02 Mar

6. La nueva sociedad de clases y su comparación con la sociedad estamental. El establecimiento del Estado liberal durante el Siglo XIX supone la desaparición de los privilegios que eran la base de la sociedad estamental propia del Antiguo Régimen. Se establece la igualdad jurídica de  ciudadanos, eliminando las diferencias jurídicas basadas en el nacimiento, por lo que todo el mundo gozará de iguales derechos políticos ( si bien el sufragio censitario limita esta igualdad ), será juzgado por unos mismos tribunales y bajo unas mismas leyes y tendrá que contribuir al sostenimiento del Estado pagando impuestos. La igualdad política no significa la equiparación de los grupos sociales, en la medida en la que se generan unas nuevas diferencias sociales basadas ya exclusivamente en la riqueza. Es la aparición de la sociedad de clases propia de las sociedades liberales. Pasamos de un modelo con 2 grandes grupos, los privilegiados y los no privilegiados a otro en el que se pueden distinguir 3 clases: las clases altas, las clases bajas, y una emergente clase media que en España va a tener un menor peso y protagonismo que en otros países europeos más desarrollados. Las clases altas o clases dirigentes agrupan a los sectores mejor posicionados de los antiguos estamentos privilegiados a los que se une la alta burguésía que se había ido enriqueciendo con sus actividades comerciales, industriales, y, desde las grandes desamortizaciones del Siglo XIX, también agrarias ( muchos burgueses accedieron a la propiedad de las tierras expropiadas a la Iglesia y a los ayuntamientos ). A esta clase pertenecía la alta nobleza que, a pesar de la pérdida de sus privilegios, logró mantener su importancia social, política, y económica. La alta nobleza no sufríó la pérdida de la propiedad de sus grandes extensiones de tierra, base de su riqueza en un país eminentemente agrario, e incluso, en muchos casos, logró aumentarla ( no pocos nobles accedieron a nuevas propiedades durante los procesos de desamortización). Distinta fue la situación de la pequeña y mediana nobleza y en especial de un gran número de hidalgos que sí que vieron profundamente deteriorada su situación económica y, por lo tanto, su influencia en las zonas rurales. Su situación no era mejor que la de otros medianos propietarios agrarios. La Iglesia sufríó más estas transformaciones, viendo reducido en gran número sus miembros ( sobre todo los del clero regular ), dando por perdidas buena parte de sus 


propiedades, con las desamortizaciones, así como derechos tradicionales como los del diezmo. Su vinculación al ala más moderada del liberalismo y su acercamiento a la Corona le permitíó mantener su influencia social e ideológica sobre la población y aumentar su peso en la educación. Por ello, las jerarquías eclesiásticas pertenecen de pleno derecho a las clases altas. Estas clases altas fueron la base social que apoyaban al Partido Moderado y, cuando el sufragio censitario era muy restringido, eran casi las únicas que tenían derecho al voto. Las clases bajas o clases populares integraban a la masa de campesinos ( especialmente a los que no poseían tierras propias ), a los artesanos y trabajadores de servicios de las ciudades y a los nuevos trabajadores de las industrias  que reciben el nombre de proletarios. Englobamos bajo esta categoría a todos aquellos que no cuentan nada más que con la fuerza de sus manos para trabajar y mantenerse, y cuyos bienes son demasiados reducidos como para poder englobarlos dentro de las clases medias. Estas clases estuvieron durante mucho tiempo fuera del juego político o, en el caso de los campesinos del norte peninsular, apoyaron al carlismo. Con el tiempo, y sobre todo en las zonas urbanas, se sintieron representados por el Partido Demócrata y el Republicano en un primer momento y, más tarde, nutrieron las bases del PSOE ( partido de inspiración marxista ) o de los movimientos anarquistas. La clase media es más difícilmente definible y sería aquella que, teniendo mejores condiciones que las clases populares, no llegan a alcanzar los ingresos económicos o la influencia como para acceder al estatus social de las clases altas. Aquí englobaríamos a la pequeña y mediana burguésía, a los cargos intermedios del ejército, a los profesionales liberales, y , en las zonas rurales, a aquellos campesinos que tenían tierras propias suficientes como para mantenerse y no tener que trabajar de jornaleros. Se trata de una clase social que va creciendo poco a poco en el Siglo XIX, aunque con menor peso e influencia que en otros países europeos y que, ideológicamente, se ve representada por el Partido Progresista. Este partido, cuando accedía al gobierno, modificaba la ley electoral para rebajar el mínimo de renta exigible para poder votar y que, así, los miembros de esta clase pudieran participar en las elecciones.


