16 Nov

La época ilustrada del Siglo XVIII presenta las carácterísticas de una época históricamente conflictiva, en la que se forman las revoluciones en el Siglo XIX. La ilustración significa el fin del Antiguo Régimen que había pretendido prolongarse con el Despotismo ilustrado y monarcas absolutos. Estas revoluciones ya habían comenzado en Inglaterra en el Siglo XVII, pero ahora se harán mas radicales con la americana de 1776 y la francesa de 1789. Así, la ilustración prepara las revoluciones que llevarán al poder durante el Siglo XIX a la burguésía. Cada vez más poderosa debido al comercio y la industria formará la idea de Pueblo y Ciudadano basadas en la teoría de la igualdad de los derechos políticos frente al privilegio aristocrático. La ilustración se presenta así, como una esperanza para lograr la definitiva emancipación humana. El avance científico, culminado por Newton y el desarrollo y progreso en todas las áreas del conocimiento darán a la época la idea de comenzar una nueva era: la era de la Razón y del Progreso. La ilustración será el siglo de la Razón (o siglo de las Luces), la salida definitiva del fanatismo. Se prepara la Enciclopedia con el objetivo de incluir en ella todo el conocimiento de los hombres. En el arte domina el Neoclásico y la racionalidad frente al Barroco. Los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad dominan el discurso político. La Ilustración prepara así el salto a la nueva sociedad burguesa y capitalista a través del liberalismo contractualista como idea política y el liberalismo económico (Adam Smith). La filosofía es clave en la ilustración, es la guía de todas las demás ciencias, la que marca el sentido del conocimiento: la emancipación de los hombres. El siglo comienza con la disputa entre el Racionalismo de Descartes, Spinoza y Leibniz y el nuevo Empirismo de Locke, Berkeley y Hume.
Surgen figuras fundamentales en la filosofía política como Russeau. O pensadores que serán el germen de las nuevas revoluciones como Voltaire y los enciclopedistas en Francia. Además, estará la filosofía de Kant, quien pretenderá crear una síntesis superadora del pensamiento anterior. Se trata siempre de una filosofía que pretende no sólo comprender la realidad sino también cambiar el mundo, crear una nueva sociedad. Así, el contexto filosófico no es, recogiendo la división kantiana, académico, preocupado no sólo por cuestiones teóricas, sino predominantemente mundano: busca responder qué es el hombre y crear un mundo justo basado en la Razón. De esta forma, la ilustración será calificada por Kant como la época de la salida de la minoría de edad del ser humano.

