03 Jun

  1. Una invitación muy especial

     

La palabra revelar procede del latín revelare, que significa ‘quitar el velo’. Esta comunicación de Dios no ha sido instantánea, sino un proceso histórico: del mensaje divino se ha ido completando poco a poco. Dios fue preparando gradualmente al ser humano para que pudiera acoger esta revelación. 

La revelación sobrenatural es la manifestación progresiva que Dios hace de algunas verdades que el ser humano no habría podido conocer o que habría conocido con dificultad. 

Dios no pretende que el ser humano conozca unas verdades simplemente teóricas, sino unas verdades que le permitan entablar una amistad profunda con él. Éstos signos y palabras están estrechamente ligados entre sí: las obras que Dios realiza confirma la verdad de Dios, y las palabras proclaman las obras y explican su misterio.

  1. Las etapas de la revelación

Ya en el principio, yo se manifestó Adán y Eva, y los invitó a una íntima comunión con él. Después del pecado original, Dios les prometíó que enviaría un salvador. Tiempo después, esta relación con Noé una alianza que alcanzó a todos los seres vivientes.

Esta historia de salvación continúa con el patriarca Abraham y sus descendientes. De él formará un pueblo destinado a preparar la reuníón de todos los hijos de Dios en la iglesia. Dios salvó a su pueblo Israel de la esclavitud de Egipto y establecíó con él la alianza del Sinaí.

Enseñó a su pueblo que él era el único Dios, fiel y compasivo, y otras verdades. Y lo instruyó sobre el modo de darle culto y sobre los principios básicos del comportamiento humano. Esta ley se resumía en el decálogo que Dios entregó a Moisés.

Yo se envío a los profetas para que el pueblo no olvidarse la promesa de una salvación que abrazaría a todas las naciones en una alianza nueva y eterna, que sería grabada en los corazones. De Israel nacería el mesías: Jesús. 

  1. La transmisión de la revelación divina

La tradición apostólica:


El deseo de Dios es que todo aquello que reveló se conserve y llegue integro a todos los hombres y mujeres de los tiempos.

La predicación apostólica que se continúa en la sucesión apostólica:


Jesús mandó a los apóstoles a predicar por todo el mundo las verdades que les había enseñado y a comunicar su fuerza salvadora. Obedeciendo el mandato del señor, estos transmitieron el evangelio de dos maneras: oralmente, mediante su ejemplo, su predicación, su culto y sus instituciones. O por escrito, lo cual ellos y otros discípulos llevaron a cabo inspirados por el espíritu Santo. Pero este tesoro de salvación debía apresurar hasta el fin de los tiempos. Por eso, los apóstoles les nombraron sucesores, los obispos, quienes han continuado la transmisión fiel e íntegra de la revelación, con la ayuda del espíritu Santo.

En consecuencia, la Iglesia transmite la verdad de la fe de dos modos:


la sagrada escritura que está compuesta por el antiguo y el nuevo testamento. Y la tradición: los obispos conservan y enseñan fielmente toda la verdad revelada y toda norma de conducta. Las dos están íntimamente unidas y compenetradas es decir, tienen su origen en Dios y hacen presente a Cristo en la iglesia.

El magisterio De la Iglesia:


por lo tanto, la misión de transmitir e interpretar correctamente cada época la enseñanza de Jesucristo corresponde sólo al magisterio Y a los demás obispos en comunión con él.

  1. La sagrada escritura

Los angiógrafos son verdaderos autores:


Los libros que componen la biblia fueron escritos por autores humanos. Dios no anuló su voluntad: cada autor escribíó según su estilo, su personalidad, la cultura de su tiempo, etc.. Pero el espíritu Santo utilizó todo esto para transmitir lo que él quería.

Es una santa:


Los libros que componen la biblia tienen una íntima unidad, a pesar de la diversidad que presentan. No hay contradicciones entre ellos. 

Es verdadera


Los libros enseña la verdad que Dios quiso revelar. Ahora bien, la Biblia no pretende ser un libro de historia de ciencia tal y como estos saberes se entienden actualmente. Su finalidad es única y exclusivamente religiosa.

Unidad de ambos testamentos:


El antiguo y el nuevo testamento no se pueden separar. Dios es el autor que inspira todos sus libros, de tal manera que en el antiguo se esconde el nuevo, y el nuevo explica e ilumina el antiguo. Para comprender a Jesús, es necesario conocer también la historia y la fe de su pueblo. Por eso los cristianos leer el antiguo testamento a la luz del nuevo.

Atender a la intención de los a hagiógrafos y con el mismo espíritu que la inspiró


Dios habla a los hombres de manera que estos le entiendan. Por eso, para hacer una correcta interpretación de la biblia es necesario atender a lo que los autores humanos quisieron decir y como lo dijeron. Para leer la interpretarla con este espíritu, la iglesia señala tres criterios: atender al contenido y a la unidad de toda la escritura, leer la escritura dentro de la tradición viva de la iglesia, prestar atención a la analogía de la fe.

  1. Un símbolo clave en la vida cristiana

La cruz:


está presente en todas las iglesias y en los hogares cristianos, siempre hay un crucifijo en el altar donde se celebra la eucaristía, hacemos la señal de la cruz en las celebraciones litúrgicas y en muchos otros momentos, se nos urge con la señal de la cruz en el bautismo, el 3 de Mayo y el 14 de Septiembre se celebra la fiesta de la Santa Cruz, el Viernes Santo se venera la cruz de una forma especial. 

Cuando completes a Jesús crucificado:


Dale gracias por haber llamado hasta el extremo de dar su vida sin reservas, pídele perdón por tus pecados y los de toda la humanidad, pídele que te ayude a sobrellevar la enfermedad y que consuelo a las personas que sufren, ofrécele el esfuerzo de tu estudio de tu servitud a los demás y las pequeñas contrariedades de cada día, dile que el santo de tu corazón para que sepa amar y perdonar incluso a los enemigos.

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