7. Los grandes conflictos del Sexenio y sus consecuencias políticas. La experiencia política del Sexenio Democrático (1868-1874 ) fracasó por la inestabilidad política y social, a la cual contribuyeron de una manera muy significativa 3 conflictos: el movimiento cantonalista, la guerra de Cuba, y un nuevo levantamiento carlista que se conoce como Tercera Guerra Carlista. Estos conflictos, junto con otros problemas, llevaron a un clima de ingobernabilidad en el país y provocaron inicialmente la inestabilidad de la monarquía de Amadeo I y más tarde de la I República, contribuyendo al fin de esta experiencia democrática y al comienzo del periodo conocido como la Restauración. Desde el verano de 1869 se produjeron levantamientos protagonizados por sectores republicanos, desencantados por el hecho de la aceptación de la monarquía como sistema de gobierno en el nuevo texto constitucional que fue aprobado ese año. Estas revueltas se mantendrá; muchos sectores populares consideraban que las reformas que se habían puesto en marcha eran insuficientes y estuvieron reclamando unas medidas sociales más ambiciosas. Se suma el aumento de la influencia del internacionalismo obrero en España ( AIT ). Su implantación en España se vio favorecida por los derechos y libertades reconocidos en la Constitución de 1869 y tanto el socialismo como, especialmente, el anarquismo se asentaron con fuerza. Los intereses de estos movimientos coincidieron con las de los republicanos federales. Las revueltas que protagonizaron contribuyeron a debilitar la frágil monarquía de Amadeo de Saboyá, pero fue durante el periodo la I República cuando se hicieron más intensas al dar lugar a la aparición del movimiento cantonalista. Este movimiento, de compleja catalogación por la historiografía, reclamaba una república federal organizada desde abajo, al tiempo que exigía importantes reformas sociales que beneficiarán a las clases populares, que eran su principal apoyo. Aunque el movimiento cantonalista se extendíó por muchas ciudades de la zona de Levante y Andalucía, tendría su mejor exponente en el cantón de Cartagena que, en Julio de 1873, se proclamó como un estado independiente dentro de una República Federal. La insurrección cantonalista de Cartagena no fue sofocada en su totalidad hasta el mes de Enero de 1874 y contribuyó a la división entre los republicanos ( ya de por sí muy enfrentados entre unitarios y


 federalistas ) por la manera en la que había que acabar con dicho levantamiento. Esta situación generó una imagen de desgobierno y, en consecuencia, contribuyó al fracaso del proyecto republicano ( tras el golpe de Pavía que dio paso al gobierno del general Serrano). A finales de 1868 se había iniciado en Cuba un movimiento independentista que se mantendrá activo durante 10 años, por lo que es conocida como la «Guerra de los Diez Años. Se trató de un conflicto liderado por la burguésía criolla de la isla. Se habían propuesto amplias reformas políticas y económicas que fueron rechazadas desde España, provocando una rebelión que, al sumar la petición del fin de la esclavitud, logró un amplio apoyo popular en la Isla. Los grandes propietarios españoles se opusieron a las mismas y reclamaron una acción directa del ejército para acabar con la insurrección que se mantuvo activa, desgastando al gobierno y obligando a cuantiosos gastos militares. La escasez de los recursos militares que España podía dedicar a acabar con este levantamiento independentista y el evidente interés de los EE.UU en el triunfo de los sublevados (pues deseaba controlar el muy rentable negocio azucarero de la isla) permitíó que el conflicto se mantuviera abierto durante todo el Sexenio e incluso algunos años más, pues no terminaría hasta 1878 en plena Restauración. El último gran conflicto del Sexenio fue el estallido de una nueva guerra carlista, esta vez en defensa de los derechos al trono de Carlos VII, pero con unos rasgos similares a la de las dos anteriores ( defensa del tradicionalismo , mantenimiento de los fueros, y reivindicación del catolicismo ). La revuelta carlista aparecíó ya durante el reinado de Amadeo de Saboyá. (Carlos VII había hecho públicas sus aspiraciones al trono tras el derrocamiento de Isabel II, cuando todavía no se había escogido quién iba a ser el nuevo monarca para el país ), pero adquiríó verdaderamente fuerza con la proclamación de la I República en el año 1873. A partir de mediados de ese año se convierte en una verdadera guerra, especialmente intensa en las zonas de tradición carlista ( el País Vasco y Navarra, Cataluña, y la zona del Maestrazgo ), llegando a controlar zonas rurales de estas zonas y creando un Estado con capital en Estella. Aunque de menor extensión que el primer conflicto carlista, esta guerra no terminaría hasta el año 1876, comenzada la etapa de la Restauración.


