06 Nov

Teoría Cultural y Cultura Popular: Conceptos Fundamentales

Raymond Williams: Las Tres Definiciones de Cultura

Raymond Williams sostiene que la palabra “cultura” posee tres sentidos principales:

  1. Desarrollo Personal: Se entiende como un proceso de crecimiento intelectual o espiritual, asociado a la educación, el arte o el pensamiento. Es la idea de que una persona “culta” es aquella que ha evolucionado en estos ámbitos.

  2. Modo de Vida: Abarca todo lo que conforma la vida cotidiana de una sociedad: las costumbres, los valores, las formas de relación e incluso las celebraciones.

  3. Obras Artísticas o Intelectuales: Se refiere a los productos culturales concretos que creamos, como libros, películas, música o arte.

Williams enfatiza que estas tres formas están interconectadas y que, en esencia, la cultura es algo ordinario, presente en la vida de todos, no solo en la de las élites.

John Storey: Seis Definiciones de Cultura Popular

John Storey explica que la cultura popular puede interpretarse de varias maneras:

  1. Lo que gusta a muchas personas: Aquello que tiene éxito masivo, como una canción o una película famosa.

  2. Lo que queda fuera de la alta cultura: Lo que no pertenece al mundo del arte más “refinado” o de las clases altas.

  3. Cultura de Masas: La cultura producida por la industria para el consumo. Storey aclara que el público no es pasivo, sino que otorga su propio significado a lo que consume.

  4. Cultura del Pueblo: Más ligada al folclore, a lo que la gente crea y transmite desde sus tradiciones.

  5. Terreno de Lucha: Un espacio de tensión constante entre el poder (que intenta imponer valores) y la resistencia (que los transforma o rechaza).

  6. Mezcla Posmoderna: En la época posmoderna, la cultura popular se fusiona con la alta cultura, difuminando las diferencias tradicionales.

En resumen, Storey sugiere que estas seis definiciones pueden reducirse a cuatro categorías principales: lo que gusta a muchos, lo que queda fuera de la alta cultura, la cultura de masas y la cultura del pueblo.

Pierre Bourdieu: Cultura, Clase Social y Distinción

Bourdieu argumenta que nuestros gustos culturales (lo que nos gusta ver, escuchar o leer) no son naturales, sino que están profundamente condicionados por la clase social y la educación recibida.

  • Las clases altas suelen poseer un gusto más “refinado” debido a su acceso a ciertos valores culturales y a una mayor educación.

  • Las clases populares tienden a disfrutar de productos más accesibles, lo cual no implica que valgan menos.

Para Bourdieu, el gusto funciona como una forma de distinción, marcando diferencias sociales. De esta manera, la cultura se convierte en una forma de poder simbólico, ya que lo que se considera “buena cultura” es definido por las clases dominantes para mantener su posición.


Antonio Monegal: La Cultura como Fuerza Simbólica y Herramienta

La Tesis de Antonio Monegal: La Cultura como Fuerza Simbólica

Monegal retoma las ideas de Williams y conecta las tres definiciones de cultura. Sostiene que las obras artísticas o intelectuales crean valores y modelos que influyen directamente en cómo una sociedad se concibe y cómo vive.

Por ejemplo, las películas o los libros no solo entretienen, sino que también modelan nuestro pensamiento, nuestros valores y nuestras nociones de lo correcto o incorrecto. Por ello, Monegal afirma que la cultura no es un simple adorno, sino una fuerza simbólica que da forma a la sociedad. Su función esencial es ayudarnos a entender el mundo y también a transformarlo, permitiéndonos imaginar nuevas formas de vida.

La Crisis del Esquema Cultural Tradicional

Este esquema tradicional de la cultura entra en crisis en el siglo XX, especialmente tras las guerras mundiales. Hasta ese momento, se creía que la cultura conducía a la civilización y al mejoramiento humano. Sin embargo, eventos como las guerras, el fascismo o los campos de concentración demostraron que la cultura no había evitado la barbarie.

Además, se reveló que la cultura “universal” promovida era eurocéntrica y elitista. Aunque se perdió la fe en la cultura como fuerza moral salvadora, Monegal insiste en que esta mantiene un valor utópico, pues nos permite seguir imaginando un mundo mejor.

El Papel Político Intrínseco de la Cultura

Monegal establece que la cultura siempre tiene un lado político, incluso cuando no es evidente. A través de ella se crean valores, significados y modelos de vida, lo cual influye en la organización social y en lo que se considera justo o injusto.

La cultura no solo refleja lo que somos, sino que nos permite imaginar lo que podríamos llegar a ser. La política reside en esa diferencia entre la realidad existente y lo que es posible. Incluso en lo cotidiano (cómo hablamos, qué celebramos), la cultura es inherentemente política.

La Concepción de la UNESCO sobre la Cultura

La UNESCO concibe la cultura como un conjunto de bienes materiales e inmateriales que constituyen la identidad de los pueblos. Esto incluye elementos físicos (monumentos, cuadros) e intangibles (tradiciones, idiomas, fiestas). Proteger la cultura, bajo esta óptica, significa cuidar el patrimonio común de la humanidad.

