18 Oct

1.1 Un Imperio Atrasado y Autócrata

A principios del sXX, el Imperio de Nicolás II era un gigante con pies de barro. El zar gobernaba sobre un territorio inmenso y muy poblado. Este imperio era uno de los estados más atrasados de Europa. En el ámbito político, Rusia continuaba siendo una autocracia: el zar gobernaba directamente el imperio. Los partidos políticos estaban prohibidos y la iglesia ortodoxa gozaba de influencia social.

Economía

La economía rusa se sostenía en una agricultura muy atrasada y con baja producción. La moderna industrialización y el capitalismo solo habían penetrado en la parte más occidental del imperio.

Sociedad

La sociedad era una de las más desiguales de Europa. La nobleza era la propietaria de la mayor parte de la tierra. En el otro extremo se encontraban los campesinos, que vivían en condiciones de extrema pobreza, duro ritmo de trabajo y la mayoría eran analfabetos. En medio de ambos, se situaban los kulaks, que se habían enriquecido acumulando tierras. En las ciudades industriales estaban los obreros. Muchos de ellos eran antiguos campesinos que habían emigrado en busca de trabajo huyendo de la miseria rural. La mayoría trabajaba en grandes empresas, con salarios bajos, lo que hacía que la burguesía fuese numéricamente escasa y tuviera poca influencia en los ámbitos del poder.

Partidos en la Oposición al Zarismo

Desde finales del sXIX, se había desarrollado una creciente oposición a la autocracia zarista y a sus arcaicas estructuras sociales, que había adquirido fuerza entre el campesinado y el proletariado. Los primeros opositores eran conocidos como populistas (narodniki) y defendían la destrucción del zarismo y la construcción de un socialismo de base agraria. Entre ellos arraigó el anarquismo. Una de sus organizaciones era Tierra y Libertad, que defendía el reparto de la tierra entre los campesinos y la acción directa contra la autocracia (asesinato del zar Alejandro II, 1881). A principios del sXX se creó el Partido Socialista Revolucionario (SR, denominados eseritas), que tenía una gran influencia sobre los campesinos porque defendía la necesidad de expropiar la tierra de los terratenientes. En 1898, se fundó el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que tenía a Georgi Plejánov como inspirador. En 1904, este partido se dividió: bolchevique, con Lenin como líder, y menchevique, era un partido de masas que seguía las directrices de la II Internacional, mientras los primeros propugnaban un nuevo tipo de partido más minoritario.

La Revolución de 1905

En enero de 1905 estalló un movimiento revolucionario en San Petersburgo, la capital del imperio. Una gran manifestación ante el Palacio de Invierno protestó contra el despotismo y la injusticia social, y demandó mejoras en las condiciones de vida de la población y la celebración de una Asamblea Constituyente elegida por el pueblo. La protesta fue reprimida por el ejército y provocó más de 300 muertos y mil heridos (Domingo Sangriento). La revolución obligó al zar a emprender algunas reformas económicas y políticas, que anunció en el Manifiesto de Octubre. El zar convocó una Duma y el ministro Piotr Stolypin propuso una reforma agraria con el objetivo de mejorar la producción agrícola. La creación de la Duma propició el surgimiento de partidos liberales burgueses. El partido Octubrista defendía una monarquía constitucional y apoyó las tímidas reformas propuestas por el zar. El partido democrático constitucional representaba a las clases medias y proponía una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal que determinase la forma del estado ruso.

Las Reformas y la Primera Guerra Mundial

Las reformas iniciadas tras la revolución de 1905 quedaron muy lejos de transformar las arcaicas estructuras sociales y políticas del imperio. El poder del parlamento era escaso y el zar y sus ministros no eran responsables ante él. En 1914, el poder del zar controlaba a la Duma, que era clausurada cuando le interesaba. La industrialización de las ciudades crecía a buen ritmo y los problemas en el campo parecían apagados. Sin embargo, la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial creó la coyuntura para un nuevo estallido revolucionario de mayor envergadura que el de 1905.

La Guerra Mundial

La economía rusa se orientó en abastecer al ejército. La mayoría de las fábricas se transformaron en industrias de guerra y el reclutamiento de campesinos hizo disminuir la producción agraria. La escasez y el hambre se extendieron entre la población. A este malestar se sumaron las derrotas militares ante Alemania. El ejército ruso estaba poco equipado, deficientemente armado y mal dirigido. Las bajas entre los combatientes eran enormes. A las manifestaciones contra la carestía de la vida se unió el descontento por lo que sucedía en el frente. Para frenar las críticas, el zar disolvió la Duma y el malestar político aumentó. La confianza en el zar se había hundido y el Estado se desintegraba. Los complots se sucedían en una corte en la que el monje Rasputin tenía cada vez mayor influencia sobre la familia Romanov. Rasputin fue asesinado por un complot nobiliario en 1916. Ante esta coyuntura, la situación revolucionaria se desató de nuevo. El desastre militar, la penuria económica y el descontento político condujeron a la revolución de febrero de 1917.

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