8.Carácterísticas de la Constitución de 1876. El pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto el 24 de Diciembre de 1874 permite el regreso de la dinastía de los Borbones a España, acabando con la experiencia republicana que había sido la última etapa del Sexenio Revolucionario. Comienza una etapa de la historia de España(la Restauración). El verdadero artífice es Antonio Cánovas del Castillo, líder de los alfonsinos durante el Sexenio, consideraba que la monarquía y el sistema parlamentario inglés eran el modelo a imitar en España para acabar con la inestabilidad del Sexenio y con los problemas del reinado de Isabel II (plasmado en el «Manifiesto de Sandhurst»). Al llegar Alfonso XII era preciso proveer de legitimidad al nuevo régimen. A tal fin se van a celebrar unas elecciones a Cortes Constituyentes manipuladas, manteniendo el sufragio universal masculino anterior, no van a concurrir ni carlistas ni republicanos. Los conservadores, lograran una cómoda mayoría en estas Cortes, lo que les va a permitir redactar una constitución favorable a sus intereses. Aunque es una constitución de carácter esencialmente moderada o doctrinaria, fue redactada de una forma más flexible que la Constitución de 1845, incorporando elementos (la declaración de derechos y libertades del texto de 1869), con el objetivo de  ser aceptada por todos los sectores liberales. Dicha flexibilidad va a permitir su larga vigencia en el tiempo, a pesar de la alternancia en el poder entre el Partido Conservador y el Partido Liberal. De esta constitución, aspectos más significativos: Establecía el principio de soberanía compartida entre las Cortes y el rey (principio propio del liberalismo doctrinario ), otorgando importantes competencias a la Corona ( recordemos que el texto del 69 había limitado estos poderes ). El rey elegía al jefe de Gobierno y ejercía la jefatura del ejército. Podía convocar, suspender, y disolver las Cortes. Su papel principal era moderador de la vida política ( como lo sería en adelante entre los grandes partidos políticos dinásticos o del turno ). La función legislativa era desarrollada por unas Cortes bicamerales con un Congreso de 


