08 Abr
Guerras Carlistas y el Reinado de Isabel II
Los carlistas eran enemigos del liberalismo, defendían el Antiguo Régimen y la monarquía de origen divino, además reivindicaban el mantenimiento de los fueros de Navarra, frente a la política centralizadora de los liberales.
Los liberales eran partidarios de la libertad política, económica y social, así como del laicismo y en septiembre de 1833 comenzó un conflicto conocido como **Guerra Carlista** que enfrentó a carlistas (absolutistas) contra isabelinos (que eran los liberales apoyando a la reina, menor de edad, y a su madre, la regente María Cristina). Por un lado, los isabelinos agrupaban a las altas jerarquías del ejército, de la Iglesia y del Estado, mientras que los carlistas integraron a la nobleza rural, parte del bajo clero, y buena parte del campesinado. Tenían fuerte presencia en el País Vasco y Cataluña. Su programa ideológico podía sintetizarse en el lema “Dios, patria, fueros y rey”, siendo algunos de sus principios ideológicos: la defensa del Antiguo Régimen y el integrismo religioso opuesto a las desamortizaciones.
El conflicto se extendió a lo largo de 8 años y las fases de la guerra fueron tres:
Fases de la Guerra Carlista
- Primera Fase (1833-1835): El ejército carlista estaba dividido en dos grupos: el del norte, al mando del general Zumalacárregui, y el de levante, comandado por el general Cabrera. Durante este periodo apenas hubo combates.
- Segunda Fase (1836-1837): El general carlista Guergué llegó hasta Cádiz, Zaritiegui ocupó Segovia y el general Miguel Gómez hizo un amplio recorrido.
- Tercera Fase (1838-1840): El carlismo se dividió en dos facciones: los ultras y los moderados. En 1839 se firmó la Paz de Vergara entre los generales Maroto (carlista) y Espartero (liberal), que pone fin a la guerra carlista.
El Reinado de Isabel II: Regencias y Periodos
El reinado de Isabel II se divide en dos periodos y empieza con la **Regencia de María Cristina (1833-1840)** en la que se llevó a cabo la división provincial de España en 49 provincias, obra del ministro Javier de Burgos a finales de 1833. Pero como sus reformas eran insuficientes para los liberales, María Cristina se vio obligada a nombrar como jefe de gobierno a Martínez de la Rosa, un liberal moderado. En 1834 la regente promulga el Estatuto Real, una carta otorgada en la que se conceden algunas reformas como:
- Cortes bicamerales formadas por una Cámara de Próceres y Cámara de Procuradores, elegida por sufragio censitario restringido.
- Las funciones de las Cortes eran muy limitadas.
Seguido esto, la Regente nombró entonces como jefe de gobierno a José María Calatrava quien eligió como ministro de Hacienda a Mendizábal y en 1837 se aprobó una constitución de carácter progresista que establecía una monarquía constitucional.
Publicada la Constitución, se procedió después a las elecciones de unas Cortes Legislativas, a partir de las cuales se formó un nuevo gobierno.
La Regencia del General Espartero
En las elecciones de 1838 ganan los moderados y además se constituyeron Juntas revolucionarias progresistas en ciudades y pueblos. El general Espartero asumió las demandas de las Juntas y obligó a María Cristina, la regente, a abandonar su cargo, tras lo cual él mismo fue nombrado Regente.
Espartero gobernó de forma autoritaria y provocó el descontento de los progresistas.
En 1842 firmó un tratado de libre comercio con el Reino Unido y su actuación le hizo perder notables apoyos, y se formó en su contra una alianza en la que se integraron moderados y progresistas, que en el verano de 1843 realizan un pronunciamiento militar que forzará la salida de Espartero y pondrá al frente del país a un moderado. Pero a finales de 1843 se decidió declarar a Isabel II mayor de edad con solo 13 años. Desde el principio ella demostró una gran inclinación hacia los moderados y solo se inclinará por los progresistas en momentos críticos.
En mayo de 1844 se formó un gobierno presidido por el general Ramón María Narváez cuyas primeras medidas fueron: la supresión de la Milicia Nacional y la supresión de la Ley de Ayuntamientos. Además, se creó en 1844 la Guardia Civil. En 1845 se aprueba la Constitución moderada, algunas de sus características fueron:
- La consagración de la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
- Cortes bicamerales, aunque los miembros del senado son designados en su totalidad por la corona.
También a finales de la década de los cuarenta, coincidiendo con las revoluciones europeas de 1848, se producen diversas alteraciones sociales que Narváez reprimió con dureza.
Pero en 1851 dimite Narváez debido a la crisis financiera y a su enfrentamiento con la camarilla real. Le sustituyen Bravo Murillo y Sartorius, con los que se producirá la quiebra del poder de los moderados, ya que ejercieron el gobierno de forma autoritaria, y su gobierno acabó en 1854.
Ante la incierta situación, Isabel II llamó a Espartero para formar un gobierno con progresistas y moderados. El nuevo gobierno de Espartero se fijó dos objetivos fundamentales: la redacción de una nueva Constitución y la puesta en marcha de un conjunto de medidas económicas que modernizaran el país. De la Constitución *non nata* (que no llegó a promulgarse) de 1856 destacó la ley de desamortización de Pascual Madoz, que puso en venta los bienes de propios y comunales de los ayuntamientos.
Otras medidas que perseguían para la expansión del capitalismo en España fueron la Ley de ferrocarriles de 1855, la Ley de crédito y banca y la Ley de sociedades anónimas.
Pero la inestabilidad continúa entre 1855-1856, agravada por el levantamiento carlista, hicieron que los moderados (O’Donnell y Serrano) conspiraran contra Espartero y que la reina lo desautorizara, por lo que dimitió.
O´Donnell, que había sido ministro de guerra, sustituye a Espartero a mediados de 1856, restableciendo el orden con una dura represión del movimiento obrero y la disolución de la Milicia Nacional. También frenó las reformas progresistas y restableció la Constitución de 1845. Pero las desavenencias entre O´Donnell e Isabel II devolvieron el gobierno a los moderados con Narváez al frente y después Istúriz. Lo más destacado fue la promulgación de la ley de Moyano (1857) que hacía obligatoria la enseñanza entre los 6 y los 9 años.
Un nuevo enfrentamiento entre O’Donnell y la reina hará caer el gobierno de la Unión Liberal en 1863 e Isabel II vuelve a llamar a Narváez para formar gobierno.
En 1866, tiene lugar el pacto de Ostende entre progresistas, demócratas y unionistas para derribar a la Corona y poner fin al régimen moderado de 1845.
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