24 Jun

*Autonomismo y federalismo:-Responden a la idea de descentralizar, difundir y desconcentrar el poder con el fin de dar reconocimiento a las particulares entidades sociales y salvaguardar las libertades de los ciudadanos (aproximación a los centros de decisión y mayor participación política de los ciudadanos).
– Difieren por:a)Su origen:
El federalismo supone la integración en un Estado complejo de entidades estatales preexistentes que, mediante un acto de soberanía, renuncian a la independencia y al pleno ejercicio de sus competencias estatales transfiriendo a aquélla de éstas a una entidad superior de nueva creación -la Federación-, conservando un poder originario de mando, la categoría de Estado y el poder constituyente.
La autonomía supone la creación, en el seno de un Estado unitario, de entidades políticas nuevas, dotadas de poderes normativos y de autoorganización, pero carentes de poder originario de mando y de poder constituyente.b)Su naturaleza:
– En
el federalismo el poder originario radica en los Estados.
– En
las autonomías dicho poder radica en el Estado no en las entidades autónomas (su poder es derivado).c)Su finalidad inmediata:
El federalismo busca la integración política mediante la creación de una unidad superior hasta entonces inexistente.
La autonomía busca limitar el poder del Estado unitario preexistente en aras de la personalidad de los entes autónomos por la vía de una descentralización política.d)Sus fórmulas organizativas:
– El federalismo supone un Estado complejo.
– En las autonomías los entes autónomos no alcanzan la categoría de Estados, carecen de poder originario de mando, de poder constituyente y de participación en la formación de la voluntad del Estado.
Consecuencias de la diferencia entre federalismo y autonomía:
-El federalismo es siempre una manifestación del principio de autodeterminación. La autonomía no.
-El federalismo supone el mantenimiento de la entidad estatal de los entes federados. La autonomía no.
-La intervención del Estado será más rápida, fácil y expedita en los sistemas autónomos que en los federales.
No diferencia al Estado federado del ente autonómico la expansión de competencias y facultades para ejercerlas.
Si el federalismo nace desde arriba los resultados no suelen ser muy positivos. Es muy distinto componer una estructura unitaria que tiene siglos de existencia que favorecer la integración de entidades estatales diversas que tienen la voluntad de constituir una entidad política nueva a través de esa integración voluntaria.
Por otra parte, en el plano práctico, lo que no diferencia al Estado Federal de la Comunidad Autónoma es la expansión de las competencias y de las correlativas facultades para ejercer aquéllas. Un ente autónomo puede tener facultades y competencias más amplias, mayor libertad de movimientos y mayor grado de autogobierno que un Estado federal y puede registrar un menor grado de intervención por el poder central. Si comparamos la distribución de competencias en los Estados federales iberoamericanos y en España, queda evidente esta afirmación.
*
Nacionalismo y autonomismo
Problemas que plantea el nacionalismo:1El de las relaciones entre el nacionalismo y las reivindicaciones de autogobierno.2l de las propias contradicciones internas del nacionalismo.3a cuestión idiomática.
1. La tesis de que sólo el nacionalismo es soporte político adecuado para la reivindicación y para la realidad autonómica es insostenible (vgr. se han dado reivindicaciones de republicanos autonomistas).
El nacionalismo, por definición, se ve obligado a basar la reivindicación autonómica -o la federal- en el ejercicio del derecho de autodeterminación inherente a los entes nacionales. Por ello, el nacionalismo es incompatible con la autonomía (entraña un poder otorgado por el Estado). La autonomía es incompatible también con el principio de las nacionalidades porque unos poderes que son ejercidos en el seno de un conjunto, en le cual se halla englobado el ente autonómico.
El contrate es menor con el federalismo. Pero el federalismo desde arriba no es aceptable para un nacionalista (dicho federalismo niega por propia naturaleza el principio de autodeterminación).
En estas circunstancias, la reivindicación del estatuto autonómico tiene su razón de ser en conquistar una parcela suficiente de poder sobre el cual hacer posible en posteriores desarrollos una política nacionalista de más amplios vuelos. El estatuto sería un mero primer paso.
2. Las contradicciones:
-Sus aspiraciones y su propia dinámica interna arrastran al movimiento nacionalista en dirección a la reivindicación independentista pero esta cuestión es resistida por la mayoría de los propios seguidores del nacionalismo político (no la desean o la ven inviable).
-La teoría política de nuestros nacionalistas parte de la idea de nacionalidad como afirmación legitimada sobre la doctrina del hecho diferencial simbolizado pro la lengua.
3. Sobre el supuesto justo del reconocimiento oficial de estas lenguas allí donde existan, podría producirse una reacción negativa, ya que el nacionalismo ve en los poderes autonómicos el instrumento que le permita cubrir el vacío cultural que una clase dirigente y una burguesía casi castellanizada han abierto. Pero la cooficialidad estricta debe implicar la renuncia por parte del nacionalismo al uso de los poderes autonómicos como instrumento de afirmación y difusión de la lengua como medio de presión política.
El problema de idioma se convierte aún más espinoso en aquellas regiones que tienen similitudes idiomáticas con otras.
El término “nacionalidades”, decía el profesor Jesús Fueyo en el año 1978 que “Una nacionalidad es la postulación de principio de voluntad de constituirse en nación. Es una nación en potencia, una nación en devenir. Por tanto, todas las restricciones constitucionales que se impongan a las nacionalidades reconocidas como tales son meras defensas técnicas incapaces de detener la incontenible marea histórica (…)”. Sin duda, estas afirmaciones son propias de la época y de la ideología del autor. La prueba es que han pasado 25 años y España no se ha fragmentado.