los Diputados elegido por sufragio directo, y un Senado elegido parcialmente por votación ( entre los mayores contribuyentes ) y parcialmente por el rey. Congreso y senado poseían facultades legislativas. Se establecía la independencia del poder judicial. En la Constitución no se establecía ningún tipo de sufragio determinado. Por la ley electoral de 1878 se establecíó un sufragio censitario que permitía votar solamente al 3% de la población. Los liberales presionaron por ampliar este sufragio y consiguieron que se aprobase el sufragio universal masculino en 1890. Se recogía una amplia declaración de derechos y libertades individuales como los de imprenta, expresión, reuníón, etc,  quedaba en manos del gobierno su regulación posterior. Esta circunstancia dejaba un amplio margen de interpretación al gobierno de turno. Los gobiernos liberales los interpretaron de una manera más abierta, y los conservadores algo más restrictiva. Se recuperó el reconocimiento del catolicismo como la religión oficial del Estado y se mantuvieron las partidas presupuestarias que garantizaban el sostenimiento del culto y del clero. Quedaban prohibidas las manifestaciones públicas de otra religión, aunque se reconocía la libertad individual de culto ( lo que supónía el mantenimiento de la tolerancia religiosa del periodo anterior). Los ayuntamientos y las diputaciones volvían a estar bajo el control del gobierno, según una visión unitaria y centralista del Estado ( opuesta a la breve experiencia federal de los primeros meses de la República); la historiografía señala esta concepción como una de las causas del desarrollo de los nacionalismos . Como novedad, se suprimieron los fueros vascos ( cómo represalia por el levantamiento carlista), extendíéndose a las 3 provincias vascas la obligación de contribuir a los gastos del Estado, así como el servicio militar. En el año 1878 se creó un sistema de conciertos económicos qué devolvíó cierto grado de autonomía fiscal a las 3 provincias vascas (lo que les permitiría recaudar ellas mismas los impuestos y entregar una parte, el llamado cupo, al Estado central).


9. La oposición al sistema canonista: nacionalismo y movimiento obrero. El sistema político de la Restauración establecía un sistema de alternancia en el poder entre el Partido Conservador y el Liberal. El resto de movimientos políticos quedaban fuera del sistema, aunque tuvieran una cierta presencia en las Cortes. Esto afectó a los republicanos, carlistas y 2 movimientos que experimentaron un fuerte crecimiento durante esta etapa de la Restauración (nacionalismo y el movimiento obrero). Los nacionalismos surgen como una reacción frente a la tendencia unificadora que recogía la Constitución de 1876 y van a proponer un modelo de Estado descentralizado. El nacionalismo se desarrolló en aquellas regiones con rasgos culturales más diferenciados como eran Cataluña, el País Vasco, y Galicia. El nacionalismo catalán tuvo sus precedentes en un movimiento que reivindicaba el Renacimiento de la cultura catalana, en especial del idioma, que surge hacia 1830 y que se conoce como Renaixença. En las últimas décadas del Siglo XIX este movimiento adopta una forma política que afirmaba la particularidad de la nacionalidad catalana y reclamaba un autogobierno para la regíón. En 1882 Valenti Admirall fundó el Centre Catalá y tres años más tarde presentó el Memorial de Agravios a la Reina Regente, dónde recogía sus peticiones. En 1891 se creó la Uníó Catalanista, que al año siguiente redactó las llamadas Bases de Manresa exigiendo la restauración de las instituciones históricas tradicionales de Cataluña y el traspaso de importantes competencias políticas y económicas. Tras el desastre del 98 el movimiento catalanista adquirirá más fuerza ante el desprestigio del sistema de la Restauración y de los tradicionales partidos dinásticos. En 1901 se crea la Liga Regionalista de Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó que se convertiría en el partido más importante de Cataluña. En la aparición del movimiento nacionalista vasco fue determinante la abolición de los fueros en el año 1876, ya que de inmediato surgíó un movimiento en defensa de los derechos suprimidos. En este movimiento también tuvo mucha importancia la reivindicación de la cultura tradicional vasca de carácter rural, que se estaba viendo amenazada por el acelerado desarrollo industrial de la regíón y la llegada de inmigrantes de otras regiones españolas. Un personaje clave para entender el nacionalismo vasco fue Sabino Arana, en el año 1895, fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Se trataba de un partido católico y tradicional que pretendía impulsar la lengua y las tradiciones vascas y que defendía la pureza racial del pueblo vasco. Con el 


