19 Mar

Se trata de una pocsía desnuda, en la que elimina lo anccdótico, para dejar paso a la concentración conceptual y emotiva. Por eso predominan los poemas der cortos, libres, sin rima o con leves asonancias. Y hay también poemas en prosa que, por la heterogeneidad de sus materiales (frases en inglés, anuncios, etcétera) suponen una gran novedad, e influirían en la poesía de vanguardia. Breves, en verse Siguen otros libros: Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1923) y Belleza (1923). Continúa en ellos el proceso de interiorización. El poeta apunta ahora, más que a la exterioridad sensible, a la realidad profunda o escondida de las cosas, a las «esencias» de su alma y del mundo. Su poesía quiere ser un instrumento para penetrar en la realidad, en busca de una nueva «inteligencia» («inteligencia, dame el nombre de las cosas», así comienza un poema de Eternidades). Esta etapa, que él mismo llama intelectual se culmina con un libro escrito entre 1923 y 1936, (pero publicado en 1936): La estación total. Su título alude al anhelo de abolir el tiempo y de llegar a una posesión de la belleza, de la realidad y del propio ser, es decir, ansia de eternidad. Etapa final: durante su exilio en América Juan Ramón prosigue su investigación en el lenguaje poético, por encima de las circunstancias de su propio exilio y cada vez más ensimismado en su Obra. A estos años corresponden: En el otro costado (1936-1942) y Dios deseado y deseante (1948-1949). En el otro costado figura un largo poema en prosa denominado «Espacio». Sin tema preciso, el poema ensarta vivencias y preocupaciones del poeta con un ritmo fluyente y vivo. Dios deseado y deseante es un poemario de tema místico y metafísico: la sed de eternidad le ha llevado a la posesión de un Dios que se identifica con la Belleza, con la Eternidad, o con la propia conciencia creadora. Al mundo creado por el poeta viene a habitar un Dios creado también por él. Formalmente, el absoluto dominio del verso libre y el lenguaje profundo, de un hermetismo sustancial provocan una tensión creadora que Juan Ramón no abandonará hasta el final. 3.1. El Novecentismo o generación del 14: definición y carácterísticas. Es un grupo de intelectuales liderados por el filósofo José Ortega y Gasset. Formaron parte los ensayistas Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón y Manuel Azaña; los historiadores Américo Castro, Salvador de Madariaga y Claudio Sánchez Albornoz; los novelistas Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró y Benjamín Jarnés; el poeta Juan Ramón Jiménez; el periodista Julio Camba y el dramaturgo Jacinto Grau. El término Novecentismo es un término catalán utilizado para referirse al movimiento político y cultural catalanista que tuvo lugar entre los años 1906 y 1915. Generación del 14 porque fue el año en que Ortega pronunció una significativa conferencia en la que presentaba la Liga Política Española. Bastantes de estos escritores manifestaron un gran interés por la Pedagogía y la difusión de la cultura; estuvieron relacionados con La Junta para la Ampliación de Estudios (1907), El Centro de Estudios Históricos y la Residencia de Estudiantes (ambas instituciones de 1910) y la Institución Libre de Enseñanza, con una posición liberal y auspiciada por la ideología krausista. Transformación política del país con la mutación del individuo, siendo imprescindible una amplia formación estética; de ahí la preocupación por los temas literarios, sus disquisiciones sobre los géneros y sobre el arte en general, sus intentos de nuevas formas de novela y poesía y la búsqueda incesante de nuevos lenguajes. Buscan la solución a la situación española en el acercamiento a Europa, acercamiento para formar a los escritores y para influir en sus obras, destacarán los ensayos rigurosos, impulsados por la modernización de la Universidad y el asentamiento de la industria editorial, el mejor vehículo para sus ideas. La influencia de las corrientes vanguardistas es definitiva en la novela o la poesía de los escritores del 14. La deshumanización del arte que propugna Ortega pretende acabar con la reproducción de la realidad para conseguir un arte puro, pulcro y sin sentimentalismos. La creación artística procurará desdramatizar su reflexión, conseguido por una elegante prosa contenida y el recurso del humor, revierte el pesimismo noventayochista. Ortega se erigíó en líder de la Generación. Caracteriza así el arte nuevo de las vanguardias: •Es un arte puro, valoramos las puras calidades formales. •Tendencia a la deshumanización y se releguen las emociones humanas a favor de la emoción estética. •El arte tiende a convertirse en juego. Tiene que ser imaginativo y debe romper con las visiones pegadas a la realidad. Humos e ironía, renovación de los géneros con nuevas técnicas olvidando la trama narrativa o el argumento. •Huida del sentimentalismo y búsqueda de lo intelectual.Rechazo del sentimentalismo y el Romanticismo: el arte ha de ser más intelectual que vital y hay que renovar los géneros narrativos. En el devenir pendular de la historia de la cultura, retorno a los clásicos greco-romanos, a sus formas y a sus temas. •Elitismo. Creada bajo un imperativo de selección. Esta selección produce una literatura para minorías. Huida de lo vulgar, fácil y monótono. •Intelectualismo, preocupación por evitar lo sentimental. Visible en la novela y poesía, abundan en excursos intelectuales de naturaleza ensayística. 