25 May
Arquitectura Renacentista en Italia: Brunelleschi y Miguel Ángel
El Quattrocento es un término italiano que significa “cuatrocientos” y se refiere al siglo XV. En esta época, Italia estaba dividida en pequeños estados gobernados por familias poderosas, como los Médicis en Florencia, los Sforza en Milán y los papas en Roma. El interés por el coleccionismo y la búsqueda de la belleza impulsaron el auge de pensadores y artistas en las cortes de los mecenas.
La arquitectura tuvo dos grandes centros: Florencia, bajo el dominio de los Médicis, y Roma, con el apoyo de los papas. Se retomaron los elementos del arte clásico y se abandonó el estilo gótico. La arquitectura renacentista buscaba el equilibrio y la proporción, con paredes más limpias y estructuras basadas en la bóveda de cañón, los arcos de medio punto y las columnas corintias.
La Arquitectura de Filippo Brunelleschi (1377-1446)
La gran obra de Filippo Brunelleschi fue la cúpula de la catedral de Florencia, Santa María del Fiore. Para resolver el desafío de cubrir el tambor octogonal, diseñó una cúpula doble, dejando una cámara de aire entre ambas. Estas cúpulas se sostienen gracias a una estructura interna de nervios en espiral, que no son visibles desde el exterior ni el interior, pero soportan toda la construcción, alcanzando los 56 metros de altura.
Brunelleschi tomó inspiración de la arquitectura romana clásica, pero también innovó en los métodos constructivos. En sus obras combinó proporciones equilibradas con elementos clásicos como columnas lisas en pórticos y basílicas, y pilastras en capillas de planta central. Utilizó arcos de medio punto y capiteles corintios. Además, fue el creador de la perspectiva renacentista, organizando visualmente los edificios según reglas ópticas. Entre sus obras más importantes se encuentran el Hospital de los Inocentes, la Basílica del Espíritu Santo, la Sacristía Vieja de San Lorenzo y la Capilla Pazzi.
Con la muerte de Lorenzo de Médici en 1492, Florencia perdió su papel central en el arte y la cultura, y Roma tomó el relevo. Comenzó una nueva etapa marcada por los grandes descubrimientos geográficos, el fortalecimiento de los reyes y las tensiones religiosas provocadas por la Reforma Protestante.
El Cinquecento fue la época de los grandes genios del Renacimiento como Miguel Ángel, Rafael y Leonardo da Vinci. Los papas, especialmente Julio II, fueron los principales mecenas del arte en Roma, impulsando la creación de algunas de las obras más importantes del período.
Miguel Ángel como Arquitecto
Miguel Ángel trabajó como arquitecto en Florencia y Roma. En 1520, el papa León X le encargó la Sacristía Nueva en la Basílica de San Lorenzo, en Florencia. Sin embargo, la muerte prematura del papa hizo que solo se construyeran dos tumbas de la familia Médici. Aunque siguió el esquema de Brunelleschi, Miguel Ángel añadió dinamismo a la obra con elementos como frontones curvos y ventanas ciegas, que luego se volverían característicos de su estilo. En el mismo edificio también diseñó la Biblioteca Laurenciana. En Roma, sus principales obras fueron:
- Plaza del Capitolio: Rediseñó esta plaza rodeándola de tres grandes edificios: el Palacio de los Conservadores, el Capitolio y el Senado. En el centro, creó un óvalo que simbolizaba a Roma como el centro del mundo. Años después, en esta plaza se colocó la estatua ecuestre de Marco Aurelio.
- Basílica de San Pedro: Miguel Ángel retomó el diseño original de Bramante, basado en una planta centralizada. Eliminó las entradas laterales y creó una gran sala de acceso. En el centro del templo, construyó cuatro pilares octogonales que sostienen la enorme cúpula de 42 metros de diámetro. Para equilibrar su peso, agregó cuatro cúpulas más pequeñas, inspirándose en la iglesia de Santa Sofía. Sobre el tambor de la cúpula, colocó una estructura decorativa con columnas pareadas que llegan hasta los nervios de la cúpula, permitiendo la entrada de luz a través de la linterna.
La cúpula del Vaticano se convirtió en un símbolo universal de la Iglesia Católica, ya que está situada sobre la tumba de San Pedro.
La Escultura Renacentista en Italia: Donatello y Miguel Ángel
La escultura renacentista surgió en el siglo XV, en un periodo de gran desarrollo artístico y cultural. Sus principales características fueron:
- Naturalismo: Representación realista del cuerpo humano, con gran atención a los detalles anatómicos.
