10 Jun

La Quiebra del Absolutismo

A finales del siglo XVII, en Holanda e Inglaterra, comenzaron a gestarse transformaciones políticas que limitaron el poder de la monarquía absoluta. Las ideas ilustradas, por su parte, dieron lugar a una serie de experiencias reformistas conocidas como Despotismo Ilustrado.

Las Revoluciones Inglesas

En la Edad Media, el poder real en Inglaterra ya estaba limitado por la acción de dos cámaras del Parlamento: la de los nobles y clérigos (los Lores) y la de los burgueses, representantes del pueblo (los Comunes).

En el siglo XVII, una nueva dinastía, los Estuardo, pretendió gobernar sin el control del Parlamento y procedió a detener o ajusticiar a quienes se le oponían. Esto originó una Guerra Civil entre los defensores del Parlamento y los de la monarquía absoluta. En 1649, el rey Carlos I fue ajusticiado y se proclamó la República.

Oliver Cromwell, principal impulsor del cambio político, acabó transformando la República en una dictadura militar. En 1660, murió y se restableció la República.

Carlos II, el nuevo rey de Inglaterra, tuvo que aceptar el control del Parlamento, que en 1679 votó a favor del Habeas Corpus. Esto garantizaba las libertades individuales e impedía al rey toda detención arbitraria.

En 1689, una segunda revolución acabó definitivamente con la monarquía absoluta de los Estuardo. El Parlamento ofreció la corona a Guillermo de Orange, quien juró la Declaración de Derechos (Bill of Rights), que limitaba el poder del monarca y sometía algunas de sus decisiones al Parlamento.

Inglaterra fue el primer país con una monarquía de poder limitado: el soberano estaba limitado por el Parlamento. Los poderes ejecutivo y legislativo estaban separados, y un tercer poder, la justicia, era independiente. Los ciudadanos tenían garantizada la libertad individual. La monarquía parlamentaria británica se convirtió en un ejemplo a seguir para los filósofos franceses de la Ilustración.

El Despotismo Ilustrado

La mayoría de los monarcas europeos seguían ejerciendo un poder absoluto. Algunos, como Federico II de Prusia, María Teresa de Austria, Catalina la Grande de Rusia y Carlos III de España, intentaron hacer compatibles el principio de autoridad del absolutismo con las ideas de progreso, racionalización y modernidad de la Ilustración.

Los déspotas ilustrados y sus ministros promovieron un cierto reformismo con la voluntad de actuar a favor del bien del pueblo, pero reservándose la capacidad de decisión. El lema «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo» define el Despotismo Ilustrado.

Su política reformista se caracterizó por:

  • La racionalización de la administración del Estado.
  • La reforma de la enseñanza.
  • La modernización de la agricultura.
  • El desarrollo de infraestructuras.
  • La liberación parcial de la producción y el comercio.

La Revolución Americana

Estados Unidos de América: El Origen

Las trece colonias inglesas establecidas en las costas del este de América del Norte protagonizaron en el siglo XVIII la primera insurrección colonial contra la metrópoli.

Los habitantes de estas colonias, conocedores del proceso político de Gran Bretaña y animados por las ideas de igualdad, libertad y tolerancia, se enfrentaron a la metrópoli para defender sus derechos e intereses. No estaban de acuerdo con las tasas e impuestos ni con el monopolio comercial que Gran Bretaña ejercía en su territorio.

El 4 de julio de 1776, delegados de las trece colonias, reunidos en Filadelfia, redactaron la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, escrita por Thomas Jefferson. Dicha declaración expresaba los principios que impulsaron su revuelta: el derecho de todas las personas a la libertad y la búsqueda de la felicidad, y el deber de los gobernantes de respetar los derechos inalienables del pueblo.

La Constitución de los Estados Unidos

La guerra fue larga. Gran Bretaña no reconoció la independencia hasta 1783, tras la derrota de Yorktown. George Washington, un general que lideraba el ejército insurgente, fue proclamado primer presidente de los Estados Unidos de América.

En 1787, el nuevo estado americano redactó la primera Constitución escrita de la historia. El texto aseguraba la separación y el equilibrio de poderes, y establecía una forma de gobierno republicana con amplio poder para el presidente y una estructura federal.

Por encima de los Estados se situaba el gobierno federal, responsable de los asuntos exteriores, de la defensa, de las finanzas y de la moneda del nuevo país.

La Constitución se completó con una Declaración de Derechos que garantiza la libertad de religión, de prensa, de expresión, de reunión y el derecho a ser juzgado por un jurado.

Esta aplicación del liberalismo político explica el impacto de la Revolución Americana en el resto del mundo.

El Siglo XVIII en España: La Dinastía Borbónica

El último rey de la Casa de Austria, Carlos II, murió en 1700 sin descendencia. Nombró heredero a su sobrino-nieto, el príncipe francés Felipe de Borbón. Al ser Felipe V rey, significó la implantación en España de la dinastía borbónica y la introducción del modelo absolutista francés.

La Guerra de Sucesión Española

Una parte de las potencias europeas se oponían al nuevo monarca español, ya que significaba un fortalecimiento de los Borbones en Europa. Pronto, Gran Bretaña, Holanda, Portugal y el reino austriaco declararon la guerra a España y Francia.

El candidato que opusieron a Felipe V fue el archiduque Carlos de Austria, dando comienzo a la Guerra de Sucesión.

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