3.2. La novela y el ensayo novecentistas. Carácterísticas y autores más representativos. La estética novecentista principal objetivo la obra bien hecha, estructuralmente perfecta, totalmente acabada y revisada. El contenido es importante, pero también la forma transmitida, se cuidan todas las convenciones literarias. Conduce a la depuración máxima del lenguaje, pulcritud de las formas y, complejidad que convierte el arte en algo minoritario. La narrativa y el ensayo fueron dos géneros sirven de vehículo de transmisión de la esencia del novecentismo. Rasgos: •Abandono de lo sentimental e intenciones políticas en deshumanización, intelectualismo y elitismo. •Reflejan en sus novelas ambientes urbanos y modernos. •El intelectualismo hace que en sus novelas aparezcan digresiones reflexivas restándole importancia a la trama. •Estilo muy cuidado, en el léxico empleado y en la sintaxis. Incluyen en sus obras innovaciones técnicas como el perspectivismo.  Narradores + representativos del Novecentismo: Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró, Benjamín Jarnés, Wenceslao Fernández Flórez y en el ensayo José Ortega y Gasset. Ramón Pérez de Ayala (1881-1962)El más representativo de la novela intelectual. Comienza escribiendo contenidos autobiográficos con una estética noventayochista, después pasa a un tipo de novela intelectual. Su obra se puede dividir en tres etapas: 1) Tetralogía narra la vida de Alberto Díaz de Guzmán, personaje barojiano, «alter ego» del escritor. Tinieblas en las cumbres (1907); A.M.D.G(1910) es la segunda, de marcado acento antijesuítico. La Pata de la raposa (1912); Troteras y danzaderas (1913) completa la tetralogía. Una visión de la bohemia literaria del Madrid de principios de siglo, con alusiones a personajes reales. Pérez de Ayala refleja la crisis de la conciencia hispánica desde principios de este siglo. 2) «Novelas poemáticas de la vida española», publicadas en 1916 en un solo volumen formado por tres relatos: Prometeo, Luz de domingo y La caída de los limones. Desaparece lo autobiográfico y ganan terreno las ideas. 3) En 1921 última tendencia narrativa. La acción disminuye y los personajes encarnan ideas o actitudes vitales. Abundan las disquisiciones sobre política, moral y estética. La mejor novela Belarmino y Apolonio (1921). Otros títulos de esta última etapa del autor son Luna de miel, luna de hiel y su continuación Los trabajos de Urbano y Simona -publicadas juntas en 1923-, Tigre Juan y El curandero de su honra, también con un argumento común y editadas en un mismo volumen en 1926. Gabriel Miró (1879-1930) Sus novelas entroncan con la novela lírica de Azorín. Considerado epígono del 98, sobre todo es experimentador, cuidado de la expresión y por los nuevos caminos que abre. Destaca por su temperamento voluptuoso, sensibilidad exacerbada y por su excepcional capacidad de captar sensaciones: luz, aromas, sonidos, colores. Destacan sus obras Nuestro Padre San Daniel (1921), y El obispo leproso (1926), que forman un bloque. Otras novelas destacadas de Gabriel Miró son Las cerezas del cementerio (1910) -sobre un amor apasionado en un sensual ambiente levantino- y los compendios de relatos breves El libro de Sigüenza (1917) y Años y leguas (1928). El ensayo: José Ortega y Gasset. Se inscriben intelectuales, pensadores y filósofos, convierten el ensayo en instrumento principal de divulgación ideológica para europeizar España y buscar un arte puro y centrado en la forma. Sus máximos representantes son Ortega y Gasset y Eugenio d’Ors, Manuel Azaña, Américo Castro, Gregorio Marañón o Claudio Sánchez Albornoz. (“Generación de Ortega», se le llegó a llamar). En 1910 obtiene la cátedra de Metafísica en la Universidad de Madrid. En 1913 funda la «Liga para la Educación Política»; en 1915 la revista España y, en 1923, la Revista de Occidente, en la que hallarán cabida las nuevas corrientes europeas y españolas de todos los campos del pensamiento y de la creación. Desarrolló una intensa actividad como escritor y conferenciante. Apoyó a la República. Al principio de la Guerra Civil se exilió; regresó en 1945. Punto de vista filosófico, sus teorías se sitúan entre el Racionalismo y el vitalismo (ratiovitalismo): se opone al irracionalismo imperante y se centra en la vida humana. Y sus meditaciones sobre el hombre y su entorno, un interés creciente por la Historia. Destacamos por su influencia sobre la literatura y el arte de la época, La deshumanización del arte (1925), pretende realizar una descripción fenomenológica de la vanguardia. También de 1925 es el ensayo Ideas sobre la novela. Dentro del ámbito de la literatura Meditaciones del Quijote, la primera obra extensa de Ortega, publicada en 1914. Las veinte meditaciones del personaje cervantino parten de los géneros literarios: la épica mitifica personajes atemporales en aventuras fantásticas, como los libros de caballerías. La novela, cómica y mimética, ridiculiza la realidad y la desprecia.
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