25 May

Crónicas Marcianas: Aunque Siga Brillando la Luna

La narrativa de Crónicas Marcianas abarca un periodo que se extiende desde enero de 1999 hasta octubre de 2026. El planeta Marte, con su característica superficie rojiza debido al óxido de hierro, ha ejercido siempre una profunda fascinación en la humanidad. Aunque este capítulo se desarrolla en Marte, la recurrente mención de ‘La Luna’ (en singular) alude al satélite terrestre, diferenciándose de los satélites marcianos Fobos y Deimos.

Esta es la cuarta expedición a Marte. Las tres expediciones previas perdieron contacto, y aunque los personajes lo ignoran, los marcianos fueron los responsables de su desaparición.

Etimología y Concepto de Crónica

El término crónica designa una recopilación de hechos históricos presentados en orden cronológico. A menudo, este género literario evoca un discurso épico, incorporando invocaciones, leyendas y mitos. Su etimología se remonta al griego antiguo chronikós (χρονικός), derivado de chrónos (χρόνος), que significa ‘tiempo’.

La Llegada a Marte: Primeros Contactos

Spender emerge como el personaje central de este capítulo.

El Simbolismo de la Llegada Nocturna

El fragmento ‘Cuando […] ardía‘ (primer párrafo) describe el inicio de la expedición a Marte y la llegada nocturna al lugar. Este escenario simboliza la naturaleza invasiva de su presencia, sugiriendo la necesidad de ocultarse.

La Hoguera de Spender: Un Retorno a lo Primitivo

En la escena donde Spender decide ‘juntar […] la hoguera‘, Bradbury subraya un distanciamiento de la lógica puramente científica. Al optar por el fuego, un elemento primordial, en lugar de soluciones tecnológicas para la respiración en la atmósfera marciana, el autor resalta una actitud primitiva. Esta elección, aunque parezca un retroceso tecnológico, es presentada como un avance fundamental para la vida humana, evocando la importancia del fuego en el desarrollo de la civilización.

La inclinación de Spender, un arqueólogo, hacia este acto primitivo, revela su deseo de reconectar con el estado esencial del ser humano. Su mirada, ‘miró como ardía…‘, denota una visión profundamente contemplativa, mesurada y equilibrada.

Otros personajes clave que se presentan son el Capitán Wilder, Cheroke, Hataway y Sam Parkhill.

El Contraste entre Spender y sus Compañeros

El pasaje ‘Jeff Spender […] gritar‘ ilustra la expectativa de Spender ante las reacciones de sus compañeros, quienes representan una antítesis a su propia visión. Su egoísmo se manifiesta en el deseo de ser percibidos como los ‘primeros’ hombres en Marte en ‘triunfar’, ignorando el trágico destino de las expediciones anteriores.

Gibbs: El Arquetipo del Conquistador

Gibbs, en particular, se erige como un personaje antitético a Spender. Mientras Gibbs encarna la figura del conquistador avasallador e invasor, Spender adopta una postura de respeto y un genuino deseo de comprender la civilización marciana.

La Epanáfora y la Visión del Futuro Marciano (pág. 81)

En la página 81, la repetición de la frase ‘Ya habría tiempo…‘ constituye una epanáfora, figura retórica que consiste en la reiteración de una o más palabras al inicio de cláusulas o versos sucesivos. Esta técnica subraya la visión pesimista del autor sobre el futuro de Marte: la llegada de los humanos presagia la repetición de los mismos patrones destructivos y colonizadores que han caracterizado su comportamiento en la Tierra.

Símbolos de Contaminación y Desperdicio

La mención de ‘latas de leche‘ simboliza la contaminación y el desprecio por los recursos vitales. A pesar de la elemental necesidad del agua para la supervivencia humana, se observa una ceguera ante su pérdida, manifestada en la contaminación de un bien tan preciado.

Las ‘hojas del New York Times‘ reafirman el tema de la contaminación, pero también introducen una crítica al poder de los medios de comunicación. El hecho de que las hojas de un diario tan prestigioso ‘volaran’ sugiere la omnipresencia y la capacidad de manipulación ideológica de la información, un aspecto que el autor, como periodista, conocía bien. El poder, a través de estos medios, ejerce un control sobre la narrativa, perpetuando la manipulación ideológica.