- Perspectiva: Uso de la profundidad y tridimensionalidad para dar realismo a las figuras.
- Simetría y proporción: Inspiración en los ideales de belleza basados en estudios como el Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci.
- Temática clásica: Predominaban temas bíblicos y mitológicos, con figuras llenas de dinamismo.
- Contrapposto: Técnica que equilibra el peso del cuerpo apoyándolo en una pierna, dando sensación de movimiento.
En el Quattrocento, destacó Donatello, quien revolucionó la escultura con su David. En el Cinquecento, Miguel Ángel llevó la escultura aún más lejos con obras como El David y La Piedad, demostrando un dominio técnico excepcional y una gran expresión emocional.
Donatello: El Maestro del Quattrocento Escultórico
Donatello fue el escultor más influyente del Quattrocento. Destacó por su habilidad para trabajar distintos materiales como mármol, bronce y madera, logrando una gran expresividad en sus obras. A lo largo de su carrera, creó desde tumbas y púlpitos hasta esculturas independientes y monumentos ecuestres. Su trayectoria se divide en tres etapas:
- Primera etapa (1404-1443): Formación y madurez
Aprendió la técnica de fundición del bronce en el taller de Ghiberti. Creó San Jorge, una escultura con un relieve en la base que muestra la muerte del dragón, innovando con la perspectiva lineal y el schiacciato (efecto pictórico en el relieve). Otras obras destacadas en la Catedral de Florencia incluyen la Tumba del cardenal Reinaldo Brancacci y los Relieves de la cantoria. Antes de irse a Padua, esculpió su famoso David en bronce, inspirado en el relato bíblico, con una elegante curva práxiteliana. - Segunda etapa (1443-1453): Estancia en Padua
A los 58 años, ya era el escultor más prestigioso de Italia. En Padua, reinterpretó la estatua ecuestre romana de Marco Aurelio con su obra Condottiero Gattamelata, que representa al jefe militar de la ciudad como un líder fuerte y sereno, reflejando el ideal humanista de la época. - Tercera etapa (1453-1466): Últimos años en Florencia
En su vejez, sufrió una crisis religiosa que lo alejó del ideal humanista. Se dice que el fraile dominico San Antonio influyó en su visión artística. Un claro ejemplo es La Magdalena Penitente, donde muestra a una mujer demacrada y temblorosa, marcando un cambio hacia una escultura más expresiva y anticipando el estilo del Cinquecento.
Miguel Ángel en el Cinquecento Escultórico
Miguel Ángel fue un artista admirado en su tiempo, reconocido como arquitecto, poeta y pintor, aunque principalmente como escultor. Se formó en el palacio de los Médici, donde estudió esculturas clásicas de la colección de Lorenzo el Magnífico. De este periodo destaca La Virgen de la Escalera, influenciada por Donatello y su técnica del schiacciato (relieve poco profundo). Tras la caída de Savonarola en Florencia, se trasladó a Roma, donde recibió encargos importantes. En 1499 terminó La Piedad, una obra que se convirtió en un modelo de devoción cristiana. La Virgen representa la pureza, y el cuerpo de Cristo está desproporcionado en comparación con ella para adaptarse a una composición piramidal.
En 1501, los florentinos le encargaron esculpir El David en un bloque de mármol de más de 4 metros. La escultura muestra a David en el momento previo a enfrentarse a Goliat, con una anatomía idealizada según los cánones del Renacimiento. Inicialmente ubicada en la Plaza de la Signoria, hoy se encuentra en la Galería de la Academia en Florencia.
Obras funerarias:
- Monumento funerario del Papa Julio II: Pensado para contener 46 esculturas, solo se completaron ocho. Destaca El Moisés, con una musculatura exagerada y una expresión intensa, diseñada para ser vista de frente.
- Sepulcros de los Médici (Lorenzo y Julián): Ubicados en la Sacristía de San Lorenzo en Florencia, cada tumba tiene dos figuras alegóricas: Aurora y Crepúsculo en la tumba de Lorenzo, y Día y Noche en la de Julián. Las esculturas tienen rostros inacabados, lo que acentúa su dramatismo.
A partir de 1550, Miguel Ángel adoptó un estilo más expresivo y dramático, como se ve en su serie de Piedades. La primera fue creada para su propia tumba en la Catedral de Florencia. Su última obra, La Piedad Rondanini, quedó inacabada antes de su muerte en 1564.
