04 Jun

15 LA PINTURA BARROCA: VELÁZQUEZ
CRONOLOGÍA, COORDENADAS HISTÓRICAS.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL BARROCO
El Barroco es el período del arte comprendido entre los años
1600 y 1780. Nacido en Roma a partir de las formas del
“Cinquecento” renacentista, pronto se diversificó en varios estilos
paralelos, conforme lo iba adoptando y adaptando a su propia
idiosincrasia cada país europeo.
Uno de los rasgos esenciales de este amplio período artístico es que
durante su apogeo las artes plásticas lograron una integración total: la
arquitectura es monumental, sirviendo de marco teatral ideal a las apoteósicas
pinturas y a las dramáticas esculturas de mármol blanco que decoraban sus
exteriores e interiores, llegando a ser excesiva la decoración.
En síntesis, el Barroco es el estilo de la grandilocuencia y la
exageración. El Barroco fue la expresión propagandística del absolutismo
monárquico y de la Iglesia de la Contrarreforma, que lo utilizaron como
manifestación de su grandeza, mostrando mediante el arte que en ellos está la
«Verdad» y el «Poder».
En España el Barroco coincide con el período cultural que se ha
denominado el Siglo de Oro. Es un período de máximo desarrollo de las letras
y las artes, que contrasta con la profunda y compleja crisis política, social y
económica que se vive en España, lo que casi anula los encargos de la
burguesía y de la aristocracia, que se conforma con las grandes decoraciones
barrocas de pintura.
Por tanto es la iglesia el principal cliente y las ideas de la
contrarreforma las que en la escultura se van a manifestar.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
DE LA PINTURA BARROCA EN ESPAÑA
En la pintura barroca española es fundamental la influencia de la pintura
italiana, principalmente del tenebrismo de Caravaggio, que estuvo presente en
gran parte de los pintores españoles, como Ribera y Velázquez. Una de las
características principales de la pintura española barroca es su gran
naturalismo, su realismo, el deseo de mostrar lo más fielmente posible la
realidad.
También destaca la sencillez y equilibrio en las composiciones y las
formas, no hay movimiento violento ni impetuoso como ocurre en las obras
italianas, prefiriéndose organizar el tema en el cuadro a partir de líneas
diagonales y escorzos. Por otra parte, el dibujo cede terrero a la utilización más
natural del color. 2
También existe una mayor preocupación del artista por la
profundidad, culminando con el pleno dominio de la perspectiva
aérea. En cuanto a la luz, se concibe como un elemento que
organiza los ambientes donde se desenvuelven las figuras,
contribuyendo además a crear atmósferas que transmiten la
realidad de los temas.
En cuanto a la temática, predominan los temas religiosos: santos,
martirios, Inmaculadas; entre los temas profanos sobresalen los mitológicos,
por clara influencia de Rubens, los bodegones, las escenas de género, los
retratos, los desnudos y los paisajes.
A finales del s. XVII la capacidad pictórica nacional da muestras de
agotamiento y empieza la intromisión de cuadros y artistas extranjeros, que
culminará con el cambio de dinastía. En el s. XVIII se observa un cambio en el
desarrollo de las características pictóricas: adquieren mayor importancia los
temas profanos y el tratamiento menos dramático de los temas religiosos,
circunstancia que contrasta con el realismo cruento de la primera etapa.

Aparece también el empleo de una iluminación más dispersa y suavizada, ya
muy próxima al rococó francés.
DIEGO RODRÍGUEZ DE SILVA Y VELÁZQUEZ
Velázquez poseyó un elevado concepto de la pintura y aspiró a la
perfección absoluta, lo que queda de manifiesto en el gran número de veces
que retocó sus cuadros, siempre buscando el dominio completo de la técnica.
Aunque a lo largo de su vida el estilo de Velázquez no dejó de evolucionar,
como características generales de su pintura podemos citar las siguientes:
• Realismo, poco amigo de la fantasía y los idealismos busca siempre
representar la realidad misma.
• Sentido del equilibrio, lo que hace que siempre se guíe por el buen gusto
y la elegancia a la hora de elegir escenas o gestos; sus composiciones
son el fruto de una lenta y profunda meditación, todo lo piensa con
minuciosidad y detallismo.
• En relación con el uso del color su paleta se irá aclarando a lo largo de
su vida, al igual que también evolucionará la manera de aplicar el color,
desde la aplicación de la pasta de forma lisa y uniforme, hasta la técnica
nerviosa y suelta de sus etapas finales, en las que sus pinceladas se
independizan de forma casi impresionista.
• Velázquez destaca por su maestría en la captación del espacio, por
crear un ambiente real gracias al absoluto dominio de la perspectiva
aérea, deformando los cuerpos vistos de lejos por el efecto del aire
interpuesto entre las figuras y entre éstas y el espectador.
• Además en sus composiciones la luz no sólo sirve para iluminar y dar
volumen a los objetos, sino que también es básica para lograr la
sensación perspectiva. 3
• Trató en sus obras todos los temas, desde los mitológicos y los
religiosos, hasta paisajes, desnudos o retratos.
1ª etapa: Sevilla (1618-1623)
Velázquez nació en Sevilla en 1599. Se formó en el taller de su suegro
Francisco Pacheco, donde aprendió composición, iconografía y la técnica del
dibujo y del color. Su estilo aún no está definido, es todavía de aprendizaje.
Como características de este periodo podemos destacar: el tenebrismo; las
composiciones sencillas, generalmente dos o tres figuras rodeadas de diversos
utensilios, los denominados bodegones con figuras; el modelado duro de las
figuras, de secos contornos perfectamente dibujados; la factura lisa y uniforme;
el dominio de los tonos terrosos; etc.

2ª etapa: la Corte (1623-1629)
Pacheco le introdujo en los ambientes cultos de la España del siglo XVII
y le abrió las puertas de la Corte. Se trasladó a Madrid en 1623, donde fue
nombrado pintor de cámara gracias a la influencia del Conde Duque de
Olivares y a la admiración que por él sentía el propio rey Felipe IV. Allí entró en
contacto con las colecciones reales y pudo admirar la obra de los más
destacados pintores, principalmente percibe la influencia de los venecianos y
sobre todo de Tiziano. En la Corte también tuvo la oportunidad de conocer a
Rubens, del que aprendió las posibilidades de la luz y el color.

3ª etapa: primer viaje a Italia (1629-1631)
Rubens le anima para que viaje a Italia, donde visitará varias ciudades y
completará su formación. La madurez de su estilo aparece ya en las obras
realizadas allí: composiciones más dinámicas, mayor naturalidad en los gestos,
abandono definitivo del tenebrismo, cambios en su paleta, conquista de la
profundidad espacial, etc.

4ª etapa: segunda estancia en Madrid (1631-1649)
Con su vuelta a Madrid en 1631 su pintura inicia una nueva etapa, en la
que sus óleos ya son los de un pintor plenamente formado.

5ª etapa: segundo viaje a Italia (1649-1651)
En 1649 Velázquez volvió a Italia, en este caso por
encargo del monarca con el fin de adquirir obras de arte para las colecciones
reales.

6ª etapa: los últimos años de su vida (1651-1660)
En 1651 Velázquez regresó a España, donde realizará una larga serie
de retratos de los personajes de la Corte en los que su paleta se hace
completamente líquida, la forma se esfuma y se logran calidades insuperables.
De esta etapa también son sus dos obras maestras, cumbres de su obra y de
la pintura universal por su complejidad compositiva y su absoluto dominio
técnico-estilístico:

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