06 Nov

La Guerra de Sucesión Española y el Nuevo Orden Borbónico

Causas y Bandos del Conflicto

La Guerra de Sucesión española estalló fundamentalmente por un problema sucesorio. Al morir Carlos II sin heredero en 1700, su testamento nombraba como rey a Felipe de Anjou, nieto del poderoso Luis XIV de Francia. Las demás potencias europeas, encabezadas por Inglaterra, las Provincias Unidas y Austria, temieron que esta unión de las coronas francesa y española bajo los Borbones rompiera el equilibrio de poder en Europa y les perjudicara. Por ello, apoyaron al otro candidato, el Archiduque Carlos de Austria.

Internamente, el conflicto también fue una guerra civil dentro de España, donde la Corona de Castilla apoyó mayoritariamente a Felipe de Anjou (futuro Felipe V), mientras que los reinos de la Corona de Aragón, temerosos de perder sus libertades con un rey de tendencia centralista, apoyaron al Archiduque Carlos.

Así, los países principales implicados fueron:

  • Bando Borbónico: Francia y la Corona de Castilla, en apoyo de Felipe V.
  • Bando Austracista (Gran Alianza): Inglaterra, Austria, las Provincias Unidas, Portugal y Saboya, que apoyaban al Archiduque Carlos, contando con el respaldo interno de los territorios de la Corona de Aragón.

El Tratado de Utrecht y sus Consecuencias

El Tratado de Utrecht, que puso fin a la guerra, tuvo consecuencias profundas a nivel internacional y para España. En el ámbito europeo, Felipe V fue reconocido como rey de España, pero a cambio de renunciar para siempre a cualquier derecho al trono francés, lo que disipó el temor de una unión dinástica entre Francia y España.

El imperio español en Europa se desmembró, perdiendo todos sus territorios en Italia y Flandes, que pasaron a Austria y Saboya. La gran vencedora fue Gran Bretaña, que obtuvo:

  • Gibraltar y Menorca (pérdidas territoriales clave para España).
  • Importantes privilegios comerciales con América (el Asiento de Negros y el Navío de Permiso).

Para la monarquía española, la principal consecuencia interna fue la consolidación de la monarquía absoluta de estilo francés y la implantación de un estado centralista, materializada a través de los Decretos de Nueva Planta para los territorios de la Corona de Aragón, que habían luchado en su contra.

Los Decretos de Nueva Planta: Centralización del Estado

Los Decretos de Nueva Planta fueron una serie de leyes promulgadas por el rey Felipe V tras su victoria en la guerra, por las que se abolían los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón (Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña) como castigo por haber apoyado al rival. Consistieron en la supresión de sus Cortes, sus constituciones, su sistema de justicia y su administración autónoma, imponiendo en su lugar las leyes y la organización territorial de Castilla.

Su importancia histórica es enorme, ya que supusieron la unificación jurídica y administrativa de la monarquía bajo un modelo centralista, sentando las bases del Estado español moderno y unitario. Este hecho marcó el final de la estructura plural de la monarquía de los Austrias y es el origen histórico de muchos de los conflictos entre el centralismo y los movimientos de reivindicación nacional en dichos territorios, que durante siglos han visto en estos decretos la pérdida de sus libertades.

Procesos Fundamentales de la Historia de España

La Romanización de la Península Ibérica

La Romanización fue el proceso de aculturación por el cual las poblaciones indígenas de la Península Ibérica, tras su conquista, adoptaron progresivamente la lengua, las leyes, las formas de vida y las estructuras sociales y políticas de la Roma antigua. Este fue un fenómeno largo y complejo que se desarrolló a lo largo de varios siglos y que tuvo una intensidad variable, siendo mayor en el sur y el este y menor en el norte y las zonas más aisladas.

Sus rasgos principales fueron:

  • La implantación del latín como lengua común, que evolucionaría hasta dar lugar a las lenguas romances como el castellano o el catalán.
  • La extensión del derecho romano y la organización administrativa romana, dividiendo el territorio en provincias y municipios.
  • La construcción de una red de calzadas que facilitaba el movimiento de tropas, el comercio y las ideas.
  • La fundación de ciudades como centros de poder y difusión cultural, dotadas de foros, teatros, anfiteatros, acueductos y termas.
  • La introducción de la moneda como patrón económico unificado.
  • La adopción de la religión romana, que más tarde sería sustituida por el cristianismo, religión oficial del Imperio.

La Repoblación durante la Reconquista

La Repoblación fue el proceso llevado a cabo por los reinos cristianos hispánicos durante la Reconquista para ocupar, organizar y explotar económicamente los territorios que iban conquistando al Islam. Su objetivo era asegurar el control efectivo de las tierras despobladas o de las que huía la población musulmana. Este proceso se realizó de diferentes maneras a lo largo de los siglos, destacando varias formas:

  1. La Presura o Aprisio (siglos VIII-X): Consistía en la ocupación libre de tierras baldías por parte de campesinos que las ponían en cultivo, siendo común en el valle del Duero.
  2. La Repoblación Conceji (siglos XI-XII): Se basaba en la concesión de fueros o cartas pueblas a concejos o municipios para atraer pobladores con privilegios, típica de la zona del valle del Tajo y del Ebro.
  3. La Repoblación por Órdenes Militares (siglo XIII): Fue crucial en zonas extensas y peligrosas como La Mancha, Extremadura y Sierra Morena, donde se encomendó la defensa y administración de vastos territorios a estas órdenes.
  4. La Repoblación por Repartimiento (siglo XIII): Tras las grandes conquistas en el valle del Guadalquivir y Murcia, consistió en el reparto de lotes de tierras y casas entre los nobles, las órdenes militares y los colonos cristianos que acudían del norte.

La Expansión Territorial de los Reyes Católicos

La expansión territorial de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, fue decisiva para la configuración de la España moderna y se dirigió en varias direcciones.

Su logro más significativo fue la conclusión de la Reconquista con la conquista del Reino Nazarí de Granada en 1492, poniendo fin a casi ocho siglos de presencia musulmana en la Península. Ese mismo año, el apoyo a Cristóbal Colón permitió el «descubrimiento» de América, iniciando la creación de un vasto imperio ultramarino para la Corona de Castilla.

En el ámbito peninsular, se anexionaron el Reino de Navarra en 1512, integrándolo en la Corona de Castilla pero manteniendo sus fueros e instituciones propias. En el Mediterráneo, continuando la expansión de la Corona de Aragón, conquistaron el Reino de Nápoles a principios del siglo XVI y aseguraron sus posesiones en el norte de África con la toma de plazas como Melilla, Orán y Trípoli, buscando controlar la piratería berberisca. Esta política expansionista sentó las bases de la monarquía hispánica de los siglos XVI y XVII.

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