05 Mar

Tema6: 1



CONTEXTO HISTÓRICO

  La Guerra Civil provocó una profunda ruptura en la escena española e interrumpíó la renovación iniciada por Valle-Inclán y Lorca. Las presiones de la censura y la precariedad de medios marcaron los inicios de la posguerra. Por su dimensión espectacular, el género teatral se vio afectado por la pobreza de los primeros años de la autarquía franquista. En un primer momento, el único teatro español de calidad que se sigue representando es el teatro del exilio.
El estreno en 1949 de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, supone el verdadero despertar del teatro de posguerra en España.

2. EL TEATRO DEL EXILIO

Entre los autores que cultivaron el género teatral en el exilio se observa gran variedad de estéticas, géneros y temas. A pesar de su heterogeneidad, es frecuente que en sus textos aparezca la nostalgia o la visión crítica de su tiempo. Destacan autores como:

Rafael Alberti

Ya en Buenos Aires, escribe sus piezas más sobresalientes, caracterizadas por su sentido crítico y sus propuestas innovadoras desde el punto de vista formal. Destacan Noche de guerra en el Museo del Prado (1956) y El adefesio (1944), ambas con una incisiva crítica social.

Alejandro Casona

Entre sus obras previas a la Guerra Civil destacan La sirena varada (1934) y Nuestra Natacha (1936). Ya en el exilio, Casona se aleja del Realismo y cultiva un teatro simbólico, poético y, en ocasiones historicista, con títulos como Los árboles mueren de pie (1949), El caballero de las espuelas de oro (1964) y la que es su obra más conocida, La dama del alba (1944.  Max Aub. Influido por la ética y la estética de Bertolt Brecht, Max Aub se orienta hacia el Realismo épico, con un teatro documental y crítico en el que se incorporan realidades como la guerra, el exilio o los campos de concentración. Obras: San Juan y No.

3. EL TEATRO DE LOS AÑOS 40

En la década de los 40 dominó la escena el teatro cómico y de evasión, se provoca una ruptura con las innovaciones anteriores, que no encontraron continuidad ni en cuanto al trabajo de los autores ni en cuanto a las posibilidades reales de llegar al público, que solo mostraba interés por espectáculos sencillos y evasivos.

ENRIQUE JARDIEL PONCELA

El teatro de humor de Jardiel Poncela se basa en la búsqueda de lo inverosímil y la creación de situaciones sorprendentes en su enfoque y ejecución. Algunas obras destacadas son: Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936), Eloísa está debajo de un almendro (1940), Los ladrones somos gente honrada (1941)…

Miguel Mihura

Las obras de Mihura se caracterizan por su mirada comprensiva y sentimental hacia los personajes, a través de los que aborda el conflicto de la libertad del individuo frente a los límites existenciales que le impone la sociedad. El humor de Mihura no es, en ningún caso, un instrumento de crítica social; sin embargo, bajo el tono cómico de sus obras sí se aprecia una reflexión amarga sobre cómo los condicionantes sociales limitan y, en ocasiones, empequeñecen la vida humana. Entre sus obras destacan Tres sombreros de copa (1932), Ninette y un señor de Murcia (1964) y Maribel y la extraña familia (1959)

4. EL TEATRO DE LOS AÑOS 50

 
Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre son dos autores teatrales destacados de los años 50 y 60. Mientras Sastre defendía una crítica directa y explícita (aunque ello implique el veto de la censura y que la obra no pueda ser representada), Buero Vallejo opta por una postura posibilista, pues considera que la crítica teatral solo es eficaz si la obra llega a estrenarse, de modo que es preciso conseguir sortear los límites de la censura y hacer una oposición desde dentro.

Conclusión

Si algo ejemplifica la historia de nuestro teatro durante la dictadura franquista es la tensión entre un teatro concebido como simple evasión que busca complacer al público y un teatro más literario y comprometido con la injusta realidad político-social. El asesinato de García Lorca, que nos dejó obras inmortales como Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba, junto al exilio de autores como Max Aub o Alberti, fue determinante en el escaso desarrollo posterior del género, con honrosas excepciones como Buero Vallejo, Lauro Olmo o Alfonso Sastre. Será con la muerte del dictador cuando el teatro pueda seguir evolucionando y goce de total libertad para representar sobre las tablas los más diversos temas.


