08 Abr

España en los Siglos XVIII y XIX: Un Periodo de Transformación Política y Social

El periodo de reconstrucción del estado liberal abarca desde las dos regencias de María Cristina y Espartero hasta la Primera Internacional Española (1833-1872). Durante este transcurso, se han dado diferentes acontecimientos que han influido en la economía, política, sociedad, religión… Estos son:

  • La regencia de María Cristina (1833-1839) tras la muerte de Fernando VII provocó la Primera Guerra Carlista, que terminó con la victoria liberal. Se establecieron importantes reformas como el Estatuto de 1834, la desamortización de Mendizábal y la Constitución de 1837. Tras su renuncia, Espartero asumió brevemente la regencia.
  • En el reinado de Isabel II, se consolidó el estado liberal con la Constitución de 1845, pero la crisis social y política llevó al Bienio Progresista (1854-1856) y, finalmente, a la inestabilidad política y económica.
  • Durante el reinado de Isabel II, se consolidó el estado liberal con la Constitución de 1845, que introdujo reformas como la creación de gobernadores civiles y la Guardia Civil. El periodo estuvo marcado por la Segunda Guerra Carlista y el Bienio Progresista (1854-1856), que impulsó reformas políticas y económicas, como la Desamortización de Madoz. Sin embargo, al final del reinado, el moderantismo y el unionismo no lograron resolver los problemas estructurales del país, lo que llevó a una creciente inestabilidad económica y política.
  • La Revolución Gloriosa de 1868 derrocó a Isabel II y estableció un Gobierno provisional liderado por Serrano. Se implantaron reformas como la peseta como unidad monetaria y el arancel de Figuerola. En 1869 se aprobó una Constitución que instauró una monarquía parlamentaria, reconoció derechos individuales y promovió la secularización. Además, comenzó la guerra de independencia en Cuba contra el dominio español.
  • Amadeo de Saboya fue proclamado rey de España en 1870, pero enfrentó la oposición de republicanos, monárquicos y la aristocracia. Durante su reinado (1871-1873), hubo conflictos como el carlismo y la guerra en Cuba. Finalmente, renunció al trono en 1873, incapaz de solucionar los problemas del país.
  • En 1873 se proclamó la República en España, enfrentando a centralistas y federalistas. Tras la renuncia de Figueras, su sucesor Pi i Margall intentó sin éxito instaurar un sistema federal, lo que desató la Revolución Cantonal.
  • En 1873, tras las dimisiones de Pi i Margall y Salmerón, Emilio Castelar asumió la presidencia, pero también dimitió. Francisco Serrano tomó el poder, imponiendo un régimen republicano. En diciembre de 1874, el general Martínez Campos restauró la monarquía borbónica con Alfonso de Borbón.
  • El régimen liberal en España reemplazó la sociedad estamental por una de clases, donde la burguesía se convirtió en el grupo dominante. La nobleza perdió privilegios, y el clero disminuyó. El campesinado era mayoritario, mientras que el proletariado industrial era pequeño y marginado políticamente.
  • Las primeras organizaciones obreras en España surgieron tarde, con protestas en 1835. Tras la Revolución de 1868, se legalizaron las asociaciones y el anarquismo ganó apoyo. La Primera Internacional influyó, pero la división interna y la represión debilitaron el movimiento.

Durante el periodo de 1700 hasta 1833 surgieron una serie de cambios sociales, políticos, culturales… A comienzos del siglo XVIII se dio la Guerra de Sucesión (1701-1715) como principal motivo de que la Corona hispánica se había quedado sin sucesor. Durante el reinado de Felipe V, realizó numerosas actualizaciones económicas además de reformas políticas y el reflejo de la diversidad políticas, institucional y cultural. En 1492, los Reyes Católicos decretaron la expulsión de la población sefardí, el exilio de familias judeoconversas y la expulsión de la población morisca. La Inquisición tuvo una gran repercusión sobre todo en la persecución de judaizantes y moriscos. Otras características de esta etapa fue la prohibición de los libros, restricción de viajes, evangelización de los pueblos indígenas y la represión contra los jesuitas.