tiempo se acercó a la burguésía industrial, deseosa de tener un aliado ante la amenaza que supónía el desarrollo del movimiento obrero. En Galicia surgíó un movimiento cultural que pretendía reivindicar la lengua gallega ( el Rexurdimento ) cuyo mejor exponente fue la poetisa Rosalía de Castro. Este movimiento cultural también tuvo un cierto desarrollo político, limitado. Movimientos similares al gallego aparecieron en Valencia ( con Blasco Ibánez ), Aragón ( con Joaquín Costa), y Andalucía (con Blas Infante). Por su parte el movimiento obrero había sufrido un retroceso durante los primeros años de la Restauración como consecuencia de la ilegalización de la Internacional y de las asociaciones ligadas a la misma y que tanto peso habían tenido durante los años del Sexenio. A partir de la Ley de Asociaciones de 1887 las asociaciones obreras volvieron a ser legalizadas, aprovechado por el PSOE, partido de inspiración marxista creado en la clandestinidad en 1879, para incrementar su actividad. El periódico «El Socialista» se convertiría en un eficaz medio de difusión de las ideas del partido y de comunicación entre las distintas agrupaciones socialistas . En 1888 se celebró el I Congreso del PSOE y se fundó el sindicato socialista UGT. Con todo el marxismo-socialismo no alcanzó un gran desarrollo en estas últimas décadas del Siglo XIX (hasta 1910 el PSOE no lograría su primer escaño en el Congreso de los Diputados y la UGT apenas alcanzaba los 6000 afiliados en 1899) debido a la mayor pujanza del movimiento anarquista, hegemónico en la zona de Cataluña, Levante, y Andalucía. Las zonas de mayor implantación socialistas eran la zona minera e industrial de Vizcaya, Asturias, y Madrid. Mayor desarrollo alcanzó el anarquismo, especialmente desde la reorganización de la Federación de Trabajadores de la Regíón Española ( FTRE de inspiración bakunista y que se extendíó rápidamente por las regiones mediterráneas. Los episodios de la Mano Negra en Andalucía en 1882 fueron seguidos de una dura represión que debilitó el movimiento anarquista y lo terminó fragmentando en 2 grandes corrientes. La 1ª se orientó a un movimiento estrictamente sindical o anarcosindicalista (que culminaría en 1910 con la creación de la CNT). La más radical apoyó el recurso a los atentados (la llamada acción directa) contra destacados dirigentes políticos o económicos (asesinato de Cánovas) o simplemente contra símbolos de la burguésía (atentado contra el Liceo de Barcelona en 1893). Estas acciones provocaron la promulgación de duras leyes antiterroristas.


10.La guerra de Cuba y la crisis del 98.  A finales del Siglo XIX España contaba con una pequeña parte de lo que había sido su Imperio colonial ( Cuba, Puerto Rico y Filipinas , junto a algunas islas diseminadas en el Pacífico ). De todos estos territorios Cuba era el más importante por sus plantaciones de café, tabaco y azúcar, y por ser un destino preferente para parte de la emigración española a América. Era un mercado seguro para las exportaciones españolas el trigo castellano o el textil catalán .Aunque en ocasiones se había intentado que estos territorios contasen con parecidos derechos a los peninsulares, la realidad es que eran explotados según la forma de colonia clásica y no tenían representación en las Cortes, ni instituciones de gobierno autónomo. Tras el fin de la Primera Guerra de Cuba, y la firma de la Paz de Zanjón en 1878, se había prometido a Cuba reformas, de las cuales solamente se cumplíó con la abolición de la esclavitud en el año 1888. El resto de las reformas habían sido paralizadas por un grupo de españoles con intereses económicos en la isla ( en el sector del azúcar, el más rentable ). Esta situación incomodaba a los criollos, que se habían unido para formar el Partido Liberal Cubano, y aún más desde la aplicación de un fuerte arancel sobre las importaciones a la isla que no procedieran de España ( el llamado arancel Cánovas de 1891 ). El sentimiento de hostilidad hacia las políticas españolas en Cuba derivó en el año 1895 en un nuevo conflicto que comenzó con el llamado Grito de Baire ), encabezado esta vez por José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano. Los intentos de solucionar el conflicto de una forma pacífica que llevó a cabo el general Martínez Campos fracasaron. Entonces se optó por la vía más represiva personalizada en la política del general Valeriano Weyler que incluso llegó a concentrar a la población campesina en algunas zonas para evitar que apoyasen a los rebeldes lo que provocó una gran mortalidad entre los campesinos. A pesar del elevado número de soldados que España llevó a la isla,no se consiguió el objetivo de derrotar a los insurrectos. Los rebeldes recurrían a la estrategia de la guerra de guerrilas para hostigar a los contingentes españoles ya castigados, como en la primera de las guerras, por el clima tropical y las enfermedades. El golpe definitivo se produjo tras el hundimiento ( nunca completamente aclarado ) del acorazado norteamericano Maine en la bahía de La Habana. Este incidente provocó la intervención de los 


