06 Jul

El Barroco Francés: La Consolidación del Estilo Luis XIV

El Barroco Francés, consolidado durante el reinado de Luis XIV, marcó un hito fundamental en la historia del diseño. El estilo Luis XIV es reconocido como el origen del interiorismo como proyecto, siendo el primer estilo que organizó de manera sistemática la fórmula decorativa de un espacio. A diferencia del estilo Luis XIII, donde el mobiliario no se ubicaba con una planificación precisa, generando un cierto desorden, el estilo Luis XIV introdujo una disposición intencionada y armónica.

Estamos, por tanto, ante el nacimiento del interiorismo decorativo. Comienza a establecerse una relación íntima entre el proyecto de interiorismo y las artes decorativas, donde cada elemento se diseña específicamente para un espacio. Se logra un gran equilibrio espacial que integra las artes decorativas como parte esencial del proyecto. Las tapicerías y las alfombras, por ejemplo, se concebían con medidas, ornamentación y alegorías específicas para cada ambiente, generando así un proyecto integral y coherente.

El Impulso Político-Económico de las Artes Decorativas

La Francia de Luis XIII, bajo el gran apoyo de María de Médici, ya había sentado las bases para este desarrollo. Un tapiz o un mueble no era un mero capricho ornamental, sino una fórmula de desarrollo económico gestada desde el Estado. El auge de las artes decorativas fue impulsado directamente por la empresa estatal, revelando una clara intención político-económica que impactó profundamente en la producción artística y artesanal.

El Concepto del ‘Decorador’ y su Evolución

Todo este contexto propició la presencia de la figura del ‘decorador’. El concepto de decorador ha evolucionado a lo largo de la historia; por ejemplo, en la Edad Media era quien realizaba las chimeneas, y en los siglos XVI y XVII, artistas como Romanelli, quien pintó la cúpula de un palacio, eran denominados decoradores. Sin embargo, es en este período cuando el concepto se vuelve más científico, al relacionarse directamente con el espacio interior, marcando así el principio de la decoración tal como la conocemos.

Aunque los franceses no fueron los inventores de la decoración, su enfoque de incluir las artes decorativas como parte integral del proyecto espacial generó un concepto que perdura hasta nuestros días. El interiorismo comenzó a establecer pautas significativas en la historia del arte. A partir del Barroco Francés, el interiorismo y las artes decorativas dejaron de ser disciplinas inexistentes para convertirse en la fórmula de la industria y un pilar fundamental para las monarquías.

Intereses Económicos y la Separación de las Academias

El desarrollo del estilo Luis XIV estuvo impulsado por significativos intereses económicos. Surgieron nuevas figuras, como el coleccionista de mobiliario, reflejo de una sociedad con un estatus social en constante cambio. En este sector, la separación de las academias también jugó un papel crucial. Si bien la influencia de las academias, como una auténtica tiranía, fue brutal en el Renacimiento (donde la arquitectura y la academia romana marcaban las pautas), en Francia, la academia agrupaba inicialmente arquitectura, pintura y escultura.

No obstante, en el siglo XVII, las academias se separaron: la arquitectura siguió un camino independiente de la pintura y la escultura. Esto marcó el inicio de la separación de la figura del arquitecto como interiorista, ya que el arquitecto tradicionalmente no se encargaba de los interiores. En el siglo XVIII, esta ruptura entre arquitectura y ornamento se acentuó. En el siglo XIX, el ornamento pasó a ser dominio de la industria, pero a principios del siglo XX, los arquitectos comenzaron a reincorporar el diseño y la arquitectura de interiores como una forma paralela. Los arquitectos volvieron a diseñar sus interiores y a participar en el diseño de sus muebles, reconduciendo estas disciplinas al ámbito de la arquitectura y del proyecto espacial, algo que se había perdido debido a la industrialización y a la separación de las academias.

Periodos Clave del Estilo Luis XIV

El estilo Luis XIV se divide en tres periodos principales:

1. Regencia de Ana de Austria (1643-1661) y Mazarino (1643-1654)

Este período, que ya se había abordado ligeramente en el contexto de Luis XIII, es una fase de transición entre ambos reinados. Representa la consolidación de la Manufactura del Louvre, cuyo origen fundacional a mediados del siglo XVII ya estaba firmemente establecido. En esta etapa, ya se observan marqueterías coloristas y el uso de maderas exóticas provenientes de Oriente, lo que confería a las piezas una personalidad clara y definida, ya vinculada con la identidad francesa.

  • Mazarino: Hombre de gustos muy elevados, introdujo en Francia una serie de conceptos innovadores. Fue un gran consumidor de artes decorativas y de lujo, sentando las bases para el esplendor futuro.
  • Ana de Austria: Fue una importante mecenas, cuya fuerza política y social superó incluso su mecenazgo. Convocó a artistas como Romanelli, impulsó la construcción de grandes espacios y galerías, y eliminó la idea de habitaciones sin ventanas, introduciendo tapices y el estilo barroco clasicista romano. Transformó completamente el Palacio de Luxemburgo con columnas, grandes cúpulas y amplios espacios. Romanelli fue maestro de Louis Le Vau y Charles Le Brun, quienes posteriormente trabajarían en Versalles. En este momento, toda la infraestructura de artes decorativas dependía de la Galería del Louvre, donde se producían piezas de gran calidad.

