08 May
Evolución Política Durante la Guerra Civil Española
La Zona Sublevada: Consolidación del Nuevo Régimen
En la zona sublevada, el ejército se erigió como la columna vertebral del nuevo régimen, encargándose de la organización del Estado. Inspirados en el modelo institucional de Italia y Alemania, el sistema evolucionó hacia una dictadura militar de corte fascista, estructurada en varios puntos clave:
- Unificación del mando y creación de una administración: La muerte accidental del general Sanjurjo dejó inicialmente a los sublevados sin un jefe claro. El poder durante el alzamiento militar fue ejercido por una Junta de Defensa Nacional. Posteriormente, los generales insurgentes proclamaron a Francisco Franco jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los ejércitos.
- Decretos para contrarrestar la obra republicana: Se implementaron una serie de medidas como la devolución de tierras a los propietarios expropiados, la anulación de las reformas educativas, la abolición de los estatutos de autonomía, y la prohibición de partidos políticos y sindicatos.
- Represión sistemática: La represión en la zona sublevada fue planificada y dirigida desde las altas esferas, siguiendo instrucciones de las autoridades militares.
- Creación del partido único: A pesar de las discrepancias sobre el modelo de Estado entre falangistas, carlistas y monárquicos, Franco publicó el Decreto de Unificación, de inspiración fascista, creando la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS). Franco se convirtió en el jefe de este nuevo partido único.
- Sindicalismo vertical: En 1938 se aprobó el Fuero del Trabajo, una imitación de la Carta del Lavoro italiana, que establecía un sistema sindical vertical.
- Leyes favorables a la Iglesia: Se promulgaron una serie de leyes que devolvieron a la Iglesia católica su posición de privilegio, incluyendo la abolición del matrimonio civil y del divorcio, y el fin de la coeducación en la enseñanza.
La Zona Republicana: Entre la Revolución y la Defensa del Estado
La evolución política en la zona republicana se desarrolló en tres etapas principales:
Fase 1 (Julio 1936 – Septiembre 1936): Derrumbe del Estado y Auge de la Revolución Social
La entrega de armas por parte del gobierno de José Giral a las organizaciones obreras fue crucial para salvar a la República en los primeros momentos, pero dejó el poder efectivo en manos de las milicias obreras armadas. Se crearon numerosos comités y juntas (como el Consejo de Aragón o la Junta de Defensa de Madrid) que asumieron el poder local y la gestión de abastecimientos, asistencia social, orden público y comunicaciones, aunque las autoridades legales siguieron existiendo formalmente. El ejército regular fue sustituido en gran medida por las milicias populares y los tribunales ordinarios por tribunales populares. Los comités se hicieron cargo de tierras y fábricas, impulsando un proceso de colectivización liderado por la CNT y la UGT, especialmente en la zona latifundista donde se crearon comités de jornaleros. La represión en la zona republicana durante esta fase tuvo un carácter más espontáneo, impulsado por milicias radicales, y se caracterizó por un fuerte anticlericalismo.
Fase 2 (Septiembre 1936 – Mayo 1937): Gobierno de Largo Caballero y Recomposición del Estado
Las derrotas militares iniciales crearon la necesidad de un gobierno de unidad, de restaurar la autoridad institucional y de crear un ejército regular. Entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, Francisco Largo Caballero presidió un gobierno de unidad que integró a socialistas, sindicalistas, republicanos, nacionalistas, anarquistas y comunistas. Este gobierno se esforzó por recuperar los poderes del Estado y centralizar el esfuerzo bélico. El Partido Comunista de España (PCE) alcanzó una influencia creciente. Sin embargo, la tensión entre los partidarios de priorizar la guerra (PCE, sector del PSOE) y los que priorizaban la revolución (anarquistas, POUM) culminó en los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, donde ambos bandos se enfrentaron violentamente, resultando derrotados la CNT y el POUM.