EE.UU en la guerra y la definitiva derrota de los españoles tras la batalla naval de Santiago. Por el Tratado de París de 1899 España cedíó Cuba, Puerto Rico, y Filipinas a los EE.UU. Estos acontecimientos tuvieron un impacto en la sociedad española. Desde el principio se comenzó a hablar de Desastre del 98″. En un primer momento el «Desastre» provocó un profundo pesimismo en la sociedad, reflejado en la generación de escritores del 98. Estos escritores consideraban que, tras la pérdida del Imperio colonial, era necesario llevar a cabo una profunda regeneración moral, social y cultural en el país. En un sentido parecido se encuentran algunos pensadores(regeneracionistas). El más destacado es Joaquín Costa quien consideraba que el fraude electoral y el caciquismo eran lacras que había que eliminar de inmediato, y que era ineludible realizar reformas para aumentar la productividad del campo español y mejorar el sistema educativo»Escuela y despensa». Los ecos de la derrota militar llevaron a la creación en el año 1899 de un gobierno dirigido por el político conservador Francisco Silvela, bajo el compromiso de poner en marcha una política claramente regeneracionista. Silvela tuvo que renunciar muy pronto a la jefatura del Gobierno y el sistema político del turno se volvíó a poner en marcha. A partir de este momento la crisis del sistema político se hizo prácticamente permanente ( gobiernos cortos e inestables serán lo habitual en los años posteriores). Esta crisis también se pone en relación con el crecimiento de los movimientos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco, pues recogieron buena parte de los impulsos regeneracionistas en estas regiones. Su imagen era muy distinta a la de los viejos partidos del turno, a cuyas políticas se asociaban todos los males que estaba atravesando el país. Las consecuencias económicas fueron menos graves de lo esperado. Se produjeron pérdidas materiales durante el desarrollo de la guerra y la economía sufríó los efectos de mantener un conflicto tan costoso. Pero poco tiempo después de finalizada la contienda se produjo la repatriación de una parte importante de los capitales españoles invertidos anteriormente en Cuba. Estos capitales sostuvieron un significativo crecimiento económico en los años siguientes y permitieron, por ejemplo, la creación de nuevos bancos. La consecuencia más negativa fue la perdida de un mercado seguro, como era el cubano, para las exportaciones españolas.


1.La Constitución de 1869

Naturaleza del texto

Fuente histórica primaria de naturaleza jurídica. Las constituciones son las leyes fundamentales de los Estados liberales.

Autor

Las Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino en las elecciones de 1869, tras el triunfo de la revolución de «La Gloriosa» en Septiembre de 1868 y el derrocamiento de Isabel II. El destinatario es el conjunto de la nacíón.

Contexto histórico:

  Enmarcarla dentro del periodo histórico Sexenio Democrático, entre 1868 y 1874, comenzado con el triunfo de «La Gloriosa» y termina con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, en 1874,abriendo el paso a la Restauración borbónica. La crisis económica de los años 60 y la fuerte represión contra la oposición que caracterizó los últimos años del reinado de Isabel II habían llevado a la oposición a organizarse y a firmar el llamado «Pacto de Ostende «donde se comprometieron a acabar con la monarquía isabelina. En Septiembre de 1868 se produjo un pronunciamiento militar en Cádiz dirigido por el almirante Topete y secundado por otros generales. Al poco tiempo se comienzan a formar Juntas por todo el país. Tras la victoria de los sublevados en Alcolea, Isabel II se ve obligada a abandonar el país. Se forma un Gobierno Provisional al frente del cual se encontraba los generales Serrano y Prim. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. En estas elecciones van a lograr una importante mayoría los progresistas y los demócratas, lo que hará posible la redacción de un texto constitucional muy avanzado para su época.

