08 Jun

El arte es un reflejo constante de su tiempo, y los siglos XVII y XVIII fueron testigos de profundas transformaciones sociales, políticas y culturales que moldearon estilos artísticos distintivos. Desde la grandilocuencia del Barroco hasta la ligereza del Rococó y la sobriedad del Neoclasicismo, cada corriente dejó una huella imborrable en la historia del arte occidental.

El Barroco: Esplendor y Propaganda (Siglos XVII – XVIII)

El Barroco se desarrolla desde el siglo XVII hasta parte del XVIII, convirtiéndose en un arte de alcance internacional. Aunque plenamente occidental, su expansión territorial lo arraigó principalmente en América.

En este periodo, se consolidan algunas monarquías absolutas que utilizaron el arte como una poderosa herramienta de propaganda. Se buscaba proyectar una imagen de esplendor y poder, muchas veces contraria a la realidad. Esta obsesión por la apariencia y el mensaje de poder restó, en ocasiones, valor a la intrínseca magnificencia de las obras, que a menudo servían meramente como ostentación.

El concepto de Barroco es visto como la etapa final del arte hasta el momento, una evolución del Manierismo, con gran influencia del contexto social y político, llevado hasta el extremo, dando origen a un nuevo estilo. En esta etapa encontramos grandes cambios, como por ejemplo: el paso de lo delimitado y lineal a lo menos delimitado y difuso. En comparación con el estilo renacentista, el Barroco se caracterizará por el gusto por el efecto y los contrastes, por lo escenográfico y lo teatral, y sobre todo por su puro dinamismo.

La escultura, arquitectura y pintura de esta época se encuentran en una asombrosa simbiosis, hasta el punto de no poder distinguir dónde comienza una y dónde finaliza otra. Este arte se caracteriza por apelar a los sentidos: individualista, emocionante, fugaz, instantáneo, frágil, teatral, etc.

Con la Contrarreforma y el Concilio de Trento, este arte se convirtió en un eficaz medio de propaganda de la Iglesia Católica, que fijó rígidas pautas de representación, convirtiendo el arte barroco en un estilo efectista, grandilocuente, recargado y propagandístico del catolicismo.

Arquitectura Barroca

  • Una de las primeras etapas en las que el urbanismo se convierte en el escenario favorito de la expresión del poder, y por ello las primeras obras tienen carácter de transición.
  • Edificios emblemáticos colocados al fondo de grandes vías o plazas, y los jardines y fuentes en lugares estratégicos para exaltar la grandeza del poder.
  • Calles en tridente que confluyen en una misma plaza para un urbanismo más moderno y sorprendente.
  • Dinamismo y movimiento: fachadas con proporciones quebradas, curvadas o adelantadas.
  • Grandilocuencia.
  • Carácter escenográfico y propagandístico: órdenes gigantes (como el corintio), decorativismo.
  • Engaño de los sentidos: juegos lumínicos, bóvedas pintadas con trampantojos y rompimientos de gloria.
  • En Italia y Francia se usan materiales pobres, mientras que en España se cubren con yesos o estucos.
  • Elementos constructivos: entablamentos curvados y quebrados, fustas retorcidas, soportes mixtos como el estípite, cúpulas multiplicadas en exteriores, y se siguen usando bóvedas de cañón o arista con lunetos, ovales.
  • Frontones que se parten o curvan, columnas y pilastras a veces sin función sustentante, vanos en forma de elipse, decoración vegetal.
  • Predomina la planta basilical.

Escultura Barroca

  • Una evolución natural del Manierismo, por lo que tendrá las mismas características llevadas al límite y con ciertas innovaciones.
  • Movimiento y dinamismo: composiciones inestables, retorcidas, intrincadas, en tensión, con ropas y cabellos ondeantes para dar la sensación de que la acción está congelada en el tiempo.
  • Realismo naturalista: superficies representadas hasta el más mínimo detalle, realismo extremo en las carnaciones, mostrando una gran riqueza de detalles.
  • Abandono de toda idealización: representación de todo tipo de temas buscando la conmoción del público.
  • Expresividad, teatralidad y dinamismo: personajes con rostros y miradas muy expresivas.
  • Uso frecuente del escorzo en los cuerpos.
  • Predominio de diagonales y cuerpos sesgados.
  • Monumentalidad e integración de las artes: esculturas dispuestas en grandilocuentes marcos arquitectónicos o espacios para los que se idean, creando una nueva dimensión.
  • Uso generalizado de los efectos visuales: claroscuro, protuberancias, variedad de planos. La luz juega un papel primario, potenciado con el uso de mármoles de colores, estofados y policromía.
  • Temática esencialmente religiosa, pero también se da el retrato y los grupos escultóricos de carácter funerario representando reyes o gobernantes. En Italia, el desnudo y los temas mitológicos son frecuentes.
  • Materiales diversos, desde terracotas a metales. En Italia destacan el mármol y el bronce, y en España la madera (casi siempre policromada).
  • Se recupera el gremio, donde se da la jerarquización: aprendiz, oficial y maestro.

