07 Ene

El teatro anterior a 1936 tenía la máxima de servir como espectáculo, ser representado, estaba condicionado por lo comercial, ya que pretendía agradar al público que acudía a las salas, es decir la clase media-alta constituida por la burguésía. El teatro pretendía dar una respuesta a las peticiones del público, esto trajo dos consecuencias, por un lado, ideológicamente, el teatro no iba más allá de la capacidad autocrítica del público, y estéticamente se encontró una resistencia a las formas tradicionales, a las cuales les costaría llegar a escena. Ambas consecuencias dieron como resultado una respuesta de los autores dramáticos, que se dividíó en aquellos que se resignaron a que sus obras queden relegadas a una lectura minoritaria, teatro innovador, y aquellos que resignaron las condiciones impuestas, teatro que triunfa. El teatro que triunfa fue continuador de las formas tradicionales del S. XIX, se puede clasificar en comedia burguesa cuyo máximo representante es Jacinto Benavente, el teatro en verso, donde destaca
Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina y el teatro cómico, con Carlos Arniches a la cabeza.
Por su parte, el teatro innovador, aportó nuevos enfoques ideológicos desde el punto de vista técnico. Se habla de los impulsos renovadores de la generación del 27 con Lorca como representante y las experiencias teatrales de final de siglo con la generación del 98, donde destaca Valle Inclán. Federico García Lorca, es con Valle-Inclán, el máximo exponente de la renovación teatral en la primera parte del Siglo XX, para Lorca el teatro era una obra social y didáctica, en la que el autor debía estar implicado para que se convirtiera en algo accesible para todas las clases sociales. Por eso en 1932, creó el teatro Universitario «La Barraca», con la labor de expandir el teatro por todo el panorama nacional.
La labores poética y teatral de Lorca andan paralelas. Su concepción del teatro como espectáculo total se manifiesta en la inclusión del lirismo, la música, la escenografía, la simbología…El dramaturgo es ante todo, un poeta. Hay una existencia de rasgos pertenecientes al teatro Lorquiano entre los que destacan la importancia de lo popular a través del lenguaje, en convivencia con la imagen surrealista cargada de simbolismo, los temas del amor y el deseo sexual insatisfecho abocados a la muerte, en la forma emplea tanto la prosa como el verso, la mujer ocupa un lugar junto a los desfavorecidos representando la tristeza, los personajes se enfrentan a una sociedad aniquiladora de sus deseos, visible en sus nombres «Martirio, Angustias , Yerma», lo poético y teatral se encuentran unidos en la acción dramática, por último el ambiente andaluz. La trayectoria teatral de Lorca, está compuesta por tres momentos «Primeros dramas y farsas», marca sus comienzos hasta los años 20, «El teatro conceptual», resulta en la experimentación y el Vanguardismo de sus dramas en los años 30, «La tragedia», son sus últimas obras.
En su primera etapa destaca El maleficio de la mariposa,poema dramático, el cual retrata el amor imposible entre el protagonista y una mariposa a la cual debe renunciar. prosigue con Mariana Pineda, obra en verso de tintes modernistas, que representa su primer éxito, desarrolla la historia de una heroína granadina que muere por haber bordado una bandera liberal, su atracción por el teatro menor y popular lo adentra en la farsa, el teatro de títeres le interesa por su expresividad. En las farsas para personas se trata el tópico de la vieja y la niña, La zapatera prodigiosa con final feliz, en esta obra los celos de un zapatero lo llevan a abandonar su hogar, en Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, presenta un amor trágico en el que el viejo se venga de las infidelidades de su esposa, haciéndose pasar por su amante. En las farsas para muñecos se encuentran Los títeres de cachiporra y El retablillo de Don Cristóbal, desarrolla el triunfo del amor y la libertad.
En su segunda etapa, surge un teatro irrepresentable, surrealista y de gran simbolismo, se acusa al público que condena el amor homosexual y critica la pasividad ante la represión. Plantea Lorca un teatro bajo la arena con absoluta implicación del espectador, quien sube a escena. Su última etapa plantea a un Lorca clásico para planteamientos de la realidad contemporánea, de donde extrae sus asuntos y para recuperar antiguos valores teatrales en su lucha con el panorama dramático español. Rosita, que anhela el amor y la felicidad en vano, ve pasar su juventud y su vida.
En Definitiva Lorca tras algún fracaso y la no representación de algunas obras, conocíó el éxito, tras su muerte y la guerra, Lorca es admirado, leído y representado en todo el mundo, en cambio en España no accede a los escenarios durante muchos años por la censura y por no estar autorizado por su familia, pero al fin, el lugar de Lorca es ya un clásico, una de las cumbres más altas de nuestro teatro.

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