09 Jun
Percepción de la Visión
Al propagarse la luz a través de distintas estructuras transparentes, ocurre el fenómeno físico de la refracción, que es el cambio de dirección que experimenta una onda al pasar de un medio material a otro. Esto solo se produce si la onda incide oblicuamente sobre la superficie de separación de los dos medios y si estos tienen índices de refracción distintos.
- En el paso de aire/agua, la superficie es plana.
- Si la superficie es curva, hay una lente capaz de hacer converger o divergir el haz luminoso en un punto o en una zona.
La luz penetra por la córnea, donde ocurre el primer proceso de refracción por el cambio de medio (aire-córnea). Después pasa por la pupila, que se contrae o dilata por la contracción de los músculos del iris según la intensidad de la luz. Si la luz es intensa, se contrae (miosis). Si la luz es escasa, se dilata (midriasis), y así aumenta o disminuye el haz de luz. Pasa por el cristalino, que se acomoda, aumenta o disminuye su abombamiento a la distancia precisa para facilitar que la imagen se forme y proyecte invertida en la retina.
En la retina, las señales lumínicas estimulan a los conos (responsables de la nitidez y del color por la rodopsina, sustancia pigmentaria) y los bastones (responsables de la cantidad de luz), de forma que los productos químicos se descomponen y dan lugar a la excitación de las fibras del nervio óptico. La señal se transmite desde cada retina a los dos hemisferios, por lo que existe un quiasma óptico (zona de cruce e intersección de los nervios ópticos detrás de las cavidades orbitarias y en la base del cráneo). Los impulsos van al lado opuesto del cerebro por las cintillas ópticas que llevan la información de cada uno de los ojos hasta el tálamo, desde donde van hasta la corteza visual del cerebro, en el lóbulo occipital, donde se procesa la información visual de ambos ojos y su convergencia sobre el objeto a visualizar, dando lugar a una imagen tridimensional.
Las transparencias permiten observar el fondo de ojo, explorar la retina y ver el estado de las arterias.
Anatomofisiología y Patologías del Sentido del Olfato
La nariz está dividida por el tabique nasal en dos fosas nasales, compartimentos donde están los tres cornetes óseos y entre ellos los meatos que comunican con los senos paranasales. Los cornetes, como todas las fosas nasales, están recubiertos de la pituitaria (membrana). Hay la roja respiratoria: esta muy vascularizada, forma la mucosa y sirve para calentar y humedecer el aire. Cubriendo al cornete superior está la amarilla u olfatoria, mucosa con ramificaciones de las células olfativas (células ciliadas con quimiorreceptores) que atraviesan el hueso etmoides por la lámina cribosa, llegan a la base del cráneo y contactan con los bulbos olfatorios, de donde parte el nervio olfatorio.
Las sustancias volátiles del ambiente entran en las fosas nasales, se disuelven en las mucosidades y son captadas por las prolongaciones de las células receptoras de la pituitaria amarilla. Tras la interacción química entre los receptores olfatorios, envían mensajes al cerebro, tanto a estructuras del sistema límbico (donde se estimulan emociones y la memoria) como a la corteza cerebral para la formación de la sensación-percepción.
El sentido del olfato sufre procesos de adaptación; es decir, cuando las células olfatorias se acostumbran a un determinado olor, dejan de transmitirlo al cerebro y no se percibe el olor.
Anosmia
Pérdida parcial o total del olfato. Puede ser temporal por vegetaciones, inflamación de la mucosa por microorganismos (en el resfriado común) o definitiva, que suele ser debida a lesiones del nervio olfatorio.
Anatomofisiología del Sentido del Tacto
Disco de Merkel
Se hallan en la epidermis y se encargan de recibir los estímulos del tacto y presión ligera.
Corpúsculo de Meissner
Son diminutos sensores del tacto fino (forma y textura de los objetos) y se encuentran en las papilas dérmicas de las partes no pilosas del cuerpo (palma de la mano y la planta del pie, sobre todo en las yemas de los dedos), labios y lengua, y alrededor de los folículos pilosebáceos (pestañas, genitales externos y pezones). Las zonas erógenas y otros puntos hipersensibles responden muy rápidamente o ligeramente en todo.
Corpúsculos de Ruffini
Receptores encapsulados ubicados a cierta profundidad bajo la superficie de la piel. Responden al tacto continuo y a la presión constante de la piel: son sensores de temperatura y sus cambios. La lengua es de las zonas más sensibles al calor. El cuerpo responde inmediatamente a los cambios de temperatura y sentimos el frío con un espectro corporal más amplio que el que tenemos para sentir el calor. Muchas más mujeres que hombres sienten frío en manos y pies.
Corpúsculo de Pacini
Son poco abundantes aunque gruesos, se sitúan en las zonas más profundas de la piel, sobre todo en: dedos de manos y pies; pared de la vejiga, glándulas genitales y mamarias, y cerca de las articulaciones y los músculos. Responden muy deprisa a la vibración y a los cambios de presión. Informan del movimiento de las articulaciones o de los cambios de posición de los órganos cuando nos movemos. Sus estímulos duran poco y las mujeres tienen umbrales de sensibilidad más bajos a la presión (más sensibles).
Receptor Sensorial del Tallo del Cabello
Las terminaciones nerviosas que rodean los folículos del cabello responden al tacto y al movimiento ligero.
Dolor
Son terminaciones especializadas libres o asociadas a las del tacto que responden a sensaciones extremas de temperatura y presión, y a la prostaglandina liberada por las células dañadas. Transmiten al cerebro la localización e intensidad del dolor y pueden estimular la liberación de endorfinas que bloquean el dolor.
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