17 Sep

La Restauración Borbónica (1874-1902)

El pronunciamiento del general Martínez Campos en diciembre de 1874 dio lugar a la restauración borbónica en España, en la persona de Alfonso XII. Con la restauración borbónica, se produjo el regreso al poder político del liberalismo moderado. La figura política más destacada en este nuevo periodo fue Antonio Cánovas del Castillo, líder de los alfonsinos durante el Sexenio y jefe de gobierno a partir de 1875. Cánovas fue el creador del **Sistema Canovista**, vigente desde 1875 a 1923, cuyas principales bases fueron:

1. La Constitución de 1876

Una constitución conservadora y la más duradera de la historia de España. De su contenido destaca:

  • El reforzamiento del poder del monarca a través de la soberanía compartida. El rey podía convocar y disolver las Cortes, sancionar y vetar las leyes, elegir libremente al Jefe de Gobierno y ostentar la Jefatura del Ejército.
  • Cortes bicamerales: Congreso elegido por sufragio restringido y Senado no elegido por sufragio.
  • Confesionalidad católica del Estado, aunque se permitía el culto privado de otras religiones.
  • Centralismo: Diputaciones y ayuntamientos bajo control del Gobierno.
  • Amplia declaración de derechos individuales que, como en la Constitución de 1875, se concretarían en leyes posteriores que tendieron a restringirlos.

2. El Bipartidismo

Cánovas, admirador del modelo inglés, era partidario de dos grandes partidos políticos que debían turnarse pacíficamente en el poder, renunciando a los pronunciamientos militares. Los dos grandes partidos que debían alternarse en el gobierno fueron:

  • Partido Conservador: Fundado por Cánovas, contaba con el apoyo de la clase alta.
  • Partido Liberal-Fusionista: Fundado por el antiguo progresista Práxedes Mateo Sagasta, contaba con el apoyo de la burguesía industrial y de la clase media.

Ambos partidos coincidían en lo esencial: defensa de la monarquía borbónica (partidos dinásticos), defensa de la Constitución de 1876, la propiedad privada y un modelo de Estado unitario y centralista. Fuera del bipartidismo quedaban los carlistas y republicanos, contrarios a la restauración de Alfonso XII.

3. El Fraude Electoral y el Caciquismo

El turno de partidos no dependía de los electores, sino de la manipulación o fraude electoral y el caciquismo. El procedimiento era el siguiente:

  1. Cuando el gobierno entraba en crisis, intervenía el Rey, que llamaba al jefe del principal partido de la oposición para que formase un nuevo gobierno.
  2. Este nuevo gobierno provisional convocaba elecciones, completamente fraudulentas, para obtener una amplia mayoría en las Cortes.
  3. El gobierno provisional elaboraba el encasillado o lista de los candidatos que debían salir elegidos en cada provincia.
  4. El encasillado se cumplía con la ayuda de los caciques, individuos con poder económico e influencia social en las zonas rurales, al servicio de los dos grandes partidos políticos. Los caciques conseguían votos a cambio de favores o mediante amenazas, y también empleaban el pucherazo o falsificación del censo de votantes.
  5. Cuando el nuevo gobierno, con su mayoría parlamentaria, entraba en crisis, se repetía el procedimiento, ahora a favor del partido que había estado en la oposición.

Así, el sistema político de la Restauración era un sistema oligárquico; los resultados electorales obedecían a los intereses de los políticos del momento (Cánovas y Sagasta).

Gobiernos del Turno y la Regencia de María Cristina

De 1875 a 1881 gobernó el Partido Conservador de Cánovas. Cánovas logró estabilizar el nuevo régimen poniendo fin a los conflictos armados pendientes: la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) y la Guerra de Cuba (1868-1878). En 1876, los carlistas fueron definitivamente derrotados y el gobierno de Cánovas decidió suprimir los fueros vasco-navarros. La guerra de Cuba concluyó en 1878 con la Paz de Zanjón, en la que el gobierno español se comprometía a abolir la esclavitud y otorgar una amplia autonomía a Cuba.

A comienzos de 1881, Cánovas dimitió y dejó paso al primer gobierno de los liberales de Sagasta. En 1885, falleció el rey Alfonso XII con tan solo 28 años, víctima de una epidemia de cólera, quedando como regente su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo. Esta situación comprometida obligó a los líderes de los dos partidos dinásticos, Cánovas y Sagasta, a reunirse y acordar el llamado Pacto de El Pardo, en el que se comprometían a apoyar la regencia de María Cristina, a respetar rigurosamente el turno de partidos y a conservar las leyes aprobadas por los respectivos gobiernos.

Cánovas y Sagasta cumplieron el pacto durante la larga regencia de María Cristina. El llamado Gobierno Largo de Sagasta (1885-1890) se caracterizó por su política reformista: leyes de libertad de cátedra, de prensa, de asociaciones y sufragio universal masculino.

Entre 1890 y 1892 gobernaron los conservadores. Sagasta y los liberales volvieron a gobernar desde 1892 a 1895. Lo más destacado de su mandato fue el proyecto de reforma de la administración de Cuba. En 1895 volvió a gobernar Cánovas, que fue asesinado por un anarquista. Tal hecho aceleró el turno y fue Sagasta quien tuvo que afrontar el Desastre del 98 (1898).

En 1902, al llegar a la mayoría de edad, Alfonso XIII, hijo póstumo, fue proclamado rey de España, dando fin a la regencia de su madre, María Cristina de Habsburgo.

Deja un comentario