07 Jul

Barreras para la Participación y el Aprendizaje en Educación Física Inclusiva

La escuela inclusiva, en contraste con la escuela integradora, supera el término de Necesidades Educativas Especiales y lo sustituye por el de «barreras de aprendizaje». Según el punto de vista inclusivo, estas barreras pueden deberse no solo a déficits propios del alumnado, sino también a la inadecuada respuesta educativa que ofrece tanto el centro y su organización, como el profesorado (Booth, Ainscow, Black-Hawkins, 2002). Tal y como señala Puigdellívol (2004), el concepto de Necesidades Educativas Especiales se ha ido individualizando y ha perdido su sentido inicial para convertirse en un concepto etiquetador y clasificador.

Tipos de Barreras Identificadas

Escasez de Recursos Económicos

Tal y como expresa reiteradamente el colectivo de maestros y profesores, gran parte de los centros no disponen de los recursos suficientes para atender a la diversidad, asegurando calidad docente y cubriendo las necesidades que plantea (material, recursos humanos: auxiliares, profesores de apoyo, entre otros).

Accesibilidad y Diseño para Todos

Es imprescindible que tanto las instalaciones escolares como el material a utilizar en las sesiones de Educación Física estén adaptados a las necesidades educativas del alumnado (supresión de barreras arquitectónicas, correcta señalización, vestuarios adaptados, ascensores, etc.).

Desconocimiento de la Población con Discapacidad

El desconocimiento y la escasa sensibilización pueden provocar conductas insolidarias que se concretan en actitudes de rechazo y evitación. Por un lado, el desconocimiento puede llevar a situaciones absurdas y, en función de su resultado, a actitudes de rechazo o estigmatización. Por otro lado, ese mismo desconocimiento puede dar lugar a conductas de evitación.

Condicionantes del Alumnado con Necesidades Educativas Especiales

Sin ánimo de generalizar, podemos encontrar alumnado que presente problemas de automarginación, de atención, dificultades en las relaciones sociales y un bajo nivel de autoaceptación. La vivencia que el alumnado tiene de su propia realidad (la aceptación de los efectos de la discapacidad) puede favorecer una actitud de retraimiento y desmotivación que dificulte el proceso de inclusión y su predisposición al aprendizaje. A ello debemos sumar que la personalidad y el carácter del alumnado influyen también significativamente en su socialización en el área de Educación Física (Ríos, 2005).

Condicionantes de la Práctica Docente

La Infravaloración del Área de Educación Física

Cuando el proyecto educativo de centro hace referencia a la atención a la diversidad e ignora el área de Educación Física, puede llevar al extremo de que ni el profesorado de apoyo ni el de Educación Especial se planteen reforzar las sesiones de Educación Física.

Como consecuencia, puede darse la ausencia de comunicación del maestro o profesor de Educación Física con los diferentes profesionales que intervienen con el alumnado con discapacidad.

La Formación del Profesorado

La carencia de formación en este ámbito puede inducir a temores ante lo desconocido, principalmente, a la posibilidad de provocar lesiones y a las consecuencias legales que esto pueda comportar. Estos miedos, aunque lógicos, no deben por ello favorecer la falsa inclusión, es decir, cuando la interacción entre el alumnado con dificultades y el resto del grupo es muy reducida y, además, su participación en las sesiones de Educación Física es pasiva. Como por ejemplo:

  • Hacer exclusivamente acto de presencia.
  • Asunción de roles pasivos (dejar hacer, asumir el papel de anotador o árbitro de forma permanente).
  • Abusar del trabajo teórico.
  • Destinar el tiempo de clase a sesiones de fisioterapia.
  • Realizar actividades individualizadas al margen del resto de compañeros de manera habitual.

Además, debemos observar que la aplicación de estrategias docentes inadecuadas respecto a la inclusión puede comportar la desmotivación del grupo y del alumnado con discapacidad, pudiendo llegar a favorecer la segregación.

La Propia Idiosincrasia del Profesorado

La propia idiosincrasia del profesorado también puede ser un factor a tener en cuenta: las experiencias previas, su propia ideología, su actitud hacia la búsqueda de soluciones a problemas, su capacidad de innovación, entre otras, pueden determinar las posibilidades educativas del alumnado y, por tanto, situarlo en mejores o peores condiciones para el aprendizaje.

El «Factor Familia»

La actitud de las familias ante el miedo a que su hijo (o nieto, hermano, etc.) se lesione, su baja disposición a colaborar con la escuela, sumada a una actitud sobreprotectora, puede llegar a facilitar que la educadora o el educador desarrollen su actividad de manera que tenga como consecuencia la ya descrita falsa inclusión.

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