Ideas fundamentales

En el preámbulo se reconoce el principio de soberanía nacional y se subraya el hecho de que las Cortes hayan sido elegidas por sufragio universal masculino. Los artículos 2, 3, y 4 tratan sobre el «habeas corpus», que es el principio jurídico que garantiza la protección de los detenidos al someterlos a la protección judicial ( se pretendía evitar las detenciones arbitrarias y prolongadas en el tiempo que habían caracterizado el último periodo del reinado de Isabel II ). En el artículo 21 se trata del mantenimiento del culto y del clero ( ya se recogía en otros textos constitucionales y es una petición de los sectores más moderados). Además se establece el principio de la libertad de cultos en España, lo cual sí constituye una novedad y responde a la demanda de los sectores más progresistas. El artículo 26 trata de la libertad de movimientos y de las obligaciones de los ciudadanos, como son el servicio militar y los impuestos. El artículo 32 recoge el principio de la soberanía nacional ( en la anterior Constitución de 1845 esta soberanía era compartida entre las Cortes y el rey).El artículo 33 reconoce la 


monarquía constitucional como el sistema político del país aunque no se establece ningún rey o dinastía concreta para el trono ( más tarde será elegido para este puesto Amadeo de Saboyá).Los artículos 34, 35, y 36 establecen el principio de la separación de poderes. Las Cortes ( que siguen siendo bicamerales ) asumen el poder legislativo, el ejecutivo recae en manos del rey ( pero solamente lo ejerce a través de sus ministros), y el judicial queda a cargo de los Tribunales de Justicia. Carácterísticas y significación histórica de la Constitución de 1869. Este texto fue aprobado durante el mandato del Gobierno Provisional que se forma tras el triunfo de «la Gloriosa» y se considera especialmente complejo debido a las dificultades de lograr el consenso entre las fuerzas que habían liderado el proceso revolucionario y que obtuvieron mayoría en las Cortes. Progresistas, unionistas y demócratas pugnaron duramente por ver reconocidos sus principios, pero lograron llegar a un acuerdo. Aunque no hubo consenso total ( los carlistas, los isabelinos y los republicanos votaron en contra) lograría un amplio respaldo en unas Cortes que, al ser elegidas por sufragio universal, eran muy variadas. La Constitución de 1869 recoge principios liberales muy avanzados y de carácter democrático como el establecimiento de la soberanía nacional ( que recae en la Cortes), el sufragio universal masculino ( que permitíó aumentar el censo hasta los cuatro millones), y un muy amplio catálogo de derechos y libertades que va a permitir el desarrollo de la prensa o la llegada a España del internacionalismo obrero (AIT ) que tanto peso tendrá en algunos de los acontecimientos de la época. Se da tanta importancia al reconocimiento de estos derechos y libertades que estos se desarrollan en los primeros artículos de la Constitución. Por todo ello se considera como el primer intento de instaurar un régimen auténticamente democrático en España. Debido a este carácter tan avanzado este texto constitucional fue un referente en el continente europeo como ya lo había sido la de 1812. A pesar de estos rasgos liberales y democráticos no contó con el apoyo los republicanos ( que tras la abdicación de Amadeo de Saboyá intentaron sacar adelante su propia constitución republicana ), defraudó a una parte importante de las clases populares ( que no vieron reflejada en la misma sus aspiraciones sociales y que se decantarían cada vez más por los movimientos obreros que tanto contribuyeron a la desestabilización política de este periodo ) y siempre tuvo en contra a los isabelinos o alfonsinos ( que pretendían el regreso de los Borbones y la instauración de un régimen más moderado).


2.Viñola

Comentario de texto

Viñeta sobre la manipulación electoral en la Restauración.

Introducción

Estamos ante un fuente histórica primaria y de naturaleza periodística. Los periódicos de la época incluían con frecuencia viñetas de carácter humorístico con el objetivo de denunciar los males de la época. Autor: la viñeta en cuestión aparecíó el 13 de Febrero de 1903 en el semario satírico L’Esquella de la Torrata, una publicación de carácter republicano y anticlerical que se editó intermitentemente en Barcelona desde 1872 y hasta 1879 y en la cual colaboración un buen número de ilustradores catalanes de esos años. Los destinatarios son los lectores de dicha publicación.

