14 Jul

La Guerra Civil Española fue consecuencia de un golpe de Estado fallido. En las zonas donde no triunfó el alzamiento, se estructuró un gobierno de coalición entre republicanos, socialistas, comunistas y anarcosindicalistas, presidido primero por Largo Caballero (septiembre de 1936 – mayo de 1937) y más tarde por Negrín (mayo de 1937 – marzo de 1939). En la zona sublevada se creó una Junta de Defensa Nacional con sede en Burgos, formada por militares (Queipo de Llano, Franco, Mola, entre otros) y presidida por el oficial de mayor rango y antigüedad, Miguel Cabanellas. Franco fue nombrado por decreto de la Junta Jefe del Gobierno y del Estado y Generalísimo de todos los ejércitos, creándose así un Estado totalitario.

La Zona Republicana: Revolución Social y Conflictos Internos

La zona republicana entregó armas a las milicias de los partidos y a los sindicatos, disolvió el ejército tradicional y los cuerpos policiales, y creó batallones de voluntarios, creándose de esta manera un nuevo poder popular estructurado en consejos, comités y juntas, entre las que destacó el Comité Nacional de Milicias Antifascistas (CNT-FAI). Esta manera de estructurarse en el bando republicano creó un ambiente de revolución social, encabezado por campesinos y obreros armados, que no tardaron en tomar medidas revolucionarias, como la colectivización de gran parte de la propiedad industrial y agraria.

La etapa de Largo Caballero se caracterizó por la creación de un Ejército Popular Mixto y los enfrentamientos internos entre las fuerzas republicanas. Republicanos, comunistas y algunos socialistas eran partidarios de reforzar la retaguardia, fortalecer vínculos con las clases medias y establecer un ejército único. Por otra parte, el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) prefería afianzar las medidas revolucionarias y se negaba a integrar las milicias en el ejército regular.

Los Hechos de Mayo de 1937, que enfrentaron a la CNT y el POUM con el PSUC, ERC y la UGT, debilitaron aún más al gobierno. Estos hechos provocaron la dimisión de Largo Caballero y, de acuerdo con las directrices de la Unión Soviética, que daba soporte a la República española, se ilegalizó el POUM. Su máximo dirigente, Andreu Nin, fue asesinado y se llegó a un acuerdo para proclamar al socialista Juan Negrín como Jefe de Gobierno (mayo de 1937).

Negrín intentó una salida pactada de la guerra con el Programa de los Trece Puntos de Negrín, pero Franco dejó claro que solo admitiría una rendición incondicional. El Pacto de Múnich y la pérdida de Cataluña entre enero y febrero de 1939 representaron el exilio de los parlamentarios de la República y la dimisión de Azaña como Presidente de la República. Además, Francia y Gran Bretaña reconocieron el gobierno de Franco.

La Zona Nacional: Consolidación de un Estado Totalitario

Mientras la zona republicana era presa de la desorganización y el caos, la zona nacional se convirtió en un Estado totalitario. A partir de octubre de 1936, todas las zonas ocupadas pasaron a ser dirigidas por la Falange Española y de las JONS. Fueron prohibidos todos los partidos políticos del Frente Popular y se toleró la presencia de la CEDA y algunos grupos monárquicos. Finalmente, a través del Decreto de Unificación, Franco unió a carlistas y falangistas en un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET-JONS).

El primer gobierno se caracterizó por el conservadurismo, la preeminencia católica, la aprobación de las Leyes Fundamentales y el Fuero del Trabajo con un sindicato único y prohibiendo las huelgas y las reivindicaciones obreras.

Transformaciones Socioeconómicas y Represión en la Retaguardia

La movilización popular que provocó la sublevación tuvo como consecuencia cambios en la organización económica y social del bando republicano. Se redujeron los alquileres de las viviendas, fueron incautadas y nacionalizadas las industrias de los partidarios de la sublevación, y continuó la reforma agraria y la expropiación de fincas abandonadas, cedidas en usufructo perpetuo a sus cultivadores.

Cabe destacar la dura represión contra las instituciones religiosas en el bando republicano. Miles de religiosos y creyentes fueron perseguidos, torturados y asesinados tras el estallido de la Guerra Civil. La radicalización de una parte de la sociedad que abrazó con entusiasmo el marxismo y la Revolución Rusa llevó a algunas voces a incluso pedir una «dictadura como la de Lenin» para España. Al término de la Guerra Civil, el número de religiosos asesinados en la retaguardia republicana ascendió a 6.832.

En el bando franquista se abolieron todas las medidas sociales aprobadas por la II República, en especial la reforma agraria. Se creó el Ministerio de Educación Nacional que devolvió la enseñanza de la religión católica a la educación y devolvió a las órdenes religiosas sus parcelas de enseñanza. Se estableció una censura, en especial, en las ideas contrarias a los postulados del ideario católico.

Deja un comentario