02 Ago

Contexto


John Locke está considerado como el padre del Empirismo, a la vez que una de las figuras más representativas del pensamiento político liberal, siendo unos de los fundadores de la filosofía política que fundamento teóricamente las revoluciones democráticas liberales. Nacíó en 1632, una época marcada por las constantes guerras que se desarrollaron en el continente europeo, tanto por motivos religiosos como comerciales. Uno de los ejemplos más violentos y largos de estas guerras es la de los Treinta Años, formando parte de ella las grandes potencias de la época. El siglo XVII es un siglo de crisis en Europa, cuyos Estados estaban gobernados por monarquías absolutas.

Las relaciones económicas de las naciones europeas estaban basadas en el mercantilismo, teoría económica que manténía que la riqueza de un país dependía de la cantidad de oro y plata que posea. Por lo tanto, los estados se centrarán en las exportaciones, así como en la importación de los metales preciosos mencionados. Hay que destacar el notable descenso demográfico debido a las hambrunas, las guerras y las epidemias de peste que asolaron el continente durante este siglo. Todo ello repercute en un descenso de la producción agrícola . Holanda y, después, Inglaterra se convierten en las potencias hegemónicas del comercio mundial, algo que queda plasmado en la creación de grandes empresas marítimas que comercian con gran variedad de productos: té, café, seda, algodón…
La vida intelectual de Locke transcurríó en Inglaterra, país donde nacíó, salvo algunas estancias en Holanda, en la segunda mitad del Siglo XVII. Igualmente fomenta un aumenta de las gentes que saben ya leer y escribir. En el terreno del arte estamos en el siglo del Barroco.
El marco filosófico con el que se relaciona Locke viene determinado por la crisis definitiva de la Escolástica, refugiada en los conventos y en las universidades. En oposición a esta filosofía, Descartes, algo mayor que nuestro filósofo, ha inaugurado el Racionalismo que, junto al Empirismo de Locke, con el precedente de Bacón, van a constituir los dos pilares de la Filosofía Moderna. Esta nueva filosofía comienza a usar las lenguas vernáculas para escribir en lugar del latín. Se considera que la filosofía debe de centrarse en despejar los problemas que acucian al hombre y para ello solo contamos con los poderes de nuestro capacidad cognoscitiva. Por ello la filosofía debe evitar presupuestos teológicos en sus distintas áreas: ética, política, epistemología,…

Dada la crisis de la filosofía tradicional, la nueva filosofía va a tener como espejo para su quehacer a la ciencia y su metodología. Surge la convicción de solo será posible una filosofía verdaderamente nueva y aportadora de nuevos conocimientos si ésta investiga como lo hacen las ciencias. Y aquí surge la primera gran diferencia entre el Racionalismo y Empirismo: el Racionalismo acudirá el método deductivo, empleado por las matemáticas, el Empirismo, por el contrario, que sólo el método que utilizan los físicos, el inductivo, es el que puede proporcionar al filósofo un conocimiento cierto del hombre y del mundo. En esta línea, Locke propuso la separación entre Iglesia y Estado, es decir, ninguno debía entrometerse en los asuntos del otro.





Con el primero de estos libros, Ensayo sobre entendimiento humano, Locke inaugurará la corriente filosófica del Empirismo, tendencia filosófica que se prolonga hasta nuestros días, sobre todo en los países de cultura inglesa. Frente al Racionalismo cartesiano defensor de las ideas innatas, Locke, sostendrá que nuestra mente al nacer es como un folio en blanco sobre el que vamos escribiendo lo que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra experiencia vital. Todas las ideas que tiene nuestra mente proceden de la experiencia, tienen su punto de partida en ella. Si el hombre tuviera ideas innatas significaría que la tendrían todos los hombres y siempre y esto, tal y como podemos comprobar experimentalmente, no ocurre. Siguiendo el procedimiento de las ciencias experimentales, el conocimiento filosófico no puede traspasar los límites de la experiencia. No obstante, Locke no fue totalmente consecuente con estos principios, al sostener que los hombres podemos conocer al alma por medio de la intuición y a Dios, mediante la demostración racional. El Empirismo posterior de Hume y el criticismo de Kant, terminarán sacando las últimas consecuencias de los principios empiristas, al negar la posibilidad de que el hombre pueda conocer tales realidades.
El otro capítulo de su filosofía, y que es el objeto de nuestro comentario, viene dado por su filosofía política. Sus ideas en este campo quedan plasmadas en su obra Dos tratados sobre el gobierno civil.

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