La Pintura Italiana del Quattrocento: Masaccio y Sandro Botticelli
La pintura del Quattrocento tiene sus raíces en el arte de Giotto, pero el verdadero innovador fue Masaccio. En este periodo, los pintores mejoraron la representación del cuerpo humano, ampliaron los temas (incluyendo retratos y mitología), mostraron más interés por los paisajes y perfeccionaron el uso de la perspectiva. Predominaba el dibujo sobre el color y las técnicas más usadas eran el fresco, el temple y, posteriormente, el óleo.
Masaccio: El Innovador de la Perspectiva y el Volumen
Masaccio abandonó la estética gótica para crear una pintura más realista y con volumen. Su obra maestra son los frescos de la Capilla Brancacci en la Iglesia del Carmen en Florencia. Uno de sus frescos más importantes es El Tributo de la Moneda, donde se narra un episodio bíblico en tres escenas. Esta obra revolucionó la pintura al dar protagonismo a la luz, el color y el volumen. Las figuras parecen tridimensionales y se introducen sombras según la dirección de la luz.
Otro fresco destacado es La Trinidad, en la Iglesia de Santa María Novella en Florencia. En esta obra, Masaccio aplicó complejas reglas matemáticas para lograr una perspectiva perfecta.
Sandro Botticelli: Entre el Neoplatonismo y la Devoción
Botticelli tuvo dos etapas bien diferenciadas en su carrera:
- Primera etapa (hasta 1492): Durante este periodo, influenciado por los Médici y la filosofía neoplatónica, Botticelli pintó obras de temática mitológica con un mensaje moral. Sus principales obras fueron:
- La Primavera: Alegoría del renacimiento de la naturaleza, llena de simbolismo y personajes mitológicos.
- El Nacimiento de Venus: Pintura realizada al temple sobre lienzo, que permitió detalles más finos y colores brillantes.
- Palas dominando al Centauro: Representa la sabiduría y el buen gobierno de Lorenzo de Médici.
- Etapa final: Con la llegada al poder de Savonarola en Florencia, Botticelli cambió radicalmente su estilo. Se convirtió en seguidor del fraile y sus obras adquirieron un tono más religioso y dramático. Un ejemplo de esta etapa es Los milagros de San Zenobio.
Pintura Renacentista en España: El Greco y Sofonisba Anguissola
Durante el Renacimiento, la pintura española tuvo un fuerte enfoque religioso, con la Iglesia Católica como su principal mecenas. Durante el reinado de Felipe II, muchos pintores participaron en la decoración del Monasterio de El Escorial, pero dos artistas destacaron especialmente: El Greco y Sofonisba Anguissola.
El Greco: El Misticismo en la Pintura Española
El Greco llegó a Toledo en 1577 para pintar los retablos de Santo Domingo el Antiguo. Ese mismo año, el obispo de la catedral le encargó El Expolio de Cristo, obra que marcó una ruptura con la pintura local. Su estilo se caracterizó por:
- Pinceladas amplias y sueltas, influenciadas por los venecianos.
- Figuras alargadas y expresivas, sacrificando la anatomía y la proporción para enfatizar la espiritualidad.
- Colores intensos y contrastes dramáticos.
- Uso de luz externa, que daba a sus personajes un efecto etéreo.
En 1580, Felipe II le encargó pintar El Martirio de San Mauricio para El Escorial, pero al rey no le gustó su estilo, lo que lo apartó del círculo cortesano. A partir de entonces, trabajó principalmente en Toledo, donde creó sus obras más importantes: El entierro del señor de Orgaz, La Asunción de la Virgen, La Trinidad, La Adoración de los pastores, El caballero de la mano en el pecho y Laocoonte.
Sofonisba Anguissola: Pionera del Retrato Femenino
Fue la primera mujer en alcanzar fama como pintora en el Renacimiento. El historiador Vasari elogió su habilidad para el dibujo y su talento para representar la belleza con gran naturalidad.
Gracias a la influencia del Duque de Alba, trabajó en la corte de Felipe II, donde fue dama de compañía y maestra de pintura de la reina Isabel de Valois. Entre sus retratos más conocidos, destacan los de: Isabel de Valois, Ana de Austria y Felipe II.
Sus obras, conservadas en el Museo del Prado, reflejan la elegancia y delicadeza de su estilo, que la convirtió en una figura clave de la pintura renacentista.
