08 Nov

Rendimiento de la Empresa y Creación de Valor

El rendimiento empresarial refleja la capacidad de una empresa para alcanzar sus objetivos estratégicos y generar valor de forma sostenida en el tiempo. No se mide solo por los beneficios contables, sino por la creación de valor real para los accionistas y los distintos grupos de interés. En otras palabras, una empresa tiene un buen rendimiento cuando logra rentabilidades superiores al coste del capital que utiliza y satisface, al mismo tiempo, las expectativas de empleados, clientes, proveedores y sociedad.

La creación de valor se entiende como el proceso mediante el cual la empresa desarrolla un conjunto de actividades que permiten que el precio que el mercado está dispuesto a pagar por sus productos o servicios sea superior a los costes incurridos. Esto implica eficiencia en la gestión, uso adecuado de los recursos y orientación al crecimiento sostenible.

Indicadores de Rendimiento

El rendimiento puede medirse a través de distintos indicadores. Los indicadores contables se centran en resultados pasados, como el EBITDA, el ROA (Rentabilidad Económica) y el ROE (Rentabilidad Financiera). El ROA muestra la eficiencia con la que la empresa utiliza sus activos para generar beneficios, mientras que el ROE mide la rentabilidad obtenida sobre el capital de los accionistas. Sin embargo, estos indicadores no siempre reflejan la creación real de valor, ya que no tienen en cuenta el coste del capital.

Por ello, se utilizan también indicadores económicos, como el EVA (Economic Value Added), que mide el valor creado por encima del rendimiento mínimo exigido por los accionistas. El EVA se calcula restando al beneficio operativo neto después de impuestos (NOPAT) el coste de capital (WACC) multiplicado por el capital invertido. Un EVA positivo significa que la empresa está generando beneficios por encima del coste de los recursos empleados, es decir, que está creando valor.

Otra forma de medir la creación de valor es el modelo de Gordon-Shapiro, que valora una empresa en función del valor presente de los dividendos futuros esperados. Según este modelo, una empresa crea valor cuando la rentabilidad esperada de los fondos propios (RFP) es superior a la rentabilidad exigida por los accionistas (Ke). En ese caso, el valor de mercado de los fondos propios (VMFP) será superior a su valor contable, reflejando que el mercado percibe a la empresa como generadora de valor.

Los Grupos de Interés de la Empresa (Stakeholders)

Los grupos de interés, también llamados stakeholders, son todas aquellas personas, colectivos o instituciones que influyen o se ven afectados por la actividad de la empresa. La dirección estratégica debe tenerlos en cuenta, ya que el éxito a largo plazo depende de su capacidad para satisfacer las expectativas y equilibrar los intereses de todos ellos.

Los stakeholders pueden dividirse en internos y externos.

Grupos Internos

Los grupos internos son aquellos que forman parte de la propia organización, como los accionistas, los directivos y los trabajadores.

  • Los accionistas aportan el capital y esperan una rentabilidad adecuada.
  • Los directivos gestionan los recursos y buscan alcanzar los objetivos estratégicos.
  • Los trabajadores contribuyen con su esfuerzo y conocimientos, esperando seguridad, reconocimiento y desarrollo profesional.

Grupos Externos

Los grupos de interés externos se encuentran fuera de la empresa, pero están directamente relacionados con su funcionamiento. Entre ellos se encuentran:

  • Los clientes, que esperan productos o servicios de calidad a precios razonables.
  • Los proveedores, que buscan relaciones estables y justas.
  • Las entidades financieras, que exigen solvencia y cumplimiento de obligaciones.
  • Las administraciones públicas, que se aseguran del cumplimiento legal y del pago de impuestos.
  • La sociedad en general, que valora el comportamiento ético, el respeto medioambiental y la contribución al desarrollo económico y social.

La empresa debe mantener una relación equilibrada con todos estos grupos, ya que priorizar solo a uno puede generar tensiones o pérdida de legitimidad. Por ejemplo, una empresa centrada exclusivamente en maximizar los beneficios de los accionistas puede perjudicar a trabajadores o al entorno, dañando su reputación y su sostenibilidad futura. Por tanto, el objetivo de la dirección estratégica no es únicamente generar beneficios económicos, sino crear valor compartido entre todos los grupos implicados. Esto implica gestionar adecuadamente las expectativas, fomentar la transparencia, mantener la responsabilidad social y garantizar que las decisiones estratégicas contribuyan al bienestar común.

Mecanismos de Control Directivo y Gobierno Corporativo

Los mecanismos de control directivo, también denominados mecanismos de gobierno corporativo, son los instrumentos mediante los cuales se supervisa, controla y orienta la actuación de los directivos para asegurar que sus decisiones estén alineadas con los intereses de los propietarios y demás grupos de interés.

La necesidad de estos mecanismos surge por la separación entre propiedad y gestión: los accionistas son los propietarios del capital, pero los directivos son quienes toman las decisiones diarias, lo que puede generar conflictos de intereses.

