09 Abr

El final de la Guerra Civil tuvo como consecuencia, en el campo de la Literatura, la interrupción y la ruptura de la prometedora situación que se advertía durante los años republicanos, al provocar la masiva salida de España de decenas de escritores, y entre ellos, los mejores dramaturgos de los años treinta. Así surgíó una importante literatura dramática en diversos países de Hispanoamérica (México, Argentina, Chile, Uruguay, Cuba…) y europeos que corríó diversa suerte y que se orientó por diferentes direcciones. En esa literatura hay obras muy amplias y compactas como los teatros de Max Aub, Alejandro Casona y Rafael Alberti.
TEATRO EN EL EXILIO
MAX AUB : Publica en 1942 “San Juan”. La obra plantea las vicisitudes de un contingente de emigrados judíos que huyen de los nazis en un barco, el “San Juan”, y que no logran ser recibidos en ningún puerto.)
Alejandro Casona: Estrena en Buenos Aires “La dama del alba” (1944), “La barca sin pescador” (1945), “Los árboles mueren de pie” (1949)
AÑOS 40.- AÑOS CUARENTA: EVASIÓN Y HUMOR.
Destacan el teatro de humor, innovador, de Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. La obra más representativa de Mihura es “Tres sombreros de copa” estrenada en 1952, veinte años después de ser escrita. Es una comedia que satiriza la rutina y mediocridad de la burguésía de provincias y la no menos miserable vida del teatro de variedades; Se enfrentan dos mundos y dos concepciones de la vida: la vida burguesa y prosaica de DIONISIO y la vida poética y de libertad de PAULA.
AÑOS 50.-TEATRO EXISTENCIALISTA Y SOCIAL.
El teatro realista intentó renovar la escena española y manifestar su oposición a la dictadura. Las obras plantearon temas como la injusticia social, la explotación, la vida de la clase media y baja, la condición humana de los humillados, los marginados.
Destacan dramaturgos como:
Alfonso Sastre (“Escuadrón hacia la muerte”, 1953 “la mordaza”, 1954). Lauro Olmo (“La camisa”, 1962; drama sobre la emigración)
Antonio BUERO VALLEJO.
Antonio Buero Vallejo nacíó en Guadalajara en 1916.
oda su infancia la pasó en La Alcarria, salvo dos años (1927-1928) que vivíó en Larache (Marruecos), donde había sido destinado su padre. Se aficiónó a la lectura en la gran biblioteca paterna y también a la música y a la pintura: desde los cuatro años dibujó incansablemente. Su padre lo llevaba habitualmente al teatro y a los nueve años ya dirigía representaciones en un teatrillo de juguete.
En su obra se pueden distinguir tres etapas:
• Etapa existencial (reflexión sobre la condición humana): En “Historia de una escalera”, 1949, los protagonistas son cuatro jóvenes, vecinos en el último piso de una vieja casa: Urbano, obrero de una fábrica; Fernando, dependiente de una papelería; Carmina y Elvira. La obra refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no sólo por el peso del medio social sino también por la debilidad personal. En 1950 escribe “En la ardiente oscuridad”.
• Teatro social (denuncias de injusticias que atañen a la sociedad): “Un soñador para un pueblo”, “El concierto de San Ovidio”, 1962, denuncia la explotación de un grupo de ciegos en el París de los años previos a la Revolución francesa; “El tragaluz”, 1967, centrada en unos personajes marcados inexorablemente por la Guerra Civil.
 2. El teatro a partir de 1939. Tendencias, autores y obras principales.
  Buero Vallejo y Juan Mayorga.
  