La Pintura Italiana en el Cinquecento: Los Grandes Maestros
El Cinquecento marcó la culminación de la pintura renacentista, especialmente en el uso de la perspectiva, que pasó de ser lineal a aérea. La luz se convirtió en un elemento clave, dando unidad a las composiciones. Durante este siglo surgieron tres grandes pintores que fueron rivales en el arte y en la vida.
Leonardo da Vinci: Genio Universal y Maestro del Sfumato
Leonardo fue un artista con un gran espíritu investigador. Su principal aportación a la pintura fue la técnica del sfumato, que consiste en suavizar los contornos y crear transiciones de luz y sombra para dar mayor realismo.
De joven, estudió en el taller de Andrea del Verrocchio. Se dice que Verrocchio abandonó la pintura al ver que Leonardo lo había superado en la obra El Bautismo de Cristo.
En 1482, se trasladó a Milán, donde trabajó para Ludovico Sforza como arquitecto, escultor, ingeniero y pintor. Allí realizó La Virgen de las Rocas, donde ya se aprecian dos de sus características principales: el sfumato y la composición piramidal. Su gran obra en Milán fue La Última Cena, pintada en el refectorio del convento de Santa Maria delle Grazie por encargo de Ludovico Sforza. Leonardo intentó desarrollar una nueva técnica para pintar sobre la pared, pero con el tiempo la pintura comenzó a deteriorarse. Aun así, la obra es famosa por la expresividad de los apóstoles, reflejando emociones como incertidumbre, incredulidad y dramatismo. Judas, por ejemplo, aparece sosteniendo la bolsa con las monedas.
Entre 1503 y 1506, Leonardo pintó su obra más famosa: La Mona Lisa o La Gioconda. En el cuadro, una mujer aparece sobre un paisaje brumoso, con una sonrisa enigmática, característica del estilo de Leonardo. Estaba tan orgulloso de esta obra que la llevó consigo a Francia cuando fue a trabajar para el rey Francisco I.
Rafael Sanzio: La Armonía y la Gracia del Renacimiento
A pesar de su corta vida (37 años), Rafael dejó un legado pictórico incluso mayor que el de Miguel Ángel y Leonardo. Supo combinar el dibujo y la fuerza de Miguel Ángel con la dulzura y el colorido de Leonardo. Su obra se divide en cuatro etapas:
- Perugia: Aprendió a usar tonos claros, posturas elegantes y paisajes armoniosos.
- Urbino: Profundizó en el estudio de la perspectiva.
- Florencia: Adoptó de Leonardo la técnica del sfumato y la composición piramidal. En esta etapa pintó varias Madonnas, como La Virgen del Jilguero, lo que le dio reconocimiento.
- Roma: En 1508, el Papa Julio II le encargó decorar cuatro estancias del Vaticano. Destacan los frescos de la Estancia de la Signatura, en especial La Escuela de Atenas (sobre filosofía) y La Disputa del Sacramento (sobre teología).
También decoró la Villa Farnesina con escenas mitológicas, como El Triunfo de Galatea, donde una ninfa navega sobre el mar en un carro tirado por delfines. Además, Rafael fue un gran retratista, pintando a los papas Julio II y León X, así como al escritor Baldassare Castiglione.
Miguel Ángel como Pintor: La Fuerza del Dibujo
Miguel Ángel siempre se consideró escultor antes que pintor. Aplicó ese enfoque a su pintura, reduciendo los paisajes al mínimo y centrándose en la fuerza y el volumen de los cuerpos. Sus figuras son robustas y bien definidas, con un gran uso del dibujo sobre el color.
Su primera obra pictórica conocida es La Sagrada Familia, donde la Virgen sostiene al Niño Jesús en una postura con un escorzo exagerado. Esta composición anticipa el manierismo, caracterizado por formas dinámicas y curvas helicoidales. Su mayor logro como pintor fue la bóveda de la Capilla Sixtina (1508-1512). En esta obra monumental, narró la Creación y Caída del Hombre según el Génesis. Destaca la expresividad de los personajes, como en La Creación de Adán, donde Dios extiende su mano hacia Adán.
Más de 25 años después, Miguel Ángel recibió el encargo de pintar El Juicio Final en la pared del altar de la Capilla Sixtina. En esta obra destaca la figura de un Dios severo y justiciero, que levanta el brazo con fuerza, llenando la escena de dramatismo y anticipando el estilo barroco.
La Arquitectura del Renacimiento en España: Estilos y Evolución
En España, el Renacimiento llegó un siglo más tarde que en Italia y tuvo una mezcla de influencias culturales:
- Al principio, aún se usaban técnicas y tradiciones del gótico tardío, con muchos elementos decorativos.
