24 Nov
I. La Península Ibérica en la Prehistoria y la Protohistoria
1.1. El Paleolítico y el Neolítico
El Paleolítico en la Península Ibérica abarca desde la llegada de los primeros homininos (Atapuerca, Sima del Elefante, hace 1,4–1,3 millones de años) hasta el 9500 a.C. Se caracteriza por:
- Una economía depredadora (caza, pesca y recolección).
- Grupos nómadas sin diferencias sociales, que habitaban cuevas o ríos.
- Fabricación de útiles de piedra tallada, hueso y marfil.
- Desarrollo del arte rupestre cantábrico, con pinturas naturalistas como las de Altamira.
El Mesolítico (9500 a.C.) marcó la transición hacia el Neolítico (6000–5000 a.C.), cuando surgieron la agricultura y la ganadería, provocando la sedentarización y la división social del trabajo (jefes, sacerdotes, pastores). Se introdujeron la piedra pulimentada y la cerámica, iniciándose el proceso en el Levante y sur peninsular.
En el Neolítico final, se construyeron megalitos (dólmenes, sepulcros de corredor) y apareció el arte rupestre levantino, al aire libre, con figuras humanas esquemáticas y escenas de caza o danza (Cogull, Lérida).
Hacia el III milenio a.C., la Península se incorporó a la metalurgia, destacando Los Millares (Cobre) y El Argar (Bronce), origen de una economía más compleja y jerarquizada.
1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones del Mediterráneo
Desde comienzos del I milenio a.C. (Edad del Hierro) hasta la conquista romana, convivieron en la Península pueblos autóctonos y colonizadores mediterráneos.
Pueblos Autóctonos
- Tartessos (1000–500 a.C.): Situado en el valle del Guadalquivir, alcanzó su máximo esplendor con Argantonio, gracias a sus minas y al comercio con fenicios. Destaca el Tesoro de El Carambolo. Desapareció con la expansión cartaginesa.
- Los Íberos: Asentados en el sur y este, formaban ciudades-estado gobernadas por régulos, con una cultura avanzada influida por fenicios y griegos. Su economía era agrícola-ganadera y comercial. Conocían la escritura y su arte destacó con la Dama de Elche y la Dama de Baza.
- Los Celtas: Ocupaban el centro, norte y oeste. Tenían una economía agraria y ganadera, sociedad tribal con aristocracia guerrera y arte sencillo (verracos como los Toros de Guisando).
- Los Celtíberos: Mezcla de íberos y celtas, destacaron como guerreros mercenarios, con Numancia como símbolo de resistencia.
Pueblos Colonizadores Mediterráneos
- Los Fenicios: Procedentes de Tiro y Sidón (Líbano), fundaron Gadir (Cádiz, 800 a.C.), Malaka y Sexi, introduciendo el alfabeto, el torno alfarero y las salazones.
- Los Griegos: Desde Massalia (Marsella), fundaron Emporion (Ampurias) y Rodas (Rosas), aportando la vid, el olivo, la moneda y la cerámica refinada.
- Los Cartagineses: Desde Cartago (Norte de África), dominaron las antiguas colonias fenicias, fundaron Cartago Nova (Cartagena) y Ebussus (Ibiza), y acabaron enfrentándose a Roma en las Guerras Púnicas por el control del Mediterráneo occidental.
II. Hispania Romana y el Reino Visigodo
1.3. La Hispania Romana
La conquista romana de la Península fue un proceso lento y discontinuo (218–19 a.C.), iniciado por el enfrentamiento con Cartago en la II Guerra Púnica. Se desarrolló en tres fases:
- 1ª fase (218–181 a.C.): Ocupación del litoral mediterráneo y los valles del Guadalquivir y del Ebro tras derrotar a los cartagineses.
- 2ª fase (154–133 a.C.): Conquista de la Meseta, marcada por las guerras contra lusitanos (Viriato) y celtíberos (Numancia).
- 3ª fase (29–19 a.C.): Sometimiento del norte (astures y cántabros) bajo Octavio Augusto, que culminó la conquista.