Fase 3 (Mayo 1937 – Abril 1939): Gobierno de Negrín y Resistencia Final
Tras la crisis de mayo, el socialista Juan Negrín, con el apoyo del Partido Comunista, se convirtió en jefe de Gobierno. Su política se orientó a potenciar un Ejército Popular disciplinado y a presentar un programa de paz negociada conocido como los “Trece Puntos”. Desde 1938, la vida en la zona republicana se dificultó enormemente. El gobierno de Negrín defendió la resistencia a ultranza, reduciendo finalmente su programa a tres puntos esenciales: ausencia de represalias, salida de las tropas extranjeras y establecimiento de un régimen democrático. La toma de Cataluña por las tropas franquistas y el golpe de Estado en Madrid del coronel Casado en marzo de 1939 significaron el fin de la Segunda República.
Consecuencias de la Guerra Civil Española
La Guerra Civil fue uno de los acontecimientos más traumáticos que vivió la sociedad española en el siglo XX, dejando secuelas profundas y duraderas.
Impacto Demográfico y Humano
El coste demográfico fue terrible, con alrededor de medio millón de muertos. Más de 250.000 personas ingresaron en prisiones o campos de trabajo forzado. En los últimos meses de la guerra, numerosos combatientes republicanos y sus familias abandonaron España, principalmente hacia Francia a través de Cataluña. Aproximadamente la mitad de estos exiliados regresaron al finalizar la contienda mundial. La mayor parte de los que no volvieron se quedaron en Francia, y un grupo significativo se estableció en América Latina.
Repercusiones Culturales
Culturalmente, el conflicto truncó el esfuerzo de regeneración cultural de la llamada Edad de Plata. Figuras prominentes de la cultura y la ciencia, como Federico García Lorca (asesinado), Luis Buñuel, y muchos miembros de la Generación del 27, murieron o marcharon al exilio. La cultura española retrocedió a tiempos de censura, oscurantismo clerical y represión intelectual.
Devastación Económica
Las consecuencias económicas fueron desastrosas: pérdida de las reservas de oro del Banco de España, destrucción masiva de infraestructuras (viviendas, comunicaciones, industrias). La población vivió las décadas de los 40 y 50 sumida en el hambre y la escasez (la autarquía). El nivel económico del país retrocedió al de 1914, se perdió un tercio de la cabaña ganadera y medio millón de viviendas quedaron inhabitables. El coste total de la guerra se estimó en unos 30.000 millones de pesetas de la época.
Transformación Política y Aislamiento Internacional
Políticamente, la guerra supuso el fin de la democracia en España y el inicio de una larga dictadura caracterizada por la represión. En el ámbito intelectual y político, España sufrió unos 20 años de aislamiento internacional, con la excepción de países como Argentina y el Vaticano. España no se benefició del Plan Marshall y quedó fuera del programa de reconstrucción europea tras la Segunda Guerra Mundial.
El Régimen Franquista (1939-1975)
Características Generales del Franquismo
El régimen de Franco fue una dictadura personal de origen militar que mantuvo un férreo control sobre la población durante casi cuarenta años. España vivió un vacío de libertades políticas y una total falta de derechos fundamentales.
Naturaleza del Régimen y Soportes Ideológicos
El franquismo tuvo dos soportes ideológicos principales: los principios fascistas aportados por Falange Española y el conservadurismo católico, que se plasmó en el denominado Nacionalcatolicismo.
Rasgos Fundamentales
- Carácter de dictadura personal: Todos los poderes se concentraban en la figura del Caudillo, Francisco Franco.
- Sistema de partido único: La FET y de las JONS fue el único partido legal, totalmente supeditado al dictador.
- Sindicalismo vertical: Establecido por el Fuero del Trabajo de 1938, encuadraba obligatoriamente a empresarios y trabajadores en los mismos sindicatos controlados por el Estado.
- Democracia orgánica: Un sistema de representación no democrático a través de las Cortes Españolas, de carácter consultivo, cuyos procuradores representaban supuestamente a las “unidades naturales de la vida social” (familia, municipio, sindicato).
- Siete Leyes Fundamentales: Actuaron como una especie de constitución no liberal.
- Constante represión de los vencidos y de cualquier forma de oposición.
- Control de los medios de comunicación, sometidos a una estricta censura.
Apoyos Sociales y Control Poblacional
El régimen siempre contó con el apoyo de las clases altas, que recuperaron la influencia perdida durante la República, y de los pequeños y medianos propietarios agrícolas, especialmente del norte de España. Las clases medias mantuvieron una actitud mayoritariamente pasiva, en parte debido al trauma de la guerra. Los sectores populares fueron sometidos a una extrema represión y vigilancia. El control político y el afán de adoctrinamiento condujeron a gran parte de la población a la pasividad política.
