIPALES

El texto guarda la forma de un discurso parlamentario, de contenido político, tratándose de una fuente primaria. Fue pronunciado por Manuel Azaña, presidente del Gobierno español (1931-33, 1936) y presidente de la Segunda República (1936-39), en Valencia, adonde tras la inestabilidad que vivía Madrid se había trasladado el gobierno y la capital de la República.

Idea Principal

La idea principal del primer párrafo que expone Azaña es que en julio de 1936 había en España “un régimen político legítimo, reconocido por todas las potencias del mundo y en buena paz y amistad con todas ellas”, contra el que se organizó un golpe militar. El discurso lo pronuncia el 18 de Julio de 1937 cuando se cumplía el primer aniversario de la rebelión.

En los siguientes párrafos, Azaña manifiesta estar convencido de que la rebelión por sí sola habría fracasado y que si la guerra se mantiene todavía es por la ayuda militar de las potencias extranjeras al bando rebelde: “sin el auxilio de las potencias extranjeras, la rebelión militar española habría fracasado”. Y termina diciendo: “La guerra está mantenida, pura y exclusivamente, no por los militares rebeldes, sino por las potencias extranjeras, que sostienen una invasión clandestina contra la República española”. El autor omite interesadamente que el gobierno también contaba con el apoyo militar y logístico de otras potencias extranjeras, en especial de la Unión Soviética.

LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO

La Guerra Civil española fue uno de los conflictos del siglo XX que más repercusión internacional provocó. En el conflicto español se entrecruzaron a la vez los intereses estratégicos de las grandes potencias y la lucha de las grandes corrientes políticas del momento (fascismo, comunismo y democracia). La Guerra Civil se ha considerado como un preludio de la Segunda Guerra Mundial.

La “guerra de España”, nombre con que se la conoció internacionalmente, fue un acontecimiento que dividió a gobernantes, medios de comunicación e intelectuales del mundo entero. Tanto los sublevados derechistas como el gobierno izquierdista recurrieron a la búsqueda de apoyos exteriores.

Ayuda al bando nacional

La Alemania nazi de Hitler ofreció una ayuda determinante con la participación directa de la Legión Cóndor (aviones, tanques y cañones antiaéreos), además de soldados, material de guerra y ayuda económica. Cobró su ayuda en alimentos y materias primas como minerales estratégicos (wolframio) hasta el fin de la II Guerra Mundial. La Italia fascista de Mussolini proporcionó una ayuda en material de guerra, soporte aéreo, la armada italiana y hombres: el CTV (Corpo di Truppe Volontarie), con más de 100.000 hombres.

El régimen profascista portugués de Salazar prestó ayuda logística, facilitándoles las comunicaciones por su territorio y el desembarco de suministros en sus puertos, además de unos 20.000 voluntarios. Voluntarios irlandeses y de otras naciones.

Franco contó, además, con el ejército de África, formado por soldados mercenarios de la Legión, y tropas regulares marroquíes.

Mención aparte merece la actitud del Vaticano, determinada por las malas relaciones entre la Iglesia y la República. El Papa Pío XI reconoció, en 1937, al nuevo régimen. Este hecho resultó fundamental para el reconocimiento de Franco entre la población católica.

Ayuda al bando gubernamental

El gobierno de la República contó con el apoyo de la Unión Soviética, el más importante y decisivo, manteniéndose a lo largo de toda la guerra: aportó hombres, alimentos y material armamentístico. La ayuda permitió mantener Madrid (1936), lanzar la gran ofensiva de Teruel y el Ebro (1938). El gobierno pagó con las reservas de oro del Banco de España (500 millones de dólares), “el famoso oro de Moscú”.