La Romanización
La romanización fue el proceso de asimilación cultural de los pueblos prerromanos, más intensa en el este y sur. Se difundió mediante la vida urbana, el ejército, la fundación de colonias como Emérita Augusta y la concesión de la ciudadanía romana.
- Administración: Hispania se dividió inicialmente en Citerior y Ulterior (197 a.C.), y más tarde en Bética, Lusitania y Tarraconense; después surgieron Gallaecia y Cartaginense.
- Economía: Se integró en el sistema esclavista y colonial, exportando metales (oro, plata, cobre) e importando productos manufacturados.
- Sociedad: Se dividía en libres, libertos y esclavos, con las mujeres subordinadas.
- Legado: Los pueblos hispanos adoptaron el latín vulgar, el derecho romano y el cristianismo. La Iglesia preservó la cultura clásica.
Destacan el teatro de Mérida, el acueducto de Segovia, la Vía Augusta y la Bética, la provincia más romanizada, cuna de emperadores como Trajano y Adriano, y del filósofo Séneca.
1.4. La Monarquía Visigoda
Tras la crisis del siglo III d.C., los pueblos bárbaros penetraron en el Imperio romano. En el 409, suevos (Galicia), alanos (Portugal y Cartago Nova) y vándalos (Andalucía) invadieron Hispania. Roma se alió con los visigodos, que los expulsaron y fundaron el reino de Tolosa en la Galia. Expulsados por los francos (507), establecieron el reino visigodo de Toledo (507–711).
Unificación del Reino
Al principio, los visigodos tuvieron dificultades por ser una minoría arriana frente a la mayoría católica hispanorromana, además de la presencia del reino suevo en Gallaecia y los bizantinos en el sur. La unificación se consolidó con varios monarcas:
- Leovigildo (568–586): Logró la unidad territorial al conquistar a los suevos y reducir a los bizantinos.
- Recaredo (589): Se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo, logrando la unidad religiosa.
- Recesvinto (654): Unificó el Derecho con el Fuero Juzgo (Liber Iudiciorum), integrando a visigodos e hispanorromanos (unidad jurídica).
Organización Política y Social
La monarquía era electiva, elegida por la Asamblea de Hombres Libres. El rey se apoyaba en el Aula Regia (Consejo Real) y los Concilios de Toledo, donde la Iglesia tuvo gran influencia política y moral. La nobleza guerrera y el clero concentraron la propiedad de la tierra, provocando la ruralización y el latifundismo. Culturalmente, se mantuvo la herencia romana al servicio del cristianismo, destacando San Isidoro de Sevilla (Las Etimologías). El reino finalizó en el 711, cuando el rey Don Rodrigo fue derrotado en Guadalete por los musulmanes del norte de África.
III. La Edad Media: Al-Ándalus y los Reinos Cristianos
2.1. Al-Ándalus: Evolución Política
La conquista musulmana (711) aprovechó la crisis interna visigoda. El general Tariq cruzó el Estrecho y venció en Guadalete, ocupando casi toda la Península en 3–4 años, mediante pactos con nobles visigodos. Su éxito se debió a la debilidad visigoda, el apoyo judío e hispanorromano y la tolerancia religiosa hacia las “Gentes del Libro”.
Fases Políticas
- Emirato Dependiente (714–756): Al-Ándalus fue provincia del califato omeya de Damasco, gobernada por un walí.
- Emirato Independiente (756–929): Iniciado por Abd al-Rahman I, con autonomía política respecto a Bagdad.
- Califato de Córdoba (929–1031): Abd al-Rahman III se proclamó califa, marcando la época de máximo esplendor político, económico y cultural gracias a una administración eficaz y un ejército profesional.
- Primeros Reinos de Taifas (1031–1090): Tras la muerte de Almanzor (1002), el califato se fragmentó en reinos débiles y rivales, que pagaban parias a los cristianos.
- Imperios Norteafricanos: La conquista de Toledo (1085) por Alfonso VI impulsó la llegada de los almorávides (1090–1145), que unificaron temporalmente el poder. Su caída dio paso al Imperio almohade (1147–1212), que fue derrotado en Las Navas de Tolosa (1212), lo que supuso su fin.
