16 Jun
En el ámbito cultural hispanoamericano, tras recibir influencias extranjeras, surgió un interés por lo autóctono y la identidad americana. Esto impulsó una poética propia, el regionalismo y el realismo mágico, que desembocaron en el boom de la novela en los años sesenta. Hoy en día, persiste una diversidad de propuestas narrativas con autores actuales como Isabel Allende, Luis Sepúlveda y Antonio Skármeta.
Poesía Hispanoamericana: Evolución y Corrientes
Tras el modernismo liderado por Rubén Darío, la poesía en Hispanoamérica toma nuevas direcciones. Surge la poesía intimista, con autoras como Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral, centrada en lo personal y afectivo. También se desarrolla la poesía vanguardista, con movimientos como el ultraísmo de Borges y el estridentismo mexicano de Manuel Maples Arce, que combinan futurismo y dadaísmo. Además, se destacan las jitanjáforas de Mariano Brull y el surrealismo tardío de autores como Pablo Neruda y Octavio Paz.
En Hispanoamérica, junto a las vanguardias, también surge la poesía pura, representada por autores como el mexicano Carlos Pellicer y el colombiano Eduardo Carranza. Además, se destaca la poesía negra o afroantillana, que fusiona las vanguardias con el folclore afroamericano, combinando métrica tradicional con ritmos indígenas y añadiendo un contenido crítico contra el imperialismo. Nicolás Guillén, con su obra Sóngoro cosongo (1931), es uno de sus principales exponentes.
A estas corrientes, hay que sumar la poesía comunicante. Mario Benedetti acuñó el término «comunicante» para describir a poetas que buscaban conectar con el público mediante un lenguaje sencillo y temas de interés general. Nicanor Parra, Ernesto Cardenal y Benedetti fueron representantes de esta corriente, con obras como Obra gruesa, Canto nacional e Inventario uno: Poesía completa 1950-1985, respectivamente.
Grandes Figuras de la Poesía Hispanoamericana
- César Vallejo: Con obras como Los heraldos negros (1918), Trilce (1922) o Poemas humanos y España, aparta de mí ese cáliz (1939), muestra que, tras superar el modernismo, se interesó por el vanguardismo, pero también por un tono conversacional en sus últimas obras, donde el protagonista era el hombre histórico.
- Pablo Neruda: Quien con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, tuvo un éxito inmediato, abrazó diversas corrientes hasta una poesía humanizada y comprometida vinculada a España (Tercera residencia -1947- y Canto general -1950-), donde la defensa de la libertad se acentúa con el protagonismo de lo americano.
- Octavio Paz: Difícil de clasificar por su originalidad e inconformismo. Entre sus obras destacan Libertad bajo palabra (1935-57), con un tono neorromántico que dialoga con la vanguardia y lo social, o Pasado en claro (1975), que reflexiona sobre el poder del lenguaje.
Narrativa Hispanoamericana: Del Regionalismo al Boom
En las primeras décadas del siglo XX, encontraremos un realismo peculiar con elementos de corte naturalista y románticos, predominando una orientación regional y localista y buscando la denuncia social y el testimonio político. Identificamos:
- La novela de la Revolución mexicana, retratada en Los de abajo, de Mariano Azuela (1915) y, posteriormente, en El águila y la serpiente (1928), de Martín Luis Guzmán.
- La novela indigenista, que plasmará las injusticias y la explotación del indio por terratenientes y potencias extranjeras (El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría -1941-).
- La novela de la tierra, donde en obras como Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, o Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes, se muestra la inmensidad de la naturaleza americana (la selva, la pampa, etc.).
El Realismo Mágico y el Boom Latinoamericano
El realismo mágico (1940-1960) o literatura de lo real maravilloso plasmará la realidad americana situando al mismo nivel lo racional, lo mítico y lo fantástico. Las influencias indígenas se sumarán a las europeas y americanas, dando lugar a escenarios urbanos y a técnicas más innovadoras (varias voces narrativas, saltos temporales, técnicas cinematográficas, etc.). Destacarán obras como El señor presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias, o Pedro Páramo (1955), de Juan Rulfo, entre otras. En esta corriente, hay que incluir los cuentos de Jorge Luis Borges, en colecciones como El Aleph (1949), Ficciones (1944-1956) y El hacedor (1960), síntesis entre la filosofía y la literatura fantástica.