El gobierno revolucionario comunista de México proporcionó también armas, alimentos y apoyo diplomático. Fue, posteriormente, el país donde se afincará una buena parte del exilio republicano tras la guerra. Las Brigadas Internacionales. Fruto del movimiento internacionalista de los comunistas, más de 60.000 voluntarios llegados de todo el mundo tuvieron una importante función en la defensa de Madrid y en las batallas de Jarama y Teruel. Abandonaron España en diciembre de 1938, cumpliendo órdenes del Comité de No Intervención.

IDEAS PRINCIPALES

Se trata de un texto histórico circunstancial, ya que es una editorial de una revista política, e histórico político según su contenido. La revista “Cuadernos para el Diálogo” representó una ideología democristiana o demócrata liberal durante los años 60 y 70, promoviendo un cambio hacia la democratización de España. Es un texto público, y una fuente primaria.

Idea Principal

La idea principal del texto se refiere a la necesaria democratización del país. En 1973 fueron condenados a muerte los terroristas anarquistas Puig Antich y Heinz Chez, por haber asesinado a sendos guardias civiles, y fueron ejecutados a garrote vil. Por las mismas fechas, el Obispo de Bilbao, monseñor Añoveros, pronunció una homilía defendiendo la singularidad del pueblo vasco, y el régimen franquista amenazó con enviarle al exilio.

El editorial de la revista “Cuadernos para el Diálogo” recrimina la pena de muerte y las amenazas a monseñor Añoveros. Considera que las penas de muerte no ayudan a tranquilizar al país, y que no era admisible la condena al obispo por ejercer su derecho a la libertad de expresión. La revista aboga por “la capacidad de entendimiento, de comprensión, de superación por el diálogo de todos los conflictos”.

CRISIS DEL FRANQUISMO

Al iniciarse la década de los setenta, el régimen se estaba agrietando por una serie de fisuras que amenazaban la solidez de la dictadura franquista:

  • Franco, el eje sobre el que gravita todo el régimen, da cada vez mayores muestras de su deterioro físico.
  • La oposición al régimen de diversos sectores es cada vez más fuerte y se va organizando mejor.
  • Las diferencias internas entre los grupos o «familias» del régimen franquista son evidentes. Éstas habían saltado a la luz pública en 1969 con el caso MATESA: fue un caso de corrupción que afectó a importantes personalidades del Opus Dei.

La oposición política al régimen

La transformación social y económica también se manifestó en la mentalidad de las nuevas generaciones. Aunque la prensa no informaba, las huelgas y conflictos laborales se incrementaron en estos años.

En 1962, en Munich, se promovió una reunión de un centenar de representantes de la oposición del interior y del exterior. La prensa española del régimen lo bautizó como el Contubernio de Munich.

La oposición política, clandestina, se articuló en torno al Partido Comunista de España (PCE). El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) era un grupo minoritario cuya dirección se encontraba en el exilio. En el Congreso de Suresnes (Francia, 1974) se nombró a Felipe González como secretario general del partido.

En la extrema izquierda, una amplia serie de grupúsculos políticos canalizaban el descontento de la juventud más radical. Algunos de estos grupos llegaron a la lucha terrorista: FRAP y GRAPO.

El nacionalismo se mantenía en el País Vasco y Cataluña. El PNV no pudo impedir que un grupo de militantes organizados formara la banda terrorista de extrema izquierda ETA. En 1968 cometió su primer asesinato.

La lucha estudiantil sacudió los campus universitarios. Las manifestaciones fueron contestadas con una dura represión policial. A la protesta se sumaron destacados profesores como Tierno Galván, José Luis Aranguren… que fueron apartados de sus cátedras.

Las diferencias internas del régimen

El escándalo MATESA había sido la constatación de que el bloque compacto que era el régimen franquista se estaba resquebrajando hasta formarse dos grupos bien delimitados dentro del franquismo:

  • Los llamados aperturistas: Sin cuestionar la figura de Franco, pretendían introducir pequeñas reformas que empujasen al régimen hacia un modelo más democrático y parlamentario.
  • Los del búnker: En este sector se agruparon los sectores más reaccionarios e inmovilistas del régimen, contrarios a cualquier cambio y partidarios de una dura represión contra la oposición.