En la religión, pusieron principal atención en los ritos funerarios, impregnaron el calendario festivo y las dietas. La sociedad se basa en la estructura estamental, en la que la unidad básica eran las casas donde era un institución de heteropatriarcado, y la mujer desempeñaba un papel humilde en casa. El nivel de pobreza era muy elevado y las personas que no pertenecían a ninguna parroquia se les consideraba vagabundas, al igual que la población gitana, que no consiguió ajustarse al esquema social de las casas y las parroquias.

En 1788, cuando Carlos IV accedió al trono impuso la Ley Sálica para que su hija pudiera reinar. Además, la Revolución francesa derrocó la monarquía absoluta, instauró principios de igualdad y libertad, todo esto desencadenó unos cambios políticas y sociales que afectaron a toda Europa. Más tarde, el rey nombró primer ministro al conde de Aranda.

Manuel Godoy, influyente en el gobierno de Carlos IV, impulsó la desamortización de tierras y llevó a España a aliarse con Francia tras la guerra de la Convención. Firmó la Paz de Basilea y el Tratado de San Ildefonso, enfrentando a Gran Bretaña para proteger los virreinatos americanos.

En su segundo gobierno, Godoy firmó un tratado con Napoleón para invadir Portugal. Tras la derrota en Trafalgar, cayó en desgracia por el motín de Aranjuez, lo que llevó a la abdicación de Carlos IV y el ascenso de Fernando VII. Napoleón aprovechó para imponer a José Bonaparte como rey de España.

Entre (1808-1814) se dio la Guerra de la Independencia en la cual se dividió en tres fases. Fue un conflicto contra la ocupación francesa tras la imposición de José Bonaparte como rey. El pueblo español, apoyado por el Reino Unido, resistió mediante guerrillas y batallas convencionales. Finalmente, las tropas francesas fueron expulsadas, restaurando a Fernando VII en el trono.

Más tarde se dieron las Cortes de Cádiz (1810-1814) fueron un órgano legislativo que promulgó la Constitución de 1812, la primera de España. Establecieron principios de soberanía nacional y separación de poderes, sentando las bases para la modernización del Estado español.

Por último, el reinado de Fernando VII el cual se divide en sexenio absolutista, trienio liberal y la década ominosa. El reinado estuvo marcado por la inestabilidad política y social en España, tras la Guerra de Independencia contra Napoleón. Regresó al trono tras la ocupación francesa y restauró el absolutismo, anulando la Constitución de 1812. Su gobierno enfrentó numerosas revueltas y el surgimiento de movimientos liberales. La lucha entre absolutistas y liberales continuó hasta su muerte, dejando un legado de división en el país.

Consolidación del Estado Liberal (1843-1854)

Tras ser proclamada mayor de edad en 1843, Isabel II confió el gobierno al general Narváez, jefe del Partido Moderado, quien inició el denominado “Gobierno de los capaces”. La Constitución de 1845 consolidó el Estado liberal, otorgando importantes poderes a la Corona y restringiendo libertades como la de imprenta y el sufragio, que quedó censitario. Se implantaron medidas centralistas y se restablecieron las relaciones con la Iglesia a través del Concordato de 1851. Reformas clave incluyeron la creación de la Guardia Civil (1844), el Banco de España, un sistema métrico decimal y nuevos impuestos que generaron malestar social. La Segunda Guerra Carlista (1846-1849) finalizó con una amnistía y el matrimonio de Isabel II con su primo Francisco de Asís.

