24 May

La Proclamación de la República, la Constitución de 1931 y el Bienio Reformista

Resultó tanto de la vinculación entre la Monarquía de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera como el descontento social por la incapacidad de la Corona y de los partidos dinásticos para transformar España en un estado moderno y desarrollado. Tras la victoria de los partidos republicanos en las ciudades en las elecciones municipales de 1931, Alfonso XIII renunció al trono y abandonó España, proclamándose la II República el 14 de abril de 1931. Entonces se formó un Gobierno Provisional, formado por miembros de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián de 1930.

Este gobierno puso en marcha reformas y convocó elecciones a Cortes Constituyentes para junio de 1931. Tras estas, las Cortes quedaron integradas por diferentes partidos políticos:

  • Derecha Republicana dirigido por Niceto Alcalá Zamora.
  • Partido Radical, dirigido por Alejandro Lerroux.
  • Acción Republicana, dirigido por Manuel Azaña.
  • P.S.O.E., con dirigentes como Largo Caballero e Indalecio Prieto.
  • Nacionalistas gallegos, (O.R.G.A) de Casares Quiroga.
  • Esquerra Republicana de Catalunya, dirigida por Francesc Maciá.

Estas Cortes elaboraron la constitución de 1931, que fue aprobada sin consenso y con el deseo de la derecha no republicana de revisarla. Sus principios fundamentales eran:

  • Soberanía popular y carácter proletario del estado.
  • Reconocimiento del carácter plurinacional de España, autorizando el Estado de las Autonomías, pero defendiendo a la vez la unidad del Estado Español.
  • Separación total entre Iglesia y Estado. Se define a España como un estado laico, lo que llevó a Alcalá Zamora a dimitir.
  • Ampliación de los derechos y libertades fundamentales y se reconocía el derecho al voto de la mujer.
  • Derecho a la propiedad privada, que podía ser expropiada por nacionalización.
  • División radical de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
  • La jefatura del Estado se atribuyó al Presidente de la República.

Bienio Reformista

Aprobada la Constitución, fue elegido presidente de la República Alcalá Zamora con el apoyo de la coalición republicano-socialista y nombró a Azaña presidente del Gobierno. Era un gobierno de izquierdas, que llevó a cabo reformas como:

Separación Iglesia-Estado

Con reformas anticlericales como la Ley de congregaciones religiosas, la Ley del divorcio, se dejó de financiar la Iglesia y se prohibieron los centros de enseñanza religiosos. Aumentó el conflicto con la Iglesia, que alentó a los católicos contra la República, provocando asaltos e incendios de iglesias y conventos por republicanos.

Reforma del Ejército

Para modernizarlo, reducir su influencia política y garantizar su fidelidad a la República. Se redujo el número de oficiales y pasaron a la reserva los sospechosos de actuar contra la república gracias a la Ley de Retiro. Se cerró la Academia Militar de Zaragoza y se obligó a todos los militares jurar fidelidad a la república. Además se creó un cuerpo de seguridad fiel a la república, la Guardia de Asalto. La reacción del ejército provocó el levantamiento armado del general Sanjurjo en 1932.

Desarrollo del Estado de las Autonomías

Para resolver los problemas nacionalistas se reconoció la autonomía de algunas regiones. En Cataluña, el líder nacionalista Francesc Maciá proclamó la república catalana dentro del estado español, y para solucionarlo, en 1932 se aprobó un estatuto de autonomía catalán y un gobierno autonómico, la Generalitat, presidido por Francesc Maciá.

En el País Vasco el nacionalismo era más popular y rural. Los nacionalistas agrupados en el PNV y los carlistas redactaron un estatuto que se rechazó en Álava y Navarra pero el gobierno autonómico fue aprobado en 1936, durando seis meses. En Galicia el Partido Galleguista presentó un proyecto de estatuto que no llegó a las Cortes porque Galicia cayó muy pronto en manos de los sublevados. Otras regiones como Andalucía, Valencia, y Baleares no pasaron de la fase preparatoria de sus proyectos. La concesión de los Estatutos de Autonomía provocó el rechazo de la derecha y del ejército contribuyendo al levantamiento de Sanjurjo.

Reformas educativas

Para garantizar el progreso del país y la igualdad social se crearon nuevas escuelas públicas y aumentó el número de maestros. Además se desarrollaron las Misiones Pedagógicas y se defendió el Patrimonio Histórico Artístico Español. La Iglesia reaccionó enérgicamente por la secularización de la escuela y el cierre de colegios religiosos.

Reformas laborales

Por Largo Caballero, destacando la Ley de Contratos de Trabajo que regulaba la jornada laboral y el trabajo de las mujeres y niños, la Ley de Jurados Mixtos y el decreto de términos municipales, que obligaba a los patronos a contratar a jornaleros del término municipal en lugar de esquiroles.

La Reforma Agraria

A los problemas tradicionales de la agricultura se sumaron los de la crisis del 29, por lo que se creó la Ley de Bases de la Reforma Agraria en 1932, para acabar con el reparto desigual de la propiedad de la tierra, reducir el paro en el campo, modernizar la agricultura y aumentar la producción y la renta agraria. Se expropiaron grandes fincas y tierras poco productivas, con y sin indemnización, y se repartieron entre los campesinos sin tierras. Además se creó el IRA (Instituto de Reforma Agraria). A pesar de los limitados resultados se movilizaron campesinos en Andalucía, Extremadura y La Mancha, sobre todo jornaleros anarquistas, que ocuparon fincas, pero fueron reprimidos por la Guardia Civil, con incidentes en Castilblanco (Badajoz) y Casas Viejas (Cádiz). La dureza de la represión desprestigió al gobierno de Azaña, que se vio obligado a convocar elecciones.

Oposición del Bienio Reformista

La oposición la formaba la derecha perjudicada por las reformas, como la Iglesia, el Ejército y los grandes propietarios de tierras, que adoptaron dos posturas diferentes:

  • La derecha monárquica formada por carlistas, alfonsinos y fascistas que promovieron el intento de golpe de estado de Sanjurjo en 1932.
  • Otro sector pacífico creó la Confederación Española de Derechas Autónomas.

La oposición de izquierdas, dirigida por la CNT y la FAI pretendía establecer el anarquismo libertario mediante la acción directa, provocando enfrentamientos entre la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, como en Casas Viejas, Cádiz, en 1933.

Crisis y Fin del Bienio Reformista

A estos conflictos se suman el acoso de empresarios al gobierno de Azaña y las movilizaciones de la CNT. Además de la oposición a la reforma religiosa de los republicanos católicos, como Alcalá-Zamora y el debate del PSOE sobre la continuidad o no dentro del gobierno. El avance de los radicales y de la CEDA en las elecciones municipales en 1933 llevaron a Alcalá Zamora a forzar la dimisión de Azaña y encargar a Lerroux formar gobierno. Alcalá Zamora disolvió las cortes y convocó nuevas elecciones generales para noviembre de 1933.

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