- Reino Nazarí de Granada (1246–1492): De los nuevos reinos de taifas, solo sobrevivió este reino, vasallo de Castilla, que resistió hasta su conquista por los Reyes Católicos (1492), poniendo fin a Al-Ándalus.
2.2. Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura
Economía y Sociedad
La economía andalusí fue muy próspera, basada en una agricultura de regadío avanzada (norias, acequias) e innovaciones como el cultivo de cítricos, arroz, algodón y azafrán. La artesanía alcanzó gran perfección en textiles, cerámica, vidrio, papel y orfebrería. El comercio se favoreció por una red de puertos y calzadas.
La sociedad era heterogénea y jerarquizada por religión, etnia y tribu:
- Musulmanes: La jassa (aristocracia árabe o muladí) controlaba tierras y cargos; la clase media bereber integraba soldados, funcionarios y comerciantes; y la amma, formada por muladíes (cristianos conversos), constituía la base popular.
- No Musulmanes: Destacaban los mozárabes (cristianos urbanos) y los judíos, dedicados al comercio, medicina u orfebrería, obligados a pagar impuestos especiales. En el nivel más bajo se situaban los esclavos.
Cultura y Legado Judío
La cultura andalusí, fruto de la fusión oriental e hispana, floreció en el Califato de Córdoba. El árabe se impuso como lengua culta, influyendo en el romance y en el castellano. Destacaron la medicina, las matemáticas, la poesía de Ibn Hazm (El collar de la paloma) y la filosofía de Averroes, gran comentarista de Aristóteles.
El arte hispanomusulmán, de inspiración religiosa, tuvo en la arquitectura su máxima expresión: Mezquita de Córdoba, Aljafería de Zaragoza, Torre del Oro, Giralda y Alhambra de Granada.
El legado judío fue decisivo: recuperó los textos clásicos griegos, promovió la Escuela de Traductores de Toledo y contribuyó al avance científico y cultural europeo, aunque sufrió persecuciones como el pogromo de 1391.
2.3. Los Reinos Cristianos: Evolución de la Reconquista y Organización Política
Tras la invasión musulmana (711), los árabes desatendieron las zonas montañosas del norte, donde se refugiaron los visigodos, formándose cuatro núcleos cristianos entre los siglos VIII y X:
- El núcleo asturiano (reino asturleonés y luego de León y Castilla).
- El pamplonés (futuro reino de Navarra).
- El aragonés (reino de Aragón).
- Los condados catalanes, dependientes de la monarquía carolingia, que se unificaron en el condado de Barcelona antes de independizarse.
Las causas de la expansión cristiana fueron la presión demográfica, la búsqueda de tierras y botín, la debilidad de Al-Ándalus y el espíritu de cruzada.
Fases de la Expansión Territorial
Entre el siglo VIII y X el avance fue limitado, frenado por el Califato de Córdoba. Tras su caída (s. XI–XII), los cristianos ocuparon los valles del Tajo y del Ebro; y en el XIII conquistaron Extremadura, Andalucía occidental, Murcia, Valencia y Baleares. La expansión culminó con la guerra de Granada (1482–1492).
Organización Política
Cada reino se organizó como una monarquía feudal, donde el poder real estaba limitado por nobleza, clero y Cortes. Entre los siglos XI–XIII hubo divisiones y uniones dinásticas: Fernando III unió Castilla y León, mientras Portugal se independizó en 1143 con Alfonso Enríquez. La Corona de Aragón nació en 1137. A fines del XIII, casi toda la península estaba bajo dominio cristiano, salvo Granada.
2.4. Modelos de Repoblación y Organización Estamental
La repoblación fue el proceso de ocupación cristiana de los territorios conquistados al islam, con distintos modelos según la época y la zona:
- Presura o Aprisio (siglos VIII–X): Usada en el valle del Duero y los Pirineos. Particulares ocupaban tierras sin dueño con consentimiento real, creando pequeña y mediana propiedad libre.
- Sistema de Concejos (siglos XI–XII): Entre Duero y Tajo y en el Ebro. Fundó núcleos urbanos con fueros y tierras comunales, favoreciendo una propiedad mediana.
- Encomiendas (siglo XIII): En Castilla-La Mancha, Extremadura y el Maestrazgo. Bajo control de órdenes militares, que gestionaron latifundios ganaderos.