Los ‘papeles grasientos‘ aluden a la contaminación derivada de la comida rápida, un fenómeno en auge en la época de la escritura de la crónica. Este modelo de consumo (‘comer y salir’) fomenta la pérdida de la comunicación y el diálogo, transformando lo que tradicionalmente era un espacio de encuentro social. Se adopta así un concepto de modernidad que prioriza la eficiencia y la utilidad, bajo la premisa de ‘no perder el tiempo’ y dedicarse exclusivamente al trabajo.

La frase ‘Y Spender se estremeció por dentro al pensarlo‘ revela su profunda sensibilidad desde el inicio de la expedición. Su inquietud surge al constatar que los patrones y objetos terrestres han sido replicados en Marte, invadiendo su pureza.

El acto de ‘Alimentó la hoguera […] primera noche‘, con la hoguera y las manos, evoca un ritual primitivo, intrínsecamente ligado a Spender. La recurrencia de conceptos como ‘gigante muerto’ o ‘tumba’ anticipa la trágica realidad de la extinción marciana. En este contexto, Spender propone un ambiente de respeto y silencio, propio de los rituales fúnebres.

La exclamación de Gibbs, ‘-Esto no es mi idea de una fiesta […]‘, lo posiciona como el antagonista de Spender. Mientras este último busca silencio y respeto, Gibbs anhela la algarabía, el alcohol y el ruido.

La postura del Capitán, descrita en ‘El Capitán […] distancia‘, se alinea más con la de Spender, al rechazar la fiesta y adoptar una actitud más equilibrada. Desde su llegada a Marte, Spender se distancia del grupo, observando los acontecimientos con una perspectiva externa.

La Ironía de la Conquista y el Pensamiento Retrógrado (pág. 82)

En la página 82, el narrador describe irónicamente la llegada a Marte como un ‘agujero en el espacio’. Asimismo, se expone la mentalidad festiva de los expedicionarios, que incluye ‘disparar armas de fuego’, una imagen que evoca a los conquistadores del Oeste norteamericano, con sus borracheras, gritos y uso del fuego. A pesar de su avanzada tecnología, estos expedicionarios revelan un pensamiento retrógrado, lejos de la sofisticación que cabría esperar.

Cuando ‘El Capitán da la orden…‘, se evidencia que los detalles científicos no son la prioridad del autor, e incluso se permite licencias ilógicas, como el transporte de comida al espacio.

Este capítulo, en su narrativa, emula las funciones de los poemas épicos de la antigüedad, donde se glorificaban las hazañas de héroes. La intención del Capitán es precisamente esa: valorar los logros de la expedición y mantener la moral del grupo. Un tema recurrente es la incertidumbre del ‘regreso’, ya que la posibilidad de no volver es real, y no desean empañar el brillo de su victoria.

La denominación ‘Lunas mellizas‘ es imprecisa, pues se refiere a los satélites de Marte, Fobos y Deimos. El uso de ‘Luna’ en singular, como satélite terrestre, busca evocar lo familiar y la cercanía con la Tierra.

El Descubrimiento de las Ciudades Marcianas y la Extinción

Con ‘Hubo una pincelada de fuego…‘, llegan los otros expedicionarios que exploraban Marte, trayendo consigo noticias impactantes: el hallazgo de ciudades abandonadas hace miles de años, inexplicablemente intactas. Esto revela un profundo respeto marciano por su pasado, al no construir sobre ellas, sino crear nuevas urbes. Sin embargo, la noticia más reveladora es que una ciudad cercana, habitada hasta hacía diez días, ahora yacía desolada, con todos sus habitantes marcianos muertos. El autor introduce este elemento para eludir la idea de una guerra interplanetaria.

Hataway confirma: ‘-Muertos- continuó Hataway- […] no concuerda con todo en este mundo!‘. La causa de la muerte fue la varicela, lo que corrobora que expediciones terrestres anteriores habían llegado a Marte, trayendo consigo el virus.

El autor se inspira en un paralelismo histórico: la llegada de los europeos a América, que trajo consigo enfermedades como la viruela, diezmando a miles de indígenas. Esto subraya el peligro inherente a los encuentros entre civilizaciones.

El Impacto de la Enfermedad y la Destrucción (pág. 83)

En la página 83, la descripción ‘Era como caminar…‘ ilustra el devastador efecto de la viruela en los marcianos: sus cuerpos quedaron como láminas de papel quemado, evidenciando el grado de destrucción.

Se confirma que no son la primera expedición en llegar, y que los miembros de las tres anteriores perecieron.

Paradójicamente, surge un sentimiento de venganza entre los expedicionarios, quienes consideran merecida la muerte de los marcianos. Sin embargo, olvidan su propia condición de invasores, negando el derecho de los marcianos a defender su territorio. Esta actitud refleja el espíritu conquistador y posesivo, característico del arquetipo norteamericano.