Bienio Progresista (1854-1856)

El descontento hacia el autoritarismo moderado llevó a una insurrección en 1854, promovida por el pronunciamiento de O’Donnell en Vicálvaro y el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo. Esto permitió el acceso al poder del general Espartero, quien, con una mayoría progresista en las Cortes, impulsó reformas importantes como la desamortización de Madoz (1855), que afectó propiedades eclesiásticas y municipales. Si bien incrementó las tierras cultivables y la producción agrícola, consolidó los latifundios y empobreció a los campesinos al privarlos de tierras comunales. La actividad económica se fomentó con la Ley General de Ferrocarriles (1855) y la Ley de Sociedades Anónimas de Crédito. Pese a estos avances, el gobierno progresista fue breve y en 1856 Espartero fue sustituido por O’Donnell, quien restableció la Constitución de 1845.

Última Etapa del Reinado de Isabel II (1856-1868)

Entre 1856 y 1868, el poder se alternó entre la Unión Liberal, liderada por O’Donnell, y el Partido Moderado de Narváez. La Unión Liberal, un partido de centro con fuerte influencia militar, impulsó el desarrollo económico, destacando la expansión ferroviaria, el auge bancario y la inversión extranjera. La Ley Moyano de 1857 fue la primera norma que reguló la enseñanza no universitaria en España. Sin embargo, la exclusión política de los progresistas y demócratas, junto a la represión de las protestas sociales, incrementó la oposición al régimen. En 1866, el motín de los sargentos de San Gil y las revueltas agrarias como la de Loja evidenciaron el malestar social.

Crisis Final y Pacto de Ostende

La crisis económica de 1866, provocada por el colapso bancario y la quiebra de empresas ferroviarias, puso fin a la expansión económica, agravando el malestar social. Paralelamente, el régimen sufrió una crisis política debido a la corrupción, el enriquecimiento de la élite y el aislamiento de la oposición. En 1866, progresistas, demócratas y unionistas firmaron el Pacto de Ostende, comprometiéndose a derrocar a Isabel II y convocar una Asamblea Constituyente mediante sufragio universal. La falta de apoyo popular y la creciente oposición marcaron el camino hacia la caída del régimen isabelino.

La Revolución Gloriosa y la Regencia de Serrano (1868-1870)

En 1868, la Revolución Gloriosa acabó con el reinado de Isabel II tras el pronunciamiento militar liderado por Prim, Serrano y Topete. Derrotado el ejército isabelino, la reina se exilió. Un gobierno provisional presidido por Serrano convocó Cortes Constituyentes, que aprobaron la Constitución de 1869, estableciendo una monarquía parlamentaria con amplias libertades individuales y sufragio universal masculino. Se reconoció la libertad de culto y se consolidó el mercado nacional mediante la adopción de la peseta y la entrada de capital extranjero. Sin embargo, estallaron revueltas campesinas y comenzó la Primera Guerra de Independencia de Cuba (Grito de Yara). En 1869, Serrano fue nombrado regente y Prim inició la búsqueda de un monarca, eligiendo a Amadeo de Saboya, proclamado rey en 1870.

Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)

El reinado de Amadeo I fue breve y marcado por inestabilidad. Prim, su principal apoyo, fue asesinado al poco de llegar. Amadeo enfrentó la Tercera Guerra Carlista y el recrudecimiento de la guerra en Cuba. La aristocracia lo rechazó y el pueblo lo percibía como un extranjero. En 1872, tras constantes dificultades y divisiones internas, abdicó al considerar imposible gobernar España.

Primera República (1873-1874)

La abdicación de Amadeo llevó a la proclamación de la Primera República el 11 de febrero de 1873. Se sucedieron cuatro presidentes en menos de un año:

  1. Estanislao Figueras, quien convocó Cortes Constituyentes pero abandonó el cargo debido a la grave situación política y económica.
  2. Pi i Margall, defensor del federalismo, dimitió tras el fracaso del proyecto de Constitución federal y el estallido del movimiento cantonalista.
  3. Nicolás Salmerón, más conservador, empleó al ejército contra los cantones, pero renunció por negarse a firmar sentencias de muerte.
  4. Emilio Castelar, quien intentó gobernar bajo el principio de autoridad, suspendiendo las Cortes.

