22 Abr

La Revolución de Octubre de 1934

En octubre de 1934 estalló una huelga general en toda España, convocada por los socialistas, liderados por Largo Caballero. Las fuerzas proletarias interpretaron la victoria de las derechas en 1933 como el fin de la república democrática y optaron por la rebelión violenta. Observaban con temor el avance del fascismo en Europa (Mussolini en Italia en 1922, Hitler en Alemania en 1933), por lo que se lanzaron a la insurrección al anunciarse la entrada de varios ministros de la CEDA en el nuevo gobierno. La revolución comenzó con una huelga general en varias ciudades (Madrid, Sevilla, San Sebastián), pero fue en Cataluña y Asturias donde la revolución adquirió mayor fuerza.

Cataluña

En Cataluña, los sectores nacionalistas se unieron a la revolución proletaria. Companys, presidente del gobierno autónomo, reaccionó contra los intentos del gobierno central de obstaculizar el desarrollo autonómico y proclamó el Estado Catalán. El ejército reprimió con rapidez la proclamación y Companys fue encarcelado.

Asturias

En Asturias, miles de obreros y mineros, bien armados, se adueñaron de extensas zonas de la provincia. Este levantamiento fue brutalmente reprimido por tropas procedentes de Marruecos al mando del general Franco (2.000 muertos y 30.000 presos). A partir de este momento, se produjo un giro aún más conservador en la política gubernamental.

Consecuencias de la Revolución

En cuanto a la autonomía de Cataluña, quedó suspendida temporalmente. Su restablecimiento fue gradual, pero ya no recuperó parte de sus competencias. La Revolución de Octubre provocó una radicalización de posiciones, tanto de izquierda como de derecha. La falta de solidez del gobierno radical, la grave situación por la que atravesaba el país y la acusación de corrupción hecha al gobierno provocaron la dimisión de Lerroux. Alcalá Zamora decidió disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones generales.

El Frente Popular (Febrero – Julio 1936)

Con la experiencia del bienio conservador, la izquierda vio la necesidad de unir sus fuerzas contra la reacción de derechas y para conseguir una amnistía que sacara de la cárcel a los dirigentes populares detenidos tras la revolución de Asturias.

En consecuencia, se configuró el Frente Popular, que agrupaba a toda la izquierda: desde los republicanos de Manuel Azaña hasta los comunistas, con el apoyo incluso de los anarquistas. Por el contrario, los grupos de derecha concurrieron a las urnas desunidos. En las elecciones de 1936, el Frente Popular obtuvo la mayoría absoluta con el 59% de los escaños.

El Gobierno del Frente Popular

El gobierno del Frente Popular estuvo compuesto por republicanos (de Izquierda Republicana y de Unión Republicana), sin la participación de socialistas, ya que estos habían acordado, desde antes de las elecciones, no participar en un gobierno de coalición con los republicanos.

Medidas del Frente Popular

  • Tan solo cuatro días después de su formación, se decretó la amnistía para todos los represaliados de la revolución de 1934.
  • La siguiente medida fue la restauración plena del Estatuto de Autonomía para Cataluña.
  • Se retomó también, con verdadero ímpetu, la expropiación y adjudicación de tierras a los campesinos, al amparo de la reforma agraria de 1932: entre marzo y julio de 1936 se expropiaron y repartieron más de medio millón de hectáreas, casi cinco veces más que entre 1932 y 1934.
  • Por último, en mayo, el Congreso destituyó al presidente de la República, el conservador moderado Alcalá Zamora, siendo elegido para el cargo Azaña.

El PSOE, dominado por su sector más radical, encabezado por Largo Caballero, se decantaba hacia la revolución social y política, que se consideraba inminente.

Radicalización y Violencia

Durante la primavera de 1936, se vivió un clima de radicalización social y política. Se extendieron los desórdenes públicos: atentados y creciente violencia de los grupos de extrema izquierda y extrema derecha (huelgas, ocupaciones de fincas en el campo, asesinatos políticos, choques entre jóvenes socialistas, comunistas y falangistas). La derecha se acercó a los militares buscando una intervención armada que acabase con la República.

El Golpe Militar

A comienzos del verano de 1936, la situación era difícilmente sostenible y las posturas cada vez más irreconciliables. Altos mandos militares agrupados en la Unión Militar Española preparaban el golpe. Aunque el gobierno alejó de Madrid a los generales sospechosos de golpismo (a Franco lo envía a Canarias y Mola fue trasladado desde Marruecos a Pamplona), estas medidas no sirvieron para frenar la rebelión militar, cuyos preparativos estaban listos a finales de junio. El pretexto lo proporcionó el asesinato de Calvo Sotelo el 13 de julio, a manos de un grupo de Guardias de Asalto, que actuó en represalia por el asesinato, el día anterior, de su compañero el teniente Del Castillo, simpatizante socialista, tiroteado por un grupo de pistoleros de extrema derecha. En esta atmósfera de inquietud, este acontecimiento fue el detonante del golpe militar del 17 de julio de 1936, que desembocó en la Guerra Civil Española.

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