2. Periodo de Versalles (1663-1700)

Este periodo, que comienza en 1663 con el inicio de la construcción del palacio, es cuando el estilo Luis XIV se crea y define plenamente. Con la edificación del Palacio de Versalles, se generó un nuevo concepto de interiorismo centrado en la figura del monarca.

Todo el concepto Luis XIV se basó en una antigua teoría de Cortona, conocida como el Sistema Planetario. Cortona ya había aplicado esta teoría en el Palacio Colonna y el Palacio Pitti, y su planteamiento, que también guarda relación con El Príncipe de Maquiavelo, sostenía que el monarca o habitante de un palacio debía ser el eje de toda la iconografía del espacio. Esta teoría fue introducida en Francia paralelamente a la Academia Francesa y por Romanelli.

El Sistema Planetario se convirtió en el eje de la planta y la ornamentación del espacio: todo se creaba en torno a la figura del monarca, desde el logotipo y las estatuas hasta las alegorías, todo diseñado para Luis XIV. En las plantas, el Sistema Planetario se manifestaba con un espacio inicial llamado el Salón de la Escalera, que introducía una escalera de interiores dentro del espacio. Todos estos salones estaban ornamentados con productos de la manufactura real y conducían a la última habitación, la Gran Galería, un espacio inmenso (en España, conocida como la Sala de la Virtud del Príncipe, presente en el Palacio del Buen Retiro). La escala de estos espacios estaba diseñada para que el visitante se sintiera insignificante, ensalzando así al monarca.

El Sistema Planetario era un conjunto estético-político-social diseñado para ensalzar al monarca, y este juego del interiorismo estaba pensado para glorificar la política y la economía. Versalles incorporó las artes decorativas de una manera que Cortona nunca había imaginado. Todo esto se aplicó paralelamente a la monarquía absoluta, culminando en el Palacio de Versalles.

Para satisfacer la demanda de artes decorativas en Versalles, la Galería del Louvre resultó insuficiente, lo que llevó a la fundación de la Manufactura de los Gobelinos en 1663. Los productos del segundo y tercer periodo de Luis XIV ya no provenían de la Galería del Louvre, que se fusionó con otras manufacturas para formar Gobelinos.

Este segundo periodo tuvo una influencia capital de las academias. La Academia Real de Arquitectura Francesa, fundada en 1648, generó un lenguaje clásico académico, propio de los príncipes cultos. El lenguaje religioso no se consideraba culto; la gente erudita seguía las tradiciones estéticas clásicas, incluyendo la iconografía olímpica. Por ello, la decoración se realizaba en torno a motivos mitológicos, y en el Palacio de Versalles encontramos representaciones de Júpiter y Apolo (símbolo de luz y conocimiento). Toda esta profunda filosofía del lenguaje clasicista impregna estos palacios. Luis XIV adoptó la academia, el lenguaje mitológico y un cierto ‘lenguaje renacentista’, desvinculándose del tema religioso. Este giro estético fue monumental, generando un lenguaje palatino y erudito. Fue el gran periodo del estilo Luis XIV, donde se produjeron las mejores piezas, un periodo tremendamente enriquecedor. El estilo Luis XIV se entendía como el estilo de la grandiosidad.

3. Tercer Periodo: Depresión Real (1700-1715)

Este periodo culmina con la muerte de Luis XIV en 1715. Luis XIV reinó durante muchísimos años, enfrentando periodos muy conflictivos. A partir de 1700, comenzó a experimentar una serie de problemas políticos y personales que lo llevaron a una crisis económica. También se involucró en varias guerras, como la Guerra de Sucesión Española, que se planteó tras la muerte de Carlos II, quien decidió heredar el trono a un nieto de Luis XIV. Estas guerras debilitaron la fuerza internacional y la economía de Francia.

Por otro lado, Luis XIV, ya viudo de María Teresa de Austria, entró en una especie de depresión, de ahí el nombre de este tercer periodo. Había generado una vida tan centrada en su persona que el propio monarca se sintió agobiado. Él mismo comenzó a sentirse incómodo con lo que había sido la casa de su gloria. Además, Versalles era inhabitable: grande, frío y desmesurado. Las teorías de Cortona estaban muy lejos de la habitabilidad y el confort. De hecho, en el siglo XVIII, cuando se decidió reformar Versalles, se le llamó la humanización de Versalles, introduciendo madera y bajando los techos, entre otras mejoras.

Luis XIV había soñado con tener una familia numerosa, pero en 15 años, casi toda su descendencia murió, a excepción de su bisnieto, el futuro Luis XV, y su nieto Felipe V, rey de España. Esta serie de tragedias personales, acentuadas por los problemas económicos y las guerras, provocó que el estilo Luis XIV languideciera. El estilo se suavizó considerablemente, reflejando esta situación política, económica y social. Afectó al diseño, ya que toda la fuerza y el énfasis clasicista que lo caracterizaban se perdieron.

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