Pintura Barroca

  • Naturalismo: se plasma la naturaleza sin idealizarla, mostrando tanto la belleza como la fealdad.
  • Las figuras expresan pasiones y sentimientos exaltados y gran profundidad psicológica. El retrato adquiere una importancia central.
  • Predominan las composiciones en diagonal, escorzos, asimetría y teatralidad. Ropajes y gestos muy movidos y figuras con profundo claroscuro, todo para dar dinamismo.
  • Primacía del color sobre el dibujo, la mancha sobre la línea, y la luz cobra gran importancia. La figura se integra en el espacio.
  • Nuevos temas como el bodegón y el paisaje, temática contrarreformista y pinturas de género.
  • Profundidad y tercera dimensión continúan con juegos lumínicos muy marcados, fuertes escorzos, primeros planos desproporcionadamente grandes o excesivamente oscuros.
  • Soporte favorito: el lienzo al óleo. Se sigue pintando al fresco, que por lo general tendrá un marcado carácter ilusionista, simulando la tercera dimensión con asombrosos efectos de trompe l’oeil.

El Rococó: La Elegancia de la Aristocracia (Siglo XVIII)

El Rococó es conocido como la expresión artística cortesana, que surge en el siglo XVIII como una derivación frívola, decorativista, elegante y aristocrática del Barroco. Los aristócratas franceses crearon una moda refinada y alejada de los gustos de la nueva burguesía, que se desarrollaban en otras ciudades.

Este arte proviene, obviamente, del Barroco, de ahí su reminiscencia, pero se distancia del gusto popular y pretende ser un arte de élites. Su carácter elitista se puede observar sobre todo en el tamaño de sus obras, a las que llamaban souvenirs y a las que solo podía acceder gente adinerada, siendo hoy en día muy exclusivas. En el Rococó, al contrario que en el estilo Barroco, lo importante es la distinción; es decir, cuanto más alejado del gusto popular, mejor.

Este arte será el símbolo de la despreocupación en la vida de la nobleza, cuyos valores son totalmente diferentes a los del pueblo llano, de quienes pretenden alejarse. Es de ahí que nace ese arte alegre, amable, fresco y colorista, bastante alejado de la moralidad burguesa, influida por las ideas de la Ilustración. Este distanciamiento se acentuó con el estallido de la Revolución Francesa y el hundimiento del Antiguo Régimen.

El arte rococó alcanza su máxima plenitud en Francia, conocido también como estilo Luis XV, un estilo decorativo, colorista y, en algunos casos, recargado, que mezcla todo tipo de decoraciones para lograr la armonía del conjunto. Las habitaciones se hacen más pequeñas para mayor confort e intimidad.

Se siguen usando los dorados como en otras épocas, pero en menor cantidad, donde se empezaron a utilizar los tonos pastel, y se tendrá en cuenta el efecto global. Importará más lo exclusivo que lo fascinante, y se seguirán las modas principalmente llegadas desde París.

Pintura Rococó

  • La pintura Rococó, en su expresión más pura, se sitúa en Francia, pero se desarrolla también en el resto de Europa.
  • Frívola, alegre y refinada.
  • Temas más profanos, temáticas eminentemente decorativas, intrascendentes, frívolas, de contenido pícaro, erótico o pastoril.
  • Formatos reducidos con marcos de decoración muy recargada y, a veces, con formas elípticas o de medallón.
  • Se adopta un aire dulzón y risueño, y las escenas aparecen bañadas en luz difusa. Los retratos muestran ahora familias con actitudes más cariñosas y cómplices.
  • Cortesano, antiformalista e individual.
  • Colores suaves, claros y muy luminosos.
  • Obras inspiradas en cuerpos desnudos, arte oriental, naturaleza o mitología.
  • Mundano, sin contenido religioso.
  • Estilo exótico, sensual, refinado y agradable.
  • Composición alegre, fresca y sensual.
  • Foco de inspiración: la mujer, representada de forma sensual y muy bella.