Contexto histórico

El texto se encuadra dentro del periodo histórico (Restauración Borbónica) comenzada con el triunfo del pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto en Diciembre de 1874 y termina con el Golpe de Estado de Primo de Rivera en 1823. Aunque es un periodo de tiempo muy largo, algunas de sus carácterísticas en especial el falseamiento de los resultados electorales, fueron permanentes durante casi toda esta fase histórica. Ideas fundamentales. La viñeta consta de dos dibujos que muestran de una forma humorística algunas de las estrategias mediante las que se procedía a la manipulación electoral ( a la que se le dio el nombre de pucherazo ). En la primera vemos a un sacerdote de la época, bien caracterizado a través de su sotana y su carácterística teja, preguntar a dos individuos si habían votado a los candidatos que les había indicado. Estos le responden que sí y que lo habían hecho cuatro veces. En la segunda un señor pregunta a un policía por la diferencia entre el número de electores y la de sufragios en un colegio electoral, mientras este se desentiende. Utilizando de esta manera el recurso del humor se denuncian algunas de estas prácticas que podían ser muy variadas. En el primer dibujo se representa la influencia que ejercían ciertas personas sobre los electores ( en este caso un cura, pero podía ser el cacique de turno ) unido al escaso control sobre el censo y sobre el control de la identidad de los electores ( a menudo se recurría a disfraces para votar varias veces y en otras al voto de personas fallecidas ). En el segundo se ilustra la práctica de la manipulación de las actas electorales. Fundamentos ideológicos y funcionamiento del sistema político de la Restauración ideado por Cánovas.El sistema de la Restauración fue diseñado


por Antonio Cánovas del Castillo y se basaba en la alternancia pacífica (turismo) entre los dos partidos dinásticos. Se trataba de un modelo que imitaba la alternancia habitual en el sistema parlamentario inglés. Estos partidos eran el Partido Conservador, liderado por el propio Cánovas, y el Partido Liberal, a cuyo frente se encontraba Sagasta. Así se conseguía evitar que un partido se eternizase en el gobierno y el consiguiente recurso al pronunciamiento militar para lograr este cambio, como había sucedido con frecuencia hasta el fin de la monarquía de Isabel II. Al mismo tiempo se lograba la estabilidad política que había faltado durante el Sexenio Democrático. El otro pilar del sistema de la Restauración fue la Constitución de 1876, una Constitución lo suficientemente flexible como para interpretarla en un sentido o en otro, según el partido que gobernase. Estos dos partidos coincidían políticamente en lo esencial ( defensa de la monarquía, de los principios recogidos en la Constitución de 1876, de la propiedad privada, y en su visión del Estado centralista y unitaria ) pero divergían en aspectos como la validez del sufragio universal. Para lograr esta alternancia en el poder la figura del Rey era esencial, ya que era la encargada de nombrar al Presidente del Gobierno. Éste disolvía las Cortes y convocaba nuevas elecciones en las que, necesariamente, su partido lograría una amplia mayoría absoluta que le permitiría gobernar sin apenas oposición. En estas Cortes también tenían cabida otros partidos minoritarios como los republicanos o los carlistas, con lo que se daba una cierta imagen de legalidad democrática que no era tal. Para lograr estos resultados se procedía a la manipulación de las elecciones a través del nombramiento de los diputados que debían ser elegidos ( los «encasillados»), que lo lograban gracias a la labor de los gobernadores de provincia y de los «caciques» ( personas con gran influencia en las zonas rurales ) que hacían todo lo posible para alcanzar el resultado previsto de antemano ( compra de votos, amenazas, falsificación de actas, manipulación del censo, etc ) como se refleja en las viñetas de este ejercicio fraudulentas. Al conjunto de estas prácticas se le denominaba el «pucherazo» y se mantuvieron intactas hasta el final de este periodo histórico y muy especialmente en las zonas rurales. 

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