Las «Familias» del Régimen y Organizaciones de Masas
El franquismo no fue monolítico; existieron varias “familias” y grupos políticos, a menudo con enemistades internas, aunque compartían su fidelidad al régimen. Franco supo equilibrar y controlar estas facciones según las circunstancias cambiantes, sin comprometerse nunca del todo con ninguna. Las principales familias fueron:
- El Ejército: El apoyo más firme de la dictadura, se convirtió en un instrumento de la represión política y participó activamente en el poder.
- La Falange: Aportó la base ideológica inicial, aunque después de 1945 perdió cierto protagonismo. Figuras como Arrese, Girón o Solís se mantuvieron fieles a Franco.
- La Iglesia Católica: Su apoyo se canalizó a través del Nacionalcatolicismo. Dentro de los apoyos católicos, destacaron dos corrientes: los monárquicos católicos, que entre 1945 y 1960 vieron la monarquía como la sucesión natural del régimen, y los tecnócratas, muchos vinculados al Opus Dei, que a partir de 1960 impulsaron el desarrollo económico.
Se crearon cuatro grandes organizaciones de masas para encuadrar a la sociedad: el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, el Sindicato Español Universitario (SEU) y la Central Nacional Sindicalista (CNS).
La Represión Franquista: Un Instrumento de Control Estatal
Represión Durante y Después de la Guerra
Durante la Guerra Civil, los militares sublevados y los partidos políticos que apoyaron el golpe implementaron un sistema de represión sistemática contra las organizaciones vinculadas al Frente Popular. Los primeros afectados fueron miembros del ejército y fuerzas de seguridad leales a la República. Se llevaron a cabo ejecuciones masivas (como en Badajoz, con más de 2.000 fusilados). Proliferaron los “paseos” y “sacas” (detenciones ilegales seguidas de fusilamientos extrajudiciales, a menudo en las cunetas de las carreteras), con el objetivo de aniquilar cualquier forma de resistencia que pudiera entorpecer el nuevo Estado. A partir de octubre de 1936, la represión se volvió algo menos indiscriminada en su forma, pero no por ello menos amplia, continuando las numerosas ejecuciones a medida que los sublevados conquistaban nuevos territorios. Las víctimas de la represión durante la guerra superan las 85.000 personas, a las que hay que sumar una cantidad aún mayor de encarcelados y depurados.
Marco Legal e Institucional de la Represión
Tras la guerra, el Estado franquista pretendió imponer un escarmiento colectivo a los que se opusieron a la sublevación y anular toda posible resistencia. Se promulgaron leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940) y la Ley para la Seguridad del Estado. El ejército fue el principal brazo ejecutor de la represión; la mayoría de las causas fueron juzgadas por tribunales militares en consejos de guerra sumarísimos. En 1963 se creó el Tribunal de Orden Público (TOP) para juzgar los delitos políticos no violentos.
Alcance y Consecuencias de la Represión
Se estima que entre 1939 y 1945 hubo entre 30.000 y 50.000 ejecuciones por motivos políticos. La represión estuvo muy presente en la vida cotidiana. En Cataluña y el País Vasco, se llevó a cabo una política de destrucción de elementos de su cultura propia, y el uso público del catalán y el vasco fue prohibido y perseguido. La dictadura acentuó la división ideológica entre los españoles y provocó el exilio de cerca de medio millón de personas. De los exiliados en Francia, solo regresó aproximadamente la mitad, y unos pocos miles se trasladaron a Hispanoamérica.
