23 May
Julio Verne y el Contexto de «La Vuelta al Mundo en Ochenta Días»
El texto se enmarca en la novela La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne, publicada en 1873. Julio Verne, nacido en Nantes, Francia, en el siglo XIX, provenía de una familia burguesa. Aunque estudió y ejerció brevemente el derecho, finalmente se dedicó por completo a la literatura. Admiraba el Imperio Británico, el desarrollo económico, los avances técnicos y los medios de transporte de su época. La obra fue escrita dos años después de la Comuna de París y de la derrota francesa en la Guerra Franco-Prusiana, un episodio humillante para Francia que culminó con la proclamación del Imperio Alemán en Versalles.
La Burguesía Urbana: Reflejo Social en la Obra de Verne
El grupo social que Julio Verne refleja es aquel al que él mismo pertenecía: la burguesía urbana. Esta clase social poseía hábitos concretos que se reflejan claramente al principio del relato. Era la nueva clase dirigente, una burguesía enriquecida gracias a la industria y a la inversión en el sector del transporte. Esta burguesía mantenía un círculo de sociabilidad, lugares de reunión como los clubes. Estos clubes eran sociedades cerradas y exclusivamente masculinas. El Reform Club, por ejemplo, no permitió la entrada de mujeres hasta 1981 (más de cien años después de su fundación). Además, funcionaban como herramientas políticas, ya que quienes se reunían allí eran miembros o simpatizantes políticos. Se trataba de una política diseñada por las élites, pues a estas reuniones solo acudían aquellos que pertenecían al club y pagaban su cuota.
Contexto Histórico y Económico: La Era de las Revoluciones Industriales
El relato transcurre de manera casi contemporánea a su publicación, en la década de 1870, durante el otoño. Se sitúa en un contexto de posguerra, ya que Europa acababa de presenciar la Guerra Franco-Prusiana. Además, se encontraba al final de la Primera Revolución Industrial, dando comienzo a la Segunda Oleada.
La Segunda Oleada consolidó los sectores ya existentes (energía, transporte, textil, etc.) y vio la aparición de nuevos sectores industriales como la química, los transportes (automóviles de uso particular), la electricidad (que se impuso por ser más barata que el gas) y el petróleo como combustible (que gradualmente sustituiría al carbón). También implicó un cambio en el polo económico mundial, que hasta entonces había sido Gran Bretaña, trasladándose a Estados Unidos, al otro lado del Atlántico. Verne, a través de Phileas Fogg, exalta los avances económicos de la época. Todo esto era posible gracias a la eficiencia, tal como lo encarna el protagonista del relato, Phileas Fogg. Se trataba de aprovechar al máximo el tiempo para lograr la mayor producción posible.
Globalización, Imperialismo y Medios de Comunicación
El Impulso de la Globalización y el Imperio Británico
El proceso de globalización se impulsó gracias a la industrialización del transporte (ferrocarril y barco de vapor). Las rutas comerciales mencionadas en el texto se basaban en el mapa imperial. Todas las rutas comerciales descritas en el texto beneficiaban la expansión del Imperio Británico. De esta forma, era crucial contar con una estructura de transporte consolidada. La autoridad imperial del Reino Unido enfrentaría movimientos de resistencia en las colonias. Las aldeas más remotas de la India se oponían a que los ingleses impusieran su cultura. En este contexto, también nació el Congreso Nacional Indio, que defendía sus derechos.
Los Medios de Comunicación como Instrumento Político
Por otro lado, los medios de comunicación se convirtieron en un instrumento político más. Las empresas privadas de diversos sectores industriales y económicos comenzaron a insertar publicidad en los periódicos.
La Revolución Industrial y la Evolución del Transporte
Desarrollo Industrial y Tecnológico
Durante el siglo XVIII, el comercio se aceleró y la ciencia, la tecnología y el pensamiento ilustrado avanzaron, culminando en la Revolución Industrial, un período transformador, especialmente en Gran Bretaña, donde se introdujo la maquinaria en las industrias. El transporte, impulsado por el desarrollo siderúrgico, resultó clave. La escasez de madera impulsó el uso del carbón para producir acero, abaratando costes al ubicar las siderurgias cerca de las minas. La máquina de vapor de James Watt, creada en 1763 y perfeccionada en 1775, fue crucial para la industria textil y el desarrollo de los ferrocarriles.
Transformación del Transporte y la Urbanización
El ferrocarril se expandió gracias a avances técnicos y financieros, incluyendo la aparición de bancos de crédito a finales del siglo XVIII en Inglaterra y principios del XIX en Francia. También se construyeron caminos y canales para conectar minas, fábricas y puertos. Los barcos de vapor aceleraron el comercio intercontinental, reduciendo costes y tiempos. En las ciudades, el transporte público evolucionó con la introducción de tranvías y ferrocarriles metropolitanos, fomentando la urbanización.
Anteriormente, los medios de transporte eran limitados: los caminos de tierra dificultaban el comercio y las vías fluviales tenían un alcance reducido. Con la Revolución Industrial, el ferrocarril conectó regiones aisladas, facilitando la integración económica y la creación de identidades nacionales. Además, permitió el desplazamiento masivo de personas hacia centros urbanos e industriales, contribuyendo a la globalización y al crecimiento urbano.
Conclusión: La Visión de Verne sobre el Progreso
Verne vivió en una época de grandes transformaciones tecnológicas y científicas, que él consideró un progreso favorable en todos los ámbitos. Su obra refleja una profunda admiración por los avances en el transporte, que posibilitaron el viaje mundial en tiempo récord.
Sin embargo, su visión del progreso podía ser utópica, ya que este favoreció el enriquecimiento de la clase dirigente a costa de la explotación de los trabajadores. El progreso tecnológico no benefició por igual a la clase obrera, que sufrió condiciones laborales abusivas, salarios insuficientes y vidas precarias en suburbios insalubres. La globalización y el desarrollo industrial tuvieron un coste humano significativo, especialmente para las clases más desfavorecidas.
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