La Empatía de Spender y su Identificación Marciana

La declaración ‘-Es posible que […] este planeta se ha acabado‘ conmueve profundamente a Spender, quien la percibe como una inmensa injusticia. A diferencia de sus compañeros, él no se posiciona como conquistador; su empatía lo lleva a identificarse con los marcianos. La injusticia radica no solo en su muerte, sino en la causa de esta. Como arqueólogo, Spender comprende la trascendencia de los ritos funerarios en toda civilización y admira la arquitectura y el diseño de las ciudades marcianas. Su fascinación por esta cultura es tal que llega a sentirse más marciano que humano.

La Persecución de Spender: Un Acto de Resistencia

En la página 98, el pasaje ‘Spender vio […] había comenzado‘ marca el inicio de la persecución de Spender. Tras regresar al campamento, se encuentra con Gibbs, a quien mata, evidenciando la radicalización de su postura: está dispuesto a hacer lo necesario para defender el planeta.

Spender busca el apoyo de Cheroke, cuyo nombre sugiere una ascendencia indígena americana, esperando que comprenda la necesidad de detener la colonización. Sin embargo, Cheroke ya ha adoptado la mentalidad del conquistador. Spender, considerándolo un traidor a sus propios orígenes, lo mata.

En total, Spender mata a seis personas. Al ser descubierto, el Capitán Wilder lidera la persecución.

El Libro Marciano: Conocimiento y Estética

El acto de Spender de ‘Dejó de lado el fino libro…‘ lo muestra inmerso en la lectura de una obra marciana de filosofía, lo que no es casual. Este detalle subraya el profundo afecto que ha desarrollado por esa cultura y su deseo de asimilar sus conocimientos. El libro, con sus hojas de plata y letras en negro y oro, posee características materiales excepcionales, fusionando el valor intelectual con el estético. Esto demuestra la capacidad de la civilización marciana para integrar armoniosamente el conocimiento y la belleza.

Spender se debate en una lucha interior: continuar su misión o abandonarlo todo para dedicarse al estudio, una actividad que disfrutaba inmensamente. ‘Abandona el libro de mala gana’, lo que enfatiza su dilema.

La Metamorfosis de Spender: Odio y Paz Interior

Tras los asesinatos, descritos en ‘Después de matar…‘, Spender experimenta una compleja gama de emociones. Inicialmente, un ‘confuso aturdimiento’ surge de la colisión entre su identidad terrícola y su incipiente identidad marciana, generando dudas sobre la rectitud de sus acciones. Luego, ‘náuseas’ reflejan el rechazo moral y el desagrado. Sin embargo, finalmente alcanza una ‘extraña paz’, convencido de que ha actuado correctamente al defender un ideal superior.

Este odio, que lo impulsa a actuar, culmina su metamorfosis: como ‘marciano’, Spender aborrece a los invasores de su tierra adoptiva.

La imagen de Spender, ‘Llevó el libro […] en la otra‘, presenta una antítesis poderosa: el libro y el arma. Esta dualidad evoca la conquista de América por los europeos, donde los libros (símbolo de evangelización) y las armas (símbolo de conquista) coexistieron en un acto de dominación.

Spender, en un acto que asemeja un ritual de purificación, se prepara para la batalla, dispuesto a sacrificarse por el pueblo marciano. El ‘Arroyo […] piedras blancas‘ simboliza la pureza, un elemento recurrente en su preparación.

La Resistencia de Spender y la Belleza Marciana

Durante ‘El tiroteo…‘, Spender espera impasible, casi sin emoción. En este momento, el narrador describe el paisaje marciano, destacando las virtudes de su civilización: la biblioteca, que subraya la importancia del conocimiento, y la presencia del agua, como la ‘piscina’, que combina estética y recreación.

El Diálogo con el Capitán y la Filosofía Marciana (pág. 101)

El Capitán y sus hombres persiguen a Spender. Consciente de la sed de venganza de sus subordinados, el Capitán decide hablar con él, buscando una solución menos violenta.

Spender, confiado en que el Capitán no lo traicionará, ‘dejó el arma en el suelo‘.

Spender comienza a desvelar las claves de la civilización marciana, explicando por qué la admira profundamente: ‘-No es solo eso […] religión y todo‘. Destaca, entre otros aspectos, su intrínseco vínculo con el arte.