Mecanismos Internos

Los mecanismos internos son aquellos que proceden del interior de la propia organización:

  • El Consejo de Administración: Representa a los accionistas y tiene la función de vigilar la actuación de la dirección, aprobar las grandes decisiones estratégicas y garantizar la transparencia.
  • La supervisión jerárquica.
  • Los sistemas de incentivos: Vinculan la retribución de los directivos al cumplimiento de los objetivos y resultados de la empresa, alineando así sus intereses con los de los propietarios.
  • La cultura corporativa: Actúa como un sistema de normas y valores compartidos que orienta el comportamiento de los miembros de la organización hacia la responsabilidad y la ética.

Mecanismos Externos

Los mecanismos externos provienen del entorno de la empresa y ejercen control indirecto sobre la gestión:

  • El mercado de capitales: Los inversores premian con financiación a las empresas que gestionan bien y penalizan a las que muestran opacidad o bajo rendimiento.
  • El mercado laboral directivo: Valora la reputación y competencia de los gestores, favoreciendo a los más eficientes.
  • El mercado de productos y servicios: Obliga a las empresas a mantener calidad y eficiencia para sobrevivir.
  • La regulación pública y las normas legales: Establecen obligaciones de transparencia, auditorías y rendición de cuentas.

En conjunto, estos mecanismos garantizan un equilibrio entre la autonomía de los directivos y la responsabilidad frente a los accionistas y la sociedad. Un buen sistema de gobierno corporativo combina controles internos sólidos con la disciplina impuesta por el mercado y las instituciones externas, generando confianza, legitimidad y sostenibilidad a largo plazo.

Análisis del Entorno Futuro: El Método de los Escenarios

El análisis del entorno futuro busca anticipar las circunstancias que afectarán a la empresa en los próximos años, con el fin de preparar decisiones estratégicas adaptadas a posibles cambios. El método de los escenarios es una herramienta fundamental para ello, ya que permite describir distintas situaciones o contextos alternativos que podrían configurarse en el futuro.

Este método no pretende predecir el futuro de manera exacta, sino explorar varios futuros posibles y plausibles, con el objetivo de que la empresa pueda adaptarse con flexibilidad ante entornos inciertos. Su valor reside tanto en su utilidad para la planificación estratégica como en su capacidad para estimular la reflexión y el aprendizaje organizativo.

El proceso comienza definiendo las características actuales del entorno, identificando los factores de incertidumbre, las tendencias relevantes, el horizonte temporal y el alcance del negocio. Posteriormente, se seleccionan las variables clave que pueden afectar a la empresa y los actores implicados (clientes, competidores, gobiernos, proveedores, etc.).

A partir de esta base, se elaboran al menos dos o tres escenarios alternativos: uno optimista, uno pesimista y, en ocasiones, uno intermedio. Cada escenario debe ser coherente internamente, realista y verosímil. Una vez definidos, se analizan sus consecuencias, se anticipan las posibles reacciones de los diferentes agentes y se formulan alternativas estratégicas que permitan aprovechar oportunidades o reducir riesgos. En definitiva, los escenarios ayudan a las empresas a estar preparadas ante distintos contextos futuros, fomentando la capacidad de anticipación y la toma de decisiones proactiva.

Técnicas de Previsión y Prospectiva

Las técnicas de previsión son cuantitativas, se basan en datos del pasado y suponen que las relaciones entre variables permanecen estables. Se utilizan en entornos previsibles y con pocos cambios. En cambio, las técnicas prospectivas son más adecuadas para entornos dinámicos e inciertos. Se centran en aspectos cualitativos, combinan información objetiva con juicios de expertos y consideran que las relaciones entre variables pueden cambiar.

Mientras la previsión adopta una actitud pasiva, aceptando el futuro como una prolongación del pasado, la prospectiva adopta una actitud activa y creativa, entendiendo el futuro como algo que puede construirse mediante las decisiones presentes. Dentro de las técnicas prospectivas destacan especialmente el método de los escenarios y el método Delphi.

El Método Delphi

El método Delphi es una técnica prospectiva complementaria que se utiliza para obtener información cualitativa sobre el futuro a partir de las opiniones de expertos. Consiste en consultar de forma sistemática a un panel de especialistas mediante cuestionarios sucesivos.

En una primera ronda, los expertos responden individualmente sobre la probabilidad de ocurrencia de ciertos hechos o sobre sus posibles consecuencias. Después, se analizan las respuestas y se elabora un resumen que se devuelve a los participantes para que puedan revisar y ajustar sus opiniones en nuevas rondas. El proceso se repite hasta que se alcanza un consenso razonable.

El método Delphi permite identificar los factores de mayor incertidumbre, estimar su impacto potencial y asignar probabilidades a los distintos escenarios. Su principal ventaja es que combina la experiencia de varios expertos, reduce sesgos individuales y proporciona una base más sólida para la construcción de escenarios futuros.