Evolución Política y Contexto Internacional del Primer Franquismo (1939-1959)
Esta etapa se puede dividir en varias fases:
Fase Totalitaria y Autárquica (1939-1945): Alineamiento con el Eje y Primeras Leyes
Este periodo, también conocido como la “fase azul” o totalitaria (hasta 1945-1956 según algunas periodizaciones), se caracterizó por el retroceso económico (autarquía) y una intensa represión. La política represiva buscaba castigar a los vencidos y prevenir cualquier oposición. Se depuró a los funcionarios considerados fieles a la causa republicana. Las lenguas cooficiales fueron suprimidas del ámbito público y perseguidas. El poder judicial independiente desapareció.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ante los triunfos de Alemania, Franco mostró su simpatía por las potencias del Eje. Ramón Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores y cuñado de Franco, propuso el envío de voluntarios para apoyar a las tropas alemanas en el frente ruso (la División Azul). Se planteó la posible entrada de España en la guerra (entrevista de Hendaya con Hitler y de Bordighera con Mussolini). En 1943, cuando las potencias del Eje comenzaron a tener dificultades, Franco empezó a marcar distancias con Alemania, estableció relaciones con los Aliados, retiró la División Azul y España volvió a una neutralidad estricta.
Se aprobaron cuatro de las Leyes Fundamentales: el Fuero del Trabajo (1938), la Ley Constitutiva de las Cortes (1942), y dos leyes de 1945: el Fuero de los Españoles (una declaración de derechos y deberes muy limitada) y la Ley de Referéndum Nacional. Las Cortes Españolas no tenían una base democrática; los procuradores eran designados por el poder (Consejo Nacional de FET y de las JONS, Organización Sindical, jerarquía eclesiástica, etc.). En el plano territorial, el Gobierno desplegaba su poder mediante los gobernadores civiles y militares.
Fase de Aislamiento Internacional (1945-1950): El «Paria» de Europa
Tras la Segunda Guerra Mundial, la dictadura española quedó aislada internacionalmente. España no fue admitida en la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU), que en 1946 recomendó la retirada de embajadores de Madrid, lo que supuso un boicot político y económico. Francia cerró sus fronteras con España. Franco tomó algunas medidas para mejorar la imagen del régimen: recurrió a los monárquicos católicos para algunos ministerios y promulgó la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947), que definía a España como un Reino y permitía a Franco designar a su sucesor. Esta persistencia del franquismo tuvo un enorme coste económico y político para España, que no se benefició de la ayuda económica del Plan Marshall.
Fase de Reconocimiento Internacional (1951-1959): La Guerra Fría como Oportunidad
Las dificultades económicas llevaron a Franco a remodelar su gobierno en 1951, facilitando un acercamiento a las potencias occidentales en el contexto de la Guerra Fría. Predominó el nacionalcatolicismo, y el almirante Luis Carrero Blanco se convirtió en el máximo consejero político de Franco. La división del mundo en dos bloques antagónicos (URSS y EEUU) y el inicio de la Guerra Fría hicieron que Estados Unidos valorara cada vez más el acérrimo anticomunismo de España. La dictadura comenzó a salir de su aislamiento. En 1953 se firmaron los acuerdos bilaterales con Estados Unidos, que permitieron la instalación de bases militares norteamericanas en España a cambio de ayuda económica, política y militar. El Concordato con la Santa Sede (1953) significó un estatus de enorme privilegio para la Iglesia católica. En 1955, España fue admitida en la ONU. El gobierno de Franco fue así reconocido internacionalmente. Esta consolidación quedó reflejada en la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958).
Cambios Sociales Durante el Franquismo
Control Social y Moral Nacionalcatólica
El franquismo ejerció un estricto control sobre la vida y actividades de los españoles mediante la ideología del nacionalcatolicismo, imponiendo una moral católica rigorista: los matrimonios civiles previos fueron invalidados en muchos casos, el divorcio y el aborto estaban prohibidos. Se impuso un puritanismo estricto, y toda manifestación considerada sexualmente laxa era censurada en la política, la moral, la prensa, los libros y los espectáculos. Se impuso un modelo patriarcal que remitía al Código Civil de 1889, subordinando legalmente a la mujer. La educación fue un medio fundamental de adoctrinamiento político y religioso; se impartían clases de Religión y Formación del Espíritu Nacional, ambas obligatorias.