Hume

David Hume, junto con Locke, fue uno de los principales representantes del Empirismo alcanzando un reconocido prestigio al llevar esta corriente, mediante el análisis del conocimiento y la crítica de la metafísica y la moral, a sus últimas consecuencias. De hecho, su filosofía consistirá en derribar los pilares metaffsicos sobre los que se sustentaba la filosofía tradicional y abandonar toda esa filosofía abstracta para centrarse en el ser concreto. Negación de la metafísica: el conocimiento de hechos está fundado en la relación causa y efecto. Esa relación se había interpretado tradicionalmente, bajo la noción del principio de causalidad, como uno de los principios fundamentales del entendimiento, y como tal había sido profusamente utilizado por los filósofos anteriores como Aristóteles con su teoría de as cuatro causas o Sto. Tomás para la demostración de Dios. Hume rechaza esta idea, ya que la razón no podrá mostrarnos esa conexión necesaria entre un objeto y otro si no es ayudada por la experiencia. Hume trata el problema de la causalidad con el ejemplo del billar, donde las bolas se mueven por colisiones de unas con otras, pero que un hecho siga siempre a otro no significa que estén conectados de forma necesaria, y pudiera ocurrir que alguna vez la bola no se moviese. Sólo podemos aplicar el principio de causalidad a aquellos objetos cuya sucesión hayamos observado (hechos pasados y nunca hechos futuros). Al negar el principio de causalidad. Hume está afirmando que todo conocimiento es imposible. Por otro lado, Hume se pregunta por la idea de sustancia, llegando a la conclusión que ésta no es más que una imaginación y de este modo rechazando la idea de sustancia tanto espiritual de Berkeley, como material de Locke. En cuanto a la metafísica, Huirte niega que sea una ciencia, sino la pretensión por comprender conceptos que son inalcanzables. Además, esta filosofía limita sus esfuerzos al uso de la razón e intenta explicar la realidad aislándose de ella, lo cual es un tanto paradójico. Pero la razón está limitada por la experiencia, y un uso exclusivo de ella tan solo nos puede llevar a errores y equivocaciones.Teoría del conocimiento: el Empirismo de Hume estará en gran medida influenciado por los empiristas Locke y Berkeley. Hume admite que las ideas son fenómenos de la conciencia, aunque a diferencia de Descartes, para quien todos los contenidos mentales eran «ideas», Hume encuentra dos tipos distintos de contenidos: las impresiones y las ideas. La diferencia que existe entre ambas es simplemente la intensidad o vivacidad con que las percibimos, siendo las impresiones contenidos mentales más intensos y las ideas contenidos mentales menos intensos. Una impresión es una percepcione sensorial y una idea es una copia de esa percepción, fruto de la reflexión llevada a cabo por la memoria. La mente puede combinar dichas ideas y las categoriza de acuerdo con tres leyes: por semejanza, por contigüidad y por causalidad, siendo esta última síntesis de las dos anteriores. De esta relación entre las impresiones y las ideas Hume extraerá su criterio de verdad: para que una proposición sea verdadera su idea deberá corresponderse con una impresión. Este criterio se alza como el instrumento de crítica a todos los conceptos de la filosofía tradicional (sustancia, alma, Dios, etc.), puesto que a ninguna de esas ideas le corresponde una impresión.
Hume corta los problemas de la filosofía tradicional de raíz, aunque sin solucionarlos.Ética: Hume se opondrá a los sistemas éticos que pretenden fundar en la razón la distinción entre lo bueno y lo malo. Todos hacemos distinciones morales, todos nos vemos afectados por la distinción entre lo bueno y lo malo, pero ¿están fundados en la razón, y por consiguiente son Iguales en todos? O ¿se fundan en el sentimiento, en nuestra forma de reaccionar ante los objetos morales, según nuestra constitución humana? El emotivismo moral es la teoría ética según la cual el fundamento de la experiencia moral no la encontramos en la razón, sino en los sentimientos que las acciones despiertan en nosotros. De este modo, Hume se opone al intelectualismo moraI, que afirmaba que la única condición de la acción moral es el conocimiento, acercándose más a la concepción del sentido común al destacar la importancia de los sentimientos. Aunque la moral se determine mediante el sentimiento, ello no significa que la razón no tenga un papel en la decisión moral, claro que por si sola resulta insuficiente. Lo bueno y lo malo no son propiedad de un objeto moral. Si analizamos una acción moral, sea buena o mala, y describimos los hechos, aparecerán las propiedades de los objetos que Interviene en la acción, pero no aparecerá por ninguna parte lo bueno o lo malo como cualidad de ninguno de los objetos que intervienen en fa acción. Por lo tanto, la moral no es una cuestión de hecho. Pero tampoco es una cuestión de relación, puesto que cuando conocemos todos los vínculos entre los sujetos que intervienen sigue sin aparecer la bondad o la maldad de dicha acción. En resumen, en todas nuestras deliberaciones morales es necesario tener un conocimiento de todos los objetos y de sus relaciones antes de dictar una sentencia, pero una vez que las tengamos no es la razón la que juzga, sino el sentimiento. La moral se asienta sobre el sentimiento de agrado o desagrado que nos producen las acciones. Pero no todas las acciones nos producen un sentimiento de agrado o desagrado, esto es, deben referirse a hechos generales y no particulares para evitar el relativismo.Ley de Hume: los términos “es y debe” representan, el primero, un enunciado de hecho, y, el segundo, un enunciado de valor. Para Hume, no es correcto derivar un enunciado moral construido con “debe” de un enunciado de hecho construido con “es”. A esta prohibición se la llama ley de Hume o Guillotina de Hume.

Deja un comentario