10 Jun
La Novela Noventayochista: Crisis y Renovación a Comienzos del Siglo XX
A comienzos del siglo XX, predominaba una sensación de crisis y decadencia cultural. Surgió un rechazo al realismo y al positivismo racionalista. La novela introdujo cambios respecto a la narrativa realista anterior. En 1902, autores como Azorín, Unamuno, Baroja y Valle-Inclán iniciaron un camino marcado por los siguientes rasgos:
- Denuncia de los males de España: el caciquismo, el hambre y la ignorancia…
- Pesimismo: ante la situación histórica (el desastre colonial de 1898) y ante el desmoronamiento de los valores sociales y espirituales.
- Influencia de la filosofía: los planteamientos existencialistas de Kierkegaard y Schopenhauer (el escepticismo, la vida como algo absurdo y carente de sentido).
- El dolor de España y Castilla: como profundo símbolo de patriotismo casticista.
- Renovación estética o del estilo: mediante el subjetivismo o antirrealismo (no se persigue, como en la estética realista, la reproducción exacta de la realidad, sino la expresión de la realidad interior); y una concepción totalizadora (la novela es un género multiforme, en el que tienen cabida también la reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo…).
Principales Novelistas de la Generación del 98
- Unamuno: Aborda temas como la tradición, la intrahistoria y la conciencia trágica de la existencia. Creó las nivolas, obras con diálogo abundante, estructura libre y ausencia de argumento. Obras destacadas: Amor y pedagogía, Niebla, La tía Tula, San Manuel Bueno, mártir.
- Valle-Inclán: Evolucionó del modernismo (Sonatas) al esperpento (Tirano Banderas, La corte de los milagros), pasando por el ciclo carlista (Los cruzados de la causa). El esperpento deforma la realidad para criticarla de forma grotesca.
- Pío Baroja: Combinó pesimismo y vitalismo. Defendió una novela libre y sencilla. Sus obras, agrupadas en trilogías, como La lucha por la vida o Tierra vasca, relatan el aprendizaje vital a través de la experiencia.
- Azorín: Su estilo es impresionista y lírico, con frases cortas, abundante descripción y tramas mínimas. Destacan obras como La voluntad, Las confesiones de un pequeño filósofo y Doña Inés.
La Novela Novecentista: Pureza Formal y Cosmopolitismo
Se caracterizaba por el antirrealismo, el antirromanticismo y el antinoventayochismo. Los escritores eran cosmopolitas y europeístas. Defendían la pureza formal y estilística de sus obras, que pretendían configurar un arte selectivo y minoritario. Poseían una sólida formación universitaria y un marcado talante liberal. Se decantaban por una novela deshumanizada, alejada del sentimiento, y pretendían reflexionar sobre la inteligencia creadora del ser humano.
- Gabriel Miró: En sus novelas se observa la prioridad de la forma sobre el contenido: Las cerezas del cementerio, El obispo leproso, Nuestro padre San Daniel.
- Ramón Pérez de Ayala: Se caracterizaba por su intelectualismo, lirismo, reflexión crítica, estilo retórico y academicista: Tinieblas en las cumbres, La pata de la raposa, Troteras y danzaderas, A. M. D. G., Belarmino y Apolonio, Tigre Juan.
Además, hubo una novela humorística cultivada por Wenceslao Fernández Flores (El bosque encantado) y Ramón Gómez de la Serna, cuyas novelas incluyen: El torero Caracho (1927), que distorsiona la visión de la fiesta de los toros; El Novelista (1924), historia de un autor en busca de motivos e imaginación para sus novelas; o El doctor inverosímil (1921), que narra la historia de un médico que cura por medio de extraños métodos.
La Novela Hacia 1927: Vanguardia y Compromiso Social
En los mismos años en que la Generación poética del 27 alcanzaba su auge, al menos otros dos grupos de autores escribían en líneas distintas.
Novelistas del Exilio y Arte Deshumanizado
El primero estaba formado por novelistas republicanos que padecieron el exilio: Benjamín Jarnés, Juan Chabás, Rosa Chacel, Juan José Domenchina, Max Aub o Francisco Ayala. En sus primeras obras, practicaron una novela en línea con el ‘arte deshumanizado’ que planteaba Ortega y Gasset.
- Francisco Ayala: Intelectual polifacético, abordó el ensayo, la traducción, la crítica literaria, el periodismo y la ficción. Contrario a todo tipo de dictadura, reflejó en sus textos la ilegitimidad del poder ejercido con violencia. En su primera etapa, experimentó con la vanguardia. Obras: Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925), Historia de un amanecer (1926), El boxeador y un ángel y Cazador en el alba (1929).
El Nuevo Romanticismo y la Novela Social
El segundo grupo (denominado ‘nuevo romanticismo’) planteó una novela social muy comprometida con la ideología revolucionaria: José Díaz Fernández, Ramón J. Sender y César M. Arconada.
La Novela Española de 1939 a los Años 70: Postguerra y Renovación
Tras la Guerra Civil, la novela española vivió una etapa difícil: muchos autores como Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala y Rosa Chacel marcharon al exilio, donde su literatura siguió tratando temas como la guerra. En España, la censura limitó la expresión libre.
