07 May

La narrativa más innovadora de principios del siglo XX procede del Modernismo, por parte de Valle Inclán, y de los noventayochistas Baroja, Unamuno y Azorín.  Sin embargo, la novela que gozó de un público más amplio fue la novela realista y naturalista, heredera de la narrativa del Siglo XIX; en esta línea se inscribe la obra de Blasco Ibáñez, quien alcanzó gran éxito con su novela naturalista de tono social.

     A principios de siglo, se llamó modernistas a muchos de los escritores jóvenes que se enfrentaron a la literatura anterior. Posteriormente, se empleó también la denominación de “Generación del 98” para referirse a aquellos “modernistas “que sintiéndose muy afectados por la profunda crisis que padece España a finales del Siglo XIX, tras el desastre de 1898 , optan por una actitud crítica ante la realidad y proclaman la necesidad de una urgente regeneración social, moral y cultural del país. Unos y otros tienen en común la actitud rebelde frente a los valores burgueses.  El nombre “Generación del 98” fue divulgado por Azorín y por Ortega y Gasset a partir del año 1913. ( En el año 1898 se habían perdido las colonias de América,  esta fecha quedó como símbolo del periodo y suele identificarse con decadencia, pesimismo y anhelos regeneracionistas).

      Los rasgos que caracterizan a la Generación del 98 son los siguientes:

● Los antecedentes del grupo, por su actitud crítica ante el presente, se encuentran en pensadores más que en corrientes literarias: los ilustrados, Larra, los liberales reformistas o regeneracionistas de finales del Siglo XIX (Joaquín Costa y Ángel Ganivet) y los krausistas. ● En cuanto a la trayectoria, uno de los rasgos del grupo es la evolución desde posturas juveniles radicales hacia posiciones conservadoras en su madurez. ● Estos autores manifiestan dos grandes preocupaciones en sus obras: el tema de España y los conflictos existenciales.Asumen el compromiso cívico de denunciar los males de la nacíón, indagar en sus causas y proponer soluciones.  El tema de España surge cuando pretenden entender qué define el país.Unamuno es quien plantea el tema en términos idealistas, habla del alma de España y la busca en Castilla, en su paisaje, en sus mitos y en sus orígenes históricos y literarios. La crisis de fin de siglo se refleja en las preocupaciones existenciales que plantea el grupo: el conflicto entre razón y fe o la necesidad de perdurar después de la muerte (Unamuno), la angustia por el paso del tiempo y la amenaza de la muerte (Azorín), la lucha por la vida en un mundo hostil (Baroja). ● La estética del Grupo del 98 se inclina hacia la sencillez, rechazan la retórica, y persiguen una expresión personal, lo que da lugar a estilos muy diversos.  ● Cultivan todos los géneros literarios (poesía, teatro y, preferentemente, el ensayo y la novela). Las novelas de los autores del 98 rompen con las carácterísticas del Realismo y del Naturalismo del Siglo XIX en aspectos tan relevantes como la construcción del argumento, el tratamiento de temas y personajes, el lenguaje o la forma subjetiva de reflejar la realidad. Así, frente a la trama compleja de la novela realista, articulada en planteamiento, desarrollo y desenlace, la novela del 98 adopta por lo general una estructura abierta (por ejemplo la “nivola” de Unamuno se caracteriza por la desnudez narrativa y por un leve argumento concentrado en los conflictos íntimos de los personajes; las de Baroja se dispersan en múltiples episodios  yuxtapuestos, sin conexión entre ellos y cuyo único vínculo es la presencia continua del protagonista; las de Azorín, sin apenas acción, con un leve hilo argumental , aglutinan disquisiciones filosóficas y descripciones paisajísticas.) Los autores más destacados son Unamuno, Azorín y Baroja.

Miguel DE Unamuno La literatura de Miguel de Unamuno refleja una fuerte personalidad y gira en torno a sus preocupaciones regeneracionistas o existenciales. Por ello, es una literatura en la que predominan las ideas, reflexiva o filosófica, cuyo objetivo es provocar la reflexión del lector.

