19 Dic
El Reinado de Carlos IV (1788-1808)
Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808) se inició la crisis del Antiguo Régimen por factores internacionales (la Revolución Francesa y el ascenso de Napoleón) y graves problemas internos. El periodo estuvo marcado por una crisis política, con continuos cambios de ministros (Floridablanca, Aranda y finalmente Godoy), cuyo poder generó rechazo entre la nobleza, la Iglesia y parte del pueblo, además de las conspiraciones del príncipe Fernando (Proceso de El Escorial).
Se sumó una crisis militar con derrotas frente a Francia y Gran Bretaña, como la de Trafalgar (1805), y la firma del Tratado de Fontainebleau (1807), que permitió la entrada de tropas francesas en España. La crisis económica empeoró por el gasto militar, la caída de ingresos americanos y medidas excepcionales como empréstitos y desamortizaciones. Finalmente, hubo una crisis social por el desprestigio del Gobierno y la oposición general a Godoy.
Fin del Reinado de Carlos IV (1807-1808)
El fin del reinado estuvo ligado a la entrada francesa y al colapso de la monarquía. El Tratado de Fontainebleau permitió la presencia masiva de tropas napoleónicas que despertaron inquietud. En 1808 estalló el Motín de Aranjuez, impulsado por nobles fernandinos, que provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo, Fernando VII.
Napoleón intervino citando a la familia real a Bayona. La salida de los últimos miembros desencadenó el levantamiento del 2 de mayo en Madrid, que marcó el inicio de la Guerra de Independencia. En las Abdicaciones de Bayona (1808), Napoleón forzó la cesión de la Corona y nombró rey a su hermano José I. El rechazo popular llevó a la creación de Juntas y al estallido de la resistencia armada.
La Guerra de Independencia (1808-1814)
El conflicto (1808-1814) fue largo y difícil. Aunque Francia tenía superioridad militar, la resistencia popular, la guerra de guerrillas y el apoyo británico inclinaron la balanza. La guerra tuvo tres fases:
- 1. Resistencia local (1808): Victorias españolas como Bailén obligaron a los franceses a retroceder y José I abandonó Madrid.
- 2. Conquista francesa y guerra popular (1808-1812): Napoleón entró en España con 250.000 soldados y ocupó casi todo el país salvo Cádiz. La lucha continuó gracias a las guerrillas (Espoz y Mina, el Empecinado).
- 3. Retroceso francés (1812-1813): Tras retirar tropas para invadir Rusia y con la ayuda de Wellington, los franceses fueron derrotados en Arapiles, Vitoria y San Marcial.
En 1813, por el Tratado de Valençay, Napoleón devolvió el trono a Fernando VII. Fue una guerra patriótica, que reforzó un sentimiento nacional español frente al invasor; una guerra internacional, parte de las campañas napoleónicas donde intervinieron franceses, españoles y británicos; y una revolución política, que permitió a los liberales impulsar un proceso constituyente culminado en la Constitución de Cádiz de 1812.
Convocatoria y Organización de las Cortes
La guerra generó un conflicto político entre afrancesados (partidarios de José I y del Estatuto de Bayona, que abolió instituciones del Antiguo Régimen) y patriotas (defensores de Fernando VII). Entre estos últimos había absolutistas y liberales. Ante la ausencia del rey, los patriotas se organizaron en Juntas locales que asumieron el poder y crearon la Junta Central Suprema (1808).
Esta convocó unas Cortes Generales y Extraordinarias elegidas por sufragio universal masculino. Tras la caída de la Junta Central, un Consejo de Regencia en Cádiz asumió el mando y permitió la reunión de las Cortes en 1810. Allí predominaban los liberales, que impusieron el voto individual y aprobaron un decreto revolucionario: la soberanía residía en la nación, las Cortes representaban a la nación y tenían el poder legislativo. Las Cortes desarrollaron una amplia labor legislativa liberal que incluyó la eliminación de instituciones feudales, la desamortización de bienes y la elaboración de la Constitución de 1812.
La Constitución de Cádiz
Aprobada el 19 de marzo de 1812, fue una constitución revolucionaria que estableció una monarquía parlamentaria basada en la soberanía nacional. Sus elementos esenciales fueron:
- Soberanía nacional ejercida por las Cortes y derechos individuales: libertad de imprenta, seguridad jurídica e igualdad ante la ley; aunque se mantuvo la religión católica como única permitida.
- Libertad económica: Abolición de gremios y mayorazgos, libre propiedad y comercio.
- División de poderes:
- Ejecutivo: El rey nombra ministros, pero con fuertes limitaciones.
- Legislativo: Una sola cámara que aprueba leyes.
- Judicial: Jueces independientes.
- Sufragio universal masculino indirecto para elegir diputados.
- Estado centralizado y creación de la Milicia Nacional para defender el régimen liberal.

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