Esta pugna entre aperturistas y los del búnker, fue ganada por estos últimos, cuando Franco nombra presidente del Gobierno a su más estrecho colaborador: Luis Carrero Blanco. Franco sigue siendo el Jefe de Estado, pero por primera vez cede la presidencia del Gobierno a otra persona. Además, con esta decisión, Carrero Blanco quedaba como el continuador de la dictadura una vez que falleciera Franco.

Sin embargo, en diciembre de 1973, pocos meses después de asumir la presidencia del Gobierno, Carrero Blanco es asesinado por ETA en un espectacular atentado (Operación Ogro) que marca el futuro de la dictadura franquista. Con Franco enfermo, asesinado su más estrecho colaborador y con los efectos de la crisis económica de 1973 haciendo estragos y aumentando la conflictividad social, el franquismo aparece más débil que nunca.

El nuevo presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, pronunció un discurso en la toma de posesión, que pretendía unir a aperturistas con inmovilistas hacia un mayor pluralismo político. Este discurso aperturista o espíritu de febrero, no gustó al sector inmovilista (búnker) del franquismo.

El final de Franco

En los últimos años de la dictadura se produjo un recrudecimiento de la violencia política. Por una parte, ETA incrementó sus atentados, y aparecieron otros terrorismos ultraizquierdistas que tuvieron sus principales referentes en el FRAP y el GRAPO.

El franquismo respondió con una intensificación de la represión. Al año siguiente un nuevo decreto-ley instauraba el Estado de excepción permanente, y en septiembre fueron ejecutados cinco miembros de ETA y FRAP, a pesar de las numerosas peticiones de indulto.

En octubre de 1975, el rey Hassan II de Marruecos organizó la Marcha Verde, una invasión pacífica del territorio del Sahara. Ante el peligro de un conflicto bélico con Marruecos, España optó por claudicar. En noviembre se firmó el acuerdo de Madrid, que suponía la entrega del Sahara a Marruecos y a Mauritania. El abandono de España inició un conflicto no resuelto en la actualidad entre el Frente Polisario y Marruecos.

Tras una larga agonía, el 20 de noviembre de 1975 fallecía Franco a los 83 años de edad, dejando tras sí un régimen en profunda crisis. Dos días después se aplicaba la Ley de Sucesión y Juan Carlos I de Borbón se convertía en rey de España.

LA INTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN LA COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA

Durante la dictadura de Franco, en 1962, España solicitó la asociación a la CEE, que fue aceptada en 1964 y al año siguiente empezaron las negociaciones, y de ese modo en 1970 se firmó en Luxemburgo el Acuerdo Comercial preferente.

Ya en democracia, el gobierno de Adolfo Suárez (UCD) solicitó en 1977 la adhesión. Tras años de negociaciones, durante el gobierno de Felipe González (PSOE) se firmó esa adhesión en el Palacio Real de Madrid, por la que España comenzó a formar parte de la CEE en enero de 1986, al igual que también lo hizo Portugal.

En general, las negociaciones fueron más ventajosas para los países miembros de la CEE que para España, pero la voluntad política por ingresar hizo que se aceptaran todos los condicionantes impuestos. Para la plena integración de España se acordó un sistema de períodos transitorios muy largos, con una duración media de 7 años para la industria y de hasta 10 años para la agricultura y la pesca, con el propósito de suavizar el impacto económico de nuestra adhesión sobre los productos de otros países como Francia, Alemania e Italia. Otras condiciones fueron la desaparición de los monopolios y la adopción inmediata del impuesto del IVA. Por contra, como consecuencias positivas, España ha sido el país más beneficiado de la CEE con los Fondos FEDER y de Cohesión hasta la integración de los países del Este de Europa en 2004.

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