Simultáneamente, la Tercera Guerra Carlista avanzó, y la guerra en Cuba continuó sin éxito.

El Fin del Sexenio Democrático (1874)

En enero de 1874, un golpe de Estado dirigido por el general Pavía disolvió las Cortes republicanas. Se formó un gobierno autoritario encabezado por Serrano, pero la inestabilidad continuó. Finalmente, el 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto restauró la monarquía en la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Así terminó el Sexenio Democrático.

La Primera Guerra Carlista (1833-1839)

Tras la muerte de Fernando VII en 1833, su hija Isabel fue proclamada reina bajo la regencia de María Cristina de Borbón, lo que provocó el alzamiento del pretendiente Carlos María Isidro. La guerra enfrentó a carlistas (defensores de una monarquía absolutista y el foralismo, con apoyo del clero y zonas rurales del norte) y liberales (partidarios de Isabel, apoyados por burguesía y nobleza urbana). Inicialmente, el bando carlista logró avances bajo el mando de Zumalacárregui, quien murió en 1835. La situación se equilibró con la superioridad liberal, destacando la victoria de Espartero en Luchana (1836). Finalmente, el Convenio de Vergara (1839) selló la paz, reconociendo los grados de los carlistas y prometiendo la modificación de los fueros vascos y navarros. Carlos María Isidro abandonó España, y la guerra continuó un año más en el Maestrazgo bajo la resistencia de Ramon Cabrera, hasta su derrota en 1840.

Gobiernos de María Cristina (1833-1840)

María Cristina, como regente, inicialmente gobernó con liberales moderados. En 1834, bajo el Estatuto Real, se crearon unas Cortes bicamerales con escasas competencias, reflejando el liberalismo conservador. Sin embargo, la guerra carlista y la presión progresista llevaron al nombramiento de Mendizábal (1835), quien impulsó la desamortización e importantes reformas para fortalecer el régimen liberal y sanear la Hacienda.

La destitución de Mendizábal y el nombramiento del moderado Istúriz provocaron la sublevación progresista conocida como la «sargentada» de La Granja (1836), obligando a la regente a jurar la Constitución de 1812. Posteriormente, las Cortes elaboraron la Constitución de 1837, de carácter más progresista. María Cristina, enfrentada con el general Espartero, abandonó la regencia en 1840 tras una crisis política.

La Regencia de Espartero (1841-1843)

En 1841, Espartero asumió la regencia, imponiendo un gobierno autoritario y aplicando una política librecambista que perjudicó a la industria textil catalana. Esto desencadenó un motín en Barcelona (1842), que fue reprimido con el bombardeo de la ciudad, provocando gran rechazo.

La oposición, liderada por el general Narváez, promovió un pronunciamiento en 1843 que forzó la renuncia de Espartero. Tras el fracaso de ambas regencias, se declaró la mayoría de edad de Isabel II con solo trece años, iniciando su reinado.

El Impacto de la Revolución Francesa

Gobierno de Floridablanca (1788-1792)

Carlos IV asumió el trono en 1788, mostrando intenciones reformistas y nombrando primer ministro al conde de Floridablanca, quien tomó medidas económicas y suspendió los Pactos de Familia para evitar la expansión de las ideas revolucionarias francesas. España mantuvo una política de neutralidad y control fronterizo.

Gobierno del Conde de Aranda (1792)

Aranda, nombrado primer ministro en 1792, simpatizó inicialmente con las reformas moderadas en Francia, pero su destitución llegó tras la abolición de la monarquía francesa y el encarcelamiento de la familia real.