TEATRO PARTE 2 I I TRIMESTRE
2o BACHILLERATO LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
• Etapa de innovaciones: Quizá la novedad técnica más llamativa es lo que se han denominado “efectos de inmersión”, corporeización escénica de sueños o visión de la escena por parte del espectador a través de los personajes. OBRAS: “El sueño de la razón”, “Llegada de los dioses”, “La fundación”(1974), en la que nos encontramos en un lujoso lugar que resulta ser la celda de una prisión con cinco condenados a muerte; “La denotación”, 1977, drama histórico centrado en la figura de Larra.
AÑOS 60 Y 70.- RENOVACIÓN FORMAL
• Dentro del teatro comercial, siguen triunfando las comedias de Mihura, Jaime Salom, Jaime de Armiñan, Ana Diosdado. Entre los nuevos sobresale Antonio GALA: En 1963 estrena su primer comedia, “Los verdes campos del Edén”. Durante los años setenta goza del favor del público con obras como ”Anillos para una dama”, “Las cítaras colgadas de los árboles”, “Por qué corres, Ulises”. Posteriormente estrena obras como “El hotelito”, “Séneca o El beneficio de la duda”.
• La experimentación. Como ocurre con la narrativa y la poesía, los nuevos autores consideran acabado el Realismo social y buscan nuevas propuestas que se caracterizan por su oposición estética a los “realistas”, aunque en bastantes ocasiones las obras tampoco están exentas de crítica social. Muchas de estas obras no encontraron facilidades para ser representados, o por problemas con la censura, o porque sus audacias formales no encontraron fácil eco en el público. Se habla de “teatro soterrado”, “teatro del silencio”, “Teatro ‘underground’ , “teatro vanguardista”.
Quizá lo más peculiar es el teatro de Fernando ARRABAL. Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura con la lógica son las carácterísticas del primer conjunto de las obras de Arrabal: por ejemplo, “El triciclo” de 1953. Exiliado en Francia desde 1955, sus obras (generalmente, estrenadas en Francia y publicadas en francés antes que en castellano) se encuadrarían dentro del llamado “teatro pánico” (del griego ‘pan’, todo) y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Sus obras: “El laberinto”, 1956; “Oye, Patria, mi aflicción” (1975), etc.
En el panorama del teatro bajo los últimos años del franquismo no puede faltar la mención del fenómeno del “teatro independiente”. Bajo este rótulo se engloban grupos como “Los Goliardos”, “Tábano” “Teatro libre” de Madrid; “Els joglars”, “Els Comediants” y “Fura dels Baus” en Barcelona; “Aquelarre”, en Bilbao, etc.
DESDE 1975
Finalizada la dictadura y eliminada la censura parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Pero, por el contrario, ha sido en estos años cuando la crisis del teatro español se ha hecho más evidente.
Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 ha sido la creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto del estado como de las comunidades autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y posteriormente El Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Francisco Nieva (dos veces Premio Nacional de Teatro, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, académico de la Lengua…) es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte de Franco.

Juan MAYORGA
Juan Antonio Mayorga Ruano nacíó en Madrid en 1965, se
licenció en Filosofía y Matemáticas. Amplió estudios en Berlín y
París y se doctoró en Filosofía. Dramaturgo, adaptador de piezas
clásicas, ensayista y director. Es en la actualidad uno de los
dramaturgos españoles con mayor proyección nacional e
internacional y uno de los dramaturgos más brillantes y
premiados de su generación. Posee el Premio Nacional de Literatura Dramática, el premio
Valle- Inclán, el premio La Barraca o el premio Max, entre otros.
Su teatro se caracteriza por proponer una reflexión crítica, de sólida raíz intelectual y filosófica acerca de cuestiones como: las formas de dominación ejercidas por el ser humano y sus mecanismos de poder- público y privado-, las máscaras del pensamiento reaccionario, la responsabilidad moral en el ejercicio de la actividad pública, etc.
Los temas visibles en sus obras y que están íntimamente ligados son: la libertad frente al poder, la historia y la memoria, el arte y la crítica, el individuo y lo colectivo. Y, sobre todo, sea cual sea el tema, brilla la palabra. Cree en un “teatro pobre”, sobrio, sin ornamento para dar importancia a la palabra. Considera el teatro como un arte dialéctico y la escritura como diálogo permanente con sus lectores y espectadores para interrogar acerca de quiénes somos y qué somos en este mundo.
Mayorga se sirve de la metateatralidad (teatro dentro del teatro) y su obra es marcadamente metalingüística porque lleva a escena muchos personajes que mantienen una relación vital con el lenguaje: escritores, críticos, profesores, periodistas, médicos, padre, parejas…; todos ellos luchan por “encontrar las palabras”, por recordarlas o por decirlas.
A través de la intertextualidad o el cuestionamiento permanente, es decir, el desplazamiento de ideas, palabras o frases de un personaje a otro permite al lector dar forma a la obra. Con los intercambios verbales (ejemplo: profesor y su alumno) se plantean problemas morales de carácter universal. El dramaturgo escenifica la duda y siembra confusión en el lector o espectador.
La obra de Juan Mayorga se puede clasificar en:
1. “Teatro histórico- político”. Comprende cuatro obras claves: Siete hombres buenos, El jardín quemado, Cartas de amor a Stalin y Camino del cielo. En ellas se hace patente la lucha del ser humano contra el poder que trata de aniquilarlo.
2. “Teatro político- social: Textos breves”. Sus piezas breves condensan los grandes temas del autor: la lucha entre opresores y oprimidos o el racismo hacia el que es diferente. También destacan otros temas comprometidos con lo social como la defensa de la no violencia o el antibelicismo.
3. “Teatro social: Textos extensos”. Obras extensas como El sueño de Ginebra o La paz perpetua son dos ejemplos de las doce obras que se incluyen. Parte de estos textos extensos reflejan un tema central en el teatro de Mayorga que es el tema de la corrupción.

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