16 Jul

4.2.Comercio internacional, flujos de capital, migraciones e imperialismo

La industrialización produjo un increíble aumento del comercio internacional. GB fue el primer país que aumentó notablemente su comercio internacional, seguido de cerca por Alemania. Tuvo lugar un proceso de multilateralización del comercio, es decir, los países no tenían necesidad de equilibrar exportaciones e importaciones con cada socio comercial en particular, porque las compensaciones podían efectuarse en sentido agregado, permitiendo de esta manera una mayor flexibilidad en el uso de los recursos mundiales.

El comercio internacional siempre ha sido considerado por los economistas, desde Adam Smith y David Ricardo, como una importante prolongación del principio de

especialización del trabajo que ya se aplicaba a nivel nacional. Ese comercio internacional aumenta la productividad global del sistema económico mundial, haciendo más eficiente los recursos. Es por esto que la prescripción de los economistas ha sido siempre la de dejar libre el comercio (librecambismo), de modo que pueda desplegar toda su fuerza benéfica. Sin embargo, ningún país de una cierta dimensión se ha industrializado nunca practicando una libertad total de comercio, ni siquiera Gran Bretaña, que pasó a ser librecambista en los años cuarenta del siglo XIX, momento en el que derogó las leyes Navigation Acts y Corn Laws, cuando su revolución industrial ya había concluido. Son más bien los países pequeños los partidarios de una libertad de comercio, mientras que los países más grandes (EU y Rusia) eran los más proteccionistas. Las ventajas y desventajas del proteccionismo son todavía hoy uno de los temas más controvertidos. Todos están de acuerdo, no obstante, en que un proteccionismo demasiado elevado solo tiene efectos negativos. Precisamente la existencia del proteccionismo llevaba a los países a tener interés en negociar ventajas recíprocas de la reducción de algún arancel seleccionado. Se multilateralizaban los efectos de las negociaciones por medio de la “cláusula de la nacíón más favorecida”: si un país X recibía por parte de otro Y esta cláusula, tenía automáticamente derecho a recibir el trato más favorable negociado por Y con un tercer país Z, sin necesidad de reabrir negociaciones con Y. Fue sorprendente la explosión de la emigración:
De poco más de 2 millones de emigrantes en los años 50 del Siglo XIX, se pasa a 10 millones y medio en la primera década del Siglo XX. Puede advertirse la ausencia de Francia, que tuvo una emigración irrelevante, pero que pronto se convirtió en una meta de la inmigración. Destaca también la inflexión de Alemania a partir de la última década del Siglo XIX, cuando el país se estaba industrializando rápidamente; por el contrario, la emigración de España, Rusia e Italia cobró vigor década tras década.


Las metas eran países europeos ya adelantados, América y Australia. El efecto de esta emigración fue la convergencia en los salarios y en las rentas entre los países de emigración y los países de inmigración. Por lo que se refiere a los movimientos de capital, en el Siglo XIX muchas economías se hicieron más dinámicas, las bolsas se ampliaron, nacieron las primeras multinacionales y los flujos de capital a L/P aumentaron sustancialmente. En vísperas de la Primera Guerra Mundial Gran Bretaña es el mayor inversionista mundial, seguido por Francia. Estados Unidos tenía todavía una proyección exterior muy modesta. Es a partir de la extraordinaria ampliación de los mercados internacionales de los bienes, del trabajo y de las finanzas cuando nace una verdadera economía internacional, y todo país ha de prestar atención a su balanza de pagos, que confronta todos los pagos que deben efectuarse al exterior con todos los pagos recibidos del extranjero para ver cuál es la situación del país. Los problemas surgen cuando la balanza de pagos se encuentra en déficit, porque el país no recibe del exterior suficiente dinero para efectuar sus pagos en el extranjero. Por otro lado, el funcionamiento de una economía internacional, en ausencia de organismos internacionales de supervisión, fue posible por medio de la generalización de un sistema monetario internacional:
patrón oro. No obstante, el mundo no ha mantenido siempre el patrón oro. Son los períodos de gran estabilidad internacional y desarrollo los que han permitido el funcionamiento del patrón oro; no ha sido el patrón el que ha generado estabilidad.

La opinión dominante hasta tiempos recientes consistía en que los países coloniales habían obtenido grandes beneficios del colonialismo, mientras que los países colonizados no habían experimentado más que efectos negativos. Pero el juego económico es mucho más complicado; el colonialismo es un caso típico de análisis a largo plazo. El colonialismo es un fenómeno que ha tenido múltiples dimensiones: el orgullo de difundir la propia cultura, la necesidad de controlar zonas militarmente estratégicas, el impulso de competir con otras potencias y también el interés económico, que no siempre era el predominante.



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