Manuel Godoy y la Política Exterior (1792-1800)

Ascenso de Godoy

En 1792, Manuel Godoy, protegido de la reina María Luisa, asumió el poder e impulsó reformas ilustradas, incluyendo la venta de tierras de la Iglesia.

España, tras intentar salvar la vida de Luis XVI, declaró la guerra a la República Francesa en 1793. Las derrotas españolas llevaron a la firma de la Paz de Basilea (1795), por la que se reconoció a la República Francesa. En agradecimiento, el rey otorgó a Godoy el título de Príncipe de la Paz. En 1796, tras la fase más radical de la Revolución, España firmó con Francia el Tratado de San Ildefonso, convirtiéndose en su aliada contra Gran Bretaña.

El Segundo Gobierno de Godoy (1800-1808)

Vuelta de Godoy

En 1800, presionado por Napoleón, Carlos IV devolvió el poder a Godoy, quien firmó un nuevo Tratado de San Ildefonso y apoyó a Francia contra Gran Bretaña.

En 1801, España invadió Portugal en la Guerra de las Naranjas, y en 1805 sufrió una derrota decisiva frente a los británicos en la batalla de Trafalgar, debilitando su poder naval. En 1807, España y Francia firmaron el Tratado de Fontainebleau, permitiendo la entrada de tropas francesas para invadir Portugal. Sin embargo, los franceses permanecieron en España, generando descontento.

Motín de Aranjuez (1808)

Ante el temor de una ocupación total, Godoy aconsejó a la familia real huir a América. La nobleza y el clero promovieron el motín, que resultó en el encarcelamiento de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII.

Abdicaciones de Bayona

Tras el motín, Napoleón convocó a la familia real en Bayona, donde forzó la renuncia de Fernando VII y Carlos IV, quedando el trono en manos de su hermano José I Bonaparte, lo que inició la ocupación francesa de España.

Restauración Absolutista de Fernando VII (1814-1820)

En 1814, tras regresar a España, Fernando VII abolió la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo, con apoyo del ejército, la Iglesia y sectores conservadores. Suprimió las reformas liberales, reintrodujo la Inquisición, y reprimió duramente al liberalismo. Los liberales, desde el exilio o en secreto, intentaron conspiraciones y pronunciamientos, todos fracasados hasta 1820.

El Trienio Liberal (1820-1823)

En 1820, un pronunciamiento liderado por Riego y Quiroga restauró la Constitución de 1812, obligando a Fernando VII a aceptar el régimen liberal. Sin embargo, la división entre liberales moderados (doceañistas) y radicales (veinteañistas) debilitó al gobierno. Conspiraciones absolutistas, la falta de apoyo popular y la intervención de la Santa Alianza llevaron al fin del trienio en 1823, cuando los Cien Mil Hijos de San Luis, tropas francesas, restablecieron el absolutismo.

La Década Ominosa (1823-1833)

Recuperado su poder absoluto, Fernando VII reprimió duramente a los liberales y desmanteló el régimen constitucional. Se restauraron instituciones del Antiguo Régimen, salvo la Inquisición. Fracasaron varios pronunciamientos liberales, como los del Empecinado y Torrijos, y también hubo revueltas de realistas radicales, como la Guerra de los Malcontents en Cataluña.

La situación económica era crítica debido a la deuda pública y la pérdida de las colonias americanas, por lo que se impulsaron reformas como la creación del Banco de San Fernando y el primer Código de Comercio.

En sus últimos años, Fernando VII publicó la Pragmática Sanción, permitiendo la sucesión femenina, y proclamó a su hija Isabel como heredera, lo que desató el descontento del sector absolutista liderado por su hermano Carlos María Isidro.

Crisis Sucesoria (1833)

A la muerte de Fernando VII en 1833, el conflicto sucesorio entre Isabel II, apoyada por los liberales, y Carlos María Isidro, líder de los absolutistas, condujo a la Primera Guerra Carlista, que enfrentó a liberales e integristas por el control de la Corona.

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