11 Nov
Signos y Símbolos: La Mediación de la Realidad
Como bien señala Cassirer, nuestras relaciones con el mundo y con las personas no son inmediatas, “cara a cara”, sino que son más bien mediatas: siempre están por medio signos y símbolos de diferentes tipos.
Ahora bien, existe una cierta confusión en el uso de los términos “signo” y “símbolo”, no solo porque a veces aparecen como sinónimos, sino porque también con frecuencia, y según qué autores, se intercambian sus significados.
Diferencias Clave: Denotación vs. Connotación
Para Luis Racionero, la distinción es clara:
“El símbolo se distingue del signo como la Cibeles del semáforo que está al lado de ella: el símbolo connota, el signo denota, el uno es abierto y evocativo, mientras que el otro es preciso y pretende no dejar lugar a dudas.”
Podemos ilustrar esta diferencia con el ejemplo de la cruz:
- Cuando una cruz entre dos cifras significa el “más” de la suma o adición, estamos ante un signo, propio, en este caso, del lenguaje matemático.
- Cuando una cruz significa la conjunción de contrarios (vertical/horizontal), el nudo mágico que enlaza los cuatro elementos materiales, las cuatro direcciones del espacio, y un montón de cuaternarios más, estamos ante un símbolo.
Los llamados símbolos matemáticos, pues, no son más que signos, cuyo significado convencional está cuidadosamente definido, y sin cuya definición, por cierto, no podrían existir las ciencias exactas.
El Símbolo como Resonancia y Evocación
Cuando un signo no solo informa de un significado definido, sino que remite a otro significado ulterior, que está en parte manifiesto y en parte oculto en su significación inmediata, y que además evoca valores y sentimientos, se trata de un símbolo. Como dice Chevalier:
“El símbolo posee algo más que un sentido artificialmente dado, porque detenta un esencial y espontáneo poder de resonancia… El símbolo es entonces bastante más que un simple signo: lleva más allá de la significación, necesita de la interpretación y esta de una cierta predisposición.”
Decía Jung que el símbolo “es una imagen apta para designar lo mejor posible la naturaleza oscuramente sospechada del espíritu”. Mientras que el signo constituye una referencia a algún concepto u objeto conocido, el símbolo es la mejor forma posible de aludir a algo relativamente desconocido. Por ello, los siguientes dominios están poblados de símbolos:
- Nuestros sueños
- Los mitos
- Las creaciones artísticas
- Las visiones de los místicos
El Paso del Símbolo al Signo: Ciencia y Abstracción
El progresivo avance del pensamiento científico ha ido provocando el arrinconamiento, la marginación e incluso la muerte de las variadas y ricas tradiciones simbólicas. Simplificando tal vez excesivamente las cosas, podríamos decir que el ya tópico paso del mito al logos se podría expresar en estos otros términos: el paso del símbolo al signo.
Como dice Jean Chevalier:
“Sería un error creer que la abstracción creciente del lenguaje científico conduce al símbolo; el símbolo está cargado de realidades concretas. La abstracción vacía el símbolo y engendra el signo; el arte, por el contrario, huye del signo y nutre el símbolo.”
En el extremo de esa abstracción y vaciamiento están los signos que constituyen los lenguajes formales:
- La lógica
- Las matemáticas
- Los lenguajes de las ciencias de la computación
Donde los símbolos se nutren de significados variados y de imágenes concretas es en el arte, en los relatos míticos y en las visiones oníricas.
El Lenguaje Verbal: Un Puente entre Signo y Símbolo
Dando un paso más, podríamos decir que el sistema simbólico humano por excelencia, el lenguaje verbal, se halla a medio camino entre el signo y el símbolo, entre el mito y el logos. Por un lado, las palabras son signos, esto es, «algo que representa otro algo para alguien», según la conocida definición de Charles S. Peirce.
Por ejemplo, la palabra «coche» (algo) representa a la cosa coche (otro algo) para todos los que entiendan el español (para alguien). En los signos podemos distinguir el significado y el significante, entre los cuales se establece una relación convencional que denominamos significación o sentido. Decir que esta relación es convencional significa que se estableció originariamente por un convenio o acuerdo tácito entre los usuarios de los signos, y posteriormente se transmite de generación en generación.
Pero cuando las usa un poeta, las palabras se convierten en símbolos, es decir, que se llenan de resonancias, de connotaciones, de sentidos metafóricos. La diferencia entre su uso como signo o su uso como símbolo podría decirse que es la misma que existe entre el concepto y la metáfora.
Decía Nietzsche que un concepto es una metáfora muerta, en el sentido de que se ha despojado deliberadamente de toda polisemia para restringirse a un significado unívoco, a una definición.
Hacia un Universo Simbólico Completo
La realidad se dice de muchas maneras. Por ello, para dar cuenta de la riqueza de nuestro universo simbólico, nos detendremos en las tres grandes regiones que hemos nombrado:
- El Lenguaje Natural: Oral y escrito, nuestra lengua materna, de la que se nutren los otros dos.
- La Precisión Conceptual (Logos): La búsqueda científica que alcanza su culminación en los lenguajes formales de la lógica, las matemáticas y los lenguajes de programación informática.
- Las Resonancias Simbólicas (Mito): Todo ese mundo que se plasma en los sueños, los mitos y las creaciones artísticas. Este que llamaremos lenguaje poético lo desarrollaremos en el Tema 8, donde trataremos sobre la creación artística.

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