Por tanto, el método de los escenarios y el método Delphi son herramientas complementarias que ayudan a las empresas a diseñar estrategias más flexibles, fundamentadas en el análisis de la incertidumbre y en la participación de expertos en la toma de decisiones.

Delimitación del Entorno Competitivo

El entorno competitivo comprende el conjunto de empresas que ofrecen productos o servicios sustitutivos entre sí y que compiten por los mismos clientes. Delimitar este entorno es fundamental para conocer con quién se compite realmente, qué necesidades se satisfacen y qué tecnologías se emplean.

Dentro de este análisis, el concepto de industria ocupa un papel central. Una industria se define como el conjunto de empresas que, utilizando una tecnología similar, producen bienes o servicios destinados a satisfacer una misma necesidad. Es decir, agrupa a todas las empresas que compiten ofreciendo productos comparables mediante procesos productivos semejantes.

Sin embargo, la industria no siempre coincide con el mercado ni con el negocio. El mercado se refiere al conjunto de empresas que satisfacen una misma necesidad para un mismo tipo de cliente, incluso si usan tecnologías distintas. Por su parte, el negocio es la elección específica de una empresa dentro de la industria: qué funciones cubrir, qué clientes atender y con qué tecnologías operar.

El Modelo de Abell

Para determinar con precisión los límites del entorno competitivo, se utiliza el modelo de Abell, que define el campo de actividad de una empresa en tres dimensiones:

  1. Las funciones (qué necesidades satisface).
  2. Los grupos de clientes (a quién se dirige).
  3. Las tecnologías (cómo lo hace).

Esta delimitación permite identificar la competencia intersectorial, es decir, la que se produce entre empresas de distintas industrias pero que satisfacen la misma necesidad. Por ejemplo, las aerolíneas, el tren y el autobús compiten dentro del mercado del transporte de pasajeros, aunque pertenezcan a sectores distintos.

En definitiva, delimitar el entorno competitivo implica establecer los verdaderos límites de la industria en la que opera la empresa y reconocer las alternativas que pueden sustituir sus productos. Solo a partir de esta definición es posible analizar correctamente la competencia y aplicar modelos como el de las cinco fuerzas de Porter.

El Modelo de las Cinco Fuerzas de Michael Porter

El modelo de las cinco fuerzas de Michael Porter es una herramienta fundamental para analizar la estructura competitiva de un sector y determinar su nivel de atractivo y rentabilidad. Su objetivo es identificar las presiones externas que condicionan la posición de las empresas dentro de una industria y explicar por qué unos sectores son más rentables que otros.

Según Porter, la rentabilidad de una empresa no depende solo de sus capacidades internas, sino también de la intensidad de la competencia existente en su entorno. Dicha competencia se manifiesta a través de cinco fuerzas que influyen en los precios, los costes y las inversiones necesarias para competir. Cuanto más intensas sean estas fuerzas, menor será la rentabilidad del sector.

1. Rivalidad entre los Competidores Existentes

Mide el grado de enfrentamiento entre las empresas que operan en la misma industria. La rivalidad es más alta cuando hay muchos competidores de tamaño similar, el crecimiento del mercado es lento, los productos están poco diferenciados o existen barreras de salida que dificultan abandonar el sector. Una fuerte rivalidad provoca guerras de precios y reducción de beneficios.

2. Amenaza de Nuevos Entrantes

Depende de la existencia de barreras de entrada. Si entrar en el sector es fácil, aumentará la competencia y disminuirá la rentabilidad. Entre las principales barreras se encuentran las economías de escala, la diferenciación de marca, las necesidades de capital, el acceso a canales de distribución y las regulaciones legales.

3. Poder de Negociación de los Proveedores

Refleja la capacidad de estos para imponer precios o condiciones. Su poder aumenta cuando son pocos, sus productos no tienen sustitutos o los costes de cambio para la empresa son elevados. Cuanto mayor sea su poder, mayor será el coste para las empresas del sector y menor su margen de beneficio.

4. Poder de Negociación de los Clientes

Es la capacidad de los compradores para influir en los precios o en la calidad del producto. Este poder es mayor cuando los clientes están concentrados, compran grandes volúmenes, el producto es homogéneo o pueden integrarse hacia atrás (fabricar por sí mismos). Un alto poder de los clientes tiende a reducir los precios y la rentabilidad del sector.

5. Amenaza de Productos Sustitutivos

Son aquellos que satisfacen la misma necesidad del consumidor mediante un medio diferente. Cuantos más sustitutos existan y más atractivos sean en precio, calidad o innovación, mayor será la presión sobre las empresas del sector y menor su rentabilidad.

El análisis conjunto de estas cinco fuerzas permite determinar el atractivo de un sector: si las fuerzas son débiles, el sector será rentable y ofrecerá oportunidades; si son intensas, la rentabilidad será baja. Por ello, el modelo de Porter es una herramienta esencial para comprender la dinámica competitiva, anticipar cambios en el entorno y formular estrategias que mejoren la posición de la empresa frente a sus competidores.

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