- Repartimientos (siglo XIII): En el Guadalquivir y Levante. El rey distribuyó tierras según méritos, beneficiando a nobleza, clero y órdenes militares, y consolidando la gran propiedad.
La sociedad medieval, estamental y rígida, se basaba en el privilegio. La nobleza, dueña de la tierra, se dividía en alta, hidalgos y caballeros villanos, y mantenía su poder con el mayorazgo. El clero, también propietario, distinguía entre alto y bajo clero. El estado llano, sin privilegios, reunía campesinos, artesanos y mercaderes, con creciente peso urbano. Además, existían minorías religiosas: judíos y mudéjares (musulmanes sometidos que trabajaban en la agricultura de regadío en el Ebro, Valencia y Murcia).
2.5. La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y Aragón y en el Reino de Navarra
La Baja Edad Media (siglos XIV–XV) fue un periodo de inestabilidad política, demográfica y social en los reinos peninsulares.
Corona de Castilla
El siglo XIV estuvo marcado por crisis agrarias, la Peste Negra de 1348, la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara (1366–1369) y fuertes conflictos sociales, como los pogromos antijudíos de 1391. En el siglo XV se produjo una recuperación demográfica y económica, aunque estalló otra guerra civil (1474–1479) entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica, que terminó con el inicio del reinado de los Reyes Católicos.
Corona de Aragón
La primera mitad del siglo XIV destacó por su expansión mediterránea, con la incorporación de Sicilia (1282), Cerdeña (1324) y el reino de Nápoles (1443). La segunda mitad estuvo marcada por la crisis económica y social provocada por la Peste Negra y las revueltas internas, sobre todo en Cataluña. En el siglo XV se inició una lenta recuperación, aunque persistió la depresión catalana.
Reino de Navarra
Navarra mantuvo una orientación francesa y sufrió malas cosechas, la peste de 1348, que redujo a la mitad su población, y una guerra civil (1451–1461) entre Juan II de Aragón y su hijo Carlos de Viana, lo que debilitó gravemente al reino.
IV. La Edad Moderna: De los Reyes Católicos a los Borbones
3.1. Los Reyes Católicos: Unión Dinástica, Instituciones y la Guerra de Granada
La Unión Dinástica (Segovia, 1475) no supuso la unificación territorial: Castilla y Aragón mantuvieron leyes, instituciones, moneda, fiscalidad y fronteras, aunque gobernados por los mismos reyes. Los RR.CC. instauraron una monarquía autoritaria, más eficaz en Castilla que en Aragón, donde continuó el pactismo.
Fortalecimiento Institucional
- En Castilla: Se reforzó el poder real mediante los Consejos (Real, Estado, Hacienda, Justicia), los Secretarios, las Chancillerías y Audiencias, la Santa Hermandad y un ejército permanente. Se reorganizó el territorio con gobernadores, virreyes, adelantados y corregidores.
- En Aragón: Se mantuvo el sistema pactista: gran poder de Cortes, Generalitat y Justicia Mayor, y se nombraron virreyes. La Sentencia de Guadalupe abolió la servidumbre remensa.
- Instituciones Comunes: Ambos reinos compartieron el Regio Patronato (control de nombramientos eclesiásticos) y la Inquisición (1478).
La Guerra de Granada (1481–1492) aprovechó la debilidad nazarí y terminó con su capitulación, reforzando el poder de la monarquía, su prestigio internacional y la seguridad del Mediterráneo frente a los turcos.
3.2. Exploración y Conquista de América
En 1492, Colón llegó a América buscando una ruta occidental a Asia, tras firmar las Capitulaciones de Santa Fe, que le otorgaban cargos (almirante, virrey, gobernador) y el 10% de beneficios. El Tratado de Tordesillas (1494) fijó la línea divisoria entre Portugal y Castilla, permitiendo a Portugal ocupar Brasil.
Grandes Conquistas y Administración
La expansión se consolidó con grandes conquistas: Cortés sometió el Imperio azteca (1519) y Pizarro el inca (1531), fundando Lima; luego se incorporaron territorios como Chile, Florida o Nuevo México. Entre 1519 y 1522, Magallanes y Elcano completaron la primera vuelta al mundo.
