14 May

Miguel de Cervantes, nacido en Alcalá de Henares en 1547, es una de las figuras más destacadas de la literatura universal. Su vida estuvo marcada por dificultades económicas y experiencias vitales intensas, como su participación en la batalla de Lepanto, donde resultó herido. Aunque exploró la poesía lírica y el teatro, alcanzó su mayor reconocimiento como narrador, abordando diversos géneros narrativos populares de la época.

Entre sus primeras obras destaca La Galatea (1585), una novela pastoril de carácter idealista que retrata amores platónicos entre pastores en un entorno idílico conocido como locus amoenus. Posteriormente, publicó Novelas ejemplares (1613), una colección de relatos influenciada por la tradición italiana, donde diferenció entre novelas idealistas que se centraban en historias de amor y fortuna, y realistas con una mirada crítica y satírica hacia las costumbres sociales de su tiempo.

Sin embargo, la obra que revolucionó la narrativa de su época fue Don Quijote de la Mancha. Publicada en dos partes (1605 y 1615), narra la historia de un hidalgo, Alonso Quijano, que pierde la razón tras leer demasiadas novelas de caballerías y decide convertirse en caballero andante bajo el nombre de Don Quijote. Acompañado por su fiel escudero Sancho Panza, vive una serie de aventuras donde se enfrenta a la incomprensión de una sociedad que lo ridiculiza.

El propósito de Cervantes va más allá de la simple parodia de los libros de caballerías. Su intención es “deleitar enseñando”, siguiendo el ideal clásico, pero también transformar la narrativa de su tiempo. Introduce elementos innovadores, como la representación de la realidad cotidiana frente al mundo idealizado de los caballeros.

Temas Fundamentales en Don Quijote

La obra aborda varios temas fundamentales:

  • Locura y cordura: Don Quijote vive entre la locura de sus ideales y momentos de lucidez.
  • Parodia de la caballería: Critica los excesos y la falta de realismo de las novelas caballerescas.
  • Aventuras humorísticas: Sus hazañas ridículas reflejan el choque entre sus sueños y la realidad.
  • Valores humanos: La obra reflexiona sobre justicia, libertad y honor, defendidos por Don Quijote pese a una sociedad que los ha olvidado.
  • Humor y sátira: Mediante la ironía, Cervantes critica una sociedad que se burla de quienes persiguen ideales nobles.

El Quijote es mucho más que una novela de aventuras o una simple burla a los libros de caballerías. Es una obra compleja que combina tradición e innovación, reflexión y entretenimiento, y que ha dejado una huella indeleble en la literatura universal.


El teatro barroco español alcanzó su máximo esplendor durante el Siglo de Oro, destacando especialmente las figuras de Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca, quienes transformaron las formas dramáticas de la época, alejándose de las rígidas normas clásicas.

Lope de Vega (1562-1635), nacido en Madrid, revolucionó el teatro con su obra El arte nuevo de hacer comedias (1609), donde expuso los principios de la Comedia Nueva. Introdujo la mezcla de lo trágico y lo cómico, la división en tres actos y la libertad frente a las unidades clásicas de tiempo, lugar y acción. Además, empleó versos con gran variedad de métricas, logrando una puesta en escena más dinámica y atractiva para el público.

Su teatro pasó por dos etapas: en el primer ciclo (hasta 1630) predominan la acción y los enredos rápidos, mientras que en el segundo (desde 1630) las tramas se vuelven más elaboradas y reflexivas. Las comedias de Lope se caracterizan por un lenguaje cercano, la combinación de lo culto y lo popular, y personajes arquetípicos como el galán, la dama o el criado gracioso. La mayoría de sus obras culminan con finales felices donde los conflictos se resuelven rápidamente. Un ejemplo clave es Fuenteovejuna, donde el pueblo se rebela contra la tiranía del Comendador, resaltando los valores de la justicia y la unidad colectiva.

Entre los temas más recurrentes en su teatro destacan el honor y la honra, los amores y celos, el patriotismo y la religión, reflejando las inquietudes morales y sociales de la época.

Por otro lado, Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), también madrileño, desarrolló un teatro más profundo y simbólico. A diferencia de Lope, Calderón dio menos importancia a la acción y más a la reflexión filosófica, construyendo personajes complejos que enfrentan dilemas existenciales. Sus obras se caracterizan por una estructura más rigurosa, un lenguaje poético elaborado y una escenografía impresionante.

Calderón usó el teatro como medio para plantear grandes cuestiones morales y filosóficas, como se observa en La vida es sueño. En esta obra, el príncipe Segismundo lucha entre el destino y el libre albedrío, mostrando la tensión entre lo que uno es y lo que parece ser. Los temas más importantes en sus dramas incluyen el debate entre destino y libertad, la defensa del honor y la apariencia frente a la realidad, dejando al espectador una profunda reflexión sobre la condición humana.

En conclusión, mientras Lope de Vega creó un teatro vibrante, popular y cercano al público, Calderón perfeccionó un estilo más intelectual y simbólico. Juntos, sentaron las bases de la dramaturgia barroca, dejando una huella imborrable en la historia del teatro.


Durante el Barroco español surgieron grandes poetas que reflejaron las tensiones y contradicciones de la época. Entre los más importantes destacan Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, cuyas obras representan dos estilos muy diferentes, pero igualmente influyentes.

Luis de Góngora (1561-1627) destacó por cultivar dos tipos de poesía: la popular y la culta.

En su poesía popular, empleaba versos cortos (arte menor) y un tono ligero e irónico, conectando con el público a través del humor. Un claro ejemplo es el poema “Ánde yo caliente y ríase la gente”, donde critica la hipocresía social, defendiendo la comodidad personal por encima de las apariencias.

Por otro lado, su poesía culta se caracteriza por un lenguaje elaborado, lleno de imágenes complejas y metáforas brillantes, siguiendo el estilo culteranista, que buscaba la belleza formal y la dificultad expresiva. Entre sus obras más destacadas se encuentran:

  • Fábula de Polifemo y Galatea: Un poema mitológico que relata el amor imposible entre el cíclope Polifemo y la ninfa Galatea, donde Góngora despliega un lenguaje rico en metáforas y descripciones sensoriales.
  • Soledades: Un poema inacabado que aborda la naturaleza y el desengaño vital a través de una estructura simbólica compleja, considerada una de las cumbres de la poesía barroca.

En contraposición a Góngora, encontramos a Francisco de Quevedo (1580-1645), cuya obra es más directa y mordaz. Quevedo exploró varios temas, mostrando su versatilidad:

  • Poesía amorosa: Refleja el amor como una pasión dolorosa y contradictoria, más cercana al sufrimiento que al gozo.
  • Poesía satírico-burlesca: Se caracteriza por la crítica despiadada a la sociedad y a sus enemigos, entre ellos el propio Góngora, a quien dedicó el famoso poema A una nariz, una burla cruel sobre su físico.
  • Poesía moral y metafísica: Reflexiona sobre la fugacidad de la vida, la inevitabilidad de la muerte y el sentido de la existencia, con un tono más serio y filosófico.
  • Poesía política: Critica la corrupción y la decadencia de España, mostrando su desencanto ante la situación del país. Su poema Poderoso caballero es Don Dinero es una sátira ingeniosa sobre cómo el dinero domina la sociedad y las voluntades.

Mientras Góngora buscaba la belleza a través de la complejidad formal, Quevedo optaba por una crítica directa y mordaz. Ambos, desde sus estilos opuestos —culteranismo y conceptismo—, dejaron una huella imborrable en la literatura del Siglo de Oro.

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