En los años 60, editoriales como Seix Barral y los premios literarios propician un periodo de internacionalización de la novela. El Boom de la novela vendrá de la mano de autores como Gabriel García Márquez, con obras como Cien años de soledad (1967); Julio Cortázar, con Bestiario (1951) u obras posteriores como La vuelta al mundo en ochenta mundos (1967) o Rayuela (1963); Mario Vargas Llosa, con La ciudad y los perros (1963); Ernesto Sábato, con Sobre héroes y tumbas; o Carlos Fuentes, con La muerte de Artemio Cruz (1962). Muchos de ellos proseguirán su exitosa trayectoria durante décadas, tras asentar un género marcado por la experimentación, la pervivencia del realismo mágico, el compromiso y la mirada crítica e innovaciones técnicas.
Narrativa Hispanoamericana Reciente: Del Posboom a la Actualidad
En las últimas décadas, algunos identifican un posboom a partir de los años 70, caracterizado por una mayor heterogeneidad en las propuestas, con rasgos como realismo, estructuras sencillas y temas cotidianos, preferencia por la historia frente al mito, y escenarios urbanos. Entre los autores destacados, se encuentran Ángeles Mastretta, con Mal de amores; Elena Poniatowska; Gioconda Belli; y Laura Esquivel, quien en Como agua para chocolate reivindica las experiencias femeninas. Actualmente, sobresalen Isabel Allende, que alcanzó éxito con La casa de los espíritus (1982) y sigue vigente con El viento conoce mi nombre; Luis Sepúlveda (1949-2020) con obras como Un viejo que leía novelas de amor (1989) y Historia de una ballena blanca (2019); y Antonio Skármeta, cuyo trabajo ha sido adaptado al cine, como El cartero de Neruda (1985). Un autor de gran prestigio es Roberto Bolaño (1953-2003), quien con Los detectives salvajes (1998) y 2666 (2004) alcanzó una enorme acogida crítica y popular.
Aunque narrativa y poesía son los géneros con mayor proyección internacional, no debe olvidarse la vasta formación de autores a través del ensayo (Borges, Octavio Paz, Ernesto Sábato) o la importancia de obras teatrales de autores como Carlos Fuentes o Vargas Llosa. Sin embargo, estos géneros merecerían un tema aparte.
Nada de Carmen Laforet: Un Retrato de la Posguerra Española
Nada es una novela escrita por Carmen Laforet y publicada en 1945. Pertenece al género narrativo y al subgénero de la novela existencialista. Fue la primera obra publicada por la autora y ganó en 1944 el Premio Nadal, en su primera edición, lo que permitió su publicación. Aunque presenta muchos rasgos autobiográficos, no se trata de una autobiografía exacta, sino de una obra con aspectos que pueden compararse con la vida de la autora, pero que no son equivalentes. Es una obra independiente, que no forma parte de ninguna trilogía ni serie.
Contexto Histórico y Literario de Nada
El contexto histórico de la publicación es la dictadura del general Franco, concretamente en la etapa de la inmediata posguerra (1940-1960), caracterizada por la miseria, la pobreza, la represión, el miedo, el aislamiento internacional y la censura. La Guerra Civil había devastado la cultura, y la producción literaria estaba limitada por la represión y el aislamiento. En cuanto al contexto literario, en los años 40 destacan dos tendencias: la novela ideológica, afín al régimen, y la novela existencialista, a la que pertenece Nada. Esta corriente refleja la amargura de la existencia cotidiana desde un punto de vista más individual que social, centrándose en temas como la lucha por la subsistencia, la frustración, la soledad y la vida gris y sombría. Suelen estar narradas en primera persona, empleando técnicas narrativas que buscan la inmersión del lector.
Argumento y Estructura de Nada
El argumento de la novela se divide en tres partes:
- Andrea llega a Barcelona con ilusión por estudiar, pero se encuentra con una familia destrozada por la posguerra y una casa oscura, tensa y llena de conflictos.
- Con la marcha de su tía Angustias, Andrea empieza a tener más libertad y se acerca a nuevos amigos, especialmente Ena, aunque sigue sufriendo la pobreza.
- Las relaciones personales se complican con la aparición de Román en la vida de Ena, lo que afecta su amistad con Andrea. Todo termina con el suicidio de Román y el cambio de rumbo para Andrea al irse a Madrid.
Personajes, Estilo e Importancia de Nada
Los personajes principales son Andrea y su familia. Esta última está compuesta por su tía Angustias, una mujer desagradable, controladora e irrestrictiva; su tío Román, un pianista narcisista; su tío Juan, un pintor maltratador; su tía Gloria, esposa de Juan y víctima de maltrato; y la abuela de Andrea. Otros personajes relevantes son Ena, la mejor amiga de Andrea, de origen burgués y pudiente, y otros amigos de Andrea como Ponch.
