22 Jul

La natalidad y la mortalidad vienen condicionadas por causas sociales y económicas. Las causas de la disminución de la natalidad son diversas, destacamos los cambios culturales como la relajación de creencias religiosas y los cambios de costumbres; también el mayor nivel educativo que permite conocer los mecanismos de control de la natalidad; y los cambios socioeconómicos como la incorporación de la mujer al mundo laboral, el incremento del nivel de vida, los elevados costes que supone tener un hijo, la crisis económica que ha generado paro e incertidumbre, la introducción del aborto legal en 1985, el descenso de la mortalidad infantil, el incremento de la soltería, el retraso del matrimonio, la postergación del primer hijo, la expansión de las uniones consensuales, la expansión de los nacimientos fuera de matrimonio. La disminución de la mortalidad es siempre consecuencia de las mejoras alimentarias, higiénicas y sanitarias. Las principales causas de muerte están asociadas a la triple c: corazón, cáncer y carretera, aunque ésta última ha disminuido mucho en los últimos años. Actualmente el índice de mortalidad está determinado por el gran envejecimiento de la población, con lo que va aumentando año a año.

Evolución histórica de la natalidad

La natalidad española se ha mantenido históricamente alta, en torno al 35-40‰. Las tasas empezaron a descender en la última década del siglo XIX hasta situarse en una posición intermedia (35‰) entre los países de Europa Occidental y los de Europa Oriental. A principios del Siglo XXI la natalidad ha aumentado ligeramente gracias a un comportamiento más natalista de la población inmigrante, aunque de nuevo a caído por la bajada de personas en edad de procrear y una nueva bajada de la fecundidad.

Evolución histórica de la mortalidad

La mortalidad española se ha mantenido históricamente alta, empezó a descender a mediados del XVIII, pero a mediados del XIX todavía se situaba en torno al 30‰, las causas eran las malas cosechas (hambrunas), epidemias y guerras tanto civiles como coloniales. Las tasas empecerán a descender en la última década del Siglo XIX.Sólo ha habido dos momentos en que la mortalidad aumentó: la epidemia de gripe «española» de 1918 y la Guerra Civil. España ofrecíó la tasa de mortalidad más baja de Europa un 9‰ en 1990, el progresivo envejecimiento de nuestra población ha provocado una ligera elevación a principios del Siglo XXI.  


MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EXTERIORES


La emigración tradicional del Siglo XIX a la primera mitad del XX: El destinos estaba centrado en ultramar, en particular Argentina, Brasil, Cuba, Venezuela y México. La mayor parte del contingente migratorio procedía de la cornisa cantábrica, en concreto de Galicia, también de Canarias hasta la llegada del turismo a esta regíón en los 60. Las causas de esta migración eran: el súperávit de mano de obra causado por la revolución demográfica; la incapacidad de la economía española para absorber este excedente de mano de obra; la vecindad del océano, y, en algunos casos, cierto espíritu de aventura. La corriente emigratoria se fue intensificando durante la segunda mitad del XIX, aumentando de manera progresiva a finales del XIX y principios del XX, hasta alcanzar su paroxismo en vísperas de la Primera Guerra Mundial, desde 1919 se reanudó la corriente emigratoria, pero con menos fuerza consecuencia de la Gran Depresión y el establecimiento de leyes de cuota en las Repúblicas sudamericanas y en los Estados Unidos de América.Tras la Guerra Civil, el carácter de la emigración española a América es muy distinto, para empezar los motivos serán esencialmente políticos e ideológicos o de supervivencia ante la represión franquista y no económicos, sirva de ejemplo los 30.000 emigrantes de buena cualificación a México y Argentina.

La emigración moderna de los años 60 del s. XX:

el destino era Europa Occidental, El perfil del emigrante es el de varón adulto (25-45 años) soltero y sin cualificar, procedentes de provincias con mayor excedente de población rural y menor desarrollo económico, Andalucía, Galicia y regíón central. Las causas fueron: altas tasas de crecimiento de la población; la incapacidad del desarrollismo para absorber el excedente de mano de obra; el Plan de Estabilización de 1959 por el que sufrieron sus consecuencias los trabajadores con un descenso de su nivel de renta y desempleo que forzó a la migración.En Europa Occidental la industrialización exigía para los puestos de trabajo más duros mano de obra extranjera, ya que la nacional ocupaba los puestos mejores, la crisis del 73 puso fin a las corrientes migratorias exteriores.Las consecuencias de esta emigración fueron: su contribución al desarrollo económico de España; equilibraba la balanza de pagos con las remesas de divisas enviadas por los emigrantes; la reducción del paro; el aumento de los salarios en el medio rural; la mejora de la formación profesional.


