06 Ene

La Catedral de Notre Dame es una de las obras de arte gótico más destacables de toda Francia, y símbolo ineludible de su capital. Su fachada, de orientación Oeste, mira hacia la plaza Notre Dame, que alberga el punto cero desde el que se cuentan todas las distancias del país.

            El arte gótico es un estilo que se desarrolló en Europa occidental desde mediados del siglo XII hasta la implantación del Renacimiento. Se trata de un amplio período artístico, que surge en el norte de Francia y se expande por todo Occidente y que coincide en el tiempo con la plenitud y la crisis de la Edad Media.             Frente a las pequeñas y oscuras iglesias rurales del románico, el gótico eleva prodigiosas catedrales llenas de luz, desarrolla una importante arquitectura civil e independiza a las otras artes plásticas (pintura y escultura)
De su subordinación al soporte arquitectónico.                                                                                               No obstante, hay también muchos elementos de continuidad: el predominio de la inspiración religiosa en el arte sigue siendo indiscutido, el monasterio como institución apenas varía excepto en detalles formales y de adaptación a nuevos requerimientos, la misma planta de las iglesias sigue siendo predominantemente la cruz latina con cabecera en ábside orientada al este, aunque se complique o varíe (plantas basilicales, colocación del transepto en el centro, complicación de naves, capillas y girolas).

A nivel arquitectónico, el estilo gótico nació en torno a 1140 en Francia, siendo considerada como el primer monumento de este movimiento la basílica de la abadía real de Saint-Denis o San Dionisio (edificada por el abad Suger, consejero de Luis VII de Francia).                                                                                                 


Este arte se ha definido durante mucho tiempo exclusivamente por la utilización de uno de sus elementos, el arco apuntado, al que suele llamarse ojival, del que se deriva la bóveda de crucería que permite desplazar los empujes a contrafuertes externos, que se alejan aún más de los muros mediante el uso de arbotantes. Eso permitió la construcción de edificios mucho más amplios y elevados, y el predominio de los vanos sobre los muros. Los elementos sustentantes (pilares de complicado diseño) quedan mucho más estilizados.

En la escultura gótica las tallas en piedra continúan usándose para la decoración de la arquitectura, además de cumplir la función evangelizadora. Evolucionó desde un estilo alargado y rígido, aún en parte románico, hacia un sentimiento espacial y naturalista a finales del siglo XII y principios del siglo XIII.                            La catedral de Bamberg tiene el más amplio conjunto de escultura del siglo XIII, culminando en 1240 con el Caballero de Bamberg, la primera estatua ecuestre en el arte occidental desde el siglo VI, y que se cree que retrataba a Conrado II.

Un estilo de pintura que pueda llamarse «gótico» no apareció hasta alrededor de 1200, o casi 50 años después del comienzo de la arquitectura y la escultura góticas. La transición del románico al gótico es muy imprecisa y no hay un claro corte, pero mientras en el románico las representaciones figurativas son simplificadas e idealizadas, en el gótico se tiende a aumentar el realismo y naturalismo, aproximándose a la imitación a la naturaleza, incluyendo la representación de paisajes.         


En el gótico se tendió a aproximar la representación de los personajes religiosos (los santos, los ángeles, la Virgen María, Cristo) en un plano más humano que divino, dejándoles demostrar emociones, rompiendo el hieratismo y formalismo románico.                                                                                                                     También hay lentos avances en el uso de la perspectiva y de otras cuestiones técnicas en pintura en cuanto al tratamiento de los soportes (que permiten la mayor difusión de un arte mobiliar), los pigmentos y los aglutinantes. La pintura durante el periodo gótico, se practicaba en cuatro técnicas principales:

  • Frescos. La pintura mural o frescos siguieron usándose como el principal medio para la narración pictórica en las paredes.
  • Vidrieras. Las vidrieras fueron el arte preferido hasta el siglo XV.
  • Pintura sobre tabla. Comenzaron en Italia en el siglo XIII y se extendieron por toda Europa, de manera que para el siglo XV se había convertido en la forma predominante, suplantando incluso a las vidrieras.
    • Miniaturas. Los manuscritos iluminados representaron la más completa documentación de la pintura gótica, documentando la existencia de una serie de estilos en lugares donde no han sobrevivido otras obras monumentales.

                La pintura al óleo sobre lienzo no se hizo popular hasta los siglos XV y XVI y fue el punto de partida del arte renacentista.

La fachada de la Catedral de Notre Dame de París, obra en la que intervinieron varios arquitectos, entre ellos, Pierre de Montreuil, está realizada en piedra, hormigón y vidrio y se podría dividir en  tres calles y tres cuerpos. Se encuentra flanqueada y rematada por dos torres.                                                                                    La verticalidad de las torres se equilibra con la horizontalidad de las bandas y galerías decoradas. El vano predomina sobre el muro.                                                                                                                                  Es del prototipo de las francesas y está dividida en tres puertas por el exterior, con lo que parece que tiene tres naves en vez de las cinco que presenta. Su ornamentación está perfectamente adaptada al marco arquitectónico y cubre el tímpano, las arquivoltas, jambas, dintel y parteluz.

En el primer nivel de la fachada aparece la  Portada que sigue siendo el lugar preferente para colocar la escultura con una intención didáctica. Los dos portales laterales de la fachada, de proporciones asombrosas, fueron consagrados a la Virgen María y a su madre, Santa Ana. Entre ellos, el Portal del Juicio Final domina la visión con esculturas que representan la resurrección de los muertos, un ángel que coloca en una balanza pecados y virtudes, y criaturas malditas que llevan las almas pecadoras rumbo al averno.          Encima de la Portada, sobre los arcos apuntados se disponen las imágenes de los reyes de Francia, como esculturas incorporadas plenamente al edificio.

En el segundo nivel, aparece un rosetón y ventanas a ambos lados con decoración en tracería. Las nuevas técnicas constructivas permiten rasgar el muro y abrir ventanales. El edificio gana en luminosidad.


En el tercer nivel una arquería formada por arcos apuntados entrelazados y muy estilizados que da ritmo y movimiento a la fachada. Por último, en las torres se abren unos vanos alargados y estrechos que acentúan la verticalidad del edificio.

Es heredera de las iglesias románicas del siglo XI  y su más directo precedente es La Catedral de Notre Dame de Laon en la región de Picardía al norte de Francia, considerada un ejemplo de transición del Románico al Gótico.                                                                                                                                                         Notre Dame de París  sirvió de modelo para muchas catedrales góticas posteriores francesas como la Catedral de Notre Dame en Amiens en Somme, la catedral de Reims en Marne.                                          Ya en el S. XIX tuvo su influencia en diversas construcciones del estilo Neogótico.

Como conclusión podemos decir que la Catedral de Notre Dame va a marcar las pautas del Arte Gótico, y más en concreto del modelo francés, que va a tener su repercusión en muchos modelos de Catedrales Góticas europeas.

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