          Los temas revelan su trayectoria vital: una primera etapa juvenil en la que dominan las preocupaciones regeneracionistas, y la evolución hacia el tema existencial
Religioso en su madurez. El estilo persigue la expresividad; por ello es de tono apasionado, vivo y directo, con numerosas exclamaciones, interrogaciones y paradojas.

          La novela de Unamuno recoge exclusivamente los temas que le preocupan (conflictos religiosos y existenciales) y elimina todo lo que no es esencial en el relato. Por ello, es una novela densa, filosófica, esquemática,  profundamente apasionada; una nivola, según el autor.
La depuración de elementos produce hallazgos renovadores; por ejemplo, suprime las alusiones al paisaje y a las circunstancias que rodean a los personajes; estos, a su vez, manifiestan su conflicto existencial a través de extensos diálogos o incluso del monólogo interior en alguna obra, como en Niebla. Otras novelas interesantes son Paz en la guerra, Amor y pedagogía, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir.

JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN

     Azorín se inicia en la literatura en la corriente regeneracionista, muy crítica con respecto a la realidad social y cultural.  Junto a Baroja y Maeztu formó el grupo de Los Tres, decisivo para constituir la Generación del 98. Su obra abarca el ensayo, la novela y el teatro, y toda ella gira en torno al tema del tiempo, su fluir constante, la fugacidad y, a la vez, la permanencia de paisajes y sentimientos. El escritor evoca la realidad fugitiva en un tono triste y nostálgico, y realiza abundantes descripciones paisajísticas, fundamentalmente de Castilla. En ellas refleja las correspondencias entre el paisaje y su estado anímico. El estilo de Azorín es un modelo de precisión y claridad; con frases breves. El detallismo de las descripciones produce la impresión de lentitud. En la novela de Azorín casi no existe argumento, y la narración se reduce a la descripción de sensaciones y ambientes. Destacan La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo, conjunto de base autobiográfica protagonizadas por Antonio Azorín, un álter ego (‘otro yo’) del autor.

PÍO BAROJA

     Pío Baroja es el escritor que mejor encarna el pesimismo de la época. Escribíó numerosas novelas y también cuentos, memorias y algunos ensayos. Pero destaca como el novelista más importante del momento, especialmente brillante en el retrato de personajes, en la descripción de ambientes y en la maestría en el uso del diálogo. Baroja concibe la novela como el género que puede incluir todos los otros géneros: la reflexión filosófica, la aventura, la descripción, todo absolutamente. Según él, la vida es superior a la literatura, y por eso la escritura debe someterse a la vida y reflejarla con el estilo más claro y directo posible. De ahí que en sus novelas se muestre un amplio panorama social. Pero, en conjunto, la realidad que recoge Baroja suela estar impregnada de su pesimismo. Los personajes barojianos suelen ser seres asociales o rebeldes. En conjunto, responden a dos tipos : por una parte, los hombres de acción que luchan para escapar de la mediocridad cotidiana; por otra, los personajes desorientados y abúlicos que son incapaces de actuar. En general, unos y otros acaban fracasando. En los ambientes, predominan los suburbiales, la vida de los humildes y sus problemas sociales, políticos y económicos. El estilo barojiano se caracteriza por la sencillez; recoge la lengua viva y emplea un lenguaje antirretórico, a veces descuidado, de frase y párrafo breves y de tono ágil y espontáneo. Consigue una narración rápida, unas descripciones expresivas y un dialogo verosímil y vivo. Baroja clasificó sus obras en trilogías, aunque, a veces, las novelas de una trilogía guardan poca relación entre sí. Las más destacadas son: -La lucha por la vida, formada por La busca, Mala hierba y Aurora roja. Se sitúa en Madrid, en zonas suburbiales, y presenta personajes marginales y obreros que se salvan cuando adquieren conciencia social. -La raza, compuesta por La dama errante, La ciudad de la niebla y El árbol de la ciencia. El árbol de la ciencia, una de las novelas más interesantes de Baroja, presenta sus inquietudes existenciales a través del protagonista, que es un álter ego del autor.

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