La colonización usó sistemas como repartimiento, capitulación, encomienda (trabajo indígena y evangelización) y mita. Las denuncias de Fray Bartolomé de las Casas motivaron las Leyes de Burgos (1512) y Leyes Nuevas (1542) para proteger a los indígenas.
El gobierno americano se articuló mediante el Consejo de Indias y la Casa de Contratación, y territorialmente en virreinatos (Nueva España y Perú), gobernaciones, audiencias y cabildos. El descubrimiento transformó Europa con nuevos productos (cacao, tabaco, maíz, patata) y metales preciosos que financiaron la Corona, pero generaron inflación y un fracaso industrial, pues el oro y la plata acabaron en manos de banqueros europeos.
3.3. Los Austrias Mayores: Carlos I y Felipe II
Carlos I (1516–1556) fue el primer rey común de Castilla y Aragón y heredó las coronas castellana, aragonesa, borgoñona y austriaca. Su llegada provocó las Comunidades de Castilla (1520–1521) y las Germanías de Valencia, por el descontento hacia sus consejeros y la presión fiscal; ambas fueron derrotadas y la monarquía reforzó su poder. Castilla se convirtió en la base política y financiera de su proyecto imperial.
Política Exterior de Carlos I
Carlos I luchó contra Francia (victoria en Pavía, 1525), contra los protestantes (Concilio de Trento, victoria en Mühlberg, aunque aceptó la Paz de Augsburgo, 1555) y contra los turcos (Túnez 1535, Argel 1541). Abdicó en 1556, dejando la Monarquía Hispánica a Felipe II y el Imperio a Fernando I.
Felipe II (1556–1598), educado en Castilla, consolidó un Estado moderno polisinodial basado en Consejos, virreinatos, Secretarías, Chancillerías y corregidores, fijando la corte en Madrid y aumentando la presión fiscal. En el interior afrontó la rebelión de las Alpujarras (moriscos) y la revuelta de Aragón (1591).
Política Exterior de Felipe II
Continuó las guerras de religión, logró la anexión de Portugal (1580) y la gran victoria de Lepanto (1571) frente a los turcos. La sublevación de Flandes dividió el territorio en la Unión de Utrecht (protestante) y Arrás (católica). El apoyo inglés a los rebeldes llevó al desastre de la Armada Invencible (1588), agravando la crisis financiera de la Monarquía.
3.4. Sociedad, Economía y Cultura en los Siglos XVI y XVII
El Siglo XVI: Expansión y Revolución de los Precios
España vivió una expansión económica impulsada por el crecimiento de la población y por la llegada masiva de oro y plata de América, lo que provocó la llamada revolución de los precios, una fuerte inflación que, pese a la riqueza aparente, marcó el origen del fracaso económico español, ya que los metales se desviaron hacia banqueros extranjeros para financiar guerras y no se desarrolló una industria manufacturera propia. La sociedad estamental se mantuvo, con la aparición de los Grandes de España, el apogeo de los gremios y la exigencia de limpieza de sangre para acceder a cargos.
El Siglo XVII: Crisis y Decadencia
En el siglo XVII, sin embargo, estalló una profunda crisis: la población se estancó por malas cosechas, epidemias como la peste, guerras y la expulsión de 300.000 moriscos. La economía entró en decadencia por las deudas, las bancarrotas, la caída de la producción agrícola, la paralización del comercio y la industria, el dominio extranjero del comercio americano y el peso de la Mesta. Socialmente, aumentó el número de privilegiados, mientras que artesanos, comerciantes y campesinos disminuyeron, con un creciente desprecio hacia el trabajo productivo y una pobreza generalizada.
El Siglo de Oro
En contraste con la crisis económica, la cultura alcanzó su máximo esplendor con el Siglo de Oro, que abarcó el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del XVII, con figuras literarias como Garcilaso, Cervantes, Lope de Vega, Quevedo y Góngora, y en arte El Greco, Herrera, Velázquez, Zurbarán y Murillo.
