03 Mar

ARQUITECTURA ROMANA


El arte romano procede fundamentalmente del helenístico, pero poniéndolo al servicio de nuevas necesidades. El centralismo romano determinó la fuerte unidad que se observa en todas las manifestaciones del arte. El gran desarrollo urbano impuesto por Roma impulsó la transformación de casi toda la arquitectura.
La civilización romana es, por encima de todo, una civilización de grandes ciudades. Por otra parte, la idea de dominio militar que está patente en el conjunto del Imperio obliga a construir con una gran solidez murallas, acueductos, vías, etc. La idea política no puede separarse del rumbo que toma ahora la arquitectura. La aportación helenista se manifiesta por la gran cantidad de artistas griegos que trabajan para Roma como por ejemplo Apolodoro de Damasco, un oriental que fue el gran arquitecto de Trajano. Sin embargo, hay grandes diferencias entre la arquitectura griega y la romana. La arquitectura romana se caracteriza por un mayor sentido ornamental: aumentan las molduras, los temas decorativos y entre ellos los botánicos, que se comenzaron a utilizar en el periodo helenístico y ahora aparecen profusamente. Otra carácterística de la arquitectura romana es el utilitarismo que es en definitiva lo que mueve al arquitecto romano, al mismo tiempo que hace un esfuerzo duradero ya que aquellos hombres estaban convencidos de la inmortalidad de su Imperio, como lo demuestra la presencia por todas partes de arquitecturas romanas servibles todavía a pesar del tiempo transcurrido. Esta es la mayor gloria de Roma. En los tiempos iniciales la arquitectura romana está notablemente influenciada por lo etrusco, de ahí que dispusieran sus ciudades y sus casas igual que ellos. De los etruscos también tomaron el empleo de la bóveda pero dándole un empleo mucho más amplio pues los romanos no sólo utilizaron la bóveda de medio cañón sino también la cúpula e incluso inventaron la bóveda de aristas solucionando de esta manera el abovedamiento de los espacios cuadrados. La arquitectura romana alcanza sus efectos más asombrosos en los interiores, que fueron colosales. Para ello tenían dos problemas: la erección (levantamiento) de la bóveda y los apoyos. El primer problema lo resolvían levantando las bóvedas sobre un armazón de madera (cimbra) que tuviera la forma que se quisiera dar a la bóveda. Sobre las cimbras se ponían una serie de nervios y arquillos rellenos de hormigón para dar solidez a la obra; una vez terminada la bóveda, la cimbra se retiraba pero la bóveda que era totalmente sólida resultaba muy pesada por lo que en Roma las columnas tenían un carácter decorativo y los puntos de apoyo eran fundamentalmente la pilastra y los muros que tenían un grosos considerable. 2 Como materiales de construcción emplearon: La piedra: utilizaron la mampostería, es decir, piedras irregulares cogidas con mortero; pero sobre todo el aparejo utilizado fue el de sillares e incluso el sillar almohadillado (cuando los sillares presentan en su cara externa una convexidad que da a la obra un aspecto decorativo). El hormigón: lo hacían con una mezcla de agua, arena, guijarros y cal que al secarse determina una masa sólida y consistente. Se empleaba especialmente para las bóvedas. El ladrillo: eran grandes piezas rectangulares de poco grosos. A veces se combinaba el uso del ladrillo y el de la piedra en capas alternadas, sobre todo en el Bajo Imperio. El empleo del hormigón y del ladrillo tenía grandes ventajas como por ejemplo que eran materiales baratos; teniendo en cuenta la gran cantidad que se necesitaba y que se podían obtener fácilmente cerca del lugar en que se hacía la obra por lo que se ahorraba el acarreo de materiales desde grandes distancias, constituía una gran solución. La única desventaja era la gran tosquedad, de ahí que hubiera que revestir los edificios una vez terminados. La decoración solía hacerse con mármol pero esto no era problema debido a la gran abundancia y variedad de este material. En cuanto a los órdenes arquitectónicos , Roma los tomó de Grecia. Sin embargo, el orden dórico puro no fue utilizado casi nunca por los romanos que más bien emplearon una variedad del mismo: el orden toscano procedente de la arquitectura etrusca. Por lo general los romanos utilizan los órdenes arquitectónicos griegos con gran libertad, largando sus proporciones, superponiendo órdenes en la misma construcción e incluso llegaron a crear uno nuevo: el orden compuesto que es una mezcla entre el jónico y el corintio. El capitel compuesto ofrece las hojas de acanto del capitel corintio y las volutas del capitel jónico. Los entablamentos se enriquecieron considerablemente. En los frisos cuelgan con frecuencia guirnaldas sostenidas por bucráneos (cráneos de buey). En general los edificios romanos son más monumentales que los griegos. Siempre que el terreno lo permitía las ciudades romanas adoptaban la estructura de las ciudades etruscas, es decir, con las dos vías fundamentales (cardo y decumana) en cruz. En el amplio espacio donde se cruzaban ambas se ponía la tienda del general (en los campamentos) y el Foro en las ciudades. El Foro era el centro de la vida de la ciudad, allí se encontraban los edificios públicos y los templos e igualmente tenía lugar allí la congregación de los mercaderes. En las ciudades populosas había varios foros adyacentes como por ejemplo: el foro vinario (vinos), el foro olitorio (se vendían verduras), el foro boario (se vendían bueyes), etc. El pomerium era el surco o línea sagrada dentro de la cual se inscribía la ciudad. Según las épocas podía o no ser amurallada. La necrópolis se situaba extramuros. Importantes en