28 Oct

La restauración de Fernando VII


Tras el tratado de Valençay (1813) que supone el fin de la guerra de la independencia, Fernando regresa en 1914.
Fernando VII no se sintió inclinado a transigir con la legalidad constitucional, se negó a reconocer los profundes cambios que la guerra había provocado en la sociedad española y la labor de las Cortes y la Regencia que le habían devuelto al trono. El conflicto entre el rey y la Regencia y las Cortes va a estallar muy pronto, Fernando VII se apoyo en las masas. Los diputados realistas se dirigieron a Fernando: criticaban el sistema y le pedían que reasumiese los poderes absolutos, al tiempo que le pedían algunas reformas, en el Manifiesto de los Persas. Fernando VII restablece la autoridad del rey absoluto:
Declara la constitución y los decretos de las Cortes “nulos y de ningún valor”, como si nunca hubieses existido.Detiene a los miembros de la Regencia, al gobierno constitucional y los diputados liberales que no pudieron huir.Se inicia así, un periodo de seis años (1814-1820), en que Fernando, como rey absoluto, se dedica a destruir la obra de las Cortes de Cádiz y la Regencia; trataba de volver a la situación de 1808, restableció la Inquisición, devuelve a la Iglesia y a la nobleza sus privilegios… Todo ello se hizo en medio de un gran caos: una crisis económica y la sublevación de las colonias americanas, unido a la incompetencia de los ministros.Fernando VII se apoyo en algunos consejeros ilustrados, como Martín de Garay, ministro de Hacienda, quien elaboro un proyecto de reforma fiscal que intentaba fijar una contribución directa que habrían de pagar los estamentos. Las reformas fueron rechazadas.Los liberales que no estaban en presidio o en el destierro conspiraban en las logias masónicas y conscientes de su escaso arraigo entre las masas, buscaran la alianza del Ejército. Este había tenido que abrir sus filas a numerosa oficialidad salida de la burguesía y de las clases medias; por otra parte los numerosos oficiales hechos prisioneros por los franceses, al regresar a España, volvían imbuidos de ideas liberales. Estas nuevas promociones de oficiales chocaron con los viejos cuadros del ejercito, en ellos se van a apoyar los liberales y las sociedades secretas.El método clásico de la intervención en la política del ejército es el pronunciamiento, que solía fracasar porque las unidades eran escasas, además de la falta de coordinación y sobre todo por permanecer el pueblo ajeno a ellos. El pronunciamiento de Riego (enero 1820) sucedió después de varios intentos que habían fracasado; la concentración en Andalucía de un poderoso ejercito destinado a sofocar la rebelión de las colonias americanas van a dar ocasión a las logias masónicas y a los oficiales de replegar una activa propaganda. El comandante Riego, se pronuncio en cabezas de san Juan y proclamo la constitución de 1812. Estuvo a punto de fracasar pero el levantamiento se extendió a otras guarniciones.

El trienio liberal

El periodo del trienio se caracterizo por la inestabilidad gubernamental, debido a diferentes causas. En primer lugar, la propia división de los liberales: moderados y exaltados; una segunda fuente de inestabilidad fue la actitud de Fernando VII, involucionista, nombrando ministros absolutistas, vetando algunas leyes y pidiendo una intervención extranjera que lo restaurara en su poder absoluto.A esta inestabilidad se sumo la presión en la calle, tanto de radicales exaltados a través de las sociedades patrióticas como la reacción absolutista, que produjo levantamientos y provoco la resistencia guerrillera sobre todo el norte.Durante estos tres años, las cortes aprobaron una legislación reformista, con la intención de acabar con el antiguo régimen. En el campo, se emprendió una legislación dirigida a favorecer más a los propietarios rurales y urbanos que al campesinado, cuya decepción fue determinante para explicar la caída del régimen. Principales medidas: Supresión de la vinculación a la tierra en todas sus formas.Desamortización de tierras de propios y baldíos con el doble propósito de proporcionar tierras a militares retirados y labradores, y destinar los fondos para amortizar la deuda del estadoDesamortización eclesiástica, que no hubo tiempo de llevar a la practicaReducción del diezmo a la mitadEstablecimiento de una contribución directa sobre la propiedad.Restablecimiento del decreto de 1813 que declaraba la libertad de contratación, explotación y comercialización de la producción agraria.Las consecuencias de esta política fueron negativas: no mejoro la situación campesina, se consolido la gran propiedad y origino el alineamiento campesino a favor de la reacción absolutista. La política religiosa de las cortes estuvo marcada por el anticlericalismo. Se suprimieron la inquisición y la compañía de Jesús, pero lo más polémico fue la ley de supresión de monacales: se disolvían todos los conventos, excepto ocho y se desamortizaban sus bienes. Apenas tuvo tiempo de aplicarse, pero la consecuencia fue el enfrentamiento con la iglesia, que paso a apoyar el retorno al absolutismo y la alianza entre el trono y el altar.Con respecto a la hacienda, el sistema, que debía entrar en vigor en 1823 se basaba en una contribución territorial única y directa, un impuesto sobre la propiedad de la tierra, y en los llamados consumos. No se puso en práctica por la invasión francesa.El fracaso del trienio se precipito por la acción sucesiva de movimientos contrarrevolucionarios y por la posterior invasión francesa. En 1822 se produjo un intento de golpe militar que fue sofocado por la milicia nacional y el ejército. Fue entonces cuando los exaltados se hicieron con el control del gobierno y a partir de ese momento el rey fue controlado por el propio gobierno.La segunda vía contrarrevolucionaria fueron las guerrillas organizadas por en el norte por los absolutistas y por el clero anticonstitucional. En 1822 tropas realistas tomaron Urgell donde se instalo una regencia formada por absolutistas hasta que el ejército recupero Urgell en 1823.Pero las potencias europeas que formaban la santa alianza en el congreso de Verona ya habían decidido intervenir para acabar con el régimen liberal español, que había influido en otros lugares. Con la abstención de Gran Bretaña que obtuvo garantías de que la intervención no se extendería a las colonias de América, encomendó a Francia la operación militar. En Abril de 1823, el ejercito francés entro en España y restauro a Fernando VII en su poder absoluto.

Deja un comentario