El estilo y el lenguaje son sencillos, sin adornos retóricos, con tendencia a la reflexión y la descripción de ambientes sucios, grotescos y claustrofóbicos que refuerzan la visión sombría de la protagonista y del entorno. Todo esto convierte a Nada en una obra clave para entender la narrativa de posguerra española desde una mirada íntima y existencial.
La escena destacada, donde Andrea y Ena pasean por Barcelona y Andrea se siente libre por primera vez, es significativa porque, en medio de la oscuridad y tristeza, muestra un momento de esperanza, de amistad sincera y de deseo de vivir una vida mejor.
La importancia de esta obra reside en la originalidad de la perspectiva, ya que se centra en el interior de un personaje y es mucho más existencial. Esta obra supone la segunda gran obra de la posguerra, después de La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, que se publicó en 1942. Además, esta obra supone una reivindicación implícita de la experiencia femenina.
Los girasoles ciegos de Alberto Méndez: Memoria Histórica y Posguerra
Los girasoles ciegos es una obra de Alberto Méndez publicada en 2004. Se trata de una novela de relatos cortos que recibió el Premio Nacional de Narrativa en 2005. No forma parte de ninguna serie, sino que es una obra independiente. Su género es narrativo y se encuadra en la tendencia de la literatura española contemporánea que busca recuperar la memoria histórica de la Guerra Civil Española y la posguerra.
Contexto de Publicación y Tendencias Narrativas
La publicación se sitúa en el contexto de la Transición Democrática española, tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975. Durante los años 60, España había ido abriéndose culturalmente a otros países de Europa y recibiendo sus influencias. En cuanto al contexto literario, la publicación de La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, marcará un cambio en la tendencia narrativa del país. Comenzará un rechazo al experimentalismo y una vuelta a la tradición literaria, con historias transparentes y el entretenimiento a través de historias bien escritas con intriga y misterio. Las últimas décadas del siglo XX se caracterizarán por una confluencia de estilos, tendencias y experiencias personales en las obras, así como por la individualidad del estilo de cada autor y el auge de las novelas de género. Los rasgos principales de la narrativa a partir de 1975 son la variedad temática y estilística, con obras de fantasía, ciencia ficción, sobre el pasado y el presente; las estructuras narrativas simples, lejos del experimentalismo; los narradores en primera o en tercera persona, pero sin mezclarlos; el abandono de la intención ideológica y la fusión de géneros. Es importante destacar que en los años 80 comenzó la publicación de obras que habían sido censuradas durante el exilio. También coexisten varias generaciones de escritores, se expanden los grupos editoriales y los premios, y las mujeres entran con más fuerza en el panorama literario.
Estructura y Argumento de Los girasoles ciegos
En cuanto al argumento, cabe destacar de su estructura que se divide en cuatro partes, tituladas «Derrotas», que son cuatro relatos cortos interconectados:
- Primera derrota (1939): «Si el corazón pensara, dejaría de latir»: El protagonista, Carlos Alegría, un soldado del ejército nacional, se rinde ante los republicanos. Es apresado, condenado a muerte y fusilado, pero sobrevive milagrosamente, ya que la bala solo le hiere la cabeza. Logra escapar, es ayudado por una mujer, pero acaba siendo apresado nuevamente.
- Segunda derrota (1940): «Manuscrito encontrado en el olvido»: Esta parte se narra a través de los hechos encontrados en un cuaderno. Un joven huye del ejército nacional con su novia embarazada. Tras la muerte de su novia durante el parto, el joven, incapaz de cuidar de su hijo, lo deja morir de frío. Un pastor encuentra el cuaderno junto a los cadáveres.
- Tercera derrota (1941): «El idioma de los muertos»: Juan Senra, un preso republicano, miente al capitán Eymar sobre su hijo, quien en realidad había sido un traidor. Tras el suicidio de Carlos Alegría y la ejecución de Eugenio, Senra revela la verdad sobre el hijo del capitán, y es finalmente fusilado.
- Cuarta derrota (1942): «Los girasoles ciegos»: Un narrador omnisciente presenta a Lorenzo (un niño cuyo padre está escondido) y al padre Salvador (un cura obsesionado con la madre de Lorenzo). La familia de Lorenzo planea huir a Marruecos, pero el padre Salvador intenta abusar de la madre de Lorenzo. El padre de Lorenzo, al ser descubierto, se suicida al saltar por la ventana.
Temas, Estilo y Relevancia de la Obra
Los temas principales son el encierro, la reclusión y el miedo que sentía la gente durante la Guerra Civil Española. El estilo y el lenguaje se caracterizan por un vocabulario rico y descriptivo, y la mezcla de formatos narrativos como el cuaderno y las cartas, así como la alternancia de narradores.
