08 Ago
1. De la Cooperación a la Desconfianza Mutua (1945-1947)
Después de la Segunda Guerra Mundial, los países aliados vencedores (EE. UU., URSS y Reino Unido) intentaron seguir trabajando juntos. En las históricas reuniones de Yalta y Potsdam, se tomaron decisiones cruciales como la división de Alemania y la organización de elecciones libres en los países liberados. Sin embargo, las profundas diferencias políticas y de intereses no tardaron en generar fricciones.
La URSS comenzó a establecer regímenes comunistas en Europa del Este, consolidando su esfera de influencia directa. Esta expansión fue interpretada por EE. UU. como una amenaza directa a la democracia y la estabilidad europea. En 1946, Winston Churchill acuñó la célebre expresión «Telón de Acero» para describir la creciente división de Europa en dos bloques antagónicos: uno capitalista y otro comunista.
En 1947, EE. UU. adoptó la trascendental Doctrina Truman, que ofrecía ayuda económica y militar a los países amenazados por el avance del comunismo. Paralelamente, lanzó el Plan Marshall, un ambicioso programa económico destinado a la reconstrucción de Europa Occidental. La URSS, por su parte, rechazó esta iniciativa y respondió con la creación del Kominform, una organización diseñada para coordinar a los partidos comunistas europeos. Estos eventos marcaron el inicio formal de la Guerra Fría, un conflicto caracterizado por la ausencia de enfrentamientos militares directos entre las superpotencias, pero plagado de tensiones, intensa propaganda y una competencia global en todos los ámbitos.
2. La Máxima Tensión y la Consolidación de los Bloques (1948-1955)
Durante este periodo, las relaciones entre EE. UU. y la URSS se deterioraron por completo, consolidándose de manera inequívoca los dos bloques antagónicos. En 1948, Stalin ordenó el Bloqueo de Berlín Occidental, aislando la ciudad del resto del mundo. EE. UU. respondió con un monumental Puente Aéreo que logró mantener abastecida a la ciudad durante casi un año. Como consecuencia directa de esta crisis, en 1949, Alemania quedó dividida en dos Estados:
- La República Federal Alemana (RFA), apoyada por EE. UU. y sus aliados occidentales.
- La República Democrática Alemana (RDA), bajo estricto control soviético.
Ese mismo año, se fundó la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), una alianza militar defensiva entre EE. UU. y los países de Europa Occidental. En respuesta, la URSS creó el Pacto de Varsovia en 1955, estableciendo su propia alianza militar con sus aliados de Europa del Este.
La tensión geopolítica se extendió también a Asia, manifestándose en la devastadora Guerra de Corea (1950-1953). En este conflicto, Corea del Norte, de ideología comunista, invadió Corea del Sur. EE. UU., con el respaldo de la ONU, intervino militarmente para defender al sur, mientras que la China comunista apoyó activamente al norte. El conflicto concluyó en un punto muerto, con la división permanente de la península coreana.
Este fue el periodo de máxima confrontación, tanto directa como indirecta, caracterizado por una intensa carrera nuclear y una omnipresente propaganda en ambos bloques.
3. La Coexistencia Pacífica y la Distensión (1956-1976)
A partir de 1956, con la llegada al poder de Nikita Jruschov en la URSS, se promovió la doctrina de la Coexistencia Pacífica. Esta política implicaba aceptar la existencia del bloque opuesto y continuar la competencia ideológica y económica, pero evitando un enfrentamiento militar directo. Aunque la tensión persistió, este periodo vio intentos significativos de diálogo y la firma de acuerdos de desarme.
Sin embargo, el riesgo de conflicto global seguía latente. En 1962, se produjo el momento más crítico de toda la Guerra Fría: la Crisis de los Misiles de Cuba. La URSS instaló misiles nucleares en la isla caribeña, a escasa distancia de las costas de EE. UU. Tras trece días de máxima tensión, que llevaron al mundo al borde de una guerra nuclear, ambas superpotencias lograron alcanzar un acuerdo para la retirada de los misiles, evitando así una catástrofe.
En Vietnam, EE. UU. intervino militarmente para contener el avance comunista del Vietcong, pero su participación resultó en un fracaso tras una guerra prolongada y extremadamente costosa (1955-1975).
En Europa del Este, surgieron intentos de reformar el sistema comunista, como la Primavera de Praga (1968), donde el gobierno checoslovaco buscó establecer un «socialismo con rostro humano». La URSS respondió con una invasión militar para sofocar estas reformas y mantener su control ideológico.
A pesar de la ausencia de guerras directas entre EE. UU. y la URSS, la rivalidad se mantuvo en todos los niveles: político, económico, ideológico y científico, destacando la intensa carrera espacial.
4. La Segunda Guerra Fría y el Colapso del Bloque Soviético (1977-1991)
A finales de los años 70, el periodo de distensión llegó a su fin. En 1979, la URSS invadió Afganistán con el objetivo de sostener un gobierno comunista afín. EE. UU. interpretó esta acción como una agresión directa y respondió apoyando activamente a los rebeldes afganos, conocidos como muyahidines. A partir de este momento, se inició una nueva y tensa etapa, denominada la Segunda Guerra Fría.
Bajo el liderazgo de Ronald Reagan, EE. UU. adoptó una postura mucho más confrontativa contra la URSS. Se incrementó drásticamente el gasto militar y se lanzó el ambicioso proyecto de defensa antimisiles conocido popularmente como la «Guerra de las Galaxias» (SDI). La carrera armamentística se intensificó nuevamente, mientras la URSS se sumía en una profunda crisis económica y social.
En 1985, Mijaíl Gorbachov asumió el poder en la URSS e intentó modernizar el sistema comunista mediante dos reformas clave:
- Perestroika: un programa de apertura y reforma económica.
- Glasnost: una política de mayor libertad política y transparencia.
Sin embargo, estas reformas no fueron suficientes para salvar al régimen soviético. En 1989, las democracias populares de Europa del Este comenzaron a derrumbarse una tras otra, sin que la URSS interviniera militarmente para impedirlo. Ese mismo año, un evento de gran simbolismo ocurrió: la Caída del Muro de Berlín, que representaba la división de la Guerra Fría.
Finalmente, en 1991, la Unión Soviética se disolvió, marcando el fin del bloque comunista y, con ello, el término de la Guerra Fría. EE. UU. emergió como la única superpotencia mundial.
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