06 Jul

BLAS DE OTERO (1916-1979) La obra de Blas de Otero resume las etapas cubiertas por la poesía española durante las tres décadas posteriores a la Guerra Civil: va de la poesía existencial a la poesía social, y de esta a la búsqueda de nuevas formas. – Primera etapa:
Los primeros poemas de Blas de Otero pertenecen a la “poesía desarraigada”, centrada en los problemas personales, existenciales y religiosos del autor. Hablamos de dos libros, Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, fundidos luego en Ancia, título compuesto por la primera y última sílaba de las dos obras. En ellas aparece la relación del hombre con un Dios cruel e impasible ante el sufrimiento humano. El estilo se caracteriza por el tono desgarrado y el lenguaje abrupto, con frecuentes encabalgamientos. La métrica es unas veces clásica; otras, irregular y sin rima (verso libre).

– Segunda etapa: Blas de Otero evoluciona hacia la poesía social con Pido la paz y la palabra. Le siguen En castellano y Que trata de España, libros escritos desde la fraternidad con los oprimidos; en ellos son esenciales 

los conceptos de “palabra”, que permite a todo hombre gritar su protesta, y “paz”, para que el país pueda vivir sin la presencia de la muerte y la injusticia. Estilísticamente son versos que se caracterizan por el uso de un lenguaje sencillo y coloquial, con el fin de llegar mejor al pueblo, y tener un marcado carácter narrativo e incluso prosaico. – La tercera etapa se caracteriza por el cansancio de la poesía social y la búsqueda de nuevas formas: por un lado, la escritura neosurrealista, liberada de las trabas racionales; por otro, el retorno al intimismo, con una mayor presencia de lo personal. Esta búsqueda se recoge en su último libro, Mientras.


JAIME GIL DE BIEDMA (1929-1990) Jaime Gil de Biedma, miembro de la Generación del 50, es el principal representante de la poesía de la experiencia. Dos son, según el autor, sus temas principales: “el tiempo y yo”; en efecto, sus poemas giran en torno a la búsqueda de la propia identidad en medio de la certeza del rápido paso del tiempo, que aparece combatido por el amor, la amistad, el erotismo y la existencia de momentos de felicidad que deben ser recordados. La obra de Gil de Biedma está compuesta solo por tres libros reunidos bajo el título común de Las personas del verbo: Compañeros de viaje, Moralidades y Poemas póstumos. En ellos aparece la evocación de tiempos pasados desde una actitud de derrota motivada por la desilusión de lo perdido o de lo no conseguido. Son poemas en los que domina el recuerdo de la infancia y de la adolescencia; de la amistad y del amor terminado. Algunos muestran –con ironía- una visión desencantada y amarga de la burguésía de la época, a la que él mismo pertenece. Su estilo es antirretórico, coloquial y, a veces, burlón; y, sin embargo, cargado de emoción. Con frecuencia se dirige a un tú o a un vosotros, lo que construye un diálogo que permite una visión irónica y distanciada; aparecen también elementos narrativos y descriptivos, que dan a sus versos un carácter meditativo. Todo ello salpicado, en ocasiones, de citas literarias y de autocitas.


GLORIA FUERTES (1918-1998) Gloria Fuertes desarrolló una larga y fructífera trayectoria poética que, a veces, fue infravalorada por su conocida dedicación a la literatura infantil. Aunque la crítica ha ligado su nombre al “postismo” y a la Generación de los 50, tuvo siempre una voz única y personal, rebelde y descarada, con una estética independiente basada en el humor y los juegos verbales. En la evolución de su poesía podemos distinguir varias etapas. Su primer volumen, Isla ignorada, se situó dentro de los postulados del “Postismo” y del Surrealismo. De ambos movimientos vanguardistas toma algunos de los rasgos más significativos de su estilo, que la acompañarán a lo largo de toda su producción poética: – La reivindicación de la imaginación, el juego, el humor y la risa, incluso para tratar temas de gran gravedad como el amor, la soledad, el dolor o la muerte. 

– El empleo de un lenguaje absurdo que quiebra la lógica del discurso poético a través de arriesgadas metáforas e

imágenes. En sus siguientes libros, Antología y poemas del suburbio y Todo asusta se acerca a la poesía social que en los años cincuenta dominaba la poesía española, siempre con una voz muy personal. Son poemas que, a partir de asuntos cotidianos, tratan del sufrimiento provocado por la guerra y de la injusticia social. Los elementos intimistas (el amor, la muerte, la fe…) pasaron a primer plano en Ni tiro, ni veneno, ni navaja y en Poeta de guardia; en este libro, a los temas mencionados, añade el de la propia poesía como materia de reflexión. Desde el punto de vista formal, emplea un lenguaje sencillo, directo y coloquial, en el que despuntan las metáforas y los juegos lingüísticos. En cuanto a la métrica, utiliza la asonancia y el verso libre. Todo ello dota a sus poemas de un aire fresco y chispeante, cargado de gran musicalidad y cadencia cercana al lenguaje oral

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