1. El Origen del Pecado y la Mala Conciencia
1.1. La Mala Conciencia
- La Biblia comienza con el relato de la creación y luego nos cuenta el origen del Pecado Original, en el que Adán y Eva desobedecieron a Dios comiendo del fruto del árbol del conocimiento.
- El ser humano es tentado: puede vivir sin necesidad de Dios, haciéndose como Él.
- Es un relato mitológico, por tanto, no es algo histórico ni real. Solamente tiene una intención educativa para el pueblo de Israel y también para nosotros cuando lo leemos o lo escuchamos.
- El texto cuenta que el origen de toda tentación está en la falta de confianza en Dios. Al ser consciente de que ha fallado, la persona se da cuenta de que está desnuda, débil e indefensa. El ser humano siente vergüenza y esto le provoca un sentimiento de culpa en su interior.
1.2. Jesús, el Nuevo Adán
- En este relato, San Pablo explica cuál es la antítesis del Pecado Original narrado en el Génesis. Con Adán llega el mal a la humanidad, mientras que Cristo será el origen de la salvación humana. Jesús es el nuevo Adán que repara la desobediencia del primero en el paraíso. La Gracia salvadora que brota de la obediencia de Cristo a Dios Padre es más abundante que el pecado del primer Adán.
- La resurrección de Jesús es un acontecimiento definitivo y liberador de Dios con relación a toda la humanidad.
- La nueva vida del hombre (y la actitud) redimido por la Gracia de Dios deben generar una ética cristiana que influya a nivel ambiental, comunitario, familiar, laboral y socioestructural.
2. Del Paraíso hasta Hoy
2.1. Una Mancha de Nacimiento
- San Agustín fue el primero en hablar del Pecado Original, pero en el Concilio de Cartago (año 418) se estableció como doctrina. En él se afirma que es algo que todos poseemos por defecto tan solo por el hecho de nacer. El sacramento del Bautismo es el que limpia y libera esa Mancha.
2.2. La Gracia y el Pecado Estructural
- Esta doctrina se complementa, ya que el Pecado Original comprende dos aspectos:
- Es obra de la voluntad de la persona.
- Forma parte de un tejido social negativo que actúa en nosotros mismos, conocido como pecado estructural. Este está inserto en la sociedad y nos separa de Dios.
Con el Bautismo se acepta libremente que hay un mal que impide avanzar hacia la plenitud del ser humano. Por ese sacramento, se escoge libremente seguir a Jesús (el Nuevo Adán) y abandonar el pecado estructural de la sociedad. Al unirnos con Jesús, la libertad humana se convierte en espacio de reconciliación y solidaridad, superando toda forma de individualismo y egoísmo.
3. El Sacramento de la Reconciliación
- Se llama de diferentes formas: “confesión”, “de la penitencia” o “del perdón”. Pero la palabra “reconciliación” responde mejor a la esencia del sacramento: la reconciliación con Dios y con los humanos.
- Debe ser una fiesta porque celebramos el encuentro con el Señor de la vida. Nos invita a comenzar de nuevo y nos inunda con el don gratuito de su amor. No es un encuentro con un juez temible, sino con un sacerdote, que en nombre de Cristo nos recuerda sus palabras: “Anda y en adelante no peques más” (Jn 8,11).
4. Sigamos el Ejemplo de la Misericordia de Dios
- Todos hemos actuado en contra del amor, en mayor o menor medida. No podemos juzgar a los hermanos. Aprendamos de Dios, que nos muestra su rostro misericordioso.
- El pecado consiste en romper la relación con Dios y la mayoría de las veces está relacionado con la ruptura con el prójimo. Es oponerse al amor de Dios, ofendiendo o haciendo daño a otra persona.
Líbranos del Mal: La Formación de la Conciencia
1. Formando Nuestra Conciencia
- En la formación de nuestra conciencia moral hay elementos cercanos que aprendemos en nuestra familia y también nos llegan influencias del exterior (compañeros o amigos de clase) que no están siempre en consonancia con las que recibimos de nuestra familia.
- Algunos piensan que estamos en crisis, no vemos las consecuencias que pueden tener nuestros actos, o que es algo que ha pasado de moda.
2. Ahora es el Momento
- La adolescencia es una época fundamental en la formación de nuestra conciencia. Los cimientos están construidos en familia, y también la desarrollamos con una lectura crítica, con una buena información y con nuestras creencias.
- La conciencia moral es fundamental en nuestra vida. Nos debe guiar en el crecimiento como personas.
3. Vivir en Conciencia del Presente
- El Papa Francisco, en su exhortación Evangelii Gaudium, nos anima a no tener una conciencia pesimista. A pesar de nuestras debilidades, Jesús está con nosotros.
- Estamos en medio de la sociedad en la que hemos de realizarnos como personas y como creyentes. Nuestra fe nos tiene que llevar a actuar en la transmisión de los valores del Reino de Dios.
4. Sin Miedo a Ir Contracorriente
- Tanto el actual Papa Francisco como el anterior San Juan Pablo II nos animan a ser valientes testigos de la verdad, sin negar nuestra conciencia, “la voz de la verdad”.
- Ser honestos, no falsear la realidad, no discriminar a nadie, ayudar al necesitado, etc. ¿Es ir contracorriente? Es lo que Jesús hizo en su vida, por eso fue crucificado. Él nunca dejará de acompañarnos con su gracia y el don de su Espíritu.
Etiquetas: Jesus, Nuevo Adán, Pecado Original, Sacramento de la Reconciliación
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