Spender critica el desprecio terrestre hacia el arte, percibido como inútil. Para él, el terrícola solo valora lo práctico, lo que explica su desdén por las expresiones artísticas. La unión de ‘arte y religión’ sugiere que lo místico debe integrarse en la vida cotidiana para permitir la trascendencia individual. La religión, en este contexto, se concibe de manera amplia, desvinculada de instituciones eclesiásticas específicas.

Con la frase ‘-Cuando yo era pequeño…‘, Spender articula su postura, argumentando su actitud y la previsible destrucción de Marte a manos de los humanos.

La mención de ‘bombas’ evoca directamente el trauma de Hiroshima. A través de Spender, Bradbury expresa su crítica a la política norteamericana, y el personaje, a su vez, revela una sensibilidad que lo distingue de su propia familia.

La advertencia ‘Luego vendrán los otros grandes intereses‘ señala cómo los intereses económicos prevalecen sobre los intercambios culturales, ignorando el respeto por la naturaleza y las culturas locales.

La Armonía Marciana: Naturaleza, Razón y Fe (pág. 103)

En la página 103, Spender afirma: ‘-Sabían cómo vivir con la naturaleza…‘. Este es el primer principio que destaca: el equilibrio que el ser humano, como parte de la naturaleza, debería mantener. Vivir en armonía con ella es vivir en armonía consigo mismo; ir en contra de la naturaleza es ir en contra de la propia esencia.

La frase ‘No trataron de ser solo hombres…‘ sugiere que, si bien el ser humano es racional, debería explorar también su lado instintivo, aquel que protege su territorio y su entorno.

La expresión ‘Los recibimos con los brazos abiertos‘ introduce el antagonismo entre ciencia y religión. Spender alude a Darwin, cuya teoría de la evolución de las especies se distancia de la creacionista, generando un conflicto entre fe y ciencia. Spender admira que la civilización marciana haya logrado un equilibrio, donde sus conocimientos se complementan. Menciona a Freud, quien también cuestiona la fe, atribuyendo la creencia en Dios a una necesidad de figura paterna. Asimismo, alude a Huxley y su obra Un mundo feliz, una distopía que presenta una visión pesimista de la vida. Spender critica cómo el discurso pesimista de la ciencia es valorado por encima de todo, a pesar de que la ciencia no ha logrado explicar la totalidad de la existencia.

La afirmación ‘Fuimos y somos todavía un pueblo extraviado‘ refleja la convicción de Spender de que la humanidad, al abandonar la fe, ha perdido su rumbo. La religión, al ofrecer verdades absolutas, proporciona certezas al ser humano. Sin ella, la humanidad se convierte en un ‘pueblo perdido’. La civilización marciana, en contraste, logró un equilibrio armónico entre ciencia, religión y arte.

El Milagro de la Vida y la Interpretación del Arte (pág. 105)

En la página 105, Spender reflexiona: ‘-Me parece que los marcianos…‘, introduciendo el concepto de milagro asociado a la vida. Para él, la ciencia investiga este milagro, mientras que el arte lo interpreta. Es significativo que, al definir la vida, Spender elija un término de origen religioso. A través de su voz, Bradbury critica la incapacidad del hombre moderno para interpretar el arte, que, por su naturaleza, es susceptible de múltiples interpretaciones individuales. Esta es la esencia del planteamiento de Spender y la razón de su profunda admiración por la civilización marciana.

La Consumación de la Metamorfosis de Spender (pág. 106)

En la página 106, la declaración ‘-He encontrado un motivo…‘ marca la culminación de la metamorfosis de Spender: ahora es plenamente marciano. Esto ilustra cómo un individuo que encuentra un propósito en una lucha se vuelve más formidable, al tomar conciencia de la importancia de lo que defiende. Este proceso se acompaña de una revalorización romántica de lo simple (‘el sol’, ‘respirar’), transformando lo espiritual en una convicción ideológica.

El capítulo culmina con la muerte de Spender. Tras una breve tregua, el Capitán, consciente del peligro que representa Spender, decide eliminarlo.

El Final de Spender y la Compasión del Capitán (pág. 107)

En la página 107, las palabras de Parkhill, ‘-El cochino cerebro…‘, descalifican a Spender, atacando la fuente de sus pensamientos, que se oponen a los del grupo.

A pesar de su decisión de matarlo, el Capitán muestra compasión, apuntando al pecho de Spender para una muerte instantánea, sin despojarlo de su identidad. El pecho, símbolo de lo afectivo, es significativo: fue precisamente el amor de Spender por la civilización marciana lo que desencadenó su conflicto.

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