01 Ene


El ámbito montañoso

El ambiente montañoso ocupa el sector oeste de nuestro país.  Sin tener en cuenta su diversidad geológica y morfológica, la mayor superficie forma parte de la gran cordillera de los Andes, que es uno de los macizos más destacables de nuestro planeta.  Porque «Andes» es, en realidad, una denominación global aplicada a un conjunto de altas montañas y mesetas incluidas, debido a que la masa andina durante su elevación ejerció una enorme presión sobre las estructuras vecinas más antiguas, dislocándolas e incorporándolas a su estructura. También reascendieron otras estructuras antiguas como la precordillera de La Rioja, San Juan y Mendoza, y las Sierras Pampeanas.


Las Sierras Subandinas

Las sierras Subandinas son montañas relativamente jóvenes, alargadas y bajas, de alrededor de 2.500 metros de altura sobre el nivel del mar; con un sentido norte-sur. Los ríos y las abundantes precipitaciones erosionan sus cumbres dándoles formas agudas.

Además este encadenamiento es erosionado por los abundantes cursos de agua que descienden de la Cordillera Oriental y se unen en el Bermejo o en el Pasaje Juramento, formando las puertas, valles angostos y transversales, que comunican el noroeste con la llanura Chaqueña.

Los pliegues del terreno con sinuosidad orientada hacia el interior de la tierra, se denominan anticlinales: y muchos de ellos en este sistema, son alargados y se continúan en el subsuelo profundo de la llanura Chaqueña.

Estos cordones montañosos además actúan como barreras naturales para los vientos provenientes del Océano Atlántico, por lo que podría decirse que la ladera oriental es más rica en vegetación.

Esta área montañosa, también es notable por sus yacimientos de minerales (especialmente hierro) y por los hidrocarburos (petróleo y gas), en gran parte explotados.

La Cordillera Oriental

Esta cordillera situada al este de la Puna, presenta dos encadenamientos montañosos muy importantes, con un rumbo norte-sur, separados por quebradas y valles.

Estos son el oriental y el occidental; este último es el más elevado, alcanzando unos 6.200 sobre el nivel del mar y cuyas cumbres poseen nieves eternas.

Además, una gran masa de escombros denominados “argayos”, es lo que cubre a las laderas de las montañas. Estos tienen su origen en la gran amplitud térmica diaria, consecuencia del clima árido, provocando la rotura de las rocas. Mientras que las escasas precipitaciones estivales, producen grandes aluviones de barro y rocas, acumulándose posteriormente al pie de las sierras formando conos de deyección.

Por otra parte, en este paisaje encontramos los valles, originados por los hundimientos tectónicos, que luego fueron rellenados por sedimentos aportados por los ríos. Estos son amplios y de pendiente muy suave, constituyéndose en los principales centros económicos de la región, como por ejemplo San Salvador de Jujuy, y Lerma.

Las quebradas, es otra forma que se divisa en el paisaje en este sector de nuestro país. Consisten en valles angostos y alargados, surcados además por ríos que descienden del borde de la Puna, tal es el caso de la Quebrada de Humahuaca (con una longitud de 170 kilómetros), la de Santa María- Guachipas al sur, y al Quebrada del Toro.

Por otra parte,  la historia geológica de la Cordillera Oriental se expone en las laderas de los cerros ofreciendo una extraordinaria sucesión de colores vivos y contrastes, como ser la de los cerros Siete Colores y Paleta de Pintor; debido a procesos internos y externos muy complejos, como deslizamientos de capas sedimentarias y erosión pluvial.

La Puna

Es una prolongación de la Puna de Atacama en Chile y del altiplano boliviano. Es una estructura muy antigua que fue elevada por los movimientos andinos. Su relieve se caracteriza por presentar una serie de mesetas con una altura aproximada de 3.000 a 3.500 metros sobre el nivel del mar.

Un gran número de volcanes de significante altura, se presentan en el borde occidental, pero la mayoría de ellos actualmente están en inactividad, como ser Socompa, Llullaillaco, Azufre. 

En este ambiente, el clima esta íntimamente relacionado con el relieve, por lo que la cordillera Oriental y sus elevadas cadenas montañosas, actúan como barreras orográficas, impidiendo por lo tanto, el paso de la humedad hacia el oeste, determinando así la aridez característica de las zonas altas de la Puna.

En su interior, esta formada por numerosas cuencas donde confluyen los cursos de agua de poco caudal, los cuales es originada por las escasas precipitaciones o bien por los deshielos de la zona. En esta zona encontramos salinas y salares, las cuales se forman porque los arroyos transportan gran cantidad de sales en disolución (cloruro de sodio y bórax, provenientes del lavado de rocas volcánicas y finalmente acumulándose en el fondo de depresiones). Por ejemplo, Salar de Cauchari, Salinas Grandes, Laguna de los Pozuelos, Salinas del Rincón, Salar de Pocitos o Quirón, Salar de Hombre Muerto, entre otros.

Sin embargo para consumo humano, se utiliza el agua de lluvia o deshielo que se acumula en las vegas, es decir en humedales de zonas bajas.

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