MOVIMIENTOS MIGRATORIOS INTERIORES


El destino de la migración interior son las regiones de la periferia y el medio urbano. La procedencia de estos emigrantes es de regiones del interior y del medio rural. Las causas son los desequilibrios socioeconómicos campo-ciudad e interregionales. Desde el Siglo XVI, y de forma más intensiva a partir del Siglo XVIII, se puede hablar de una migración desde el interior a la periferia, pero se hizo más intensa a partir de la Guerra Civil. Entre 1941-60 el aislamiento, el regreso de muchas personas al campo para asegurarse un mínimo de alimentación y la autarquía económica que promulgó durante unos años el régimen franquista, propiciaron un escaso volumen migratorio. Entre 1960-70 se vive el éxodo rural por excelencia dando lugar al crecimiento desmesurado de algunas ciudades,entre 1970-80 se produce una disminución progresiva de la emigración por agotamiento del modelo económico anterior, desde 1981 hasta la actualidad se observa una desurbanización del medio urbano y también una urbanización del medio rural.Las consecuencias de estas migraciones interiores son: desequilibrios geodemográficos, quedando despoblado el interior peninsular con excepción de Madrid, Zaragoza, Valladolid y Sevilla; desequilibrios demográficos-estructurales, en las áreas expulsoras se imposibilita la formación de nuevas familias y se produce el 30 envejecimiento de su población; en el plano económico en las áreas expulsoras aumentan los recursos per cápita, pero como la gente que sale es joven desciende la productividad, en las áreas receptoras aparecen problemas de vivienda, de sanidad, de educación y de empleo; en el plano social en las áreas expulsoras las comunidades rurales quedan desamparadas al perder sus mejores efectivos y su aliento vital.Las migraciones interiores se han dirigido desde las áreas más rurales a las más industriales o dinámicas, con un mayor volumen de salidas desde las regiones en las que la estructura de la propiedad estaba más desequilibrada, es decir, los lugares en los que los que han salido hacia otras regiones apenas contaban con recursos propios para poder mantenerse.Un subtipo de migraciones interiores son los llamados movimientos pendulares, es decir los desplazamientos diarios desde el lugar de residencia al lugar de trabajo entre diferentes municipios e incluso los que se producen muchas veces más allá de los límites de las comunidades autónomas. 


Pirámide: 1


La gráfica corresponde a España en el año 2015 y está dividido entramos de edad de 5 años cada uno hasta los 100 años, diferenciando entre hombres (en verde) y mujeres (en azul). Esta gráfica nos permite comprobar las vicisitudes demográficas e incluso los hechos históricos y políticos que han tenido repercusiones en la población a través de los entrantes y salientes de su perfil.

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En todos los países del mundo nacen más varones que mujeres. Si calculamos la tasa de masculinidad para el grupo 0-4 años, el resultado es de 51,529, es decir, que nacen 106 niños por cada 100 niñas.
3.Estos datos muestran una población muy envejecida, dado que los jóvenes están en porcentajes muy inferiores al 25% de la población y los ancianos mucho más del 12%
4. También la forma en bulbo de la pirámide, con la base metida claramente hacia adentro desde hace más 20 años, permite afirmar que se trata de una población con bajos efectivos de jóvenes.Las causas del envejecimiento de la población han sido el descenso de la natalidad y la disminución de la mortalidad, acompañada del aumento de la esperanza de vida. − El descenso de la natalidad se ha debido a las siguientes causas: • La situación económica que siguió a la crisis de 1975 supuso un grave aumento del paro, que hizo reducir los nacimientos a las parejas existentes y retrasar la edad del matrimonio. Posteriormente incidíó la precarización de los contratos laborales, el alto precio de compra y alquiler de viviendas • El cambio de mentalidad en la sociedad a partir de la transición a la democracia: disminución de la influencia religiosa, despenalización y uso de anticonceptivos,  
6. se trata de una población con una fuerte tendencia al envejecimiento y con un difícilísimo relevo generacional lo que de ninguna manera garantiza el crecimiento económico y, ni siquiera, el mantenimiento de los niveles económicos actuales.

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A pesar de la ligera recuperación de la natalidad a principios del s. XXI, las proyecciones pronostican la continuación del descenso de los nacimientos, dado que no se han alterado las causas que lo motivaron y hasta ahora no se han arbitrado políticas efectivas que permitan aumentar la natalidad. En la actualidad el crecimiento natural es negativo a nivel nacional y viene siendo así en algunas regiones desde hace ya unos cuantos años. 

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