Transformaciones Demográficas y Migratorias
El desarrollo económico, especialmente a partir de los años 60, conllevó una profunda modificación de la estructura social. El progreso social y el cambio de pautas culturales debilitaron progresivamente los apoyos sociales tradicionales del régimen. A partir de 1960, la migración del campo a la ciudad aumentó masivamente; las principales zonas emisoras de emigrantes fueron Andalucía, Extremadura, ambas Castillas, Aragón y Galicia. Los inmigrantes se establecieron en áreas suburbanas, a menudo en condiciones precarias (chabolismo), y las ciudades crecieron desordenadamente. La emigración exterior también se multiplicó, principalmente hacia países europeos industrializados como Alemania, Francia y Suiza.
Modernización Socioeconómica y Sociedad de Consumo (1960-1975)
En 1975, la población activa del sector primario había disminuido considerablemente, mientras aumentaba en los sectores industrial y de servicios, situando a España entre los países con un notable desarrollo. La población española creció de 23 millones en 1940 a 34 millones en 1975, adoptando un régimen demográfico moderno con descenso de la natalidad y la mortalidad. Durante la primera etapa de la dictadura franquista (1939-1959), la sociedad española sufrió un grave retroceso. Sin embargo, la segunda mitad del régimen vivió transformaciones profundas. En 1975, la sociedad española era mayoritariamente urbana. Esta transformación varió la estructura de clases, modificó sus pautas de conducta, mejoró el nivel de educación y dio lugar al surgimiento de una sociedad de consumo de masas. En el mundo rural, hubo un descenso de jornaleros y un aumento de trabajadores de la industria y el sector servicios. La clase media se incrementó notablemente, adoptando mentalidades más abiertas y dinámicas.
Cambios en la Educación, la Familia y la Religiosidad
Hubo un notable progreso en el sistema educativo, especialmente a finales de los 60 con la Ley General de Educación de Villar Palasí (1970), lo que contribuyó al descenso del analfabetismo. Hubo cambios en las familias: cobró fuerza el control de la natalidad (aunque los métodos anticonceptivos eran ilegales) y se incrementó la incorporación de la mujer al trabajo, especialmente en el sector servicios y la industria. Se inició el consumo de masas debido a la mejora de los salarios y la difusión del crédito, lo que permitió mejorar el equipamiento del hogar con electrodomésticos y la adquisición del automóvil (el SEAT 600 se convirtió en un símbolo). En el ámbito religioso, se empezaron a reivindicar mayores cotas de libertad de pensamiento y disminuyó la práctica religiosa tradicional. El Concilio Vaticano II (1962-1965) trató de modernizar la Iglesia, y un sector del clero español adoptó posiciones renovadoras y, en algunos casos, críticas con el régimen.
Evolución Política y Coyuntura Internacional en el Desarrollismo (1960-1975)
En la década de 1950, la situación económica era muy difícil y el nivel de vida de la población española era muy inferior al del resto de los países de Europa Occidental.
La Fase Tecnocrática (1959-1969): Modernización Económica sin Apertura Política
Con el Plan de Estabilización de 1959, y a propuesta de Carrero Blanco, se incluyó en el Gobierno a los denominados tecnócratas, muchos de ellos católicos vinculados al Opus Dei. Estos impulsaron el desarrollismo, una etapa de apertura y modernización económica acelerada durante la década de 1960. Sin embargo, esta modernización no fue acompañada de cambios políticos significativos; siguió sin haber libertades fundamentales. Se promulgó la Ley de Prensa e Imprenta (1966), promovida por Manuel Fraga, que suprimía la censura previa pero establecía duros castigos a posteriori. La Ley Orgánica del Estado (1967), aprobada en referéndum, pretendía ser una especie de constitución franquista y asegurar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco. La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (modificada en la Ley Orgánica del Estado) confirmaba los principios del Movimiento Nacional y preveía la separación futura entre la figura del Jefe de Estado y el Jefe de Gobierno. En 1969, Juan Carlos de Borbón fue nombrado Príncipe de España y sucesor de Franco a título de Rey. España se integró en algunos órganos económicos internacionales como la OCDE, pero no fue admitida en la Comunidad Económica Europea (CEE).