3.5. La Guerra de Sucesión y el Nuevo Orden Borbónico
La Guerra de Sucesión y la Paz de Utrecht
La Guerra de Sucesión (1700–1714) comenzó tras la muerte de Carlos II, que dejó la Corona a Felipe de Anjou, generando un conflicto europeo entre Francia y la Gran Alianza (Austria, Inglaterra, etc.). Desde 1705 la guerra también fue civil, con Castilla apoyando a Felipe y la Corona de Aragón a Carlos de Austria por miedo al centralismo borbónico.
La Paz de Utrecht (1713–1714) confirmó a Felipe V como rey, pero supuso grandes pérdidas territoriales:
- Italia y los Países Bajos pasaron al emperador.
- Inglaterra consiguió Gibraltar, Menorca, el Asiento de Negros y el Navío de Permiso.
En el siglo XVIII, la política exterior borbónica buscó recuperar lo perdido aliándose con Francia mediante los Pactos de Familia: el Primero (1733) permitió recuperar Nápoles y Sicilia, el Segundo (1743) otorgó Parma, y el Tercero (1761) permitió a Carlos III intervenir en la Guerra de los Siete Años.
La Nueva Monarquía Borbónica y los Decretos de Nueva Planta
La llegada de los Borbones instauró en España un modelo político inspirado en el absolutismo francés, fortaleciendo el centralismo. Felipe V renovó la administración:
- Los Consejos quedaron relegados, creándose las Secretarías de Estado y del Despacho (antecedentes de los ministerios).
- Se implantó la Ley Sálica y se reorganizó el territorio mediante provincias dirigidas por intendentes y capitanes generales.
- En lo religioso se impuso el regalismo, por el cual el rey proponía al Papa los cargos eclesiásticos.
Los Decretos de Nueva Planta (Valencia, Aragón, Mallorca y Cataluña) suprimieron fueros, Cortes, Generalitat, Justicia de Aragón, aduanas y moneda, imponiendo la administración castellana con corregidores y audiencias, además de un impuesto único. Esto apoyó la homogeneización institucional del nuevo Estado.
3.6. Las Reformas Borbónicas en los Virreinatos Americanos
Los Borbones introdujeron profundas reformas en los virreinatos americanos para reforzar el control metropolitano. El Consejo de Indias perdió poder en favor de las Secretarías de Estado, y la Casa de Contratación decayó.
Administración y Comercio
- A los virreinatos de Nueva España y Perú se añadieron Nueva Granada y Río de la Plata.
- El sistema de intendencias sustituyó a gobernaciones y corregimientos para mejorar la recaudación y el control territorial.
- En materia comercial, se aplicaron medidas liberalizadoras: se suprimió el sistema de Flotas y Galeones, y finalmente se decretó el libre comercio entre todos los puertos peninsulares y americanos, rompiendo el monopolio de Cádiz.
Aunque el comercio aumentó, la débil industria española no pudo abastecer la demanda, por lo que la mayoría de manufacturas enviadas a América eran extranjeras, mientras el contrabando siguió siendo muy superior al comercio legal.
3.7. Sociedad, Economía y Cultura del Siglo XVIII (La Ilustración)
En el siglo XVIII, la sociedad española siguió siendo estamental, aunque el crecimiento económico y comercial permitió la aparición de una burguesía comercial e industrial más fuerte.
Economía y Reformismo
La agricultura, principal actividad, aumentó su producción gracias a la ampliación de tierras cultivadas. Jovellanos, en su Informe sobre la Ley Agraria, propuso eliminar trabas jurídicas y sociales para modernizar el campo. La artesanía y la industria, muy limitadas por los gremios, mantuvieron un bajo nivel de producción, aunque comenzó a difundirse la industria doméstica y el Estado impulsó manufacturas reales y la construcción naval.
La Ilustración
Culturalmente, triunfó la Ilustración, corriente racionalista llegada de Francia, que inspiró las reformas borbónicas y promovió el uso de la razón, el fomento de la economía nacional, el avance del conocimiento científico y la extensión de la educación como bases del progreso. Su difusión se realizó a través de Academias (San Fernando, Historia) y de las Sociedades Económicas de Amigos del País, y tuvo como figuras destacadas a Jovellanos y José Celestino Mutis, que impulsaron la renovación intelectual y técnica del país.

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