- También tuvo influencias del arte islámico, debido al pasado musulmán de España.
- La Iglesia católica fue la principal promotora del arte, ya que quería reforzar su poder frente al protestantismo. Por eso, predominó la arquitectura religiosa sobre la civil.
- Aragón, al tener relaciones cercanas con Italia, fue una de las primeras regiones en recibir las nuevas ideas del Renacimiento.
Debido a esta mezcla de influencias, en España se desarrollaron tres estilos arquitectónicos renacentistas:
- Plateresco
- Purismo
- Herreriano
El Estilo Plateresco: Ornamentación y Tradición
El término Plateresco fue utilizado por el historiador sevillano Ortiz de Zúñiga para describir edificios cuya decoración recordaba el trabajo de los orfebres o plateros. Este estilo se desarrolló lentamente, pero dominó durante el reinado de Carlos V.
El Plateresco se basa en estructuras góticas, pero con una abundante decoración renacentista. Se caracteriza por su gran ornamentación, cubriendo los edificios con numerosos detalles inspirados en el mundo clásico, como grotescos, almohadillados, columnas abalaustradas, cresterías, candelabros y hornacinas con estatuas. La ciudad de Salamanca fue el centro más importante del Plateresco, con monumentos como:
- La Casa de las Conchas
- La fachada de la Catedral
- La fachada de la Universidad
Con el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón, el Plateresco empezó a desaparecer y evolucionó hacia un estilo más sobrio, donde la decoración se redujo para destacar la estructura del edificio. Ejemplos de esta fase más purista son:
- La fachada de la Universidad de Alcalá de Henares
- El Ayuntamiento de Sevilla, obra de Diego de Riaño
El Purismo: Búsqueda de Proporción y Equilibrio
El Purismo surgió como una reacción contra la excesiva decoración del Plateresco, buscando mayor proporción y equilibrio, inspirado en la arquitectura clásica. Sus principales características fueron:
- Uso de plantas regulares y simétricas.
- Recuperación del arco de medio punto y bóvedas de cañón y techos con casetones.
El arquitecto que inició esta corriente fue Diego de Siloé, formado en Nápoles. En 1528, llegó a Granada para terminar la iglesia de San Jerónimo, donde estaba enterrado el Gran Capitán. Su éxito le llevó a diseñar la Catedral de Granada, siguiendo los modelos de Filippo Brunelleschi.
Otro arquitecto importante fue Pedro Machuca, quien construyó en la Alhambra el Palacio de Carlos V, considerado la obra más representativa del Purismo. Este palacio se financió con impuestos a los moriscos, lo que provocó conflictos y retrasos en la construcción. El Palacio de Carlos V se caracteriza por:
- Fachada sencilla, sin apenas ornamentación.
- Planta cuadrada, con un sorprendente patio circular rodeado de columnas.
- Dos niveles en la fachada:
- Inferior con columnas toscanas y un profundo almohadillado, similar a los palacios florentinos.
- Superior con columnas jónicas.
Este estilo convivió con el Plateresco en otras regiones de España.
El Estilo Herreriano: Austeridad y Monumentalidad
Este estilo toma su nombre del arquitecto Juan de Herrera y tiene como modelo principal el Monasterio de El Escorial, considerado en su época como la octava maravilla del mundo.
Ubicado en la Sierra de Guadarrama, El Escorial refleja la visión religiosa y artística de su promotor, el rey Felipe II, quien defendió el catolicismo contra los protestantes y los turcos musulmanes. Su objetivo era construir un edificio cristiano que sirviera como palacio, panteón y convento. El estilo elegido se basaba en el desarrollado por Bramante en Italia, caracterizado por su geometría simple y la ausencia de ornamentación. El diseño original fue obra del arquitecto Juan Bautista de Toledo, quien había trabajado con Miguel Ángel, pero tras su muerte, la construcción fue terminada por Juan de Herrera.
Características del Monasterio de El Escorial:
- Planta en forma de parrilla, en honor a San Lorenzo, mártir que fue quemado en una parrilla. La fecha de su festividad coincidía con la victoria de Felipe II en la batalla de San Quintín.
- Estructura geométrica y simétrica, con volúmenes matemáticos bien definidos.
- Fachadas sobrias, sin adornos innecesarios.
- Torres coronadas con pirámides y bolas, como único elemento decorativo.
El Estilo Herreriano marcó el final del Renacimiento en España y dio paso a la arquitectura más austera y monumental del siglo XVII.
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