Tendencias de los Años 40: Existencialismo y Tremendismo
Durante los años 40 destacaron dos tendencias principales:
Novela Existencial
Expresaba angustia, soledad y desorientación, como reflejo de una sociedad rota. Obras clave:
- Nada de Carmen Laforet (vida cotidiana marcada por la incomunicación y el desencanto).
- La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes (obsesión por la muerte y la infelicidad).
Tremendismo
Presentaba lo más brutal y sórdido de la realidad humana. Ejemplo destacado:
- La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela (relato de una vida marcada por la violencia y el fatalismo).
Autores como Torrente Ballester, Cela, Laforet y Delibes renovaron la narrativa de los años 40 en un contexto de represión cultural.
La Novela Social-Realista (Años 50): Crítica y Compromiso
En los años 50, España empezó a salir del aislamiento internacional. El crecimiento económico y los cambios sociales (como la migración del campo a la ciudad) inspiraron una nueva narrativa crítica hacia las injusticias sociales y el poder establecido.
Precedente Clave
La colmena (1951) de Camilo José Cela, que retrata la sociedad de la posguerra.
Tendencias Principales
- Neorrealismo: Se centró en los problemas individuales como la soledad y la frustración. Autores destacados: Ana María Matute, Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre), Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, 1956), Carmen Martín Gaite (Entre visillos).
- Novela Social (Realismo Social): Se enfocó en los problemas colectivos, como la pobreza rural, la explotación obrera y la superficialidad burguesa. Autores: Jesús Fernández Santos (Los bravos), Jesús López Pacheco (Central eléctrica), Juan García Hortelano (Nuevas amistades, Tormenta de verano) y Armando López Salinas (La mina).
La Novela Experimental (Años 60): Innovación y Conciencia
En los años 60, el realismo social mostró signos de agotamiento y surgió una tendencia hacia la experimentación y la renovación narrativa, impulsada por autores como Luis Goytisolo y Juan Goytisolo.
Características Principales
- Influencias: De escritores europeos (Proust, Kafka, Joyce), norteamericanos (Faulkner, Dos Passos) y latinoamericanos (Vargas Llosa, Cortázar, García Márquez).
- Complejidad: Novelas más complejas y exigentes, dirigidas a un lector más preparado.
- Innovaciones: En argumento, estructura y estilo: uso de monólogo interior, saltos temporales, mezcla de géneros, y cambios ortográficos como la supresión de signos de puntuación y de párrafos.
- Objetivo: No solo la denuncia social, sino también la exploración de la conciencia y las técnicas narrativas.
Obras Representativas
- Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín Santos.
- Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo.
- Otros autores relevantes: Juan Benet (Volverás a Región), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario).
La Novela Desde 1975 Hasta Nuestros Días: La Era de la Democracia
Tras la muerte de Franco (1975), la cultura española vivió un gran impulso gracias al fin de la censura, la recuperación de autores exiliados y el mayor acceso a la literatura internacional.
Aspectos Principales
- Carácter aglutinador: Se integran todo tipo de tendencias, temas y estilos.
- Individualidad: Cada autor busca su propio estilo y su visión personal de la realidad.
Grupos de Novelistas Coexistentes
- Autores de la posguerra: Miguel Delibes, Camilo José Cela, Gonzalo Torrente Ballester.
- Novelistas de la “Generación del 50”: Juan Goytisolo, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite.
- Generación de 1975 o 1968: Siguen la línea de la novela experimental de Tiempo de silencio (Luis Martín Santos), con tramas fragmentadas y monólogos interiores. Ejemplos: Eduardo Mendoza, Félix de Azúa, Juan José Millás, Vicente Molina Foix, Soledad Puértolas.
- Nuevos autores de la democracia: Manuel Vicent, Julio Llamazares, Javier Marías, Luis Mateo Díez, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Luis Landero.
Nuevas Tendencias Narrativas en la Novela Española Actual
Aunque no hay corrientes claramente definidas, se identifican varias tendencias temáticas:
Novela policíaca e intriga: Resurge con autores como Manuel Vázquez Montalbán (el detective Pepe Carvalho) y Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa, Beltenebros).
Novela histórica: Ambientada tanto en épocas remotas como recientes (Guerra Civil). Ejemplos: El hereje (Miguel Delibes), la saga de Alatriste (Arturo Pérez-Reverte), Soldados de Salamina (Javier Cercas).
Novela de reflexión íntima: Centrada en la búsqueda personal y la introspección. Obras como Mortal y rosa (Francisco Umbral) o La lluvia amarilla (Julio Llamazares).
Novela de memoria y testimonio: Basada en el recuerdo y el compromiso social. Representada por Rosa Montero (Te trataré como a una reina) y Luis Mateo Díez.
Novela culturalista: Novelas eruditas que analizan la cultura occidental, como Las máscaras del héroe de Juan Manuel de Prada.
Narrativa de juventud urbana: Temas de la juventud y la contracultura en Historias del Kronen (José Ángel Mañas) o Sexo, prozac y dudas (Lucía Etxebarría).
Generación Afterpop o «Nocilla»: Autores como Agustín Fernández Mallo (Nocilla dream), influenciados por la cultura digital, lo híbrido y lo fragmentario (blogs, redes sociales, etc.).
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