Características de los Bienes Culturales

Los bienes culturales poseen un valor simbólico y social superior al valor económico, ya que representan la historia y la identidad de una comunidad. Su valor es dinámico y cambia con el tiempo. Además, la determinación de lo que es “valioso” depende de agentes específicos (museos, gobiernos, clases altas, medios).

Aunque se mantenga la distinción entre cultura “alta” y cultura popular, ambas son partes esenciales de la identidad social.

La Visión Dominante y sus Limitaciones

Actualmente, la visión más común entiende la cultura como una colección de bienes, un patrimonio o tesoro. Bajo esta idea, un país es más “culto” si posee más monumentos o tradiciones reconocidas. Monegal critica esta visión por ser limitada, pues la cultura no es solo algo del pasado, sino algo vivo. La cultura debe servir para pensar el presente y construir el futuro, no solo para la conservación de lo antiguo.

Significado de la Cultura como “Caja de Herramientas”

Entender la cultura como una “caja de herramientas” implica verla como algo que usamos diariamente para vivir, pensar y actuar. No es un objeto de museo, sino un conjunto de recursos que nos ayudan a interpretar y enfrentar el mundo. La cultura nos enseña normas de comportamiento, cómo reaccionar ante eventos vitales (como la muerte) o cómo convivir. Es un sistema que se aprende, que cambia y que está en constante movimiento.

Tipos de Herramientas Culturales según Even-Zohar

Even-Zohar distingue dos tipos de herramientas:

  • Las herramientas pasivas: Ayudan a entender el mundo (ej. mitos, creencias, símbolos).

  • Las herramientas activas: Sirven para actuar (ej. valores, hábitos, normas).

Ambas son necesarias: unas proporcionan comprensión y las otras facilitan la acción.

Relevancia de los Emprendedores Culturales

Los emprendedores culturales son aquellos individuos que logran que las ideas o los valores culturales se materialicen y se vuelvan reales. No solo crean, sino que consiguen que esas ideas impacten a la gente y transformen la vida cotidiana (ej. promotores de salud pública, educación o arte accesible). Gracias a ellos, la cultura se mueve, se transforma y se mantiene viva.


Evolución de las Políticas Culturales (Según Throsby)

Periodos Históricos de las Políticas Culturales

Throsby explica que las políticas culturales han atravesado varias etapas históricas, reflejando diferentes concepciones sobre la función de la cultura y el papel del Estado. Estos periodos se resumen en tres grandes fases:

  1. Primer Periodo: Protección y Alta Cultura (Años 50-60)

    Tras la Segunda Guerra Mundial, muchos países crearon ministerios o consejos de cultura. Se creía que el Estado debía proteger y promover las artes como símbolo de identidad nacional y progreso. La política se centraba en la alta cultura (arte clásico, museos, grandes teatros), bajo la premisa de que el arte mejoraba a los ciudadanos.

  2. Segundo Periodo: Expansión y Democratización (Años 70-80)

    La visión se amplía: el objetivo ya no es solo conservar el patrimonio, sino democratizar el acceso a la cultura. Se comienza a valorar la cultura popular y comunitaria, implementando programas para llevar la cultura a más lugares (festivales, centros culturales, actividades barriales). La meta era que la cultura no fuera exclusiva de las élites, sino accesible para toda la población.

  3. Tercer Periodo: Cultura y Economía (Años 90 hasta Hoy)

    La cultura se integra como un sector económico. Nace el concepto de industrias culturales y creativas, y los gobiernos fomentan el arte, el cine, la música o el diseño como fuentes de empleo y desarrollo. La política cultural se fusiona con la política económica y urbana (turismo, tecnología). Es una visión pragmática: la cultura produce riqueza además de valor simbólico.

Tres Grandes Transformaciones Post-Segunda Guerra Mundial

Throsby identifica tres cambios fundamentales en la política cultural después de la Segunda Guerra Mundial:

  1. El Papel Central del Estado

    Anteriormente, el arte dependía de mecenas privados o de la Iglesia. Tras la guerra, se estableció que el Estado debía apoyar y financiar la cultura como un derecho ciudadano, similar a la educación o la salud. Esto llevó a la creación de ministerios y políticas públicas específicas.

  2. La Democratización Cultural

    Se comprendió que no bastaba con subvencionar la ópera, sino que era necesario acercar la cultura a todos. El concepto de cultura se amplía para incluir lo popular, lo local y lo cotidiano. Surge la noción de “acceso cultural” y la necesidad de participación ciudadana.

  3. La Dimensión Económica de la Cultura

    En las últimas décadas, la cultura se ha visto como inversión, no solo como gasto público. El enfoque en las industrias creativas y el turismo cultural ha incrementado la visibilidad política de la cultura, aunque también ha generado el riesgo de priorizar el beneficio económico sobre el valor simbólico o social.

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