Antonio BUERO VALLEJO


Las obras de Buero Vallejo constituyen un ejemplo de tragedia moderna y se caracterizan por su capacidad para construir una historia con valor social y, a la vez, existencial gracias a la dimensión simbólica de los personajes y situaciones que se plantean en ellas. Suele dividirse la obra de Buero en tres etapas:

– Primera época

Teatro en esencia tradicional, respetuoso con algunas o todas las unidades dramáticas.

Obras

Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad. – Segunda época: Teatro histórico, con un tema central: con obras como: Un soñador para el pueblo, Las Meninas, El tragaluz.

Tercera época:

El espectador ve la historia desde dentro, desde el punto de vista de un personaje.

Obras

El sueño de la razón, La fundación.

ALFONSO SASTRE

Concibe el teatro como un medio de toma de conciencia y de agitación. El autor debe actuar como si no existiera un teatro imposible de estrenar, es decir, como si hubiera libertad. Crea un teatro trágico, de
protesta, y que invita a reflexionar sobre la necesidad de un cambio social. En su producción dramática se distinguen tres grandes grupos de obras:

– Tragedias existenciales:

se plantean temas como la muerte o el sentido de la vida, con una visión angustiada y trágica sobre la realidad del ser humano. Aquí se sitúa su obra más importante, Escuadra hacia la muerte (1953).

– Dramas sociales

Obras: La mordaza, Muerte en el barrio.

– Tragedias complejas

Se practica la deformación grotesca de ciertas situaciones y personajes con el fin de presentar desde una óptica cómica una realidad trágica. Destaca aquí La taberna fantástica (1966).

5. EL TEATRO DE LOS AÑOS 60. EL TEATRO SOCIAL

El fenómeno iniciado por Buero Vallejo y Alfonso Sastre cristaliza cuando, oficialmente, José Monleón escribe un artículo en la revista de teatro Primer Acto titulado “Nuestra Generación Realista”, a raíz del estreno de La camisa de Lauro Olmo. Se caracterizan estos autores por poseer un lenguaje violento, incluso desafiante, directo, sin eufemismos, claramente opuesto al lenguaje biensonante y neutro del teatro “oficial”. Autores y obras:

Lauro Olmo

La camisa (1962), La pechuga de la sardina (1963).

Carlos Muñiz

El grillo (1955), El tintero (1960).

– José Martín Recuerda

El payaso y los pueblos del Sur (1951), Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipcíaca (1977).

EL TEATRO COMERCIAL

En los años 60 triunfa en los escenarios un teatro cómico y burgués que, alejado de los conflictos sociales, plantea tramas amables y de naturaleza sentimental. Son obras de enredo, con personajes prototípicos y reconocibles, donde la trama siempre desemboca en un final feliz y convencional. Dos autores destacados en esta vertiente son Antonio Gala ( Anillos para una dama) y Ana Diosdado ( El okapi).

EL TEATRO INNOVADOR

A partir de 1960 surgen diversos dramaturgos y grupos teatrales que persiguen renovar la escena española alejándose del Realismo del teatro social y provocando una reflexión social sobre los elementos del género teatral. Como rasgos destacados de este teatro están el rechazo del Realismo, la concepción de la obra de teatro como un espectáculo total (importancia de la iluminación, la música, la expresión corporal, el movimiento…), el empleo de signos con valor simbólico y la renovación verbal.
Los autores más destacados son:

– Francisco Nieva

Obras más destacadas: El fandango asombroso,

– Fernando Arrabal

Obras: Pic-Nic, Cementerio de automóviles. 

– José Luis Alonso de Santos

Obras: La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro, La sombra del Tenorio.

Conclusión

Si algo ejemplifica la historia de nuestro teatro durante la dictadura franquista es la tensión entre un teatro concebido como simple evasión que busca complacer al público y un teatro más literario y comprometido con la injusta realidad político-social. El asesinato de García Lorca, que nos dejó obras inmortales como Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba, junto al exilio de autores como Max Aub o Alberti, fue determinante en el escaso desarrollo posterior del género, con honrosas excepciones como Buero Vallejo, Lauro Olmo o Alfonso Sastre. Será con la muerte del dictador cuando el teatro pueda seguir evolucionando y goce de total libertad para representar sobre las tablas los más diversos temas.

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