El Neoclasicismo: Razón y Retorno a lo Clásico (Finales del Siglo XVIII)

Situamos el comienzo del Neoclasicismo en la última parte del siglo XVIII, caracterizada por ser el Siglo de las Luces. Iniciada por revoluciones liberales y por la fuerte influencia del racionalismo y la recuperación del mundo clásico, la Ilustración y los movimientos filosóficos, políticos y culturales provocan una reacción contra el Rococó.

El desenfreno del Rococó dará paso a una nueva severidad, donde se buscará la mesura, el servicio al Estado y la justicia moral, de acuerdo con las nuevas teorías filosóficas y políticas, representadas en los cuadros de grandes pintores academicistas como Mengs.

Volverán a aparecer los órdenes arquitectónicos clásicos y la ornamentación de forma geométrica y discreta. Finalmente, el Rococó dará lugar a la severidad del Neoclasicismo.

Sincrónicamente, se realizaron hallazgos arqueológicos como los de Herculano y Pompeya, lo que causó un gran interés por el arte antiguo y la arqueología, especialmente entre la aristocracia y la burguesía.

El estilo neoclasicista arraigó en Europa, pero sobre todo en Francia e Inglaterra. La principal diferencia entre ellos es que, mientras en Francia fue promocionado desde la corte, el estilo inglés se convirtió en un referente para muchas personalidades que marcarían el gusto del momento, como Adam.

Todo lo francés tendrá un gran influjo. Así, con la llegada de Napoleón, se abandonaron las excesivas decoraciones del Rococó por otras mucho más minimalistas y austeras, basadas en modelos etruscos, egipcios, etc.

Por último, en esta época se empezó a poner de moda entre las clases adineradas el interés por las culturas orientales, especialmente China, debido al auge del comercio ultramarino.

Arquitectura Neoclásica

  • Considerada como una de las artes más elevadas por su utilidad pública. En cada uno de los estados europeos tomará un matiz diferente.
  • Edificios con plantas regulares, geométricas y racionales.
  • Racionalismo en las dimensiones y vuelta al uso de los órdenes clásicos.
  • Ornamentación discreta y clásica.
  • Preferentemente línea recta, exceptuando espacios abovedados, que se cubren con cúpulas.
  • Vuelven elementos de la arquitectura grecorromana: tímpanos triangulares, vanos adintelados.
  • Edificios austeros y belleza dada por los elementos constructivos, reducidos a lo esencial y haciendo explícita la diferencia entre elementos sustentantes y sustentados. Abandona toda decoración superflua y artificio.
  • Materiales mostrados al descubierto para apreciar su calidad y nobleza (mármol, bronce).
  • Edificios severos (de utilidad social) y siempre con consideraciones morales, alegóricas y funcionales.
  • Gran interés por la arqueología, se quiere plasmar todo lo clásico con fidelidad.

Escultura Neoclásica

  • Se recobrarán tanto los modelos del clasicismo grecorromano como la temática y el espíritu.
  • Materiales nobles sin policromar.
  • Uso del canon griego.
  • Abstracción idealizante y se plasman anatomías perfectas.
  • Retratos de héroes cívicos, gobernantes o personas ilustres.
  • Se acostumbra a incluir personajes alegóricos.
  • Figuras frías e inexpresivas, y se abandona toda expresión exagerada, volviendo a la serenidad e intemporalidad.

Pintura Neoclásica

  • Vendrá dictada por los postulados de la Academia.
  • Primacía del dibujo sobre el color.
  • Luz cenital y tamizada, y se modelan los volúmenes con un suave y gradual claroscuro.
  • Abandono de excesos barrocos. Superficies con acabados perfectos, lisos y satinados.
  • Composiciones equilibradas y serenas, dando la sensación de que las personas están posando.
  • En la representación de escenas, a veces se separan los ámbitos femenino y masculino, o se plasma la narración completa de un hecho histórico.
  • Temas elevados, de contenido moral o ejemplarizante, destacando la pintura de temas históricos y mitológicos.

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