Consecuencias de la diferencia entre federalismo y autonomía:
-El federalismo es siempre una manifestación del principio de autodeterminación. La autonomía no.-El federalismo supone el mantenimiento de la entidad estatal de los entes federados. La autonomía no.-La intervención del Estado será más rápida, fácil y expedita en los sistemas autónomos que en los federales.;No diferencia al Estado federado del ente autonómico la expansión de competencias y facultades para ejercerlas.Si el federalismo nace desde arriba los resultados no suelen ser muy positivos. Es muy distinto componer una estructura unitaria que tiene siglos de existencia que favorecer la integración de entidades estatales diversas que tienen la voluntad de constituir una entidad política nueva a través de esa integración voluntaria.;Por otra parte, en el plano práctico, lo que no diferencia al Estado Federal de la Comunidad Autónoma es la expansión de las competencias y de las correlativas facultades para ejercer aquéllas. Un ente autónomo puede tener facultades y competencias más amplias, mayor libertad de movimientos y mayor grado de autogobierno que un Estado federal y puede registrar un menor grado de intervención por el poder central. Si comparamos la distribución de competencias en los Estados federales iberoamericanos y en España, queda evidente esta afirmación.
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Nacionalismo y autonomismo
Problemas que plantea el nacionalismo:1El de las relaciones entre el nacionalismo y las reivindicaciones de autogobierno.2l de las propias contradicciones internas del nacionalismo.3a cuestión idiomática.;1. La tesis de que sólo el nacionalismo es soporte político adecuado para la reivindicación y para la realidad autonómica es insostenible.El nacionalismo, por definición, se ve obligado a basar la reivindicación autonómica en el ejercicio del derecho de autodeterminación inherente a los entes nacionales.Por ello, el nacionalismo es incompatible con la autonomía.La autonomía es incompatible también con el principio de las nacionalidades porque unos poderes que son ejercidos en el seno de un conjunto,en le cual se halla englobado el ente autonómico.
El contrate es menor con el federalismo. Pero el federalismo desde arriba no es aceptable para un nacionalista.
En estas circunstancias, la reivindicación del estatuto autonómico tiene su razón de ser en conquistar una parcela suficiente de poder sobre el cual hacer posible en posteriores desarrollos una política nacionalista de más amplios vuelos. El estatuto sería un mero primer paso.
2. Las contradicciones:
-Sus aspiraciones y su propia dinámica interna arrastran al movimiento nacionalista en dirección a la reivindicación independentista pero esta cuestión es resistida por la mayoría de los propios seguidores del nacionalismo político.
-La teoría política de nuestros nacionalistas parte de la idea de nacionalidad como afirmación legitimada sobre la doctrina del hecho diferencial simbolizado pro la lengua.
3. Sobre el supuesto justo del reconocimiento oficial de estas lenguas allí donde existan, podría producirse una reacción negativa, ya que el nacionalismo ve en los poderes autonómicos el instrumento que le permita cubrir el vacío cultural que una clase dirigente y una burguesía casi castellanizada han abierto. Pero la cooficialidad estricta debe implicar la renuncia por parte del nacionalismo al uso de los poderes autonómicos como instrumento de afirmación y difusión de la lengua como medio de presión política.
El problema de idioma se convierte aún más espinoso en aquellas regiones que tienen similitudes idiomáticas con otras.
El término “nacionalidades”, decía el profesor Jesús Fueyo en el año 1978 que “Una nacionalidad es la postulación de principio de voluntad de constituirse en nación. Es una nación en potencia, una nación en devenir. Por tanto, todas las restricciones constitucionales que se impongan a las nacionalidades reconocidas como tales son meras defensas técnicas incapaces de detener la incontenible marea histórica (…)”. Sin duda, estas afirmaciones son propias de la época y de la ideología del autor. La prueba es que han pasado 25 años y España no se ha fragmentado.

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