La Fase de Deterioro del Régimen (1969-1975): Crisis y Final de la Dictadura
En la década de los 70, el franquismo mostró varios síntomas de decadencia. La avanzada edad y la salud de Franco, que delegaba cada vez más poder en manos de Carrero Blanco (nombrado presidente del Gobierno en junio de 1973), eran evidentes. Hubo un creciente distanciamiento de sectores de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II. Aumentó la capacidad movilizadora de la oposición mediante huelgas y la intensificación de los actos terroristas de ETA y el FRAP. El declive se manifestó también en la división interna de los franquistas entre inmovilistas (el “búnker”) y aperturistas, quienes abogaban por una evolución controlada hacia una democracia limitada. El asesinato del almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973, entonces presidente del Gobierno, fue un duro golpe para el régimen. Fue sustituido por Carlos Arias Navarro. El último año de la dictadura, 1975, estuvo marcado por tres hechos principales: las continuas enfermedades de Franco; la ejecución en septiembre de cinco sentencias de muerte contra militantes del FRAP y ETA, que provocaron una oleada de protestas internacionales; y la crisis de la descolonización del Sahara Español. El proyecto de autodeterminación para el Sahara Español fue alterado por la “Marcha Verde” marroquí. Ante el peligro de una guerra impopular y con Franco en plena agonía, se firmaron los Acuerdos de Madrid (noviembre de 1975), por los que España cedía la administración del territorio a Marruecos y Mauritania. Franco murió el 20 de noviembre de 1975.
La Oposición al Régimen Franquista
Desde el mismo momento en que acabó la guerra, se constituyeron diversas formas de resistencia y oposición a la dictadura.
Primeras Formas de Resistencia (1939-1959): Clandestinidad, Monárquicos y Maquis
En la fase totalitaria (1939-1959), la oposición estuvo principalmente vinculada a los vencidos en la Guerra Civil:
- Las actividades clandestinas del PCE, la CNT y el PSOE, aunque muy difíciles y duramente reprimidas, intentaron mantenerse.
- Los grupos monárquicos, que en 1943 vieron cómo varios tenientes generales dirigieron una carta colectiva a Franco pidiendo la restauración de la monarquía. En 1945, Don Juan de Borbón publicó el Manifiesto de Lausana, desmarcándose del régimen.
- La guerrilla antifranquista (el maquis), activa especialmente entre 1944 y 1950. Estos grupos armados, que subsistían en zonas montañosas, tenían como objetivo continuar la lucha armada. En 1944, un intento de invasión desde Francia por los Pirineos llegó a ocupar brevemente el Valle de Arán, pero fue repelido.
Renovación de la Oposición (Década de 1960): Izquierda, Movimiento Obrero y Estudiantil
En la década de 1960, mientras algunas formas de oposición interior como el maquis perdían influencia, se rearticulaban nuevas estrategias y la oposición interior fue ganando peso frente a la del exilio. El objetivo principal era desacreditar a la dictadura y denunciar la falta de libertad política.
- La izquierda fue la principal protagonista. El PCE, dirigido desde el exilio por figuras como Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, tuvo una fuerte presencia en los movimientos de masas. El PSOE, inicialmente muy dividido, vio cómo los militantes del interior, liderados por una nueva generación (entre ellos Felipe González), se hicieron con el control del partido en el Congreso de Suresnes (1974).
- La oposición moderada (monárquicos democristianos y liberales) se unió a republicanos y socialistas en iniciativas como el llamado “Contubernio de Múnich” (Congreso del Movimiento Europeo en Múnich, 1962), duramente criticado por el régimen.
- La contestación del movimiento obrero se hizo más rotunda, articulándose en torno al sindicato clandestino de Comisiones Obreras (CCOO), creado a partir de 1962, que impulsaba la lucha tanto laboral como política.
- La universidad se convirtió desde 1956-1957 en un importante foco de conflictividad. El impacto del Mayo del 68 francés radicalizó aún más al movimiento estudiantil.
Nacionalismos y Organizaciones Unitarias al Final del Franquismo
Resurgieron los nacionalismos periféricos, especialmente el vasco y el catalán. En el País Vasco surgió la organización terrorista ETA (Euskadi Ta Askatasuna) en 1959, intensificando su actividad en los años 60 y 70. A finales del franquismo se crearon organizaciones unitarias de la oposición, como la Junta Democrática de España (impulsada por el PCE, 1974) y la Plataforma de Convergencia Democrática (liderada por el PSOE, 1975), que buscaban coordinar la acción para la llegada de la democracia.
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