Los personajes principales son Carlos Alegría, el traidor del ejército nacional; Eulalio, el joven poeta; Juan Senra, el preso republicano; el padre Salvador, cura obsesivo; Lorenzo, el niño; y otros personajes como Rafael y Elena, que son el hijo y la mujer embarazada del joven poeta, la madre y el padre de Lorenzo, y el capitán Eymar y su mujer.
La importancia de esta obra reside en que se inscribe dentro de la categoría de novela o relatos cortos históricos que cobran especial importancia durante la Transición Democrática tras la Guerra Civil y la dictadura. Reflexiona sobre el tema de la Guerra Civil y la posguerra y hace especial hincapié en la recuperación de la memoria histórica de ambos bandos.
Comentario de Texto: Artículo de Opinión de Javier Marías
Nos encontramos ante un texto de Javier Marías, concretamente un artículo de opinión de El País, publicado en 2015. En él, llama la atención cómo el autor, emisor del texto, se hace constantemente presente para opinar sobre el tema: la educación que dan los padres a sus hijos. Emplea la primera persona, adjetivos valorativos, sufijos valorativos, verbos de opinión y afirmaciones contundentes, entre otros recursos de subjetividad: «visité», «padres inútiles», «idolillos», «pienso», «me gusta», «ni loco»… Además, desde la primera línea, tiene presente al receptor (nosotros, los lectores) y se dirige a él: «Como saben…», «Miren». Por todo lo dicho, podemos afirmar que predominan en el texto las funciones del lenguaje referencial, al informarnos sobre la educación actual de los padres hacia sus hijos y contarnos una experiencia personal del propio autor; pero también la expresiva (al identificar la tesis del autor: este critica la educación y la sobreprotección de los padres hacia sus hijos en la actualidad) y la apelativa, al llamar la atención del receptor.
El texto, además, ofrece un carácter literario que observamos en figuras retóricas, como el símil donde compara a los niños con cabras (segundo párrafo) o la siguiente metáfora: «Aquella muralla (…) era una romería de criaturas». Esto nos permite identificar la voluntad de estilo del autor, así como de la función poética. En cuanto a la estructura del texto, está organizada en dos párrafos bien diferenciados. Podemos afirmar que, tras mencionar la tesis al principio, el autor argumenta su postura con un recuerdo de la visita que hizo. Identificamos así una secuencia narrativa, introducida tras el conector dialectal «Pues bien», donde el autor sería el protagonista. En esta secuencia, encontramos el paso de los tiempos, de presente a los pretéritos propios de esta modalidad: «Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada». La experiencia comienza con la descripción del lugar, lleno de peligros («Es fácil tropezar y salir disparado») y continúa con la imagen de los niños jugando por allí, expuestos al peligro. Esta secuencia se extiende hasta el segundo párrafo y es empleada como un argumento de experiencia personal para defender la crítica a la manera de educar los padres a sus hijos: cuando están con ellos lo permiten todo, pero cuando los cuidadores son otros, su sobreprotección es exagerada, hasta extremos como «pegar directamente al profesor» (línea 4).
De hecho, el autor cerrará el texto volviendo a la idea inicial (estructura encuadrada): «Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa». El autor emplea conectores para facilitar el seguimiento de su relato: dialectales, como el citado «Pues bien»; lógicos de contraste, como «Sin embargo» (línea 1 del segundo párrafo); o los conectores de adición («y de cochecitos y sillitas»); y ordenadores, como los de la secuencia narrativa: «Al comienzo del recorrido». Estamos ante un texto, por lo tanto, que evidencia el cuidado de su forma, de su cohesión. El ello, junto a la reiteración léxica de términos como «padres» y «niños», o junto al campo asociativo relacionado con el lugar visitado: «adarve», «muralla», «almena», y el contraste entre los términos que se refieren a la seguridad, la sobreprotección («sobreprotegidos», «seguridad»), y a los peligros o problemas («dificultad», «tropezar», «sufrimiento», «vértigo»), dotan al texto de coherencia, manteniendo el tema arriba citado a lo largo de los dos párrafos. Destaca el empleo connotativo del lenguaje, rozando, en ocasiones, lo coloquial e informal («una especie de idolillos», «imbéciles fotos de turno», «bronca», «ni loco»), pero, sin embargo, se intuye el nivel culto, con un vocabulario cuidado («jalonan», «encaramarse», «triscaban», «vástagos», «almenas»). Este rasgo es adecuado al tipo de texto, pues las columnas presentan un carácter divulgativo, siendo accesibles, aunque su autor sea culto.
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