Hispania son los recintos amurallados de Lugo que tiene una de las murallas mejor 3 conservadas. Las murallas generalmente estaban reforzadas por torres salientes que flanqueaban las puertas de las ciudades. Como recintos amurallados destacan también Tarragona y Barcelona, junto con las calles porticadas de Itálica (Sevilla) y Ampurias (Gerona). Las comunicaciones representaron en el extenso Imperio romano un papel de suma importancia. Las vías romanas son los tentáculos que, partiendo de Roma, aseguraban el dominio de las provincias y también su civilización. Estas vías o calzadas llegaban a los lugares más apartados del Imperio. Tenían el ancho que requerían los elementos de transporte de aquella época por lo cual hoy resultan estrechas. En ellas había varias capas de cimentación que aseguraban el asentamiento de las losas de piedra que constituían el pavimento. A los lados de la vía y en todo el recorrido se dispónía un poyo corrido para el descanso de las tropas en ruta y sobre todo para dar más consistencia a la vía. De espacio en espacio se colocaban unos postes de piedra, los miliarios, que indicaban en millas romanas la distancia desde Roma u otra ciudad principal. Las más famosas vías que partían de Roma eran la Vía Appia y la Vía Flaminia. En las provincias había otras vías para servicio interior. El trazado de estas vías exigía con frecuencia la construcción de puentes y viaductos como por ejemplo el Puente de Alcántara en Cáceres de grandes proporciones, construido sobre el rio Tajo y con 50 metros de altura aproximadamente. Tiene un arco de triunfo en la parte central dedicado a Trajano y un templo a la entrada del puente. Es obra del arquitecto Cayo Lacer y data del año 105. El Puente de Mérida, al igual que el anterior, manifiesta la misma firmeza constructiva que las calzadas. Los romanos atendieron el abastecimiento y el saneamiento de las poblaciones de igual manera que los etruscos. Una red de cloacas garantizaba el arrastre de las aguas residuales lejos de las poblaciones. Para abastecer de agua las ciudades tampoco escatimaron esfuerzos. Almacenaban el agua en alejados pantanos y la conducían por medio de grandes acueductos como por ejemplo el acueducto de Segovia, que es una obra de carácter utilitario. Fue utilizado hasta el Siglo XIX para abastecer de agua a la ciudad. Está realizado en granito, mide unos 800 metros de largo y tiene unos 40 metros aproximadamente de máxima altura. Tiene dos filas de arcos superpuestos y al parecer fue mandado construir por el emperador Augusto. Es el más grandioso de los que existen. Destaca también el acueducto de Los Milagros de Mérida, construido en el s. I en piedra y ladrillo. Autor desconocido En Provenza destaca le Pont du Gard, construido por Agripa (yerno de Augusto). Tiene una altura de 50 metros sobre el cauce del rio Gardon y llevaba agua a la ciudad de Nîmes. Tiene 3 pisos de arcadas. Además de acueducto es al mismo tiempo puente, pues una carretera de doble dirección lo recorre sobre la primera línea de arcadas. 4 Los romanos también tomaron de Grecia los tipos fundamentales de sus edificios pero igualmente mostraron su capacidad innovadora. Las basílicas constituían según los casos salas de reuníón, bolsas de comercio y tribunales de justicia. Constaban de una planta rectangular y tres naves longitudinales siendo la nave central el doble de ancha que las laterales. En un extremo se colocaba la tribuna para los magistrados. La pared del fondo tenía forma semicircular (ábside). Destacan la Basílica de Pompeya (s. II aC), la Basílica de Majencio (época de Constantino) y la Basílica de Julia (época de César). Construcciones de recreo Para recreo los romanos poseían diversas clases de edificios, unos derivados de Grecia y otros originales de Roma, entre ellos las termas, que tuvieron gran importancia pues además de cumplir una misión higiénica servían también para el recreo y esparcimiento de los romanos. Constaban de varias partes: APODITHERIUM que era el lugar para desnudarse; el CALDARIUM que era el baño de agua caliente; el TEPIDARIUM, baño de agua templada y FRIGIDARIUM de agua fría. Después se añadieron salas de reuníón, bibliotecas, jardines, etc. De las Termas de Caracalla que fueron las más famosas, sólo se conservan los muros y algunas bóvedas. Otras fueron: las Termas de Trajano, Diocleciano y en Hispania las de Conimbriga (Portugal), las de Itálica, etc. Los teatros derivan de los griegos aunque son diferentes. El Teatro de Mérida, aquí la cávea es semicircular y no de herradura como la griega. El graderío o cávea se divide en tres partes: inma o prima, media y summa cávea. El acceso se efectúa por unas entradas laterales llamadas aditus. La orchestra estaba en la parte central y baja que era un espacio semicircular y servía para uso del coro. Frente a la orchestra estaba el proscenium que era el lugar donde los actores esperaban su turno; sobre un zócalo se situaba la scena cerrada por detrás y con decoraciones que era donde se efectuaban las representaciones. A veces existía el pulpitum, situado delante de la scena, que era un lugar reservado para las autoridades. En el exterior presentaban dos o más filas de arquerías adornadas con los distintos órdenes: dórico, jónico, corintio y compuesto (esto se debía a razones de resistencia). Esta disposición sirvió como modelo para la posteridad. En el teatro de Mérida caben 5 500 espectadores y actualmente se representa a menudo obras clásicas. También quedan restos de los teatros de Pompeya, Herculano, Arlés y en Hispania, además de Mérida, la cávea del teatro de Sagunto.

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