29 Abr
Economía y Sociedad en la España del Siglo XIX
Factores del Lento Crecimiento Demográfico
La población española en el siglo XIX creció un 80%. El ritmo fue lento hasta 1820, se aceleró hasta 1860 y se frenó desde entonces. En comparación con otros países, fue un crecimiento moderado, debido a la alta mortalidad.
La mortalidad era elevada por:
- Pésimas condiciones sanitarias.
- Hambrunas.
- Poco desarrollo de infraestructuras urbanas.
La natalidad también se mantuvo alta, llegando a estar muy por encima de los países de Europa. Era un modelo demográfico propio del Antiguo Régimen que, tras la modernización, sufrió un descenso de la mortalidad y, posteriormente, de la natalidad.
Evolución de la Industria Española
Industria Textil Catalana
La industrialización del siglo XIX se inició en Cataluña y se relacionó con el sector del algodón. A mediados del siglo XVIII ya existía en Cataluña una importante manufactura dedicada a la producción de “indianas” (tejidos de algodón estampados). Hacia 1780 comienza la introducción de las nuevas máquinas de hilar (como la spinning jenny) de origen inglés.
La consolidación de la moderna industria algodonera arranca de 1802, cuando se prohíbe la entrada en España de algodón hilado, lo que produce un impulso del textil catalán que se verá frenado por la desarticulación de los mercados durante la Guerra de la Independencia. Terminada esta, se reinicia la expansión.
En 1833, se instaló la primera máquina de vapor: la mecanización conoció una rápida expansión, mayor en el hilado que en el tejido. Una de las causas de esa acelerada expansión de la mecanización en la hilatura fue la relativa escasez de mano de obra. La mecanización supuso un descenso de los costes y, por tanto, de los precios, lo que hizo aumentar la demanda.
Siderurgia y Minería
La siderurgia, por otra parte, fue un sector clave que siguió al algodonero en el impulso de la industrialización. La fundición del hierro en altos hornos y la elaboración de acero en convertidores requieren mineral de buena calidad y elevadas cantidades de carbón.
Vizcaya poseía importantes minas de hierro y se convirtió en exportadora de ese mineral, sobre todo a Inglaterra. Pero la escasez de minas de carbón, las más importantes de las cuales se hallaban en Asturias, así como el bajo poder calorífico del carbón autóctono, limitó el desarrollo siderúrgico en un primer momento. Los primeros intentos de crear una siderurgia moderna se desarrollaron en Málaga, pero fracasaron por el uso de carbones vegetales.
Comparativa de la Industrialización Española en Europa
Durante el siglo XIX, España experimentó un proceso de industrialización localizado principalmente en:
- Cataluña: sector textil.
- País Vasco: sector metalúrgico.
La industrialización se centró en las zonas costeras por su fácil accesibilidad por mar y su cercanía a los países europeos. El resto de España permaneció sin industrializar.
La Revolución Industrial fue más tardía, lenta y débil con respecto al resto de Europa debido a:
- Inestabilidad política: Guerra de la Independencia, pérdida de los territorios americanos.
- Carbón de mala calidad.
- Escasas materias primas.
- Deficiente red de comunicaciones.
- Atraso tecnológico.
- Falta de capitales nacionales.
- Dependencia financiera y energética del exterior.
- Debilidad del mercado, por la baja capacidad adquisitiva de gran parte de la población.
- Escasa competitividad en el mercado internacional de los productos nacionales.
El Ferrocarril y la Ley de 1855
La construcción del ferrocarril en España estuvo regulada por la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que subvencionó las inversiones, eximió de aranceles a los materiales importados y permitió la entrada de capitales extranjeros.
La construcción del ferrocarril alcanzó su máximo desarrollo entre 1855 y 1864. Las primeras líneas ferroviarias fueron Barcelona-Mataró y Madrid-Aranjuez. Un ancho de vía distinto al europeo dificultó las comunicaciones ferroviarias con Europa, pero se tuvo que hacer así porque las máquinas debían ser más potentes por el difícil relieve español.
La construcción del ferrocarril se hizo con capital público y privado (sobre todo francés). El Estado subvencionó la construcción con la condición de que las líneas férreas construidas pasaran a ser de propiedad del Estado transcurridos 99 años. Como consecuencia, las empresas utilizaron materiales de baja calidad que continuamente debían ser reparados.
La industria española no se benefició de la construcción del ferrocarril, ya que gran parte del material fue comprado a empresas belgas, francesas e inglesas. Pero la expansión del ferrocarril contribuyó a la consolidación del mercado nacional.
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